lunes, 25 de agosto de 2025

Le plein, s’il vous plaît

Estos días estoy yendo a una obra para entrar en la cual hay que registrarse en una caseta de 1,80x1,80 que se puso a la entrada. Una mesa, una silla y el aire acondicionado y nada más. El portero (no el barraquero, porque no es un peón de la obra sino de una contrata de seguridad) está ahí, todo el día, solo. Con lo que aprovecho cuando llego y cuando me voy para darle un par de minutos de conversación y hablar de alguna cosa.

Es un comportamiento que acostumbro a tener. Pero que no todo el mundo tiene. Precisamente, volviendo de la obra me acordé de una anécdota que me contó un jefe que tuve hace muchísimos años. 

Mi jefe entonces, también entonces joven y alocado, era de los que conducían por el desierto, corría rallies y el Dakar salía de Francia y atravesaba el Sáhara, y en un viaje con él me contó esta historia.

En el interior de Argelia, bien dentro del desierto, se encuentra el macizo de Ahaggar. Para él era un lugar de aislamiento absoluto, lo más realmente lejos de la civilización que uno podía irse. LLegar allí es como la peregrinación a esos monasterios tibetanos en las novelas y cómics. El caso es que en cierta ocasión llegó a una gasolinera de ésas que hay de vez en cuando en el desierto, porque haberlas haylas ya que tiene que haberlas y no te las puedes saltar. Y, por descontado, cumplió el rito: se bajó del coche, saludó cariñosamente al gasolinero, éste le contó que le recordaba de haber pasado por allí el año anterior, tomaron té juntos, charlaron largo y tendido, etc. Lo de la gasolina ya vendría después, la parada iba a durar las horas que hicieran falta.

En estas que llegó otro todoterreno, se acerca el gasolinero, y el conductor baja la ventanilla, le da la llave del depósito y le dice: «Le plein, s'il vous plaît». Sube la ventanilla y se queda dentro del coche, con el aire acondicionado (no hace falta describir su necesidad).

Y el moro pensó: «¿Ah, si? ¡Pues ahí te quedas!». Y no le sirvió. Hasta que pasado el tiempo, el conductor del todoterreno entendió.

 

viernes, 22 de agosto de 2025

Una herramienta llamada "cola de gorrino"

 https://www.youtube.com/watch?v=f7JzWQiBx5I

 

 

Un micropilote es un método de cimentación consistente en hacer un taladro en el suelo de unos 11 cm de diámetro y unos cuantos metros de longitud (mi récord es de 50, pero no intente hacer eso en casa sin la ayuda de un profesional), típicamente 12 ó 15 m, no siendo muy extraordinario pasar de 20. Dentro del taladro se mete un tubo de acero (a veces, la propia barrena con que se ha taladrado el suelo), y se rellena todo con mortero de cemento. Un auténtico clavo al terreno.

La broca del taladro no mide la longitud del agujero, como es fácil entender. Lo habitual es que midan 1 ó 2 m, y lo que se hace es ir empalmando unas con otras a medida que se van metiendo en el terreno. Es decir, taladra el 1er metro, sin sacar la broca empalma otra broca de 1 m, taladra el 2º metro, vuelve a empalmar una broca más, y así sucesivamente. Los metros que sean necesarios. 

Y para sacar la broca, lo mismo: se sube el metro más superficial, se desacopla la pieza de ese metro, se sube el siguiente metro, etc.

La broca o barrena, como está pensada para tierra, tiene una forma parecida a la de un sacacorchos:

 


A veces, raras veces pero a veces, cuando se está empalmando un nuevo tramo de barrena o desacoplando para sacarla,... oops: el tramo de barrena que está dentro del agujero (y que a lo mejor pesa 150 kg) se escurre y se va para abajo . Al fondo de un agujero que tal vez tenga sólo 11 cm. Y puede que el fondo esté a 18 m y se le haya escurrido un tramo de 2 ó 3 metros. 

Cuando esto ocurre, lo primero que hay que hacer es ponerse al día en la lista de juramentos y maldiciones, y luego hay que recuperar la barrena caída. Sin romper el agujero, por supuesto.

Ahí entra la herramienta de hoy: la cola de gorrino.

La cola de gorrino es como una broca, pero al revés. Su negativo, por así decirlo:


Lo que se hace es acoplar la gorra de gorrino a la barrena que está fuera y volver a introducir el conjunto en el taladro. Con un polo de habilidad, el operario consigue enroscar la cola de gorrino en la rosca de la barrena perdida, y así puede tirar de ella hasta sacarla. Se tarda un poco, pero se consigue.


Hay que reconocer que los obreros saben dar nombres a las herramientas que emplean.

 

 

Gustavo Pascual Falcó - Paquito el chocolatero 

 

 

 

miércoles, 20 de agosto de 2025

Las prioridades, claras

Leo que en Asturias hay 6 médicos alergólogos. Para toda la provincia (región, comunidad autónoma, Principado). No son muchos, ya que la población actual de Asturias ronda el millón de personas. Leo también que hay 278 profesores de bable. 

El gobierno asturiano ha decidido tomar cartas en el asunto: en septiembre se contratarán 104 nuevos profesores de bable. Y 0 (cero) médicos alergólogos. 

