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martes, 16 de agosto de 2016

Tragacete y el rigor de la Wikipedia



 
Es agosto, hace calor y me voy unos días a recorrer la serranía de Cuenca. Una de las noches dormiré en Tragacete y, como salgo en un par de horas, se me ha ocurrido consultar qué dice la wikipedia sobre Tragacete. En mi opinión, no dice gran cosa; creo que dice más sobre el que escribió el artículo y sobre el rigor que a veces tiene la wikipedia. Espero que esto no dure, que el hombre recapacite o  que a quien corresponda la revisión se dé cuenta y lo corrija. 

A lo que voy, esto es lo que me ha aparecido:

No sé, quizá el tipo tenía un mal día y cualquier cosa que le dijeran le sentaría mal, porque lo de la educación parece fruto de un encontronazo con alguien allí, más que un estudio serio y riguroso sobre el nivel de cultura de la población.

En fin, voy para allá. Si ustedes tienen ocasión en algún momento, hagan lo mismo. Sólo por la Ciudad Encantada, vale la pena el viaje. Y el resto también. Yo, en que vuelva, publico todo lo que tengo en el tintero, que el calor de Barcelona en agosto me tiene aplatanado y entregado a la molicie.

Es agosto: conduzcan con precaución.




Puturrú de fuá - No te olvides la toalla cuando vayas a la playa

domingo, 5 de junio de 2016

Blogs del pasado




Hará unos cinco años, yo solía leer unos blogs muy buenos. Me gustaban lo que escribían, y escribían a menudo. Poco a poco me dí cuenta de que yo también quería escribir un blog. Y me puse a ello.

Con los años he ido cambiando de idea respecto a lo que es un blog. Cosa curiosa, he acabado pensando que es mejor que no me lea nadie. Que me lea quien quiera, claro (¡faltaría más!), pero como todo el mundo está allí, calladitos en su rincón, no me molestan. En realidad, sólo tengo dos lectores que quiero tener: yo mismo y mis hijos. Yo mismo, porque es muy entretenido leer lo que escribí muchos meses antes. Hay entradas vergonzantes, por supuesto, pero también tengo algunas entradas que me salieron redondas. Y pienso que hay más de éstas que de ésas, aunque quede feo que sea yo quien lo diga.

Y mi segundo lector son mis hijos, ya lo he explicado alguna vez. Dentro de 20 años esto de los blogs habrá desaparecido, pero yo me voy imprimiendo en libros las entradas, y los libros sí seguirán dentro de 20 años. Así que si alguna vez mis hijos tienen interés en saber qué pensaba yo entonces, no tendrán más que leer los artículos.

En definitiva, escribir sin interés en que me lean me proporciona libertad en cuanto me quita presión: no tengo que gustarle a nadie. No tengo porqué tener razón ni acertar en los pronósticos. No tengo que ser el más listo ni descubrir cosas que nadie sabía. Es mi blog y de nadie más, porque no lo comparto con nadie. Ni con los lectores, que también es un compartir.

Pero yo no soy Umbral, yo no quería hablar de mi libro. Yo quería hablar de los blogs que leía antes. Y es que ya no los leo. Porque ya no los publican. Porque alguno sobrevive, pero publica un artículo cada seis meses.Yo entiendo a los blogueros. Una vez pasada la excitación inicial, escribir un blog es muy sacrificado. Como cualquier trabajo, dirán. Pero la mayoría de los blogs no los escriben profesionales en el ejercicio de sus deberes, sino particulares como usted y como yo, y escriben por afición. 

Aparte, los grandes artículos están muy currados. Me gusta leer uno sobre Rusia, www.rusadas.com, y se nota que hay muchas horas detrás de cada artículo. Que puede que en muchos casos la información no sea original, que ya esté en internet, pero si usted no accede a ella es como si no existiera. Quiero decir, si existe una página rusa que explica qué pasó en realidad con "el cadáver" de Hitler y nadie la lee, si un tipo lo hace y explica en su blog lo que cuenta que pasó, por lo que a usted respecta este segundo tipo es el que le ha dado a usted la información, ¿no?

Todo esto me hace pensar que los blogs van a desaparecer. Blogs en su sentido pleno, no las columnas de opinión de los periodistas, que no sé porqué las llaman blog. Que un blog es más que una colección de artículos: es un proyecto personal de llevar un cuaderno de bitácora a la vista de todo el mundo. Y al igual que ya no se llevan los diarios (los cuadernos de diarios, sobre los que uno, décadas después, basa sus "Memorias"), los blogs se dejarán de llevar.

En fin, pocos blogs de los buenos pasan de los diez años con un ritmo que supere al vegetativo. Y yo llevo cinco, ya que hablamos de ello.

El caso es que me parece que la Web es más pobre sin los buenos blogs. Wikipedia aparte, creo que es el verdadero contenido de calidad.  Para mí, son los que hacen que merezca la pena conectarse y navegar. Y están desapareciendo. Como los rinocerontes.





José Antonio Labordeta - Quién te cerrará los ojos

viernes, 22 de enero de 2016

Viquipedia


Hace unos días leí un artículo de Carlos Salas sobre la Wikipedia. Enumeraba algunos puntos débiles que tienen, y uno de ellos era que la wikipedia en catalán es, en muchos artículos, un panfleto partidista sin ningún rigor. Consulté el artículo sobre "el proceso", y es verdad: no es un artículo de una enciclopedia. Salvo de la Enciclopedia Catalana, claro. Pero es que a ésa hay que echarle de comer aparte.

A propósito, la wikipedia es también un perfecto ejemplo del complejo de inferioridad de los catalanistas. la wikipedia se llama Wikipedia en inglés y en español. También en alemán, en francés y en italiano, por citar algunos idiomas con prestigio y desacomplejados. Pero en catalán no: se llama Viquipedia. Porque para ellos, Wikipedia es la wikipedia en español. Y ellos quieren ser no españoles, y si para ello han de ser unos imbéciles mamarrachos, pues lo son.

El caso es que el otro día, por razones profesionales, tuve que buscar información sobre Almenar. Es un pueblo de Lérida cercano a la provincia de Huesca, nada importante en Cataluña. Y se me ocurrió consultar la wikipedia. En español no dice casi nada, la ubicación, algunos datos y poco más, tampoco es que el pueblo merezca mucho mármol. Sí figuraba la referencia (con vínvulo) a la batalla de Almenar, en una imagen de apoyo. En inglés figuraba aún menos información: en realidad, sólo el vínculo a la entrada sobre la batalla de Almenar. 

Y, por supuesto, también existe la entrada en catalán. ¡Madre mía! La verdad, datos sobre el pueblo aportaba quizá menos que la entrada en español, pero tenía un capítulo sobre Historia, en la que hacía un resumen de la mentada batalla de Almenar. El resumen, hay que decirlo, no parece muy imparcial, pero es de esperar: fue una batalla durante la guerra de Sucesión en la que las tropas del Austria vencieron a las del Borbón. Suficiente para que los catalanistas la consideren "la madre de todas las batallas".

Pero lo significativo viene después del resumen de la batalla. Traduzco lo que dice (en algún momento, en exceso literal):

... segunda ocupación de Madrid ocurrida el 21 de septiembre de 1710.

