Remontando el río Ohio, llegamos a Pittsburg, la ciudad del acero (steel), donde el río adquiere su nombre, en la conjunción del Allengeny (uno de los ríos clave en la carrera de los puentes de la que les hablaba el último día) y el Monongahela. Y si en ese punto cruzamos el Allengeny, en la misma orilla, estaremos en el "Estadio de los tres Ríos", el campo de los Pittsburgh Steelers, el mejor equipo por historia de uno de los más apasionantes y divertidos deportes: el fútbol americano.
Nota: en realidad, el estadio actual es el Heinz Field; pero se construyó donde antes estaba el Tres Ríos, que se demolío por voladura; permítanme, pues, la licencia.
El fútbol americano es injustamente menospreciado. Se le asocia con coloristas equipos, cascos y protecciones, golpetazos y tipos enormes. Y es que se le juzga como a cualquier deporte popular de equipo con pelota, el fútbol, el baloncesto, el balonmano, el water-polo, el voleibol, etc. Y no. No tiene absolutamente nada que ver, nada en absoluto. Es como comparar al ajedrez con el parchís o la oca.
El fútbol americano (puede que en adelante lo denomine fútbol, a secas) proviene del rugby; en lo más básico, recuerda al rugby: equipos, campo de hierba, balón oblongo, porterías similares, ensayos y patadas a palos, y poco más. ¡Ah, sí, y virilidad! Es cierto, son deportes viriles. Pero aquí acaban las similitudes. Como deporte de origen inglés, en el siglo XIX se jugaba en el noreste de Estados Unidos, en las universidades; y al igual que pasó en el Viejo Continente, allí también las reglas fueron cambiando poco a poco, las universidades fueron fijando reglas: Yale, Columbia, Princeton... y también una de las más especiales escuelas de allí, la academia militar de West Point; tengo para mí que fue en ese centro donde se le dotó a este juego del evidente planteamiento militar que tiene, como herramienta utilísima en el aprendizaje de estrategias de combate.
Primera afirmación: el fútbol no es un juego, es un combate entre dos ejércitos. Y no sólo porque al quarterback, el jugador que hace la jugada, se le llame habitualmente "el general" o "el mariscal".
El partido de fútbol consiste en una sucesión de jugadas. En cada jugada, los dos equipos se colocan frente a frente, en el centro transversal del campo. Un equipo tiene la pelota, y el otro no (sólo hay una pelota). El equipo que tiene la pelota quiere llevarla a la zona de anotación del otro equipo. Pero el otro equipo también, solo que no tiene la pelota; por lo tanto, su primer objetivo es quitarle la pelota al otro equipo. ¿Quién ataca y quién defiende? Esto no es balompié ni baloncesto, es fútbol americano. ¿Quién ataca y quién defiende en una batalla? Al principio, el equipo que tiene la pelota es el que se defiende, el que no la tiene es el que ataca buscando la pelota. Pero, para entender mejor el juego, pongámonos en la piel de un jugador. Por ejemplo, ya que estamos, el quarterback, Jimmy. Supongamos que los Steelers son los que tienen la pelota y los Bears de Chicago los que no la tienen:
Empieza la jugada cuando el tipo del centro de la línea de los Steelers, el center, pasa la pelota al quarterback, que está detrás suyo. En ese momento los Bears se van a lanzar como bisontes desbocados a por los Steelers. La linea de los Steelers no la forman bebés de teta, pero en tres o cuatro segundos, uno de los Bears va a alcanzar al quarterback. Es decir: Jimmy tiene tres o cuatro segundos para decidir qué hacer con la pelota... y hacerlo. Los hombres de línea (los que se colocan enfrentados en primera línea de su equipo al inicio) suelen ser unos mostrencos enormes, con lo que la visión Jimmy es bastante reducida. Así que mejor que éste sepa (y lo mismo todo su equipo) qué va a hacer con la pelota desde antes de tenerla: se la pasaré a Joe, por ejemplo. Joe puede ser un running back y estar a su lado, ser un wide receiver (un tío en el extremo del campo que al empezar la jugada echa a correr como si le persiguiera su sastre), u otro jugador. Puede que la cosa no salga bien y no se la pueda pasar a Joe, y entonces quizá decida ser él mismo el que corra con el balón; en cualquier caso, él sabrá. Según vea lo que está pasando, qué jugador está ganando en su pequeño duelo con su rival directo, puede decidir una cosa u otra. Pero, sea lo que sea, ha de ser muy rápido. Porque el otro equipo le está atacando.