No sé si los asturianos difieren de su gobierno sobre cuáles son las prioridades que hay que atender y las necesidades que tienen; yo, desde luego, difiero.

domingo, 17 de agosto de 2025

Por qué los grandes estudios de cine están volviendo al celuloide

https://www.youtube.com/watch?v=NnWOBMQhNBQ 

 

 

Uno de los problemas de la humanidad es la preservación de la memoria. Es decir, ¿cómo hacemos que aquello que queremos que se conserve en el tiempo realmente se conserve en el tiempo?

Homero no escribía sus historias. No le habría servido de mucho, porque era ciego, pero es que él se las sabía de memoria o al menos las recordaba mientras los recitaba. Pero ¿y los que quisieron que otros también las disfrutaran? ¡Ah, estos las escribieron! Solo que sus escritos no nos han llegado, salvo la Ilíada y la Odisea. ¿Y los muchos autores que hubo en aquella época?

El problema que tenían es que 2.500 años no pasan en balde. ¿Qué soporte de escritura perdura tanto? Los papiros y los pergaminos resisten años, décadas. Siglos, no tanto. Milenios, sólo en condiciones extraordinarias. El papel es más estable, pero lo cierto es que requiere cierta familiaridad: usted sería incapaz de leer un texto manuscrito del siglo VII. Con todo, el papel es un buen intento.

En los últimos 45 años, nuestra sociedad ha cambiado; en este asunto, también: ¿por qué emplear el voluminoso, pesado y engorroso papel cuando se puede hacer uso de la informática?

Unos años después se tuvo la información suficiente para saber la respuesta a esa pregunta; pero sólo unos pocos nos dimos cuenta. Pues bien, últimamente también las grandes compañías cinematográficas están aceptándola.

Están pasando producciones digitales a soporte fotoquímico (película de 35mm) para garantizar la preservación a largo plazo de sus archivos. Y no solo ellas: también la Biblioteca del Congreso de los EE.UU. y otros archivos nacionales.

La razón es la longevidad del celuloide: la película de 35mm, cuando se almacena adecuadamente, puede durar más de 100 años. Los formatos digitales, en cambio, pueden volverse obsoletos en cuestión de décadas debido a los rápidos avances tecnológicos.

Pero hay más razones que apoyan el cambio. Una de ellas, por ejemplo, es que una vez está pasada la película a fotogramas, estos se pueden ver con una luz y una lente. Mal vamos si se pierde esa tecnología. En cambio, el formato digital es otra historia. Sin ir más lejos, no puede leerse nada de lo que se grabó en ordenadores hace 50 años. Lo que yo grabé en ordenadores hace 40 años (1985) tampoco: era en cintas de cassette. Lo que grabé hace 35 años era en discos de 5 1/4, flexibles. Supongo que podría llevarlos a algún laboratorio especializado. Hace 30 años (1995) grababa en discos de 3 1/2: tampoco tengo disquetera para leerlos. Hace 20 años los grababa en CD. Hace 15, en DVD. Eso, bueno, todavía quedan cedeteras por ahí y algo se podría hacer. Hace 10 años grababa en lápices de memoria. Ahora, en discos externos o "en la nube". ¿Podré leerlos dentro de, pongamos, 30 años? ¿Se leerán dentro de 100? ¿De verdad creo que un plano hecho con Autocad se podrá leer dentro de 100 años? ¿Se podrán ver las fotos en formato JPG? Las fotografías, si se almacenan correctamente, se sabe que sí: se pueden ver fotos de hace más de 100 años sin ningún problema. Lo que esté en soporte digital, no nos engañemos, debería estar actualizándose de un formato a otro con cada "avance" que se produce, porque si lo atrapa la obsolescencia tecnológica podemos decir adiós a su contenido. Y les recuerdo que de lo que se trata es de que esa información esté disponible muchos años después. Así que este inconveniente es en la práctica insalvable, porque, simplemente, no siempre haremos las actualizaciones.

Otra razón es que el deterioro en el soporte informático no se detecta. Si usted consiguiera leer los discos grabados hace 20 años, probablemente se encontraría con que más de la mitad ya no los puede leer porque se han deteriorado. Polvo, o qué sé yo. La verdad es que discos duros, cintas magnéticas y discos ópticos tienen una vida útil limitada y los archivos digitales pueden corromperse sin señales visibles de deterioro. En los soportes analógicos es al revés: los daños se pueden detectar, y se pueden aplicar medidas de restauración. Que un libro o una fotografía se rompa no implica que se pierda de manera irrecuperable.

El celuloide, en cambio, como el papel, resiste mucho mejor el paso del tiempo si se conserva debidamente: hay películas de los hermanos Lumière que aún se pueden proyectar. El celuloide de acetato, introducido en la década de 1950, es particularmente estable y resistente al deterioro. Así que no hay problema de obsolescencia tecnológica, no hay que hacer una migración constante a los nuevos formatos digitales y el riesgo de pérdida de datos debido a fallos (hardware o software) es mucho menor: se puede quemar la casa o inundarse, o una guerra, pero eso también implicaría la pérdida de la información en soporte informático.

Sí, pasar lo informático a analógico es costoso, pero a largo plazo compensa. Y a pesar de todas las investigaciones, aún no se ha encontrado nada más confiable que el celuloide.

Lo cual me recuerda que ya les conté en esta entrada lo de aquel proyecto de 1863. Pues bien, aunque la caligrafía manual costaba algo de leer (les animo a intentar leer una carta escrita a mano en 1975, como para intentar leer un texto de 1775 o 1575... lo que no significa que físicamente no se pueda), los planos se entendían perfectamente.

Si me hubieran preguntado a mí los de la Warner Bros se habrían ahorrado mucho tiempo y dinero. 