Durante la guerra civil española (1936-1939) y, sobre todo, a partir de la derrota de la Batalla del Ebro que abrió el paso a la ocupación de las tropas encabezadas por Francisco Franco de Cataluña, ésta fue castigada con la abolición del Estatuto de Autonomía y sus proyectos, que no se restablecerán hasta la muerte del dictador Francisco Franco.

Este conflicto bélico significó un aumento de la represión económica, política y social, llegando a ser la causa de la huida de los ciudadanos a causa del miedo a sufrir los efectos bélicos, tanto políticos como de cariz económico. Además, la pesadilla no se acababa aquí, muchos de los exiliados acabaron en campos de concentración nazis y la mayoría no volvieron. En el caso de Lérida, de los 313 ilerdenses a los que afectó, murieron 169, 8 de los cuales eran de Almenar.
(sigue a continuación un capítulo sobre la demografía de Almenar).

¿A santo de qué viene lo de la guerra civil? Y descrita además de una manera tan parcial...

Insisto en una idea que repito a menudo: esto tendrá consecuencias. Caray, ningún catalán inteligente acudirá a la wikipedia en catalán si busca información rigurosa, pero los que la consulten, por fuerza, van a tener una visión deformada de la realidad. ¿Es esta la manera de formar una sociedad boyante? Si son incapaces de mirar el mundo a la cara, tal cual es. Si necesitan rodearlo de mentiras y tergiversaciones para justificar sus complejos paranoicos Si pretenden hacer proselitismo incluso en los sitios y momentos en los que no toca...

Y oigan, ahora intenten entenderme: yo tengo que convivir con ellos y ver cómo mis hijos han de integrarse en esta sociedad. Yo no puedo soltar un bufido, exclamar jopé qué burros y seguir leyendo las páginas deportivas. Yo.. lo único que puedo hacer es esperar que mis hijos desarrollen el criterio suficiente para percibir la manipulación que les rodea.

El tiempo dirá qué pasa.




Elvis Presley - Suspicious minds

martes, 29 de septiembre de 2015

200 canciones




Hace hoy cuatro años que inicié este blog. Hace cuatro años había blogs por todas partes, todo el mundo tenía, y yo solía seguir unos cuantos. Unos, de técnicos del ramo; otros, de frikis y listorros que viven en Rusia y se enteran allí de cosas inimaginables. Y también, pocos, de periodistas. Los periodistas siguen aún con sus blogs, pero son diferentes a los de los demás: son, diría, de usar y tirar, el interés pasa rápido (de hecho, lo suyo no debería llamarse blog: el periodista escribe artículos y los publica, eso es todo; lo de "blog" es para parecer más moderno, si se le hubiera llamado "columna" no habría pasado nada). Por su parte, los frikis y listorros siguen ahí, pero cada vez escriben menos. Y los profesionales, y lo lamento, han dejado sus blogs por twitter y facebook; un día fui al museo que había abierto un friki, y su blog tenía una última entrada de hace años, le pregunté porqué había abandonado el blog, y me dijo que es que los blogs son del pasado, ahora es twitter. Yo me quedé bastante chafado, la verdad, porque ni tengo twitter ni facebook ni ganas, y porque además me gusta escribir en mi blog.

¿Son los blogs un formato anticuado? Depende. Surgieron antes que las redes sociales, y permitían comunicarse con los demás; la alternativa, tener una página web, no es bien una alternativa, ¿no creen?

Cuando aparecieron las redes sociales, diseñadas con el objetivo de comunicarse, estaba claro que quien buscaba eso debía abandonar su blog.

Aparte, hay algunos que su interés es "estar ahí". Abrieron su blog porque creyeron que tenían que hacerlo, abrieron cuenta en twitter por lo mismo, y es lógico que esos blogs se vayan abandonando. Es una pena, porque los había muy interesantes, con artículos muy trabajados, que gustaba leer. Pero entiendo que un buen blog es muy desagradecido, porque requiere mucho trabajo. Un twitt, en cambio, sabemos que lo monta cualquier desorejado en quince segundos.

El caso es que yo no considero que los blogs sean cosa del pasado; lo que sí pienso es que se ha de ser conscientes que son eso, cuadernos de bitácora. Yo, por lo menos, así interpreto el mío. Aunque lo cierto es que mis motivos para escribirlo no son los del principio.

Cuando empecé a escribir, sólo quería aprender; eran pruebas, por si aquello me gustaba. Y resulta que sí, que me gustó, y continué escribiendo. En aquella época, lo confieso, miraba las visitas que recibía. Más tarde, las visitas trajeron insultos: dejé de leer comentarios; de hecho, ni los quería. Poco a poco, descubrí que en realidad tampoco quería que me leyeran. No me importaba, pero no era lo que buscaba. Lo que me gustaba era leerme yo. Leer ahora lo que escribí hace uno, dos, tres años. Y, sobre todo, la satisfacción que me daba saber que, en el futuro, mis hijos o mis nietos también podrán leerme. Ya no seré sólo una foto, un recuerdo, una anécdota; a través del blog, podrán saber lo que pienso, lo que va ocurriendo a mi alrededor, cómo cambia el mundo. O, al menos, es lo que intento; soy ingeniero y no tengo mucho tiempo libre, así que comprenderán que la pluma no es lo mío.

Lo mejor fue que un día descubrí que podía encuadernar mis artículos en formato libro. Lo hice, y me pareció fantástico; más, cuando pienso que los libros sobrevivirán al internet que conocemos ahora, como lo han hecho a las cintas de cassette, así que el libro es el formato ideal para que mis nietos me puedan leer.

Y ya ven: este artículo cierra el tercer libro, que espero que "me regalen" estas navidades. El artículo de mañana no lo editaré, porque no va a aportar ideas: va a ser, ¡sorpresa! el listado de las 200 canciones que he ido incluyendo en mis últimos artículos, cada canción con su hipervínculo. Si recuerdan, acompaño cada artículo con un enlace a youtube (algunos, como el primero, iban a vídeos que se han borrado y no sé cuál es, ¡qué le voy a hacer!). Ignoro si ustedes suelen pinchar en los enlaces o no, si les gusta la música que les propongo o no; no me importa, insisto. Me va a gustar a mí, tener un recopilatorio de canciones y/o versiones que me gustan, y permitirán a mis hijos saber qué música me gustaba a mí. O no, pero esto tampoco lo sabré (y tampoco me importa, la verdad).

En fin. Han pasado cuatro años, y aún tengo pendientes artículos que empecé en aquel momento; confío en publicarlos algún día. Lo importante es que tengo todavía algunas cosas que quiero decir, y que me está gustando hacerlo. Si ustedes quieren, yo aquí seguiré.

¡Hasta el próximo artículo!





Abba - On and on and on

martes, 14 de julio de 2015

Farenheit 451



Hay dos maneras de comer en un restaurante. Uno puede llegar, sentarse, pedir la carta, elegir unos platos y comérselos. O bien uno puede llegar, sentarse, y cuando viene el camarero le dice "Pierre, ¿qué nos recomiendas?" (en mi juventud frecuentaba un restaurante en el que el maitre se llama Jean Francois y el camarero Pierre; tanto me daría Elías o Isidro). Ahí Pierre nos recomienda unos cogolitos con roquefort y unos medallones de solomillo con salsa de setas, por ejemplo. ¿Y vino? Claro que sí, también nos recomienda un vino. Y nos advierte que de postre tienen profiteroles de nata con chocolate caliente, para que vayamos reservando sitio.

