Cuando hay buena intención, se busca que la comunicación sea positiva para los dos. Cuando hay mala intención, el objetivo es que sea positiva para mí y negativa para ti.
Cuando interactuamos con una persona, podemos definir esta interactuación según el resultado obtenido: positivo si ha sido un intercambio positivo y negativo si ha sido negativo. Esquemáticamente, con un '+' y un '-'. Y las interactuaciones pueden ser, entonces, +/+, +/-, -/+ o -/-.
En una relación +/+, tanto el emisor como el receptor terminan con una sensación positiva: "¡Qué guapa estás hoy! / ¡Gracias!", por ejemplo, pero también "¿Has preparado los datos que te pedí? / Sí, aquí los tienes", y más claro aún si continúa "aquí los tienes / Gracias".
En una relación +/-, el emisor busca chafar al otro: "Eres un incompetente", "No me estás ayudando mucho" o "Tampoco veo que tú ayudes mucho".
En una relación -/+, el emisor queda con una sensación negativa a costa de que el receptor quede con sensación positiva: "No, de verdad que no me importa" sería un buen ejemplo.
Y, claramente, en una relación -/- ambas partes pierden: "No vales para nada / Pues tu mujer no opina lo mismo".
Vale que no es todo tan sencillo, que hay multitud de matices y que las tornas pueden cambiar; sirva como ejemplo el tipo de comunicación "trampa para osos". Que empieza con un -/+ "Hay que ver, estoy liadísimo y además me tengo que encargar del proyecto del nuevo prototipo XR-73", que es del corte -/+ porque el emisor busca que el receptor quede '+' a costa de uno: hay que ver qué bien estoy yo, relajado, mientras este infeliz está con el agua al cuello. El primero intenta que todo sea --/++ para que el receptor pique: "El proyecto del XR-73, va a a ser espectacular, pero es que me viene justo ahora… / No te preocupes, tengo tiempo y me encantaría echarte una mano". El receptor ofrece una solución +/+, echa una mano (su ego se alimenta), incluso puede que se le incorpore al atractivo proyecto XR-73, y el emisor queda '+' al saber que se le descarga su nivel de trabajo. Y entonces el emisor cierra su trampa: "Genial, te paso lo del proyecto KK-51, que por cierto, están buscando culpables y hay que entregar el informe mañana por la mañana". Ha conseguido convertir el conjunto en una interactuación +/-.
Personalmente, no me gustan las interactuaciones +/-: que uno busque chafar al otro, especialmente en aquellas situaciones en las que alguien interviene echando más leña al fuego, o cuando uno prolonga el +/- más de lo necesario, que ya está bien, que ya lo hemos entendido, que sí que tienes razón y que lo sentimos, que no es necesario que insistas, y, sobre todo, cuando uno clama pidiendo que a otro se le quite: "¿Porqué Juanito puede tal cosa y a mí no me dejas?", "¿Porqué le das tanto si a mí no?", etc.
Sin tanto rollo psicológico, los árabes lo expresaron mucho mejor en uno de sus proverbios: "No hables si lo que vayas a decir no es más bello que el silencio". Si vas a provocar una reacción negativa en el otro, mejor no lo digas.
A veces, parece difícil conseguir una comunicación +/+; por ejemplo, al comunicar un problema. Pero se puede. Por supuesto, es el espíritu de la manida frase "no me cuentes problemas, dame soluciones"; pero incluso si el emisor que trae el problema no tiene la solución, tiene que aportar algo para convertirlo en positivo: "Tenemos un problema, estamos intentando resolverlo", o también con su actitud, que muestre que aunque hay un problema, no nos despreocupamos y estamos a disposición del otro para lo que considere conveniente. Un "Tenemos un problema", que empieza con un -/-, sigue con un "Y no sé cómo resolverlo" parece que gira a -/+, acaba con un +/+ si termina transmitiendo la voluntad de resolverlo: "díme qué puedo hacer", por ejemplo.