 

 

The Ronettes - Be my baby 


viernes, 15 de agosto de 2025

Conclusión tras observar al paisanaje

Si se multara con 300 euros a todos los babaos que circulan por el carril del medio de la autopista teniendo libre el carril derecho se solucionaría el problema de las pensiones en España durante generaciones. 

miércoles, 13 de agosto de 2025

Alfred Russel Wallace

https://www.youtube.com/watch?v=dZ8z5dCzgJY 

 

 

Charles Darwin pertenecía a una familia acomodada que en la Inglaterra del siglo XIX podía vivir de rentas y dedicarse a su pasión, el estudio de la Naturaleza. Hasta el punto de que se embarcó como pasajero en el Beagle, un bergantín que realizó una expedición entre 1831 y 1836 para explorar las aguas de América del Sur, invitado por el capitán. Como es sabido, en ese viaje realizó numerosas observaciones que le llevaron a preguntarse el porqué de las diferencias entre por ejemplo, los animales de una zona y de otra. En aquella época la postura oficial es que el mundo lo creó Dios, y las especies (de animales y plantas) eran inmutables. ¿Los dinosaurios? Los destruyó en el Diluvio, qué pasa. Pero Darwin se hizo preguntas.

Y, en 1859, publicó El origen de las especies, y nuestra visión del mundo cambió. Fue un vuelco mental como sólo ha habido el de Copérnico, y todos nos reímos de los estadounidenses que aún lo niegan.

Hasta aquí, el conocimiento popular. Que no explica por qué hay más de 20 años entre el viaje y el libro, así que escarbemos un poco más en lo que pasó.

Darwin anotó sus pensamientos en un cuaderno forrado en cuero marrón, con un cierre a pestaña y 280 páginas de color crema, que etiquetó con la letra B y cabía en el bolsillo de su chaqueta, y que por supuesto se conserva (en concreto, en la Universidad de Cambridge). En ese cuaderno ya están escritas las primeras ideas de cómo concebía él la Naturaleza; de hecho, en la página 21 está la anotación Los seres organizados representan un árbol, y un primer bosquejo del árbol evolutivo: julio de 1837. Luego empleó los cuadernos C, D y E. Las dos ideas clave, para Darwin, eran:

1) Todos los hijos se parecen a los padres, los nietos a los abuelos. Las características se heredan.

2) Los hijos no son idénticos a los padres, ni siquiera a sus hermanos. Hay entre ellos pequeños cambios que provocan pequeñas diferencias.

Son, en apariencia, dos principios contradictorios: Darwin sigue dándole vueltas a la cabeza.

Se sabe, por el cuaderno D, que a principios de otoño de 1837, "por entretenerse", lee Ensayo sobre el principio de la población, de Thomas Malthus. Y le pareció muy interesante su propuesta. Muy, muy interesante: ¿y si no solo se aplicara a los humanos sino también a todo bicho viviente? A fin de cuentas, por ejemplo, un conejo suele tener 8 gazapos, un pez cualquiera deposita mil huevos. ¿Y si todos llegaran a adultos? En pocas generaciones esto sería invivible. Si no todos llegan, entonces es que hay una lucha por la supervivencia.

El cuaderno E lo empezó en octubre de 1837. Y el 27 de noviembre escribió:

Tres principios lo explicarán todo

1 Nietos parecidos a los abuelos

2 Tendencia a los cambios pequeños... especialmente en los cambios físicos

3 Gran fertilidad en proporción al sustento paterno

Ahí está: herencia, variación y superpoblación. 

En noviembre de 1859 publica El origen de las especies, como es sabido, aunque el título original era más largo. El caso es que han pasado 21 años. Curioso, ¿verdad?

Charles Lyell era un geólogo escoces 10 años mayor que Darwin. Y también tenía ideas propias que se oponían a la tesis oficial imperante. En el caso de la geología, lo establecido es que la historia de la Tierra era una serie de cataclismos provocados por el Creador, como el Diluvio; esos desastres habrían tenido un determinado propósito, buscado por quien los provocó, por ejemplo eliminar los dinosaurios o añadir nuevas creaciones (como los mamíferos). Lyell, en su obra Principios de geología, defendía que la Tierra era producto de cambios físicos uniformes (erosión, sedimentación, vulcanismo, etc.) y que esos cambios se seguían produciendo hoy en día más o menos al mismo ritmo. Que algunas especies de animales y plantas desaparecieran era fruto de esos cambios, no de la mano de Dios. Si dejamos de lado el asunto de Dios, nos daremos cuenta de que la clave de su tesis es que los cambios geológicos son continuos y más o menos con un ritmo constante. El paso de una evolución geológica constante a una evolución biológica constante no era competencia de Lyell y no decía nada, pero su obra se publicó entre 1830 y 1833 y Darwin la leyó. Él si hizo el paso.

Y lo más importante: a la vuelta de su viaje en el Beagle, Lyell se convirtió en un amigo y confidente de Darwin, y en calidad de tal está enterado de su teoría.

El tercer personaje de esta historia es Alfred Russel Wallace. Que, a diferencia de Darwin, no provenía de una familia acomodada sino todo lo contrario. El joven Wallace se gana la vida recorriendo los trópicos y vendiendo elementos decorativos, como pieles de aves, mariposas o pintorescos escarabajos. No tiene estudios ni contactos, no conoce a nadie importante en las esferas científicas y nadie le conocía a él. Era un don nadie, un coleccionista de animales disecados, un comerciante que había leído. Pero había conseguido publicar algunos artículos en una revista respetable, y uno de ellos le había interesado a Lyell.

