martes, 25 de septiembre de 2012

Conversaciones durante la comida de hoy

Hoy hemos quedado a comer seis ingenieros de estructuras, hacía tiempo que no nos veíamos. Durante la comida la conversación ha girado en torno a tres temas principales:

1- Nuestras situaciones personales. Familia, trabajo, perspectivas, miserias y alegrías. Lo referente al trabajo, desde luego, tratado con mucho humor. Por deprimente, que las cosas son como son. No es que contásemos muchos chascarrillos del trabajo, y no por que fuéramos competencia entre nosotros, sino porque en realidad no  teníamos chascarrillos que contar.

2- ¿Qué pasará en Venezuela? El siete de Octubre hay elecciones. ¿Quién ganará? Chávez ya ha dicho que si pierde habrá una guerra civil. Uno de nosotros habló el otro día con su madre, que está allí, y le dijo que Chávez ya está preparando los puestos armados, uno de ellos en la esquina de su casa. Así que no sabemos cuál es el programa electoral de Chávez, o que promete hacer si gana, pero sí lo que hará si pierde. Lo bueno es que, según parece, el candidato de la oposición no se ha achantado y ha dicho que si ellos pierden, que entonces sí habrá guerra. Parece ser que también se están armado, ellos. Lo que está claro es que los dos presentan el mismo programa electoral (o no-programa, no sé cómo debería decirse) y que da igual a quién votes, el resultado será el mismo. Veremos.

3- La independencia. Es inevitable, es el tema de moda por aquí. Hasta en la sopa. El resumen, en líneas generales, es que uno de los seis es claramente independentista y tres claramente no-independentistas. Los otros dos no se pronunciaron; presumiblemente serían no- (cinco a uno) o quizá uno no- y otro sí- (cuatro a dos). Esto de la independencia va por sentimientos, no por razones, así que no hace falta aducir ni explicar nada, las cosas son así. Y todos tan amigos.Cada uno de nosotros cree que acabará la cosa como no queremos que acabe pero tenemos la esperanza de que será justo al revés.

Por lo demás, la conversación fue bilingüe y fluida; esto es algo absolutamente natural y espontáneo, que aquí surge sin presión de ningún tipo (aunque los políticos y los medios de comunicación no lo sepan, o lo nieguen). Cada uno habló en la lengua que en ese momento le dio la gana y no sé decir en que lengua se dijo cada cosa.

Eso sí, la camarera (china, era un restaurante chino), grosera como no lo imaginamos en un camarero. Sin modales, y me temo que tampoco los aprenderá nunca. No sólo nos interrumpía las conversaciones sin ninguna suavidad ni cortesía, es que - por ejemplo- al acabar apiló los dieciocho platos, restos de comida incluidos, sobre el de uno de nosotros. Sin siquiera retirarlos un poco. Hay cosas que no entienden de fronteras.

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