Hasta hace unos años, también así se podían comprar los discos. Uno podía ir a Linacero, Cara2 o 33rpm, y hablar con el vendedor. Le explicabas qué te gusta, qué buscas, qué has oído, o el vendedor te anunciaba algo nuevo, te proponía. Solían tener unos platos, le podías pedir que te pusiera el disco y lo oías... También podías ir, sacar un papel que dijera "El último plástico de los Chunguitos", enseñarlo, pagar e irte. Pero las tiendas ofrecían la posibilidad de que comprar un disco fuera algo placentero. O ni siquiera comprar, el hecho de ir ya gustaba. Las recuerdo en mi juventud, siempre llenas.

Unos años después de los CD apareció el top-manta y las tiendas de discos empezaron su declive. Luego, entre los años 2000 y 2005 más o menos, el negocio de la música cambió. Entre los MP3 e internet se cargaron el sistema tradicional. Todos recordarán a las discográficas y a los cantantes quejándose que se estaban cargando la música y a las discográficas, que de seguir así no habría canciones... Pero nadie avisó que antes desaparecerían las tiendas de discos. Estamos en 2015, los cantantes siguen ahí, muchas compañías siguen ahí; quizá no era para tanto. Pero ahora, si alguien quisiera comprarse un disco, tendrá que ir al Corte Inglés, a la FNAC o al Carrefour. Y en esos sitios es como sentarse y pedir el menú del día. Hoy en día apenas se venden discos en España. Los grandes, los poderosos, no dudo que lo estén pasando "mal". Los pequeños, el comerciante del barrio, aquellos a los que la venta de música no les hizo millonarios,... imaginen ustedes. Esos hace años que desaparecieron.

Algo parecido pasa en la industria del cine (aún queda algún videoclub por ahí). Pero hay otro sector en el que el sistema tradicional se resiste como gato panza arriba; por el título del artículo, muchos ya saben que hablaré de él.

El libro.

Las ventas de libros en España nunca han sido espectaculares. A igualdad de puestos en listas de ventas, el escritor siempre cobra mucho menos que el músico. Algunos viven desahogados y tienen barco y todo, pero son los menos (aparte del innegable hecho de que hace falta mucho más talento para vivir de las letras que de las notas). Pues bien, con el libro pasará como con la música: primero cerrarán los libreros y tendremos que comprar en la FNAC y esos sitios.

Hablo con la librera de mi barrio. Me cuenta que paga 2.500 euros al mes por el alquiler del local. Estuve casi una hora de cháchara, y en ese tiempo sólo entró un julai despistado. ¿Ventas? ¿Qué ventas? Acaba de salir el último de "Grey" e imagino que venderá unos quince, es una librería de barrio. No tienen ayudante, no podría pagarle, y hace cuatro años que no cierra por vacaciones; doy fe. Está desesperada. 20 años allí, toda su vida como quien dice, y va cada día pensando cuánto aguantará. Me cuenta que mucha gente le pide información sobre libros, los hojea... y le dice que gracias, que se los bajarán de internet.

Yo hay cosas que me callo. No le cuento (bien lo sabe ella) que mi familia, que quizás le compraba 50 libros al año, ya apenas le compra. Y no le cuento que leemos el triple que antes. Por lo menos. ¿Cómo puede competir ella? Yo no quiero que mi librera desaparezca. No quiero depender de la FNAC para comprarme libros en papel.  Quiero que comprar un libro sea una experiencia placentera, que incluya frases amables, sensación de comunidad, algo de capazo incluso. Pero claro. Aparte de comprarle a ella los libros en papel que me compro, más no voy a hacer. Me temo que, con gran dolor de corazón, un día veré el LOCAL EN ALQUILER en la persiana de la librería. Y ese día, mi barrio estará más cerca de ser un barrio dormitorio y no un barrio vivo.

Porque ¿tiene alguna oportunidad? ¿O es un negocio que ha de desaparecer como la venta de carbón, la de hielo y tantos otros?

¿Y es así como tiene que ser?





The Doors - The end

domingo, 5 de abril de 2015

All along the watchtower (y II)



Les hablaba en la entrada anterior de la canción de Bob Dylan All along the watchtower. Pues resulta que chafardeando en youtube, buscando versiones, me topé con el vídeo colgado por Jess Greenberg.

Si usted es un varón heterosexual adulto, encontrará ese video, como cualquiera de los suyos... ¿cómo lo diría? Hipnótico, creo que ésa es la palabra. Si no lo es, creo que no lo mirará ni cinco segundos.

Parece ser que la chica, como tantos otros, decidió crear sus propios videos caseros interpretando versiones; es verdad que toca la guitarra y no canta del todo mal, pero no basta. Parece ser que tenía pocas visitas y que quiso más. Y que descubrió que no tapándose tanto, pues que.. Y de ahí a lo de ahora van, ¿se lo digo? millones de visitas, 578.738 likes en su página de Facebbok,... y dinero, claro. Porque ella quería visitas porque visitas son dinero, si no de qué.

El problema de esta mocita es que, la verdad, si no es por la imagen sus videos son bastante malos; si sólo se oyen son insufribles, y en cualquier caso a los pocos minutos los cerramos, de tortura que se hacen.  Así que, en mi opinión, esta chica no lo ha hecho bien. Para el imaginario colectivo esta moza son sólo dos tetas enormes y, somos así, le asociamos un cerebro de chorlito. Algún día, imagino, ella querrá reivindicarse, decir ¡ey, no soy sólo dos lolas!, pero no le valdrá de nada. No sé qué papel hará internet dentro de 20 años, pero no me extrañaría que quisiera trabajar en una oficina y se encuentre con que nadie la toma en serio, ni ellos ni ellas.

Por no hablar de cuando sea madre y quiera educar a sus hijos. ¿Les dirá que no todo vale? Lo más probable es que se arrepienta de lo que hizo e intente explicarles que hay otras maneras de mostrar la lozanía, pero es de idiotas hacer algo si crees que te vas a arrepentir.

¿Usted que opina? O, mejor dicho: si usted fuera su padre o su madre, ¿que le habría aconsejado? Yo le habría preguntado que qué quiere que piense la gente de ella y qué quiere que le mire, y que se vista en consecuencia. Ya sé, pobre pero honrada.

Pues eso.




Bob Dylan - All along the watchtower (versión de Jess Greenberg)

martes, 30 de diciembre de 2014

Lo que puede deparar el 2015



Cuando el 2014 ya está soltando sus últimas hojas, uno puede hacer dos cosas: mirar hacia atrás, hacia el 2014, o hacia delante, el 2015. También puede hacer una tercera cosa, no mirar, o incluso mirar hacia mucho más atrás o mucho más adelante, claro, pero plantearlo así me chafaría la entrada, así que fijamos todos que en efecto sólo se pueden hacer dos cosas. Y el caso es que ahora yo lo que voy a hacer es mirar hacia delante.