Se da además la circunstancia de que Wallace "mantenía" correspondencia con Darwin. Digo "mantener" entre comillas, porque parece ser que Darwin le había escrito una carta, seguramente en respuesta a cartas admirativas de Wallace (que, por supuesto, había leído el relato de Darwin de su viaje en el Beagle). 

Tras cuatro años recorriendo la zona del Amazonas, Wallace se trasladó a la zona de Malasia, donde estuvo otros 4 años. En una escala en las Molucas, Wallace cae enfermo, tal vez malaria. Una noche, en un acceso febril, se le viene a la mente una idea: variación más superpoblación menos las variantes fallidas igual a adaptación hereditaria. Es decir, selección natural. 

Cuando se recupera de la fiebre, la idea todavía sigue en su cerebro. Wallace escribe entonces un manuscrito explicando su idea, y... se la manda a Darwin con una carta de presentación y con la esperanza de que si cree Darwin que el artículo es interesante éste interceda ante Lyell, al que Wallace sabe que Darwin conoce, para que Lyell consiga que lo publiquen. El paquete se lo envía en febrero de 1858, y Darwin lo recibe el 18 de junio. Wallace no sabía lo que pensaba Darwin, en esa época Darwin era un naturalista que había escrito un interesante libro sobre un viaje y otros escritos por ejemplo sobre la taxonomía de los percebes, pero nada revolucionario.

A Darwin se le cayó el alma a los pies. Llevaba 20 años con su idea  desarrollada pero no publicada, y ahora...
 
Evidentemente, Darwin estaba obligado por su honor a dar curso a la petición de Wallace. Por suerte para Darwin, Lyell sí sabía que Darwin había tenido esa idea 20 años antes, y junto con otro botánico amigo, John Hooker, encontraron una solución.

En el verano de 1858, ante la Linnean Society, Lyell y Hooker hicieron una breve presentación y luego dos personas, una representando a Wallace y otra a Darwin (que no estuvo presente, su hijo menor acababa de morir de escarlatina) leyeron el artículo de Wallace y unos extractos de los cuadernos de Darwin. Aquella presentación... pasó sin pena ni gloria: a nadie le llamó la atención.

Dieciocho meses después Darwin publicó El origen de las especies, pero ya no eran las notas de un cuaderno sino un texto pensado y repasado para ser publicado. Y ese libro fue el que desató la revolución darwiniana.

No sé qué tal le fue a Wallace después de aquello. No sé si desarrolló una amistad con Darwin o si sintió que le habían robado su idea. Tampoco puedo afirmar que Darwin hiciera lo correcto (¿se encargaron ellos de que la presentación de la idea de Wallace fuera en un foro sin repercusiones?) o siquiera qué debía haber hecho. ¿Porqué Darwin guardó su idea 20 años? ¿Se la habría llevado a la tumba si no hubiera sido por Wallace?

Pero así se escribe la Historia. Charles Darwin fue un genio que figura con letras de oro en los anales de la humanidad, y Alfred Wallace no fue nadie.

 

 

 

César Portillo de la Luz - Contigo en la distancia 

lunes, 11 de agosto de 2025

La IA no es el problema de la Universidad

https://www.youtube.com/watch?v=SITaZU-jzwI 

 

 

Parece ser que los alumnos de las universidades (y de los institutos) emplean los chatbots de lA para que éstos escriban sus trabajos escolares. Parece ser que los profesores están poniendo el grito en el cielo porque, claro, si la IA es la que hace el trabajo el alumno no aprende. Otros profesores, lo que están haciendo es que sea la IA la que revise por ellos los trabajos de sus alumnos, una idea excelente. Con la paradoja de que por este camino será una máquina la que examine a otra máquina, cuando no que en realidad sean ambas la misma máquina.

Con todo, la pregunta fundamental que yo me hago es por qué va a querer un alumno que una IA haga un trabajo por él. A fin de cuentas, la universitaria es una formación voluntaria: es el alumno el que quiere aprender. Y sus dineros le cuesta, tengo entendido. Además, a esas alturas el alumno es mayor de edad, es consciente de las cosas. Así que ¿por qué va a querer saltarse los pasos que, imagino que comprende, le harán aprender? ¿Acaso estaría dispuesto a, simplemente, comprar un título? No, no creo que ningún alumno quiera sólo un título sin los conocimientos que conlleva; aun al contrario, pienso que es el más interesado en que le enseñen lo más posible y el que más se disgustaría si el profesor no lo hiciera.

Esto, supongo, es así al menos en las carreras más reales, Medicina y las ingenierías. Aquellas en las que el alumno ve que en breve lo van a soltar con el título para que ejerza, y ve que no sabe lo suficiente para ejercer: necesita aprender, y quiere que le enseñen cuantas más cosas mejor. Otras carreras tendrán también algunas asignaturas que el alumno quiera estudiar, unas más, otras menos.  Tengo entendido que ya en todas las carreras, también en las citadas, hay asignaturas chorras, de ésas que el alumno capta en seguida que no necesita, y probablemente decidirá que si ésas se las puede saltar con la IA pues mejor porque podrá dedicar más tiempo a las de verdad. Pero, en general, entiendo que rige lo dicho antes: el alumno se matricula porque quiere aprender. ¿Por qué, entonces, no quiere hacer los trabajos por sí mismo?

