jueves, 16 de septiembre de 2021

Dante

 El pasado 14 de septiembre se cumplieron 700 años de la muerte de Dante. Diría Dante Alighieri, pero con Dante no hace falta: su nombre es suficiente. Como Galileo y Miguel Ángel.

El caso es que el aniversario ha pasado sin pena ni gloria. Más aún, diría que completamente inadvertido. Y no me extraña, visto el fasto que hicimos con Cervantes.

Lo más triste es que Dante, su Comedia que tras su muerte se calificó como Divina, es una cumbre de la humanidad. No sólo de la literatura italiana.

Hace unos años escribí un artículo sobre los siete petrecoles que había que leer. El segundo era la Divina Comedia, así que invito a quien quiera a leer la glosa que allí hice. Sigo suscribiendo cada palabra que escribí entonces.

La Divina Comedia es un libro maravilloso. Hace muchos años que lo leí, y lo sigo teniendo entre los mejores de los mejores. Insisto en que se lea en verso, y se ha de leer despacio, con mucho tiempo: a mí su lectura me llevó años. También es recomendable la suficiente experiencia de la vida; en mi caso, lo leí durante la treintena. No es un libro, creo, para la juventud: hay que haber pecado mucho, antes, para captar la grandeza del cielo.

En fin. Supongo que no la leerán, ¿verdad?

Ustedes se lo pierden. La obra es uno de los máximos logros de la humanidad, y el martes se cumplieron 700 años de la muerte de su autor.

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