miércoles, 6 de marzo de 2013

The Dark Side of the Moon

Estamos a marzo de 2013. Hace cuarenta años era marzo de 1973 (lo sé porque soy pre-LOGSE). Por lo tanto, hace cuarenta años Pink Floyd publicó The Dark Side of the Moon. Dicho de otra forma, The Dark Side of the Moon tiene cuarenta años.

(mientras sigue leyendo, pinche aquí)


Tengo muchos discos "antiguos". Me gusta Elvis Presley. Tengo todos los Beatles, tengo cosas de los sesenta de Bod Dylan, de los Rolling, de los Beach Boys. Tengo de la Creedence Clearwater Revival, de Crosby, Stills, Nash & Young (y sin Young), de Neil Young en solitario, de Simon & Garfunkel, de Van Morrison, de The Doors,... Tengo, por supuesto, mucha música negra de la Motown y de Atlantic, tengo más Pink Floyd, tengo Bowie,... Quiero decir, tengo suficiente conocimiento de la música de los sesenta y de los setenta. Por ello, creo que puedo decirles una cosa: no hay nada como The Dark Side of the Moon, de Pink Floyd. 

Escuchen de nuevo el disco. De cabo a rabo. A ser posible, con el volumen bien alto. ¿Verdad que suena más moderno que todo lo que suena ahora? No tengo un solo disco que haya envejecido tan bien. Todos suenan viejos. Tienen buenas canciones, sí, pero... suenan rancios. Suenan como a discos grabados hace cuarenta años o más. Y eso por no hablar de las canciones que, directamente, suenan de vergüenza. The Dark Side of the Moon no. Suena... increíble.

Solo por eso se merece este mísero homenaje de reconocimiento, porque vale la pena oirlo una vez más y ¡ey! preguntarse ¿de verdad este disco es de hace cuarenta años?

Pero hay algo más que quiero hacer notar. Algo que los jóvenes no sabrán. The Dark Side of the Moon no fue sólo un disco. No fue solo la música que, años después, el joven compra en un CD o ahora se descarga en MP3. The Dark Side of the Moon se editó en disco de vinilo, con una portada del tamaño de aquellas portadas.... pero doble. Con lo que tenía una imagen enorme por una cara y otra imagen por dentro. Eso era entonces relativamente frecuente, pero ahora es imposible. Aunque el CD se acompañe con un libreto, el efecto no es el mismo. Es como si usted se hiciera un retrato fotográfico, tamaño 55x40, regio, con un marco impresionante, colgado en la pared con una iluminación adecuada... y luego se conformara con una foto de carnet. Esa sensación se ha perdido.

Y más aún: Pink Floyd no quería sólo que el oyente tuviera además la carpeta del disco en las manos. Con el LP se incluían dos posters. Venían doblados, eran relativamente grandes, uno de ellos era una foto de las pirámides de Gizeh en un ambiente nocturno, con una luz azul y quedaba fenómeno en la pared de mi habitación. Del otro póster no me acuerdo, pero sí que además de los posters venían dos grupos de adhesivos con motivos también de pirámides y palmeras. Uno de ellos todavía lo guardo, junto con los pósters y el disco, en lo más profundo del remoto armario en el que guardo mis viejos vinilos, pero el otro lo pegué en el cristal del armario del equipo de sonido que años más tarde me compré con un préstamo y que pagué dando clases particulares. Durante años fue lo primero que veía al despertarme y lo último al acostarme. Pero eso es ya otra historia.

La historia, ahora, es que ya no hay grupos como Pink Floyd, no los hay desde no sé cuántos años, no se hacen discos como The Dark Side of the Moon y, auqnue se hicieran,... una parte de su contenido, precisamente el que no era musical, se ha perdido para siempre. Imagino que Bach diría que a él le pasó lo mismo, que ahora ya nadie puede escuchar su Pasión según San Mateo en las condiciones para las que él la compuso y que hemos perdido elementos que ni sospechamos, pero no es consuelo. En fin. Sepamos simplemente que las cosas que tenemos ahora, grandes o menores, son apenas un reflejo de aquello que fueron, y un reflejo que será cada vez más lejano.


 

Coda: Supongo que usted estará pensando que esta entrada me ha quedado un churro, y que he tenido entradas mejores. Le reconozco la razón, pero me da igual. The Dark Side of the Moon tiene cuarenta años, suena como si acabara de publicarse y además fue uno de los máximos exponentes de una forma de expresión que ya ha desaparecido. Sí, esta entrada es un churro, pero lo importante es la música que estará sonando si ha pinchado en el enlace que puse al principio. Olvídese de mi blog, escuche la música y disfrute. No piense que tiene cuarenta años.

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