¿No se da cuenta que el mayor perjudicado es él mismo?

Puede ser que lo que el alumno note es que esa asignatura no le aporta nada. Que no necesita trabajarla. Es posible: antes había muchas carreras de tres años que ya eran fáciles, y ahora son de 4 años: más fáciles aún. Eso se consigue diluyendo las enseñanzas y rellenando las horas lectivas. Hay incluso carreras que antes ni siquiera eran carreras universitarias. Algunas eran apenas cursos CEAC. El alumno ha sido en realidad víctima de una estafa, y comprendo que su reacción sea estafar al sistema.

En cualquier caso, todos estos problemas ya existían antes de los chatbots de IA. 

 

 

Lainey Wilson - Wildflowers and wild horses 

sábado, 9 de agosto de 2025

Otra forma de ver el turismo

https://www.youtube.com/watch?v=E7zmRvhFEYo 

 

 

Esta mañana me encontré en el Metro con una turista. Digo yo que era turista, porque era una mujer jovencita, muy pelirroja, piel muy blanca, zona cercana al cuello y parte superior de los hombros enrojecida,... Sí, podía ser de Almendralejo, pero había algo más en su actitud: tenía mucho calor. Y se quitó la camiseta, se quedó en sujetador. Primero pensé que quería secarse el sudor y pasarse un desodorante, pero en realidad sólo bufaba. Luego vino el tren, y se subió al vagón. Siguió en sujetador.

El Metro de Barcelona es suficientemente seguro para que un día laborable en horas laborables una joven pueda viajar sola en sujetador por las paradas del centro. Pero ¡caray!: es un espacio público, no el salón de su casa.

Era una turista, lo tengo claro.

Y sí, miró el móvil y luego se lo metió debajo del pantalón. Supongo que en las bragas, pero es que no me importa. Yo nunca lo haría.

Muchos turistas se comportan aquí como no lo harían en sus lugares de origen. Tal vez por eso vienen, o es una razón más.

 

 

El turismo es probablemente la principal industria de España. En Barcelona, suponiendo una estancia típica de 1 noche (2 días), calculo que recibimos cada día 100.000 visitantes de media (entiéndase turistas: extranjeros que vienen a Barcelona, por ocio o por trabajo, dispuestos a gastarse dinero aquí). A esas personas hay que alojarlas, alimentarlas, vestirlas (la parte que toca), transportarlas, cuidarlas, protegerlas, entretenerlas,... y reparar lo que rompen o gastan, limpiar lo que ensucian, gestionar sus residuos, proporcionar el agua necesaria,... Mucho más de lo que parece.

La parte positiva es que trae el dinero de fuera. Es por eso que se llama industria, porque es lo que las industrias hacen.

Ahora bien: considere un momento lo que hacen las otras industrias.

En la agricultura, el agricultor además de dejarse los cuernos consigue extraer un producto de la tierra. Ese producto lo vende y obtiene dinero.

En la ganadería, el ganadero gestiona un establo para que los animales produzcan (miel, huevos u otros animales) y lo que producen lo intercambia por dinero.

En la minería se extraen productos que tenemos y se venden. Funciona mientras queden productos que extraer, eso sí.

La pesca es parte ganadería, y parte minería. 

En la industria propiamente dicha, el esfuerzo de los trabajadores y el saber de los ingenieros consigue mejorar las materias primas y conseguir que otros paguen por el resultado.

¿Ve un patrón común aquí? 

Siempre alguien vende algo a alguien.

¿Qué se vende en la industria del turismo?

Hay quien dirá que cerveza, que noches de hotel o camisetas. O nuestra gastronomías (risas sostenidas). Pero no, no es eso.

Le daré una pista. A ver si se reconoce en esta situación:

—Chico, no pudimos ni entrar. Había una cola de gente que no veas.

Cuando uno vive en un bloque de pisos acepta compartir una parte de su vida con sus vecinos: será a los que salude por las mañanas, con los que hable del tiempo en el ascensor, con los que comparta problemas comunes y el espacio que ya considera suyo y se sienta a salvo. En menor grado comparte su vida con sus vecinos de barrio, y también de ciudad e incluso de país. Cuando está en el bar tomando un café o una cerveza le importa que estén: no entrará a un bar en el que no haya nadie, por ejemplo. Son con los que acepta compartir un día de playa, una sesión de cine, ir a misa o simplemente coincidir en el transporte público.

Cuando viene un turista, usted acepta compartir con él su espacio vital. Él también irá a la playa, se subirá a los autobuses o trenes, coincidirán en las calles e incluso en la escalera de su casa si como me ocurre a mí hay pisos turísticos. No se trae al turismo como si fuera un resort caribeño, encerrados en un espacio del que no puedan salir ni nosotros entrar, porque no vienen en busca de sol y mar: vienen en busca de sol y mar con nosotros. Quieren pasear por nuestras calles con nosotros (de hecho, no creo que les cause especial placer cuando todos los que caminan son turistas como ellos, como en los pasillos de los aeropuertos o grandes estaciones), quieren estar en nuestros restaurantes, caminar por nuestros bosques o montañas, coincidir con nosotros en las piscinas. Y, como están dispuestos a pagar por ello, usted acepta.

