Cada último domingo de marzo, la misma historia: cambiamos la hora. Y también el último domingo de octubre, aunque hasta hace no tantos años lo hacíamos el último domingo de septiembre. A unos no nos molesta este cambio, a otros parece ser que sí; y, si me preguntaran a mí, yo les diría que me quedaría todo el año con el horario de verano.
Como siempre, cada cambio de hora viene acompañado en prensa de artículos que explican que esto es para ahorrar energía, etc. etc. etc. Esto, ustedes lo saben, se explica dos veces al año todos los años, por la sencilla razón de que nadie advierte este beneficio. La explicación nunca convence a nadie, y casi todo el mundo piensa que es una ridiculez o una engañifa.
En Estados Unidos se empezó a aplicar el cambio de hora en 1918, pero tenían sus motivos: estaban inmersos en la I Guerra Mundial y querían ahorrar todo lo posible para dedicarlo al esfuerzo bélico... y al acabar la guerra, se revocó la orden del cambio horario.
Pero luego llegó la II Guerra Mundial, y se volvió a aplicar la medida; se le llamó "horario de guerra", e iba de febrero a septiembre. Al acabar la guerra, se volvió al "horario de paz" y el gobierno de Washington dejó el tema... y se empezaron a ocupar los estados. ¿Imaginan ustedes cómo sería el horario en España, si cada autonomía pudiera establecer el suyo? Pues allí pasó algo parecido, por lo que en 1966 el gobierno federal decidió uniformizar los horarios... dejando, eso sí, libertad a cada estado a sumarse o no al cambio de hora.
¿Y qué paso? Pues que cambiaron casi todos los estados. No todos: Hawai no lo hizo, porque está al sur del Trópico de Cáncer, y no lo necesita, el sol sale y se pone prácticamente siempre a la misma hora. Lo mismo pasó en Puerto Rico y los territorios del Pacífico, como Guam.
Y Arizona. Arizona tampoco cambia la hora, por la sencilla razón de que "ya tienen suficiente sol", y el calor durante el día es tal que no consideran un beneficio para la población estar al sol el máximo posible. Aunque (y esto no me pregunten porqué) sí se cambia la hora en una zona de Arizona que es autónoma: el territorio navajo. Se supone que la razón es porque parte de este territorio entra en Utah y parte en Nuevo Méjico, pero como la mayor parte está en Arizona, digo yo que bien podrían haberlo hecho al revés. En fin.
Luego está el caso de Alaska. Alaska hace el cambio de hora, pero una medida prevista para nuestras latitudes, la verdad es que allí tiene poco efecto y poco beneficio; de momento, están mirando lo de abolir el cambio.
Y argumentos parecidos se esgrimen en otros estados, como Florida. Y en algunos condados de algunos estados, y en algunos estados algunos años... Digamos, en general, que el cambio de hora es una medida cada vez más contestada. Incluso, he leído muchos artículos que lo que propugnan es... copiar el horario español. Lo ven como el más lógico del mundo, que me aspen.
Y ya ven. Aquí, nosotros, con nuestros cambios de hora, y allí, ellos, con los suyos... o no. Solo que allí se lo plantean el segundo domingo de marzo y el primer domingo de noviembre. Hay pocas cosas más arbitrarias, ¿verdad?
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