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Un micropilote es un método de cimentación consistente en hacer un taladro en el suelo de unos 11 cm de diámetro y unos cuantos metros de longitud (mi récord es de 50, pero no intente hacer eso en casa sin la ayuda de un profesional), típicamente 12 ó 15 m, no siendo muy extraordinario pasar de 20. Dentro del taladro se mete un tubo de acero (a veces, la propia barrena con que se ha taladrado el suelo), y se rellena todo con mortero de cemento. Un auténtico clavo al terreno.
La broca del taladro no mide la longitud del agujero, como es fácil entender. Lo habitual es que midan 1 ó 2 m, y lo que se hace es ir empalmando unas con otras a medida que se van metiendo en el terreno. Es decir, taladra el 1er metro, sin sacar la broca empalma otra broca de 1 m, taladra el 2º metro, vuelve a empalmar una broca más, y así sucesivamente. Los metros que sean necesarios.
Y para sacar la broca, lo mismo: se sube el metro más superficial, se desacopla la pieza de ese metro, se sube el siguiente metro, etc.
La broca o barrena, como está pensada para tierra, tiene una forma parecida a la de un sacacorchos:
A veces, raras veces pero a veces, cuando se está empalmando un nuevo tramo de barrena o desacoplando para sacarla,... oops: el tramo de barrena que está dentro del agujero (y que a lo mejor pesa 150 kg) se escurre y se va para abajo . Al fondo de un agujero que tal vez tenga sólo 11 cm. Y puede que el fondo esté a 18 m y se le haya escurrido un tramo de 2 ó 3 metros.
Cuando esto ocurre, lo primero que hay que hacer es ponerse al día en la lista de juramentos y maldiciones, y luego hay que recuperar la barrena caída. Sin romper el agujero, por supuesto.
Ahí entra la herramienta de hoy: la cola de gorrino.
La cola de gorrino es como una broca, pero al revés. Su negativo, por así decirlo:
Lo que se hace es acoplar la gorra de gorrino a la barrena que está fuera y volver a introducir el conjunto en el taladro. Con un polo de habilidad, el operario consigue enroscar la cola de gorrino en la rosca de la barrena perdida, y así puede tirar de ella hasta sacarla. Se tarda un poco, pero se consigue.
Hay que reconocer que los obreros saben dar nombres a las herramientas que emplean.
Gustavo Pascual Falcó - Paquito el chocolatero
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