lunes, 7 de julio de 2014

La conquista del Oeste



Los lunes, política. Pero, primero,...

Una película de cuando yo era pequeño se titulaba "La conquista del Oeste". Era una gran película, larguísima, que narraba varias escenas de la conquista del Oeste, cada una de ellas protagonizada por actores diferentes. Esto posibilitaba que participaran muchas estrellas, y así de memoria recuerdo a Richard Widmark, John Wayne, Gregory Peck, Henry Fonda y James Stewart.

Traigo a colación la película, porque su título original era How the West was won, literalmente "Cómo se ganó el Oeste". Es casi lo mismo, pero no.

A finales del siglo IV y principios del siglo V, incapaz de oponer resistencia, el Imperio Romano de Occidente fue recorrido a placer por tribus bárbaras. Una de ellas, la de los visigodos, se quedó con la piel de toro. Y sin disparar un solo tiro.

¿Ha pensado alguna vez cómo pudo ser?

Al principio, la población era hispanorromana, pero sometida a unos pocos visigodos. 

En la generación siguiente, la población era hispanorromana, pero la élite era visigoda.

En un par de generaciones más, la población era hispanovisigoda, con la aristocracia visigoda.

Otro par de generaciones, y directamente decimos que la población es visigoda. Y si creen que exagero, busquen en esa España visigoda la cultura que tenía la población hispanorromana antes de la invasión.

Y no digan que fue general, que fue un signo de los tiempos. Fue un signo de los tiempos en los territorios que asolaron los bárbaros; en el Imperio Romano de Oriente, donde no entraron, la población siguió con la cultura romana/griega/cristianorromanagriega durante siglos.

El año 622 Mahoma funda su nueva religión. Cien años después, los musulmanes son detenidos en Poitiers por los francos. Tienen bajo su poder a la península ibérica, el norte de África, la península Arábiga, Oriente Próximo, Mesopotamia y Persia. Han entrado en la India y han llegado a China.

Salvo Iberia, si usted recorre los territorios citados comprobará que éstos son musulmanes. De cultura islámica.

¿Ha pensado alguna vez cómo pudo ser?

En el colegio se estudiaba que los árabes eran pocos. Que cuando conquistaban un territorio, toleraban a los cristianos y judíos, pero se quedaban con los altos puestos de la administración (además de los de mandamás, claro). Que sólo los musulmanes podían trabajar en la administración civil (algo muy conveniente para medrar y conservar el pellejo si la situación de uno no es muy sólida, por cierto). Que estaban exentos de los primeros impuestos, los cuales sólo eran para la población autóctona no convertida.

El resto, hay que imaginarlo. Los árabes, por un lado, eran muy proselitistas. Querían que la gente se convirtiera a la fe de ellos. Y si mi vida (o mi hacienda) corre peligro, si voy a estar siempre en el punto de mira, si me voy a llevar siempre todos los palos, casi mejor que me inscribo como musulmán. Y las pobalciones se "convirtieron" en masa. Por descontado, fueron (digo yo que en su mayoría, al menos), conversiones de boquilla. Que internamente conservarían sus creencias y quizás, de vez en cuando, se reunieran de tapadillo. Sin duda, los jerarcas árabes esto lo sabían. Y lo toleraron.

¿Porqué no iban a hacerlo? El triunfo estaba asegurado, ¿qué prisa tenían?

Piense en la generación siguiente. Oficialmente usted es musulmán, se preocupa de participar en los ritos musulmanes. Su hijo lo ve y se le educa en el Islam. Sí, privadamente usted le explicará las cosas. Seguramente su hijo será un mix. Si no lo ve claro, le sugiero el símil de la lengua en Cataluña. Usted es de Almendralejo. Habla español y siempre hablará español. Su hijo hablará español con usted y con los de su círculo. Pero se le educa en catalán y habla catalán con todos los demás. Para muchos, su lengua verdadera es el español; para muchos otros de estos hijos, es el catalán, se lo aseguro.

¿Y su nieto? ¿Su bisnieto? En tres, cuatro generaciones, las creencias que usted mantenía a escondidas han desaparecido. Sus nietos y bisnietos, educados totalmente en el islamismo, inmersos en una sociedad islámica, por supuesto que son musulmanes.

Estamos hablando de países enteros, de poblaciones enormes (proporcionalmente) que cambian porque cambian sus dirigentes. 

Si en aquel momento un político de la metrópoli que perdía el territorio frente a los árabes o los godos tuviera que opinar, seguramente diría que no pasa nada, que en el fondo la población sigue siendo fiel a la metrópoli. Que los árabes y los godos son pocos, en realidad; lo que pasa es que hacen mucho ruido, controlan los medios de comunicación, cuando hablan se otorgan la titularidad del país, como si hablaran por todos, y sus fieles, pocos eso sí, son unos fanáticos. En realidad, representan a una minoría.

La llegada de los godos fue escalonada y relativamente pacífica. Fue tan gradual, de hecho, que nadie sabe las causas exactas de la caída del Imperio Romano ni sabría decir en qué momento fue (la deposición de Rómulo Augústulo fue un formalismo local; en España no significaba ya nada).

Llegó un momento en que el político de la metrópoli contaba con que la población seguía estando de su parte, cuando la población ya no era hostil a los nuevos mandamases y no iba a partirse el careto por volver a depender de la metropoli.


 Como he anunciado, este artículo habla de política.

Y dicho esto, no tengo nada más que decir.



La espinita - versión de El Consorcio

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