Lo que se vende en el turismo es nuestro espacio vital. Y no pasa nada, está bien. El visitante llega a un pueblo, y los que están en él comparten ese día: coinciden en el bar de la plaza, se saludan, lo ven, él les ve, observa dónde viven y qué hacen, se ven mutuamente comerse un bocadillo,... Y no pasa nada. El visitante no quería llegar a un pueblo abandonado, no ver a nadie, que nadie saliera de sus casas. Quería que el pueblo hiciera su vida normal. A cambio de dejarle estar allí (con ellos haciendo su vida normal), el visitante ha hecho un gasto tal vez en el bar o el restaurante, a lo mejor en el cepillo de la iglesia o en la gasolinera o en la tienda que vende productos típicos. Lo que ha costado, lo que ha comprado, no ha sido tanto. Así que está bien.

¿Y si la cosa se saliera de madre? ¿Y si vinieran tantos visitantes a la vez que los vecinos no pudieran circular en coche, las calles estuvieran atascadas permanentemente, no hubiera sitio en el bar o en la iglesia o en el dispensario o en la tienda de alimentación o en la piscina? ¿Y si fuera constante? ¿Y si la demanda de alojamiento fuera tal que ni siquiera ustedes pudieran permitirse una vivienda porque todo se destina a los mucho más rentables visitantes? ¡Ah, entonces sería un sinvivir! Habría vendido usted más de lo que debería. Como si vendiera alimentos y se encontrara que había vendido hasta los suyos propios y ahora solo tiene para comer billetes con monedas.

Pues hay sitios donde eso ocurre.

En Barcelona la presión turística ha hecho que al parque Güell sólo se pueda entrar pagando. Y a la catedral. Y al templo de la Sagrada Familia. El turismo ha expulsado a los barceloneses de muchos de los lugares de los que solían disfrutar, de los transportes que usaban (hay líneas de autobuses que se pidió a Google que no informara de ellas para que los turistas no las emplearan) y de pisos en los que antes se vivía. De bares, tiendas y paseos, que ahora son, en la práctica, tourists only. Y era de cajón que esto iba a ocurrir: desde hace muchos años el empeño del ayuntamiento de la ciudad ha sido la promoción de la misma: somos los mejores, un lugar maravilloso, tenemos joyas que usted no puede dejar de visitar, venir aquí es lo más. Incluso se consiguió que Woody Allen filmara una película que hasta tenía Barcelona en el título. Venga ferias, congresos, salones, exposiciones, lo que sea. Usted, venga. 

Y a nosotros, ¿qué nos decían mientras tanto? Que el turismo es riqueza. Que trae mucho dinero que beneficiaba a muchas personas. No dijeron que la parte del león de ese dinero iba a las compañías de transporte y a las compañías hoteleras, eso teníamos que haberlo pensado nosotros. Y tampoco nos dijeron que lo que vendíamos era nuestro espacio vital, con lo que nadie sospechó si no iba a ser que venderíamos demasiado espacio.

Dejo, para terminar, una foto que ha aparecido hoy en el diario El Mundo: un montón de turistas delante de la salamandra del parque Güell. He estado allí muchas veces, estuve mientras se pudo, y no creo que vuelva nunca: es ya otro sitio tourists only.

Barcelona, la zona cero del colapso turístico: "Desde la pandemia la gente se ha vuelto loca"
(artículo completo aquí)

Las personas que usted se cruza forman parte de su vida y lo que el turismo vende es ser parte de su vida. Con el turismo, lo que usted está vendiendo es una parte de su vida. Mejor dicho: otros están vendiendo parte de su vida de usted. Ése es el problema del turismo, porque esos otros no sienten que estén vendiendo demasiado.

 

 

Barry White - You're the first, the last, my everything 

 

 

jueves, 7 de agosto de 2025

El largo velo negro

https://www.youtube.com/watch?v=UnXUPlsn31o 

 

 

Vale, no es desde el punto de vista musical una de las mejores canciones de la música country. Sí, tampoco la letra lo es. Pero la historia que cuenta... ¡ Ah, eso es otra cosa!

The long black veil ("El largo velo negro") cuenta la historia de un tipo al que van a ajusticiar (y ajustician) por un crimen. Pero no fue el, sólo un tipo que se parecía a él. Lo que pasa es que nuestro protagonista no tenía coartada, o mejor dicho: la tenía, pero no quería usarla. 

Y es que en ese momento estaba con la mujer de su mejor amigo.

Y no va a traicionarla. calla, y es condenado: ella tampoco habla.

Pero eso sí, acude a visitar su tumba. Con un largo velo negro.

Hace diez años, en una fría y oscura noche
Alguien fue asesinado bajo la luz del ayuntamiento.
Había pocos en la escena, pero todos coincidieron
En que el asesino que escapó se parecía mucho a mí.

El juez dijo: "Hijo, ¿cuál es tu coartada?
Si estabas en otro lugar, entonces no tendrás que morir."
No dije ni una palabra, aunque me costara la vida,
Porque estaba en los brazos de la esposa de mi mejor amigo.

Y, claro:

El cadalso estaba alto y la eternidad cerca,
Ella estaba entre la multitud y no derramó una lágrima,
Pero tarde en la noche, cuando sopla el viento del norte,
Con un largo velo negro llora sobre mis huesos.

Ella camina por estas colinas con un largo velo negro,
Visita mi tumba cuando aúllan los vientos nocturnos.
Nadie lo sabe, nadie lo ve,
Nadie lo sabe, solo yo.

 

La compusieron en 1959 Danny Dill y Marijohn Wilkin y ese mismo año la grabó Lefty Frizzell, aunque su gran intérprete fue Johnny Cash. Y convendrán conmigo en que habría sido un gran argumento para Lope de Vega o Calderón de la Barca.