Dicen que la mejor defensa es un buen ataque, y en este fútbol es verdad: la mejor opción del equipo que defiende la pelota es pasar al ataque cuanto antes. Ha de darle la pelota a un tipo como Joe, alguien que pueda llevarla a la zona de anotación de los Bears. Así que supongamos que Joe recibe la pelota: en cuestión de microsegundos, el atacante pasa a ser atacado, y lo que tarde en reaccionar decidirá el éxito o el fracaso del ataque. El ataque puede tener un éxito total (Joe anota un touchdown), o parcial (los Bears detienen a Joe pero los Steelers han conseguido que la pelota avaco
nce al menos diez yardas, unos 9,14 m), o bien un fracaso parcial (los Bears consiguen detener a Joe, pero Joe no ha soltado la pelota) o completo (¡los Bears han recuperado la pelota!), e incluso absoluto sin paliativos (¡¡¡los Bears han recuperado la pelota y su propio Joe ha conseguido llegarla a la zona de anotación y lograr un touchdown!!!).
nce al menos diez yardas, unos 9,14 m), o bien un fracaso parcial (los Bears consiguen detener a Joe, pero Joe no ha soltado la pelota) o completo (¡los Bears han recuperado la pelota!), e incluso absoluto sin paliativos (¡¡¡los Bears han recuperado la pelota y su propio Joe ha conseguido llegarla a la zona de anotación y lograr un touchdown!!!).
Una regla particular del fútbol americano es que el equipo con el balón tiene cuatro jugadas para avanzar diez yardas (9,14 m) sin perder el balón. Cada vez que las avance, vuelve a tener otras cuatro jugadas.
El éxito y el fracaso del equipo, para todos, tiene un nombre, el del quarterback. La gloria y el deshonor, todo irá para él. Y, sin embargo, Jimmy, como el general, no gana ni pierde nada. Todo depende de los otros. Por ejemplo, de sus defensive tacklers.
Los defensive tacklers son los jugadores que los Steelers van a poner para proteger al quarterback. Puede que midan sólo 1,95, pero seguro que pesan más de 140 kg. Son masivos. Su misión: que ningún Bear consiga llegar hasta el quarterback. Puede que la jugada de los Steelers sea un pase largo, así que Jimmy necesita tiempo para que el extremo llegue al sitio donde recibirá el balón; por lo tanto, Moses y demás los tacklers deberán conseguir ese tiempo, reteniendo a los tacklers de los Bears (que se les llama defensive tacklers, aunque, como vemos, el atacante defiende y el defensor ataca). Pero puede que los Steeleres hayan decidido (y Moses lo sabe) jugar a la mano, pasándole el balón al running back junto al quarterback. Fíjese que en esa jugada, con el objetivo de avanzar yardas, lo que ustedes están haciendo es retrocederlas, aunque asegurando la posesión del balón. Es arriesgado, su running back ha de correr entre los tackles de los Bears. Así que su misión no será proteger a Jimmy, sino a Joe.: ha de crearle un pasillo. Claro que los Bears no son tontos, y en que lo vean irán a por el running back. Pero en ese momento es su equipo el que ataca, y usted también: irá a por los tacklers de los Bears, para que sea usted su problema y no nuestro Joe. Nadie lo verá, al running back lo parará alguien en tres segundos, pero es fundamental que el mostrenco que pare a Joe no sea el tackle del que usted debía encargarse. ¿Entiende?