¿Qué me depara el 2015?

Es posible que la mejor manera de responder a esta pregunta es intentando imaginar cómo estaré al acabar el 2015 y compararlo con cómo estoy ahora.

La primera pregunta se llama Facebook. Hoy no tengo ningún perfil en Facebook: ¿qué les parece? Quizá tenga que decir sí, yo soy ése. ¿Por qué no tengo cuenta? Pues la razón es muy sencilla: no sé para qué la quiero. La verdad, Facebook no fue la primera red social; antes estaban Second Life y MySpace, creo recordar, y no me extrañaría que también otras que no recuerdo. ¿Tuenti, quizás? No sé, no soy un experto. Y no sé cómo están estas redes de "salud", pero no me extrañaría que estuvieran casi extintas: esto de las redes sociales me parece a mí como los bares de moda, y si tu bar no aporta nada especial y la gente sólo va porque "está de moda", cuando deje de estarlo dejará de ir.

Pues bien, cuando salieron las primeras redes yo no me apunté; no le ví el atractivo para mi estilo de vida. Luego llegó Facebook, con el punto fuerte (creo) de compartir fotos. Eso podría estar bien, pero alguien me explicó que Facebook es una red social, parece ser que exige interactuación por mi parte. Que no está pensada tan solo para que yo mire fotos que hacen los demás, creo que he de aportar algo a cambio.

Y así están las cosas. Le veo una ventaja, pero de momento no es una ventaja suficiente para vencer mi natural pereza. Quizá esto sea una de las cosas que cambien en el 2015, les tendré al corriente.

De Facebook saltamos a Twitter. Por supuesto, no tengo Twitter. No sé bien cómo funciona, pero les diré mi opinión: demasiadas personas se han arrepentido demasiadas veces de decir demasiadas burradas por twitter, y los políticos, además, se justifican diciendo que "son cosas que se dicen en Twitter, no hay que darles importancia". En otras palabras: no veo mucha inteligencia campando por Twitter. Ni mucha originalidad, si me permiten decirlo así. Además, me da la impresión de que si me abro una cuenta en Twitter (repito que no tengo ni idea de cómo funciona) es para escribir yo también mensajitos: ven el problema, ¿verdad?

Ejemplo: mientras venía hacia casa, se me ocurrió que si uno ata los perros con longanizas, los perros se comen las longanizas y uno continúa con el mismo problema de atar los perros, pero ahora no tiene longanizas. Ya ven, 161 caracteres: ¿demasiado elaborado para Twitter, o el problema soy yo?

Dudo mucho de que tenga cuenta en Twitter al acabar 2015.

El siguiente escalón es Linkedin. Recibo con cierta frecuencia solicitudes para enlazame con gente en Linkedin. Se supone que ésta es una red profesional y por ello debería interesarme más, pero... estamos en las mismas, solo que corregido y aumentado. Por lo que me han contado, el objeto último de la red es la promoción profesional con vistas a un cambio. Es el poder tener, llegado el momento de necesitarla, una mejor tarjeta de presentación, y esto se logra (se supone) teniendo un perfil activo, con muchos enlaces a muchos profesionales. Con un truco: estos profesionales han de avalarte, declarar que sí han trabajado contigo, que han hecho grandes cosas y que están muy contentos y admirados por tu desempeños. ¡Puf, esto no va conmigo! No tengo deseos de promoción personal, espero no verme en la tesitura de necesitar una tarjeta de presentación (ya me entienden), y no me gusta la idea de dar la vara a mis conocidos profesionales (con los cuales trabajé, pongamos, hace veinticinco años y no he vuelto a contactar), para que me piropeen - si se acuerdan-. Y, sobre todo, yo no me dedico a grandes obras. Lo que suelo hacer es a) muy poco vistoso, y b) sólo los muy entendidos lo entienden, los profanos no ven que haya ninguna dificultad en lo que hago.

Sin embargo, esto de Linkedin no se puede descartar tan rápidamente. Una cosa es que espero que no me vaya mal, y otra que no me prepare por si me va mal. Quizá lo pruebe, vaya. Aunque tengo otro problema: no me acuerdo de casi nada de lo que he calculado o proyectado. Los años no pasan en balde, y muchas obras no merecen que se las recuerde tanto tiempo.

En definitiva, con esto de Linkedin no cierro la puerta, al contrario: me lo estoy pensando.

Otra cosa que podría cambiar este año que empieza: mi teléfono móvil no tiene cámara de fotos. ¿Cómo se han quedado? Sí, sí, existen móviles sin cámara. Como el mío. Para las fotos utilizo una cámara de fotos. Pero si tenemos en cuenta que mi cámara de fotos está sujeta con papel celo (se me cayó un día y se rompió), y el flash lo levanto y lo sujeto con los dedos, es posible que jubile a mi vieja cámara, en cuyo caso necesitaría otra nueva. Ahora bien, si mi móvil tuviera una cámara incorporada y esta fuera decente, la cámara titular la necesitaría en muchas menos ocasiones: por ejemplo, no me la llevaría a las obras, que son situaciones de riesgo (en cierta ocasión se me cayó cuando yo estaba a no sé cuántos metros de altura, trepando con arnés por una escalera de 25 cm de ancho, y como el cierre del arnés me molestaba con la correa de la cámara, pues...).

Total, que por lo que vale una cámara de fotos puedo comprar de 2ª mano un teléfono con cámara de millones de megapixeles. Y así la gente no se reiría de mí.

Otra ventaja que incorporaría el cambio de móvil: Whatsapp, que digo yo que ya puestos, sería un smartphone, con android y todo eso. Leer el correo, también. No sé lo que me pierdo, porque no tengo, pero la gente le saca un partido extraordinario a su móvil, hacen muchas cosas. Y me cuentan en la familia que se envían fotos, y que yo no me entero porque vivo en el siglo XX. Claro, uno ve esos móviles enormes, de espectaculares fotos, y con el que podría entretenerme en el metro y cuando voy con la familia a los centros comerciales como todo el mundo, tecleando no tengo ni idea que paparruchadas o con los juegos, y... la curiosidad es una fuerza muy fuerte.

En fin, quién sabe. También terminé el 2014 con muchas ideas que quería contarles en este blog, y ya ven.

Moraleja: este 2015, a Dios rogando, sí, pero con el mazo dando.




Van Morrison - Have I told you lately
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viernes, 12 de diciembre de 2014

A propósito de la tasa Google



Hace años, durante un viaje a valencia con el director comercial de donde trabajaba, paramos en una cafetería para almorzar. Más o menos al mismo tiempo, paró un autocar con viajeros. Cuando fuimos a pagar (el director comercial se ofreció a pagar lo mío también; dado que yo era un técnico, ¡faltaría maś!), el camarero le dijo que no hacía falta (que iba por cuenta de la casa, vamos). El director comercial se quedo muy extrañado, y yo me eché a reir: "Te ha tomado por el conductor del autocar", le dije. Y es que hacía calor y él se había dejado la chaqueta en el coche, llevaba una camisa de color aszul claro y corbata oscura; entre eso, que la cara del director era la de un trabajador, y que habían entrado muchos pasajeros, la confusión estaba clara. Por supuesto, le explicó al camarero que no, que no era el conductor, y pagó lo nuestro. 

