Leo en elconfidencial.com un artículo de un tal Garicano sobre cómo afecta la tecnología a los expertos, parece ser que continuación de otro. Distingue Garicano entre tecnologías de la información y tecnologías de la comunicación, y viene a decir que gracias a las tecnologías de la información un no-experto se puede convertir en un experto - su corolario es que los expertos ya no son necesarios-, y gracias a las tecnologías de la comunicación los expertos pasan a regentar imperios - su corolario es que ahora los expertos tienen nuevas oportunidades. El ejemplo que pone para la primera afirmación es la de un novato abogado que recibe un caso; hace 30 años, necesitaría la guía de un experto sobre cómo llevar el caso, antecedentes, etc., mientras que ahora, gracias a Internet, el novato tiene a su alcance toda la información que le proporcionaría el experto: ya no le necesita. En su ejemplo, dice que si el abogado novato sabe buscar bien, en media hora habrá resuelto todas sus dudas.
Cuando paré de reir, seguí leyendo; pero este hombre había perdido para entonces toda credibilidad a mis ojos. No sé si los juicios los gana el bufete que tiene la banda más ancha, pero sí sé que un ingeniero novato, con todos los ordenadores del mundo, no puede hacer lo que un ingeniero experto. Aunque desde luego me parecería admirable que un ingeniero novato se atreviera con más de lo que puede morder. Como si en la web estuviera cómo hacer las cosas; puede que haya recetas de cocina, pero no mucho más. Y no basta saber recetas para ser un gran cocinero.
Si es que cuanto más lo pienso... Sólo un memo puede creer que las tecnologías de la información pueden sustituir a los expertos. Bueno, él no lo dice así; dice que "eliminan gran parte de la ventaja de los expertos". Sin embargo, me da en la nariz que él mismo, si tuviera un aneurisma preferiría que su neurólogo tenga al menos 25 años de experiencia de trabajo con cerebros más que 25 años de experiencia en navegar por internet, y lo mismo si se enfrenta a un juicio que le puede acarrear veinte años de cárcel. ¿Qué pretende, entonces? La cosa se enreda, cuando le leo, en el mismo artículo, su conclusión; creo que no le he entendido bien, pero me parece que es que hemos de cambiar la educación: no hemos de enfocarnos en enseñar información, sino el manejo de las tecnologías de la información. Ya que, como dice a título de ejemplo, la tecnología va a memorizar ríos y reyes mucho mejor que el alumno. Ya digo que quizá no le capto, pero ¿está recomendando que no se enseñen ríos y reyes, y por extensión toda la información que se ha de memorizar y que un ordenador va a hacer mejor? ¿Las tablas de sumar y multiplicar, incluidas? Y lo digo a posta: un ordenador siempre sumará y multiplicará mejor que nosotros; ¿por qué aprender, entonces?
Este debate no es tan ridículo como parece: conozco a muchos ingenieros que no aplican casi ninguna norma ortográfica, para ellos ya se encargan los ordenadores. Muchos no se preocupan de teclear bien las palabras: el autocorrector, ya saben. Hay ingenieros que no tienen ni repajolera idea de dibujar. Calculistas que no saben hacer una división o una multiplicación de cabeza. Que no saben hacer una suma, si es de tres cifras. Y que les cuesta una suma de dos números de dos cifras. Y una resta, mucho más aún. Les aseguro que es cierto. Y son ingenieros calculistas, como yo (sobre el papel). ¿Para qué aprender lo que las
máquinas van a saber mejor que nosotros? Pues ahora un tal Garicano
escribe recomendando que se haga eso.
Y encima, después de semejante perla, el tío termina con un párrafo en el que dice que ha escrito un trabajo académico sobre esto, citando a un compañero coautor de Princeton; eso sí, nos advierte que sus trabajos "son en inglés" y que son de un nivel "avanzado". Que no los consultemos, vaya. Que nos creamos lo que dice, porque es un trabajo universitario. Somos tontos, ¿verdad?
He escrito varios artículos sobre cómo los ordenadores han conseguido
que los ingenieros desconozcan las normas que han de cumplir: los
ordenadores se encargan. También les vengo citando estos ejemplos que
acabo de escribir. Pues miren, cuanto más lo pienso más casos concretos
recuerdo. Esto es real, esto está ocurriendo ya. Así que recapitulemos:
1) Los ordenadores no convierten a nadie en experto. La experiencia y el aprendizaje de la experiencia convierten a la gente en expertos. Hay que vivir experiencias, y aprender de ellas. Los ordenadores son herramientas. Se puede adquirir experiencia empleando un bisturí y se puede adquirir experiencia empleando ordenadores; ni el bisturí ni el ordenador convierten a alguien en experto.
2) Que los ordenadores sepan hacer algo mejor que nosotros no es razón para no aprenderlo. Es una idea absurda. ¿Que alguien sepa algo mejor que nosotros es razón para no aprenderlo? También el maestro sabe sumar mejor que el alumno... vaya, se pueden poner tantos ejemplos absurdos...
3) Una idea subliminal y muy extendida: los alumnos no deben memorizar. Reflexione y recordará cuántas veces le han venido a decir, más o menos, lo mismo. ¿Hay alguna razón para ello, aparte de la anterior? Y, sin embargo, muchas personas están de acuerdo.
4) Las universidades están a reventar de idiotas. Tenga siempre esto presente, cuando alguien aporte un origen universitario como aval de sus ideas.
Leo en la wikipedia que Garicano es "catedrático y director de departamento en la Escuela de Economía y Ciencia Política de Londres (London School of Economics)". Miedo me da que alguien crea que hay que hacerle caso por serlo.
Orquesta Mondragón - Viaje con nosotros
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