domingo, 9 de marzo de 2014

NCAA: Medir lo inmensurable



Marzo, en los USA, es el mes de la locura de Marzo. Perogrullada, salvo por el hecho de que, realmente, hay algo que se denomina "la locura de marzo". Sí, es la fase final del campeonato de baloncesto universitario de la NCAA. Sé que otros años, para estas fechas, escribía algún artículo sobre cómo funciona el campeonato; hoy voy a contar cómo se eligen a los equipos que juegan esta fase final.

Conté en alguna ocasión que la NCAA se divide en tres divisiones; la buena es la I, y está integrada por unas 340 universidades. Las divisiones, a su vez se dividen en "conferencias", más o menos con criterios regionales, pero no sólo, de hecho no es infrecuente que las universidades se den de baja en una conferencia y se inscriban en otra. El caso es que hay 32 conferencias, y fuera de éstas aún queda un puñado de universidades "independientes", que no están en ninguna conferencia.

Hasta aquí. Las universidades compiten dentro de su conferencia en un formato de liga, y una serie de partidos complementarios los juegan contra equipos de otras conferencias; normalmente, por razones de rivalidades asentadas, pero no necetsariamente. Hay muchos intereses, en el baloncesto universitario. Y un dato curioso, unos equipos juegan más partidos que otros.

La fase final la juegan 68 equipos, que disputarán eliminatorias a partido único. De las 32 conferencias, sólo una de ella, la "Liga de la Hiedra" (Harvard, Yale, Princeton,...) manda directamente a su campeón, este año Harvard; las otras 31, una vez terminadas sus ligas, juegan (de hecho, es lo que están jugando esta primera quincena de marzo) el torneo de la conferencia. A partido único, por supuesto, y con sistema de cabezas de serie según las clasificaciones de la temporada de liga. Y el campeón de ese torneo es el que pasa al torneo final de la NCAA.

Vale, ya hay 32 equipos. Quedan 36 por elegir. Y esto es lo que quería contarles hoy, cómo se eligen a esos 36 equipos.

Primero: a esos 36 equipos los elige la NCAA. Imaginen que en España la liga de fútbol se disputara por autonomías. Como es de imaginar, el Barcelona arrasaría en la catalana. Pero cuando se juegue la eliminatoria de Cataluña, quizá el Barça tiene una mala noche y el Figueras le elimina. ¿Va a privarse el campeonato final de España del Barcelona? No, se le incluye en los que que van por invitación. Por cierto que recuerdo que, hace años, el Barcelona estaba jugando una mala liga y cerca ya del final estaba fuera de los puestos de la UEFA; pues bien, el presidente de entonces, Nuñez, hizo unas declaraciones en las que abogaba porque la UEFA hiciera una excepción con ellos y les permitiera jugar en Europa por invitación especial. Al final no fue necesario porque el Barça ganó el último pàrtido y se clasificó in extremis, pero para mí el ridículo ya estaba hecho.

Y si hubiera ganado el Barça, como era de esperar, ¿qué habría sido del Figueras? Pues me temo que no lo habrían invitado. Y la NCAA funciona de una manera similar. Los equipos con mucho pedigree, salvo que hagan una temporada nefasta, irán al torneo, bien porque ganan su conferencia, bien porque se les invita. Y los equipos sin historial, sólo si ganan su campeonato o juegan una temporada asombrosa.

Por ejemplo, Wichita State. Juega en una conferencia de potencia media, la del valle del Misuri. Pero este año ha sido increíble y ha acabado con 33-0. Ha ganado todos sus partidos. WSU va al torneo seguro, porque irá si gana el torneo de su conferencia (MVC), y si lo pierde recibirá una invitación, descarado. Pero si gana el torneo, ninguna otra uniersidad de la conferencia será invitada y MVC sólo tendrá un representante. En cambio, las conferencias más fuertes (las denominadas "6 principales") reciben casi todas las invitaciones. Normal. Lo curioso es cómo se decide a quién invitar. Se invita a los 36 mejores, sí, pero teniendo en cuenta que los equipos apenas juegan entre sí, ¿cómo se sabe quienes son los mejores?

Pues para determinarlo, han creado lo que denominan el índice RPI. Este índice computa el porcentaje de victorias de un equipo, más el porcentaje de victorias de los rivales de ese equipo, de manera que pesa más ganar a un Barcelona que a un Español. Pero también incluye el porcentaje de victorias ¡de los rivales de los rivales! Porque, claro, hay que medir también a los rivales para medir el esfuerzo hecho con los rivales.

Estos dos porcentajes, de los rivales y de los rivales de los rivales, conforman lo que llaman "la dureza del calendario". Y con esto en la mano, se puede criticar a Wichita State porque no ha tenido un calendario tan duro como Florida, por ejemplo, y eso explica que WSU, con un 33-0, figure por debajo de Florida con un 29-2.

Hay otros índices, que algunos analistas usan, y que nos parecen lógicos: cuentan también el margen de puntos en las victorias. Pero esto tiene un problema: las apuestas. Es inconfesable pero innegable que los márgenes de puntos, a veces, están manipulados por las apuestas, por lo que el RPI olvida este aspecto y así evita tentaciones.

El sistema es discutible, porque a las conferencias pequeñas, con poca dureza del calendario, les va a costar salir; no enfrentándose a equipos grandes, sumarán pocos puntos. Pero es el que es.

En fin, yo sólo quería hablar sobre este detalle tan poco comentado de la NCAA; lo verdaderamente importante, es que estamos en marzo y los equipos se están enfrentado en eliminatorias a partido único hasta la victoria final. 

Espectáculo y pasión, no hay torneo como éste. Lástima de cobertura televisiva.


Randy Newman- I Iove L.A.

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