Lo que quiero decir es que el camarero había seguido una regla de oro de los bares de carretera: los conductores de autocares no pagan. Los lectores de este blog no necesitan que se les explique el por qué, pero los políticos de este país no se encuentran entre mis lectores. Lo prueba el que ellos, al conductor del autocar, le harían pagar el doble. Aducirían que la compañia de transporte se estaba lucrando con el transporte de viajeros, y un elemento atractivo del viaje era que se parase para ir al lavabo y tomar un café; por lo tanto, debía compartir su lucro y pasar por caja. Que nos gobiernen mentes tan preclaras explica muchas cosas, ¿verdad?

Estos días se habla de "la tasa Google". Mala cosa cuando se prepara una ley con un objetivo unipersonal tan claro que hasta da nombre coloquial a esa ley. Como saben, en Google hay una pestaña que pone "noticias", y las búsquedas que aparecen en esa pestaña son de noticias, no de textos cualesquiera. Por ejemplo, si usted busca "viento Cataluña" en el modo normal, encontrará multitud de páginas metereológicas, algunas noticias sobre recientes temporales, estudios científicos y los habituales setenta millones de entradas con las palabras viento y Cataluña; en cambio, en la pestaña noticias sólo tendría artículos de noticias sobre los recientes temporales. Si es lo que usted buscaba, le era más cómodo.

Bien, Google empezó creo que el año 2001, como un buscador pequeñito frente a gigantes como Yahoo, Altavista, Lycos, Terra y otros. Durante años no ganaron dinero, pero hicieron bien las cosas, y ahora ganan dinero, mucho dinero. También, por supuesto, Google ha mejorado enormemente la experiencia de navegar por internet (¡si yo les contara lo que era antes de Google!), pero eso a los legisladores no les importa: lo que les interesa es que Google está ganando dinero.

Por el otro lado, a los grandes periódicos les está yendo mal; los señores de Google, cuando salió internet supieron adaptarse, y estos señores no. Y ahora les va tan mal que buscan dinero como sea. Codician el dinero que gana Google, y consiguieron presionar/engañar/engatusar a los politicos, y han ido a por Google. El negocio de Google es como el de las compañías de transporte: les da igual quiénes son los viajeros o porqué viajan, a ellos sólo les interesa que viajen, y que lo hagan en sus autocares. Dado que la gente va a Google a buscar las noticias y Google la redirecciona a los medios y Google obtiene beneficios por ello (puesto que Google, más o menos, no hace otra cosa, y tienen miles de millones de beneficio anual, por algo obtendrá ese beneficio), pues los de los periódicos quieren que Google les pague.  Y de ahí la ley que establece la Tasa Google.

Como habríamos hecho ustedes y yo, Google ha dicho que muy bien, pero que ya no tiene ese servicio. Lo cierra. Que no es que lo cierre, es que no tendrá enlaces a medios españoles. Supongo que las pérdidas, descontado el ahorro por el no-pago de la tasa, será muy pequeño, o en cualquier caso asumible: es una cuestión de principios.

Así que los que creían que se iban a quedar el dinero de Google se van a quedar sin dinero, los de los periódicos se van a quedar sin gran parte del tráfico que recibían (antes, uno consultaba la misma noticia en seis medios, pues era muy cómodo; ahora, siendo necesario el navegar entre páginas, una vez uno encuentre lo que busca dejará de navegar), y los españoles tendremos un poco más incomódo el buscar noticias. Además, perdedores importantes van a ser los pequeños medios digitales y Ricardo Galli (Menéame), que imagino que en breve hará también algo parecido.

¿Ganadores? Como ven, en realidad no hay ninguno. Y reparto de dinero, tampoco.

Parece increíble que nuestros gobernantes, a los que se supone de derechas, hayan instaurado una medida tan de izquierdas. De izquierdas porque penaliza el beneficio obtenido con el esfuerzo personal (los de Google, lo que tienen se lo han trabajado, se lo digo yo; nadie les ha regalado nada) para darle el dinero a los que no se lo han ganado, y porque, convendrán conmigo, es una medida de lo más idiota. Cualquiera diría que lo ha hecho Zapatero.

Yo no soy fan de Google, de hecho no es el buscador que utilizo habitualmente, pero en esto, estoy con ellos.



La Bullonera - Venimos simplemente a trabajar

jueves, 27 de marzo de 2014

El rastreador de recuerdos



No es lo mismo que una información sea pública y que el público esté informado.

En internet hay mucha información disposible, información que se ha dado a conocer; sin embargo, cada hijo de vecinos apenas sabe de una fracción infinitesimal de ésta. Y no sólo información intrascendente, como las estadísticas de Michael Jordan en su año de novato; también información que sí le interesa (o debería).

Por ejemplo: usted tiene entendido que lo que se publica en internet es permanente, pero esto lo cree así porque nopuede borrar lo publicado. Infiere, en consecuencia, que no se puede borrar y que lo escrito, escrito queda.

No obstante, es posible que usted crea que no es así, que algunas cosas se pueden borrar. Artículos de blogs, los blogs mismos, los pueden borrar sus titulares. Lo mismo piensa que ocurre con las páginas web.

¿En qué quedamos: ¿se pueden borrar, o no se pueden borrar?

La pregunta, claro, oculta la pregunta trascendente: ¿lo que se escribe en internet es para siempre?

Rememore usted (si es pre-LOGSE) sus tiempos de escolar. Sin duda elaboró redacciones y trabajos; en aquellos años los profesores eran muy dados a que los alumnos se esforzaran en sus casas, investigaran, ampliaran sus conocimientos por sí mismos: una redacción sobre la vaca, sobre Lope de Vega o sobre la ruta de la seda, da igual. Seguro que escribió montones de trabajos.

¿Qué pasaba con esos trabajos? A menudo, los profesores los devolvían a los alumnos, y unos meses después iban a la papelera o a la caldera, lo que tocara. Y si el profesor se los quedaba, seguro que a final de curso alimentaban una hoguera. Claro que sí. Estos documentos habían sido públicos (a su manera), pero con una vida muy breve.

En cambio, ahora (y dentro de unos años, mucho más), a los alumnos se les piden trabajos informáticos. Que escriban en blogs, powerpoints, todo eso. Ya hay libros de texto a los que el alumno accede por la red, y "libros" de ejercicio que el chico rellena on-line. Y constantemente se alzan voces contra los libros y los cuadernos+ sobre papel, pidiendo que todo sea informático, telemático. Todo por internet.

El otro día, por ejemplo, accedí al proyecto final de carrera de un panoli (otro día hablaré de éste). Dudo que lo publicara él, seguramente su Universidad cuelga todos los PFC que se hacen, que ya saben cómo piensan en las Universidades, más páginas publicas, más listo eres.

Estoy convencido que, dentro de unos años, el panoli querrá que su lamentable proyecto desaparezca de la exposición pública. ¿Creen que podrá? Quizá consiga pedir a la universidad de turno que lo elimine de sus servidores, y quizá alguien de esa universidad acepte que publicar una birria no les hace más inteligentes, y lo borre. ¿Misión cumplida?

