sábado, 25 de enero de 2014

Carven



Dentro de la serie que estoy escribiendo sobre los grandes inventores que nos hacen avanzar, el próximo capítulo irá dedicado a un auténtico coloso (ya verán, se trata de uno de esos hombres de los que se puede decir "antes de" y después de"), por lo que no me pareció justo poner después a Carven; es cierto que, por comparación, el avance que supuso Carven puede parecer insignificante, pero como de hecho fue muy importante, he preferido hablar de él antes.

¿Y quién es Carven, aparte de otro de esos desconocidos inventores que me saco de la chistera? Pues un tipo que nació en 1864 (más o menos) en Misuri, EE.UU. Y no les puedo precisar el día ni el mes, y lo del año tampoco es seguro, porque Misuri era un estado esclavista... y Carven era negro. Sí, nació esclavo. Más o menos por un año, pero es el hecho. Aquella fue una época revuelta en aquel sitio, y a los pocos meses una banda de forajidos lo raptó juntamente con su madre. El dueño, Moses Carven, no llegó a tiempo de recuperar a la madre, que la vendieron rápido, pero sí al pequeño. Su precio, un caballo. Y los Carven se quedaron con el bebé, al que pusieron el apropiado nombre de George Washington Carven. En 1865 acabó la guerra y se abolió la esclavitud, y, tras emanciparlo, los Carven lo adoptaron, buena gente. Suerte que tuvo.

Y más aún: de niño, resultó ser un chaval muy listo. Pero, esas cosas pasaban, en el pueblo no había escuela para negros, así que lo mandaron a una escuela en la capital del condado. No gran cosa, una única aula, un solo profesor y 70 alumnos. Para él, bastante, aunque al mismo tiempo trabajaba para costearse los estudios. Trabajando de todo, consiguió acabar la secundaria; próxima parada, la Universidad. Pero seguía siendo negro.

Finalmente, con veinticinco años, el Simpson College, de Iowa (estado no esclavista), admitió a su primer alumno negro. Carven. El cual obtuvo unas notas tan buenas que tras la licenciatura lo aceptaron en la Universidad Agrícola del estado de Iowa, donde consiguió el título de Master of Science e ingresó en el claustro de profesores. Y entonces lo llamaron de Tuskegee. El Instituto Tuskegee (no confundir con el experimento Tuskegee), en Alabama, es uno de los mejores ejemplos de que no todos los blancos del sur eran malos (aunque, anecdóticamente, los políticos blancos colaboraron en su fundación a cambio del voto de los negros), y era un centro que originalmente se fundó para formar a profesores negros, para que éstos, a su vez, pudieran enseñar a los negros. Era el único sitio del Sur donde los negros podían formarse, y era de cajón que Carven acabara en Tuskegee. Lo nombraron director del departamento de investigaciones agrícolas y le cedieron 8 hectáreas de "la peor tierra de Alabama"; no esperarían que les dieran a los negros "la mejor tierra de Alabama, ¿no?

Carven regeneró la tierra con turba que obtuvo de pantanos vecinos y "compost" casero. Pero el problema de Sur es que llevaban cien años cultivando de manera intensiva algodón y tabaco, sólo algodón y tabaco. Y estos cultivos habían agotado ya todos los minerales que necesitan y que las tierra les daba. Los agricultores sureños no sabían la causa, pero desde hacía años el Sur ya no daba más de sí. Y acudieron a Carven. Éste, gracias a sus experimentos en Tuskegee, sabía que un terreno agotado para un cultivo podía servir para otro, y que la rotación de cultivos, además, conseguía devolver nitrógeno a las tierras. Y les vino a decir: dejad el tabaco y el algodón, y plantad cacahuetes y boniatos.

Fue una voz en el desierto, pero poco a poco los agricultores fueron viendo como se les regeneraba la tierra y aumentaban sus cosechas... y sus ingresos. La producción de cacahuetes y boniatos llegó a ser tan grande que, como israelitas en el desierto, los agricultores volvieron a Carver y le dijero: ¿y ahora qué hacemos con tanto cacahuete y boniato?

Cualquier otro listillo les habría dicho que se calentaran en invierno, pero Carter no era de ésos. Volvió al laboratorio, descompuso los cacahuetes y obtuvo aceite, almidones y aminoácidos; los recombinó de varias maneras y al final produjo más de 300 productos distintos, entre ellos queso, jabón y colorantes. Y de los boniatos, melazas, pastas, gomas y hasta otros 118. La agricultura, con Carver, no sólo era alimento, sino también materia prima que con química se transformaba en el cuerno de la abundancia. Y, ya de paso, se le ocurrió traer soja de China, que iba de fábula en los suelos pobres, a los que de paso ayudaba a reponer el nitrógeno.

El impacto de Carven en la agricultura fue brutal, y recibió infinidad de títulos y honores. En vida y a título póstumo, y en muchos de ellos también fue un pionero. Murió un cinco de enero, día declarado de memoria de George Washington Carver. Y eso que nació como un esclavo negro más. Podrían contarse multitud de historias sobre la trascendencia de Carver como eminencia negra; ahora bien, es posible que ustedes me digan que Carven fue contemporáneo de Einstein, Bequerel, Rutherford, Bohr, Planck, los Curie, Roetgen,... o ingenieros como Edison, Benz o Michelin. Y tendrán razón, pero para un ingeniero Carven es un caso especial. Es innegable que la Física, la Química y la Ciencia en general dio un gran salto en aquellos años, pero... Miren, todo eso está muy bien, pero lo que el hombre necesita son conocimientos aplicados. Técnica. Personas como Carven. Y los ingenieros, en particular, lo que necesitamos son modelos que nos enseñen a inventar, a ir más allá de las ideas preconcebidas, a cuestionar nuestros paradigmas. A Carven.

A alguien que no solo revoluciona la agricultura (ahí es nada, por cierto), sino que además nos enseñó a ver las cosas con otros ojos. Que un boniato no es sólo un boniato.


Por cierto: Les he mencionado el experimento Tuskegee. Fue algo que no conviene olvidar, y como ustedes no habrán visto la película, sería muy interesante que algún conocido que tengan con nociones de bioética les explicara con más detalle toda esta historia. Y, si no, busquen en la Web, que hay muchos blogs con entradas tratando el tema. Tela.


The Riverside Gospel Congregation - Nobody Knows the Trouble I've Seen

No hay comentarios:

Publicar un comentario