Todo esto lo suelto a cuenta de los comentarios que hace la gente en los blogs y artículos que permiten al lector opinar sobre lo escrito. Normalmente el autor inicial intenta siempre que la interactuación sea +/+: que el lector tenga una sensación positiva (se ha informado, ha conocido algo, ha reflexionado sobre algo); no busca sulfurarle ni hacerle quedar realmente como un estúpido. Claro que a veces parece que sí, pero es un recurso argumentativo para mantener su atención, conseguir que se interese (siquiera por amor propio) y llegue al final, y que el resultado global sea positivo. Es lo mismo que cuando un padre reconviene a su hijo porque ha hecho algo mal y acto seguido le enseña a hacerlo bien; si el padre sabe comunicarse adecuadamente, consiguiendo que el hijo no se sienta reprendido sino enseñado, la comunicación ha sido +/+: no has sabido hacer la tarta o cambiar el enchufe, no pasa nada, yo te explico, lo hacemos juntos y verás que bien te sale, por ejemplo.
Pues bien, hay muchos comentarios que son +/-: el que comenta intenta que el autor (o si responde a otro comentario) se quede '-' y el comentarista quede a gusto y demostrada su superioridad sobre el otro. Superioridad que consigue dejándole '-' y que es tanto mayor cuanto más negativo es el regusto que deja.
(Llegados a este punto, por favor pinchen y lean este enlace:
http://blogs.lainformacion.com/zoomboomcrash/2012/02/26/tonterias-que-he-aprendido-como-bloguero/, del gran Carlos Sala, que por supuesto se expresa mucho mejor que yo).
Yo no entiendo a los que insultan. Quiero decir, si no te ha gustado lo que lees, dejas de leer y punto. A otra cosa, mariposa. ¿Qué necesidad hay de hacer un comentario +/-? Se pueden reformular las cosas para convertirlas en +/+; por ejemplo un simple "No estoy de acuerdo con usted" revela que, aunque no se está de acuerdo, se respeta la opinión original. Si se cree que el primero no sabe o se equivoca, un aleccionamiento cortés también termina siendo +/+: "La misma información puede encontrarse en… " o "También se trata este tema en…"; quizá el bloguero se quede chafado porque hubiese pretendido ser original, pero si el comentario se escribe en positivo, él también terminará captando que el comentarista trata de ayudar. En cambio, los insultos ¿qué buscan? El mismo insultador, consciente de que el insulto le retrata negativamente, emplea el anonimato, no lo hace a cara descubierta. Sabe que es algo de lo que se avergüenza.
Yo tuve también una entrada que recibió un montón de comentarios injuriosos por parte de miembros de un colectivo que se sintió ofendido. Estos miembros de ese colectivo, obviamente no supieron interpretar el texto (como si alguien que leyera esta entrada se sintiera ofendido como comentarista y decidiera escribir un comentario insultándome), y como en el artículo, en un momento dado, me referí a ellos de manera tangencial (citados como ejemplo por citar), respondieron con el insulto. Sin criticar el contenido, sin decir si su colectivo se ajustaba o no a lo que el ejemplo pretendía ilustrar, ni nada de nada. Sólo insultar por insultar, ya ven qué beneficio.
Y lo peor es que tampoco me sentí especialmente ofendido, porque no hay blog en internet que se precie que no tenga su ración de insultos: si a mejores articulistas que yo, mejores escritores, personas más documentadas y sabias, opiniones más razonadas y lógicas que las mías, si todos ellos reciben constantemente una ración de insultos que arrugaría a estibador portuario, ¿me voy a sentir yo ofendido por tener mi proporcional ración de panolis?
Dicho lo cual y volviendo al tema principal, por favor: en adelante, en todas sus interactuaciones con personas, intenten que la cosa sea +/+. Verán que son más felices.
No hay comentarios:
Publicar un comentario