Así describe la wikipedia (en español) el proyecto Wayback Machine:

Wayback Machine es una base de datos que contiene réplicas de una gran cantidad de páginas de Internet, es decir que si por alguna razón algún sitio no está disponible momentáneamente se lo puede consultar vía "Wayback machine". Lo "curioso" de este proyecto es que también se puede consultar dicha página a través de la historia.
Wayback Machine funciona de una manera simple: basta teclear la dirección (URL) de una página web para ver cuál es la última copia que hay guardada en el archivo. Si queremos ver como era hace un tiempo una página en cuestión, entonces Wayback Machine nos pedirá en que fecha y en año queremos visitar la página. Ahora existe una nueva barra en la parte superior de la pantalla, que permite ver gráficamente esos momentos a lo largo del tiempo. La longitud de las barras del gráfico indica en qué meses se hicieron más copias.
Lo que hace este sitio para almacenar todo el contenido de la página web, es muy simple pero ingenioso: almacena todo el contenido html del código fuente y guarda así no las imágenes sino solo los códigos, por eso, cuando un servidor de imágenes elimina alguna imagen del sitio web que visitamos, esta no es reproducida, sino que se marca como un error 404]. En 2006 contenía hasta 2 petabytes de información y crecía en torno a 20 terabytes por mes.
Y, sí, se hacen copias de seguridad especiales.

Y, sí, existen otros sitios similares.

Si usted tiene un blog y no quiere que terceros se hagan copia sin su conocimiento, puede hacer que estos programas no archiven su blog. Consulte el manual de su editor, que le indicará cómo hacerlo. O mire en los foros, si no es usted tan viejo.

Creo que todos estamos de acuerdo en que una de las cosas que más valoramos es la intimidad. Hasta el punto de que tomamos una violación de nuestra intimidad como un menoscabo de nuestra dignidad como personas. Hasta la popularización de Internet, las comunicaciones que hacíamos eran, bien orales - y por lo tanto efímeras, y por lo tanto íntimas-, bien por carta. Y las cartas se consideraban parte de la intimidad, nadie leía una carta que fuera para otra persona. Aparte quedaba lo que se publicaba, que como su nombre indica, se quería manifestar públicamente: un libro, un artículo en un periódico, incluso una carta al director del mismo. Además, contábamos con que no era fácil acceder a la mayoría de lo que se hubiera publicado, con lo que la pérdida de nuestra intimidad sería, en general, limitada.

Con Internet todo esto cambia. Y con los buscadores, más aún. La información es fácil de buscar, tan fácil que incluso se busca por buscar. Todo esto, la verdad, no sería ningún problema si la persona que ha introducido la información realmente quería hacerla pública. Pero la mayoría de las veces no es así. Sin ir más lejos, a menudo un correo electrónico enviado a X ha sido reenviado a Y y Z porque X ha considerado que también debían saberlo. Y a menudo se ha transmitido información que no debía haberse transmitido; esto nos ha pasado a todos, y hemos estado en los tres lados del triángulo.

Pues con lo que se escribe en la red ocurre otro tanto, y más. En fin, piense usted si le gusta que así sean las cosas.

Hace algún tiempo, vaticiné que una profesión requerida en el futuro sería la de eliminador de rastros en Internet. Pensaba que habría gente que pagaría para que se borraran determinados datos de su pasado, y que habría personas que sabrían cómo hacerlo realmente. Pues ahora creo que, aunque no conozco todavía a ninguno, estoy seguro de que, haberlos, ya haylos.



Rolling In The Deep - A Capella Cover - Adele - Mike Tompkins - Beatbox

martes, 28 de enero de 2014

Twitter



El otro día, Arturo Pérez Reverte empezó su columna semanal con la frase "El otro día, en Twitter, un bobo escribió algo que me tiene caliente: «La cultura debe ser de acceso libre y gratuita»". Pérez Reverte, por lo demás una persona sin duda encantadora y con la que se disfrutaría de veladas y tertulias fascinantes, suele cargar las tintas (en formas y en ideas) como medio para recibir atención y que los demás mediten sobre lo que diga. Ya saben, por ejemplo uno grita: "¡Se está hundiendo!", aunque se sepa que, obviamente, no se está hundiendo, con el propósito de que el oyente ponga su atención en lo que podría estar hundiéndose y revise su estado. Este recurso, Pérez Reverte lo maneja con maestría y, en este caso concreto, responde a la bobada con el estilo al que nos tiene acostumbrados.

Bien. Yo no vengo a añadir nada a lo dicho por Reverte, sino que quería hablarles de una idea que me vino nada más leer la frase citada.

«La cultura debe ser de acceso libre y gratuita».

"Ya", pensé. "Por lo mismo, también los McDonalds deben ser de acceso libre y gratuito. Y la gasolina. Y la vecina del quinto, y la hermana del bobo, si la tiene. ¡No te fastidia!". Mi conclusión, desde luego, fue que menuda majadería había escrito el bobo ése. Y podría explicarles porqué es una majadería, pero no hace al caso. Porque sobre lo que yo en concreto reflexioné fue... sobre Twittter.

No tengo Twitter. Ni intención de tenerlo. Tampoco sé cómo funciona o para qué usarlo. Pero es que, desde luego, lo que veo no anima.

«La cultura debe ser de acceso libre y gratuita» es la clásica melonada del tipo
«Que paren el mundo, que yo me bajo», y similares. ¿Cuántas veces han oído - o incluso pronunciado- lo de que paren el mundo? Una frase que la primera vez que se dijo fue ocurrente, ingeniosa, aguda o inteligente, lo que ustedes quieran... pero sólo la primera vez. Tantas citas después, es una chorrada. ¿No se le ocurre
a usted nada mejor que decir? Pues no diga nada, por favor.

Entonces, si usted no es Ramón Gómez de la Serna, ¿qué hace con Twitter?  Salvo que usted sea un futbolista de primera división, «aquí, con la camiseta sudada tras el entrenamiento» no nos interesa a nadie. Y, la verdad, si usted es un futbolista de primera división, tampoco, salvo a la gente con un intelecto como el de los futbolistas de primera división.

Y luego están los políticos y similares, que suelen lanzar mensajes de los que inmediatamente se arrepienten (bueno, inmediatamente no, sino cuando descubren la tormenta mediática que se forma), y se excusan diciendo que "fue algo dicho en un calentón". Caray, si usted no es capaz de controlarse en un calentón, mi consejo es que no tenga Twitter. Porque hay cosas que sólo se pueden decir si acto seguido se escupe la cabeza de una gamba al suelo, se pone con estrépito el 2-4 que bloqueaba el dominó o se cantan las veinte en espadas. Y sin embargo, esta gente lo teclea y creo que sus seguidores reciben un mensaje con la frasecita de marras o algo así, y éstos lo reenvían a otros y todo eso, y la frase queda para siempre. Para siempre. ¿Algún usuario de Twitter cree que si sus mensajitos se archivaran y los leyera (todos) dentro de 20 años estaría orgulloso de ellos? De hecho, ¿alguien quiere que el conocimiento que tengamos de él sea a través de Twitter?