Imaginemos ahora que somos un jugador de los Bears. En concreto, Big Al, uno de los defensive tacklers. En el inicio de la jugada, usted está acuclillando, enfrente del otro equipo, calibrando a los tacklers de los Steelers. ¡Hum!, pensará para sí, 1,95 m, 140 kg... puedo con ellos. Usted es más grande, más pesado incluso. Y es todo músculo, la única grasa en su cuerpo es la de los seis pollos que se acaba de zampar en el vestuario. Además, usted es muy rápido. Puede que no en una carrera de 50 m, pero sólo le piden que corra cinco o seis metros, diez a lo sumo. En esas distancias, usted explota. Así que empieza la ventaja y usted se lanza a por Jimmy. Moses, el tackle de los Steelers, se le interpone, intenta pararle; probablemente, le pare o al menos le retenga el tiempo suficiente. Bueno, da igual. Usted es paciente, habrá más jugadas en el partido. En su lucha personal con el Steeler no necesita que las victorias sean más que las derrotas. En la jugada siguiente quizá consiga escurrirse, quizá Little Konrad, su compinche de la derecha, le meta un empellón al tackle de usted y usted logre zafarse: vía libra a por el quarterback. Jimmy no es tonto, y en que ve a Big Al lanza el balón, pero... demasiado tarde para Jimmy, que se lleva un soberano golpe de Big Al. Sí, los Steelers conservan la posición, pero Jimmy ha sido golpeado. Usted ha conseguido calibrar cuánto tiempo necesita para llegar a Jimmy, y Jimmy sabe ahora que si no lanza el balón en menos tiempo se va a llevar otro golpe. Jimmy es fuerte, pero los golpes son los golpes. Y puede que ahora no, pero hacia el final del partido quizá Jimmy incoscientemente vaya lanzando la pelota cada vez antes, con lo que sus lanzamientos serán cada vez peores. Y todo gracias a Big Al.
También puede ocurrir, al igual que con los defensive tacklers, que la jugada sea con el running back. Si Big Al tarda en darse cuenta, feliz de esquivar a Moses (que en realidad ya no tiene interés en cerrarle ese camino) y corre hacia Jimmy, como mínimo su entrenador - o el entrenador de defensive tacklers, más bien, que alli tienen de todo; con decirle que son 11 jugadores y los equipos son de 45 jugadores.... Sí, sí, 11 jugadores ¡para el ataque!, que cuando han de defender cambian y salen otros 11, especialistas; ya son 22, pero cada uno, además, tiene un reserva: 44. Y 45, un pateador- lo notará y Big Al tendrá que explicar porqué lo hizo. Big Al ha de cambiar de objetivo en décimas, y en vez de ir a por un tipo preocupado por dónde están sus compinches, ahora perseguirá a otro que sí está concentrado en usted y sus compañeros. Y que no debe pasar.
Hay otros puestos. En los Steeleres hay jugadores que echan a correr por la banda, intentando desmarcarse y recibir un pase largo. Hay Bears que se especializan en perseguir al jugador que quiere correr por la banda; además de rápidos y fuertes, son muy ágiles, porque intentarán saltar de espaldas y atrapar ellos el pase. Claro que los Steelers lo saben y tienen defensores de los corredores, gente que intenta bloquear al defensor de los Bears para que su corredor tenga campo libre.
Y luego están los running back. En una formación de ataque clásica, el equipo parte con 5 tackles como línea defensiva, el quarterback, dos extremos (uno en cada lado), un tipo suelto (el tigh end), normalmente por la derecha, y dos running backs junto al quarterback. Uno es fuerte, rápido (ahora, rápido también para carreras más largas), y muy, muy ágil: tendrá que intentar pasar entre tíos de 160 kg que tienen la orden de cerrarle el paso, percutir contra él y tirarlo al suelo, a ser posible haciéndole soltar la pelota o al menos quitándole las ganasd e seguir intentándolo. El otro running back no es tan fuerte, así que más le vale ganar por agilidad y velocidad: a ése no han de pillarle, le va la vida. Cada uno de ellos intentará colarse por un lado, distraer a la defensa, a veces incluso querrán saltar por encima de la defensa, si no hay hueco.