 

 

Johnny Cash - The long black veil 

  

martes, 5 de agosto de 2025

60 años de Concilio

https://www.youtube.com/watch?v=Wslm1ZL9EI8 

 

 

Juan XXIII fue nombrado papa en 1958. Al año siguiente convocó el Concilio Vaticano II, que empezó sus sesiones en 1962 y terminó el 8 de diciembre de 1965. Va a hacer, pues, 60 años. Tiempo suficiente para preguntarse si ha sido o no ha sido un gran concilio.

Para responder a esa pregunta, uno tiene que pensar si estamos mejor ahora que antes. En verdad habría que analizar si estamos mejor ahora que lo que estaríamos si no se hubiera convocado el concilio, pero ese camino no se tomó y no podemos saberlo. 

¡Hummmmm!

No está clara la cosa.

Oficialmente todo concilio es provechoso y supone un gran impulso para la Iglesia Católica; pero en este caso la respuesta ha de ser que no, que desde un punto de vista administrativo-católico no estamos mejor sino peor. El porcentaje de población (española y europea) que se declara católica es mucho menor; las vocaciones han caído en picado, el número de sacramentos se ha desplomado, la influencia de la Iglesia en la educación, la cultura y el comportamiento social en general ha casi desaparecido,...

Sí, se puede alegar que los tiempos han cambiado y que lo que ha ocurrido es que la Iglesia no ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos (¿debería?). Bueno, si es por eso quiero decir que una de las principales razones aducidas en la convocatoria del concilio era precisamente ésa, la actualización de la Iglesia y la respuesta a los grandes cambios sociales, culturales y espirituales que se estaban produciendo e, imagino, veían venir. Así que tal vez podría decirse que la actualización no les funcionó muy bien que digamos.

Ahora bien: como he dicho, el análisis correcto es pensar qué habría pasado si no se hubiera celebrado.

A este respecto cabe recordar que el Concilio Vaticano I se celebró en 1869, pero la toma de Roma en 1870 por parte de las tropas de Victor Manuel II (culminando así la reunificación italiana) obligó a interrumpir el concilio, que quedó inconcluso. Pues bien, este concilio se convocó básicamente para dar respuesta a los cambios sociales que se estaban produciendo en Europa en ese siglo XIX y el cambio general que se estaba produciendo en Francia. Sumemos a esto los tremendos cambios que se produjeron tras las guerras mundiales, la aparición del comunismo y el sindicalismo, la explosión de la radio, el cine y la televisión,... Muchísimos cambios. Y recordemos también que el concilio anterior fue el de Trento, clausurado en 1563: 300 años antes del CV I, 400 años antes del CV II. Ni de lejos había habido tantos años entre un concilio y otro. Desde luego, la sociedad de 1962 no era la sociedad de 1869, menos aún la de 1563.

Es comprensible que se convocara un concilio.

¿Pero dio la respuesta correcta?

Las principales aportaciones del CV II son el ecumenismo y el Novum Ordo. Para los que no estén al tanto de las particularidades de los ritos católicos, el novum ordo supuso el cambio de la misa tridentina (en latín, pero no sólo cambió eso) a la misa moderna (en lenguas vernáculas, pero, insisto, no sólo cambió eso).

El ecumenismo es un cambio de actitud que busca restablecer la unidad de todas las iglesias cristianas. Y, ya puestos, buenas relaciones con los judíos y los musulmanes y de paso con cualquier otra religión. Compare el lector esa actitud con la anterior: las demás iglesias cristianas son herejías, sus fieles herejes, y en lo que respecta a judíos y mahometanos ni les cuento.

Otra aportación importante del CV II es la "conciencia social de la Iglesia", algo que ha dado mucho juego y que en mi opinión se ha interpretado muy mal. No creo que los denominados curas obreros hayan sido una buena cosa, y luego está lo de la teología de la liberación.

Por último, habría que hablar de las posiciones que ha tenido la Iglesia ante muchas realidades del siglo XX y lo que llevamos del XXI. Estas posiciones no se manifestaron tal cual en el concilio sino en las distintas encíclicas que han ido publicando los papas y que realmente desarrollan el concilio.

Bueno, pues yo, aun queriendo muchísimo a todos los papas, voy a decir que el Concilio Vaticano II fue una gran cagada. Y debería convocarse cuanto antes otro concilio, un CV III, para corregirlo o al menos encauzarlo.

Para terminar, un chascarrillo final.

En el Concilio Vaticano II tuvo un papel destacado el arzobispo de Colonia, el cardenal Joseph Frings. Fue miembro del consejo de presidencia de diez prelados que dirigieron el concilio y uno de los doce presidentes de la asamblea. El gran opositor al Santo Oficio, y la cabeza del sector digamos progresista.

Pues bien, el ayudante de Frings, su asesor personal con el que discutía sus ideas, colaboraba en los discursos y participaba en la redacción de los documentos conciliares, era Joseph Ratzinger. Que a la sazón tenía sólo 34 años, pero fue declarado perito del concilio (un asesor teológico, que colabora en la elaboración y redacción de los documentos y proporciona bases teológicas y científicas a los debates). Como tal, no tenía derecho a voto (sólo votaban los obispos), pero desde luego tuvo un papel destacado. Era una de las cabezas pensantes del sector progresista del concilio: escribió el borrador de once alocuciones que el cardenal Frings pronunció en el Concilio, aportando una clara eclesiología eucarística y una fuerte vinculación con las Sagradas Escrituras; participó en debates fundamentales, especialmente sobre el esquema De Ecclesia, y su trabajo para Frings y en las comisiones teológicas fue uno de los ejes centrales de su aportación conciliar. Además, su influencia excedió el mero momento conciliar, pues su pensamiento teológico estaba en continuidad con la doctrina del Concilio. Contribuyó no solo a los textos finales, sino también a la preparación teológica previa y a la posterior interpretación y recepción del Concilio. 