Sí, lo sé, soy un poco sociópata. Me dirán que las conversaciones banales también son importantes y las chorradas se han de proclamar urbi et orbe, y que yo no entiendo los tiempos modernos. Puede. Me dirán que las tormentas mediáticas se producen porque no se puede razonar una idea en 140 caracteres y que, de todas maneras, nadie lee nada que tenga más de 140 caracteres. Puede, pero en eso creo que se equivocan. Hay mucha gente que no lee nada más largo, eso se lo concedo, pero... ¿ésa es la gente con la que usted quiere comunicarse?

Miren, la verdad es que Pérez Reverte también tiene Twitter. Pero usted, ¿qué prefiere, leer sus artículos o sus mensajes?

Pues eso. Y como yo no soy ningún Pérez Reverte, pues no tengo Twitter. Con mi blog de andar por casa, ya tengo de sobra.



Szimfonik Liv3 - Korbucz Sonya - Mad World

jueves, 7 de noviembre de 2013

Xbox One, Halo y los ingenieros


Indianapolis, Indiana
De vuelta al este desde Chicago está Indiana. Sin embargo, mentalmente está al Oeste. Mucho más al oeste. El aire huele a maíz.

Hace no mucho, Microsoft anunció las características de su neva consola, Xbox One, que sustituía a la exitosa XBOX 360. La característica principal de la One es la práctica obligatoriedad de estar conectado a Internet, y casualmente esta característica era lo que atrajo la ira de los internautas, siempre tan dados a denigrar a los demás.

Por lo visto, y profundizando, la consola necesitaba estar conectada a Internet porque verificaría que el jugador era el propietario legal del juego, con lo que MIcrosoft sabría a) quién es el prpietario legal del juego, b) cuándo juega con su juego, y c) a qué juega y a qué no. Los internautas, por su parte, se quejaban de a) la obvia intromisión en la intimidad del jugador, b) la imposibilidad de prestar el juego sin restricciones (se podía, pero sólo de forma limitada, el juego había que devolverlo en unas semanas) por lo que, en la práctica, se acababa con el mercado de segunda mano, y c) imposibilitaba jugar a la consola si no se tenía conexión de banda ancha. No se podían llevar la consola a la playa ni a una choza en la más profunda selva, se quejaban.

A mí, la verdad, no me parecía un problema insalvable no poder jugar en una isla desierta. Será porque, si me voy a una isla desierta, no será para jugar a la XBOX, digo yo. Tampoco me molestaba, cuando me iba de vacaciones, no llevarme mi equipo de música estereofónico, altavoces incluidos, ni cargaba toda mi biblioteca en el maletero ni me llevaba mis cintas de vídeo y mis álbumes de fotos. 

Y lo de prestar el juego tampoco es un drama; dejando aparte que no presto juegos, también hasta ahora, si prestaba un libro o un disco (cuando se usaban) yo dejaba de tenerlo. Si tanto interés tengo en el juego, no lo voy a prestar. Y no podía oir música si no tenía corriente eléctrica, por ejemplo. En fin, comprendo a los internautas, porque en el caso de los discos o los libros no es el editor quien impone las restricciones a su traslado o a su préstamo, pero tampoco me parecía un drama lo de Microsoft, únicamente el signo de los tiempos, que por lo que se ve están cambiando.

De hecho, lo mejor de todo me parecía la posibilidad (parece ser que la XBOX 360 ya la tenía, yo de esto no entiendo) de no comprar físicamente el juego, y comprarlo "en la nube". Me parece un avance brutal. Adiós al soporte físico, a la necesidad de un motor girando, de un lector láser leyendo, de problemas de limpieza y rayas, de espacio ocupado en casa, etc. ¿Recuerda lo que escribí hace dos años al respecto? Caray, me habría encantado que mis libros y cassetes de hace porrón de años hubieran estado ya en un soporte no físico, mis cintas de vídeo que ya no puedo ver, todo. Supongo que aún lo tendría, si ya existiera internet, y auqnue seguramente ya nos leería ni los escucharía, lo habría agradecido muchas veces.

La verdad es que Internet es realmente un cambio de paradigma, algo comparable sólo a la invención de la imprenta, Pero no es de esto de lo que quería hablarles, siento haberme ido por las ramas. Verán, resulta que la opinión cuasiunánime de los internautas de antes es que, al final, la Xbox One sería sólo para jugar a Halo; para todo lo demás, la Playstation. Y yo me pregunté... ¿qué es eso de Halo?

Resulta que Halo es un exitoso juego en el que el jugador es una especie de supersoldado que se enfrenta, en este planeta o en otro, a pelotones de soldados enemigos en tiroteos incesantes tipo te mato o me matas. Bien, genial. ¡Ah, pero hay algo más! Resulta que, en ocasiones, el pelotón enemigo cuenta con UN INGENIERO. Y el resultado es que esos soldados son mucho más difíciles de matar, sus cascos y escudos antidisparos son tremendamente eficaces, gracias a su gran capacidad defensiva sus ataques son demoledores,... Por lo que tengo entendido, si el enemigo es otro supersoldado (que los enemigos también tienen categorías, en esto) y tiene un escudo además del escudo del ingeniero, que en ese caso le ha construido un superescudo, pues como que game over. Ninguna posibilidad.

Según me han explicado, la única manera de ganar a los enemigos que tienen un ingeniero es eliminando primero al ingeniero. Claro que los enemigos también lo saben, y además de esconder al ingeniero, se dedican a protegerlo con todo lo que tienen. Y como todavia está vivo el ingeniero, esa defensa es eficacísima. Por suerte, los grupos con ingeniero son raros, pero me han contado que también hay grupos... con varios ingenieros. 

Canastos, no he jugado nunca a Halo, pero ya me cae bien el juego. De hecho, ¿por qué diantres no lo enseñan en las escuelas?

martes, 10 de septiembre de 2013

Ahmir

AHMIR es un grupo de cuatro afroamericanos (ya sabe lo que quiero decir), que realizan versiones de canciones y las cuelgan en Youtube. Totalmente recomendables, la mayoría de ellas. ¡Lástima que los últimos dos minutos de sus vídeos sean de autopublicidad!

Mi favorita, de momento, es la versión de la canción de Demi Lovato "Give you heart a break", aunque el "Rumour has it" de Adele también se las trae, pero lo que hoy les sugiero es que pinchen en el enlace de abajo, lean la letra (está subtitulada, en inglés)... y sonrían. Sea de día o de noche, una sonrisa siempre está bien.


(por si quería saber la versión correcta que hace Ahmir de la canción, http://www.youtube.com/watch?v=lhUTmVVVXTc&list=RD02TYY5ge1ttlg).

miércoles, 13 de marzo de 2013

Si no va a mejorar las cosas, cállese


Cuando hay buena intención, se busca que la comunicación sea positiva para los dos. Cuando hay mala intención, el objetivo es que sea positiva para mí y negativa para ti.



Cuando interactuamos con una persona, podemos definir esta interactuación según el resultado obtenido: positivo si ha sido un intercambio positivo y negativo si ha sido negativo. Esquemáticamente, con un '+' y un '-'. Y las interactuaciones pueden ser, entonces, +/+, +/-, -/+ o -/-.