Por supuesto, hay muchísimas jugadas. La clave es interpretar correctamente lo que va pasando, quién está superando a quién, qué debilidades y fortalezas se descubren en el otro equipo, qué creen ellos que vamos a hacer ahora y cómo podríamos sorprenderles,... sí, todo lo que vendrá bien a un oficial en una campaña militar.
Normalmente el público, en los deportes, mira la pelota. Por eso, los jugadores que más la tienen (el quarterback, los running back y los extremos, con sus jugadas espectaculares) suelen llevarse la fama y los titulares de prensa. Y en cambio, de los 44 jugadores que intervienen en el partido (sin contar los reservas), sólo 12 tendrán la pelota con asiduidad; los otros 32 puede que no la toquen nunca, salvo que consigan dar algún manotazo clave o alguna jugada inesperada. Y, sin embargo, son fundamentales para su equipo, son los que decidirán qué equipo se llevará la victoria.
Ahora, vean el vídeo, los Steelers con camisola blanca y pantalón amarillo y los Bears con su camisola añil, no estén atentos a la pelota sino a lo que hace cada jugador en el campo, e intenten leer las jugadas: http://www.youtube.com/watch?v=iafVf7-0SWw. En el vídeo de entrada también verán algunas.
Por cierto: la NFL juega primero una liga de 16 jornadas con 32 equipos, de la que salen 12 equipos que juegan las eliminatorias (plyoffs) por el título, siempre a partido único: el que pierde, a casa. Partidos de verdad, sin margen para errores, en el que un mal día se paga caro. Pues bien, de los 32 equipos, al empezar la temporada la afición de ¡20 de ellos! cree que este año su equipo ganará el campeonato. Y de los 20, lo cierto es que 15 realmente pueden ganar el campeonato. Busquen ustedes una competición con semejante igualdad. ¿Cuántas aficiones de la liga de fútbol española creen que su equipo este año ganará la liga? ¿Y cuántos equipos tienen posibilidades reales de lograrlo? Pues eso.
A principios de los 70, una sucesión de extraordinarias buenas elecciones en el draft hicieron que los Steelers ganaran 4 campeonatos con el que se considera "mejor equipo de la historia". Y la base de los cuatro títulos no fueron el quarterback ni el running back, que llegaron unos años antes, sino la defensa: la famosa Steel Curtain, "Cortina de Acero" (no digo "Telón de Acero" por si alguien tiene todavía edad como para recordar qué era el verdadero). La mejor defensa de todos los tiempos. Con el quarterback lesionado, la defensa se las arregló para ganar nueve partidos seguidos permitiendo un total de dos touchdowns (y en un mismo partido) y cinco patadas a palos; la media de puntos recibido por partido fue de 3.1, algo inimaginable, y ganaban por 22 de margen. Simplemente , dos de los defensive tackles y los dos defensive ends (los que han de cortar los pases a los extremos) eran demasiado buenos. Una auténtica muralla que fue la base de la serie de victorias más espectacular de este deporte.
También de esa época es la considerada mejor jugada de fútbol de todos los tiempos, la "Inmaculada recepción". De los Steelers, claro, en los playoffs del 72-73. En el Estadio de los Tres Ríos, quedan 22 segundos para el final; los Steelers están a punto de caer eliminados. Les doy dos vídeos; en el primero, verán la jugada y el estallido del público; en el segundo, la jugada a cámara lenta. Vean los vídeos y cambien sus estereotipos sobre los jugadores de fútbol, son más de lo que parecen. Los números de los jugadores sirven como ayuda para saber en qué puesto juegan, pero creo que ya me he alargado demasiado:
(hoy domingo los Pittsburgh Steelers reciben a los Detroit Lions, otro clásico. Partidazo va a ser).