martes, 14 de enero de 2014

El error de la rana


El otro día leí en el Diario Vasco la siguiente noticia: http://www.diariovasco.com/20140105/local/lunes-miercoles-viernes-futbol-201401040809.html. No sabía si creérmela o no, pero todavía está en su web y, a fin de cuentas, el País Vasco es la tierra por excelencia de los ciudadanos y ciudadanas, y donde un asesinato no es tal sino un conflicto, y el criminal no es un asesino sino la víctima.

Dice el periódico que:
El Gobierno Vasco llevará hasta los patios de los colegios un plan contra el sexismo este curso. Algunos centros se han adelantado con medidas para suprimir el fútbol durante los recreos.
Es una escena habitual en los colegios: en el centro del patio un tropel de chicos, y alguna niña, juegan un partido de fútbol multitudinario. En otro espacio, cuando se cuenta con más de uno, hay alumnos haciendo tiros en una canasta de baloncesto o chutando una pelota. Balonazos a diestro y siniestro, mientras las chicas, y muy pocos muchachos, se agrupan en los huecos libres.
El nuevo plan de coeducación del Departamento de Educación -que se pondrá en marcha este curso en 50 centros públicos, aulas de FP y de formación para adultos, además de en la red concertada- se marca el reto de acabar con lo que denomina una «distribución sexista de los espacios en zonas de recreo escolares». Es una de las propuestas que incluye el programa, en el que también se resalta la necesidad de dedicar esfuerzos a que las jóvenes opten por carreras técnicas y científicas o a luchar contra el modelo arraigado de «masculinidad» en el que el chico «trabajador y formal» no es popular en la clase.
Es una iniciativa novedosa para combatir desigualdades por razón de sexo en la escuela. «En los patios y las zonas de recreo la distribución sigue siendo sexista, la jerarquía de los juegos, las actitudes de los alumnos o la falta de organización espacial suele situar a los niños en la zona central del patio y arrinconar a las niñas».
A esa situación se suma «el desequilibrio existente entre los medios y los recursos dedicados en los centros escolares a los equipamientos para el fútbol en relación a los que destinan a espacios naturales, jardines o lugares para otras actividades de intercambio y juego», detalla el documento. Ante esa realidad, el objetivo de la consejería que dirige Cristina Uriarte es «incorporar la perspectiva de género en el uso de los espacios, de manera que respondan a las necesidades, intereses y expectativas tanto de chicos como de chicas».
Algunos centros se han adelantado con sus propias medidas. Así en Ibai Ikastola se ha establecido que los lunes, miércoles y viernes no se pueda jugar a fútbol con el objetivo de «impulsar la igualdad entre sexos».
En fin. Esto lo comentamos en la barra de un bar y nos partimos la caja, escupimos al suelo y pedimos otra de gambas. Y, sin embargo, creo que ha llegado el momento de decir "hasta aquí" y que todos hagamos una reflexión algo más profunda sobre lo que está pasando. El error de la rana no fue dejar que le picara, sino pararse a hablar con el escorpión: ¿qué pretendía la rana?

Me imagino la escena: el escorpión, pidiéndole ayuda a la rana para cruza el río. Todo promesas de buen comportamiento, no te picaré porque nos ahogaríamos los dos. La rana, de natural buena, termina por creerle. Las otras ranas se espantan, dónde vas tú con un escorpión en la grupa, la rana diciendo que tranquilas, que ha prometido colaborar. Y luego, mientras se muere, preguntándose en qué momento se equivocó. ¿En qué momento creen ustedes que se equivocó?

"¿Por qué?", le preguntó la rana moribunda al escorpión: "Ahora moriremos los dos". Y el escorpión le respondió: "Lo siento, está en mi naturaleza clavarte el aguijón".

Alguno dirá que lo de esa escuela es sólo un feminismo mal entendido. Yo creo que no: estas decisiones están en la propia naturaleza del feminismo; lo que nos mostraban, en realidad, sólo era una fachada. Y nombro al feminismo, pero podría nombrar a cualquiera de los múltiples movimientos que promueven que la realidad sea políticamente correcta, aquellos que nos quieren regular a todos y todas. Aquellos en los que, escarbando, descubrimos que tras sus bellas palabras, basan sus propuestas en prohibir. Por ejemplo, jugar al fútbol (aunque la niña que quiera siempre será admitida, en el patio del colegio).

Otros dirán que esto, simplemente, es un fallo, un error humano. Como el lobo al no aclararse la voz, digo yo.

Miren, yo llamo al pan, pan, y al vino, vino. Y mucha gente me tacha de bestia. Pues yo creo que todos deberíamos llamar pan al pan y vino al vino. Por favor, desháganse de su complejo de inferioridad contra aquellos que se lo impidan, y sean conscientes: la rana no tenía ni que haberse parado a escuchar al escorpión.

Ahora, aquellos padres que no borren a sus hijos (o hijas) de esa escuela... estos sí se merecen la sociedad en la que nos vamos a convertir.




Chascarrillo final: he utilizado el verbo escarbar con el significado que le da la RAE en su cuarta acepción. Sé que ustedes me han entendido a la primera, pero no he podido resistirme a este chascarrillo:
escarbar.
1. tr. Rayar o remover repetidamente la superficie de la tierra, ahondando algo en ella, según suelen hacerlo con las patas el toro, el caballo, la gallina, etc.
2. tr. Mondar, limpiar los dientes o los oídos sacando la suciedad introducida en ellos.
3. tr. Avivar la lumbre, moviéndola con la badila.
4. tr. Inquirir curiosamente lo que está algo encubierto y oculto, hasta averiguarlo.
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The Housemartins - Caravan of Love 1987

 

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