En una relación +/+, tanto el emisor como el receptor terminan con una sensación positiva: "¡Qué guapa estás hoy! / ¡Gracias!", por ejemplo, pero también "¿Has preparado los datos que te pedí? / Sí, aquí los tienes", y más claro aún si continúa "aquí los tienes / Gracias".

En una relación +/-, el emisor busca chafar al otro: "Eres un incompetente", "No me estás ayudando mucho" o "Tampoco veo que tú ayudes mucho".

En una relación -/+, el emisor queda con una sensación negativa a costa de que el receptor quede con sensación positiva: "No, de verdad que no me importa" sería un buen ejemplo.

Y, claramente, en una relación -/- ambas partes pierden: "No vales para nada / Pues tu mujer no opina lo mismo".

Vale que no es todo tan sencillo, que hay multitud de matices y que las tornas pueden cambiar; sirva como ejemplo el tipo de comunicación "trampa para osos". Que empieza con un -/+ "Hay que ver, estoy liadísimo y además me tengo que encargar del proyecto del nuevo prototipo XR-73", que es del corte -/+ porque el emisor busca que el receptor quede '+' a costa de uno: hay que ver qué bien estoy yo, relajado, mientras este infeliz está con el agua al cuello. El primero intenta que todo sea --/++ para que el receptor pique: "El proyecto del XR-73, va a a ser espectacular, pero es que me viene justo ahora… / No te preocupes, tengo tiempo y me encantaría echarte una mano". El receptor ofrece una solución +/+, echa una mano (su ego se alimenta), incluso puede que se le incorpore al atractivo proyecto XR-73, y el emisor queda '+' al saber que se le descarga su nivel de trabajo. Y entonces el emisor cierra su trampa: "Genial, te paso lo del proyecto KK-51, que por cierto, están buscando culpables y hay que entregar el informe mañana por la mañana". Ha conseguido convertir el conjunto en una interactuación +/-.

Personalmente, no me gustan las interactuaciones +/-: que uno busque chafar al otro, especialmente en aquellas situaciones en las que alguien interviene echando más leña al fuego, o cuando uno prolonga el +/- más de lo necesario, que ya está bien, que ya lo hemos entendido, que sí que tienes razón y que lo sentimos, que no es necesario que insistas, y, sobre todo, cuando uno clama pidiendo que a otro se le quite: "¿Porqué Juanito puede tal cosa y a mí no me dejas?", "¿Porqué le das tanto si a mí no?", etc.

Sin tanto rollo psicológico, los árabes lo expresaron mucho mejor en uno de sus proverbios: "No hables si lo que vayas a decir no es más bello que el silencio".  Si vas a provocar una reacción negativa en el otro, mejor no lo digas.

A veces, parece difícil conseguir una comunicación +/+; por ejemplo, al comunicar un problema. Pero se puede. Por supuesto, es el espíritu de la manida frase "no me cuentes problemas, dame soluciones"; pero incluso si el emisor que trae el problema no tiene la solución, tiene que aportar algo para convertirlo en positivo: "Tenemos un problema, estamos intentando resolverlo", o también con su actitud, que muestre que aunque hay un problema, no nos despreocupamos y estamos a disposición del otro para lo que considere conveniente. Un "Tenemos un problema", que empieza con un -/-, sigue con un "Y no sé cómo resolverlo" parece que gira a -/+, acaba con un +/+ si termina transmitiendo la voluntad de resolverlo: "díme qué puedo hacer", por ejemplo.

Todo esto lo suelto a cuenta de los comentarios que hace la gente en los blogs y artículos que permiten al lector opinar sobre lo escrito. Normalmente el autor inicial intenta siempre que la interactuación sea +/+: que el lector tenga una sensación positiva (se ha informado, ha conocido algo, ha reflexionado sobre algo); no busca sulfurarle ni hacerle quedar realmente como un estúpido. Claro que a veces parece que sí, pero es un recurso argumentativo para mantener su atención, conseguir que se interese  (siquiera por amor propio) y llegue al final, y que el resultado global sea positivo. Es lo mismo que cuando un padre reconviene a su hijo porque ha hecho algo mal y acto seguido le enseña a hacerlo bien; si el padre sabe comunicarse adecuadamente, consiguiendo que el hijo no se sienta reprendido sino enseñado, la comunicación ha sido +/+: no has sabido hacer la tarta o cambiar el enchufe, no pasa nada, yo te explico, lo hacemos juntos y verás que bien te sale, por ejemplo.

Pues bien, hay muchos comentarios que son +/-: el que comenta intenta que el autor (o si responde a otro comentario) se quede '-' y el comentarista quede a gusto y demostrada su superioridad sobre el otro. Superioridad que consigue dejándole '-' y que es tanto mayor cuanto más negativo es el regusto que deja.

(Llegados a este punto, por favor pinchen y lean este enlace:
http://blogs.lainformacion.com/zoomboomcrash/2012/02/26/tonterias-que-he-aprendido-como-bloguero/, del gran Carlos Sala, que por supuesto se expresa mucho mejor que yo).

Yo no entiendo a los que insultan. Quiero decir, si no te ha gustado lo que lees, dejas de leer y punto. A otra cosa, mariposa. ¿Qué necesidad hay de hacer un comentario +/-? Se pueden reformular las cosas para convertirlas en +/+; por ejemplo un simple "No estoy de acuerdo con usted" revela que, aunque no se está de acuerdo, se respeta la opinión original. Si se cree que el primero no sabe o se equivoca, un aleccionamiento cortés también termina siendo +/+: "La misma información puede encontrarse en… " o "También se trata este tema en…"; quizá el bloguero se quede chafado porque hubiese pretendido ser original, pero si el comentario se escribe en positivo, él también terminará captando que el comentarista trata de ayudar. En cambio, los insultos ¿qué buscan? El mismo insultador, consciente de que el insulto le retrata negativamente, emplea el anonimato, no lo hace a cara descubierta. Sabe que es algo de lo que se avergüenza.

Yo tuve también una entrada que recibió un montón de comentarios injuriosos por parte de miembros de un colectivo que se sintió ofendido. Estos miembros de ese colectivo, obviamente no supieron interpretar el texto (como si alguien que leyera esta entrada se sintiera ofendido como comentarista y decidiera escribir un comentario insultándome), y como en el artículo, en un momento dado, me referí a ellos de manera tangencial (citados como ejemplo por citar), respondieron con el insulto. Sin criticar el contenido, sin decir si su colectivo se ajustaba o no a lo que el ejemplo pretendía ilustrar, ni nada de nada. Sólo insultar por insultar, ya ven qué beneficio.

Y lo peor es que tampoco me sentí especialmente ofendido, porque no hay blog en internet que se precie que no tenga su ración de insultos: si a mejores articulistas que yo, mejores escritores, personas más documentadas y sabias, opiniones más razonadas y lógicas que las mías, si todos ellos reciben constantemente una ración de insultos que arrugaría a estibador portuario, ¿me voy a sentir yo ofendido por tener mi proporcional ración de panolis?

Dicho lo cual y volviendo al tema principal, por favor: en adelante, en todas sus interactuaciones con personas, intenten que la cosa sea +/+. Verán que son más felices.