A pesar de todo, no le guardo ningún rencor. Aun al contrario, le tengo una grandísima admiración. 

Joseph Ratzinger fue nombrado papa en 2005 y adoptó el nombre de Benedicto XVI.

Y por si se lo preguntaba: sí, Karol Wojtyla, el futuro san Juan Pablo II, también participó en las sesiones del concilio y realizó algunas aportaciones. Eso sí, lejos del papel que tuvo Ratzinger. En aquel momento, Wojtyla era sólo un joven obispo de la Polonia comunista y nada hacía sospechar lo que le aguardaba.

 

 

 

F. Chopibn - Balada nº 2 en Fa mayor 

domingo, 3 de agosto de 2025

El título que no se tiene

https://www.youtube.com/watch?v=Fn7rYISuUpw 

 

 

El tema de actualidad era, hasta hace poco, los títulos universitarios que una política decía tener y no tenía. La política era de derechas y, claro, el escarnio público ha sido el imaginable. La respuesta ha sido sacar a colación los muchos ejemplos que el otro bando (y tras varias respuestas, cualquier bando) tiene de políticos que por matricularse en 1º de Ingeniería Industrial se apuntan en su currículum "Estudios de Ingeniería Industrial",y luego directamente se otorgan el título.

Esto es más viejo que la manzana, y no ocurre solo en política. Lo que pasa es que, en la vida cotidiana, no nos gusta que quien no tiene título se otorgue uno. Hasta el punto de que la infracción llega a ser delito. De hecho, en nuestra vida cotidiana nos burlamos de quien intenta aparentar lo que no tiene, lo despreciamos por ello y nunca lo tenemos en alta estima. A propósito de lo cual, recuerdo que escribí una entrada sobre este tema hace años: "En cualquier tiempo en cualquier lugar" sobre un caso que conocí. Pues bien, el desprecio a ese protagonista se produjo en el ámbito privado, no en el político.

Según parece, no nos molesta que un político nos mienta en quién nos dice que es. No se lo toleraríamos si fuera una relación personal, pero mientras sea un político, no hay problema: que nos gobierne si quiere. Que nos diga lo que tenemos que hacer y que maneje nuestros caudales públicos. La indignación por la política del principio, era, es obvio, fingida.

La explicación de porqué se lo toleramos a los políticos es deprimente, pero si yo fuera político, hubiera o no mentido en esto me deprimiría por lo que significa esa tolerancia. Significa que a todos nosotros (los políticos), cualquier ciudadano, si nos conociera, nos despreciaría.

 

 

Coro del Ejército Rojo - Marchaban los soldados 

viernes, 1 de agosto de 2025

El Angelus

 

Multiple Artists, CC0, via Wikimedia Commons    

El Angelus es un cuadro de Jean-Francois Millet, pintor francés de mediados del siglo XIX. Se titula así porque, en principio, representa a una pareja de campesinos realizando una pausa en sus actividades para rezar el Angelus.

 Me temo que a no tardar mucho nadie entenderá qué es eso del Angelus. 

El Angelus es una oración (católica) que se reza a las 12 del mediodía y que versa sobre la Encarnación. Es un diálogo entre el director del rezo, que empieza diciendo «El ángel del Señor (en latín Angelus Domini, de ahí su nombre) anunció a María», el pueblo responde «y concibió por obra del Espíritu Santo», a lo que siguen 3 avemarías, el diálogo tiene dos entradas más (con sus correspondientes avemarías), una petición de cierre y una oración final que pronuncia el director del rezo. Es una oración muy sencilla y muy tierna para quienes la rezan.

Y que al ser en una hora concreta rezan millones de creyentes todos a la vez, al mismo momento (piense en Europa Occidental). Dudo que eso ocurra en la actualidad, pero en su momento debía de ser, desde un punto de vista religioso católico, impresionante. 

Pero en el cuadro es por la tarde, no las doce del mediodía. Esto es porque mi información inicial era falsa: tradicionalmente se rezaba a las 6 de la mañana, a las 12 y a las 6 de la tarde. El inicio de la jornada, la pausa para comer y el final. El cuadro recoge, pues, el rezo de la tarde y que marca, pues, el final de las labores del día. Pero yo siempre lo he conocido rezado a las 12 y, la verdad, me cuesta creer que alguien lo rece por la tarde. Cosas de estos tiempos, me imagino.

Como chascarrillo, creo que la COPE, la cadena de radio de la Conferencia Episcopal, todavía hace una pausa a las 12 para un ángelus radiado. Pero un ángelus, también he de decirlo, completamente capado: sólo se dicen (o decían) los tres diálogos, no sé ni siquiera la oración final. 

Tal vez usted piense en los cinco rezos diarios de los musulmanes, pero no es lo mismo. Aunque, bueno, un poco sí se parece. Salvando las distancias. 

En cualquier caso, lo dicho, en unos años nadie entenderá el mensaje del cuadro.