Hay muchísimas diferencias entre el american way of life y el estilo de vida que tenemos en España. Una de las más intrigantes, para mí, es el deporte universitario; es posible que comprender lo que es allí el deporte universitario sea una de las mejores maneras de entenderles.
Este año, casi seguro, la Universidad de Kentucky (UK o los wildcats, en el mundillo), ganará el campeonato de baloncesto. El sistema de competición americano es muy bueno y consigue un alto nivel de incertidumbre (y por lo tanto de emoción), por lo que es posible que al final no ganen, de hecho no tienen los últimos diez campeonatos, pero... no, este año no.
La cuestión es que, año tras año, UK está entre los favoritos. Y no solo porque sea el equipo que más partidos ha ganado en la historia, ni el que tiene el mayor porcentaje de victorias (gana el 76% de sus partidos, ahí es nada) o el que más veces ha jugado la fase final, el que más veces ha quedado entre los 16 mejores, entre los ocho mejores o jugado la final. Es que, de un tiempo a esta parte, cada año dan miedo. ¿Cómo lo hacen?
Un dato revelador: del equipo que jugó en el 2012, 6 jugadores fueron elegidos en el draft de la NBA, incluyendo el increíble hecho de que los números 1 y 2 de ese draft fueron wildcast. ¡Y todos eran jugadores con sólo 1 año de experiencia!
Bien, el 2012 se quedan sin equipo. Reconstruyen, y en el 2014 llegan a la final. La gran estrella, Randle, se va a la NBA, como su compañero Young. Ambos habían jugado sólo 1 año en UK, pero ya les era suficiente. Y quizás ese es uno de los secretos del éxito de UK.
Como es lógico, los equipos universitarios fichan a chavales que terminan el instituto. Si hay mil universidades, institutos hay miles y miles. Para saber a quién han de fichar, las universidades pueden valerse de sus ojeadores, o acudir a Internet. Ir a Internet, sin conocimiento, es una locura. En este caso, existen una serie de páginas web que se dedican a calificar a los chicos. Los
ojeadores pueden informar de un puñado de chavales a los que han visto
en un par de partidos, y en Internet pueden saber todo de todos, por lo que es fácil de entender que las universidades busquen estas webs y se crean lo que dicen. En consecuencia, lo que dicen estas webs es poco menos que fundamental para los chicos.
El sistema de puntuación de las webs se basa en estrellas: cinco estrellas es lo máximo, y significa que la web opina que el chaval va a ser el mejor en su puesto y jugador de lotería del draft de la nba. Futura estrella, para entendernos. Cuatro estrellas significa que el jugador va a ser muy bueno, y las universidades más potentes se los rifan. Pero la clave es conseguir a un jugador 5 estrellas, porque de ésos hay pocos y marcan las diferencias.
Por ejemplo: los siete primeros jugadores del draft de este año han sido cinco estrellas.
Bien, ahora imagine usted que usted es un chico de 18 años que ha terminado el instituto (es posible que su tremenda habilidad para el baloncesto haya conseguido una cierta benevolencia en los exámenes) y que las webs dicen que usted es un jugador 5 estrellas. Es usted negro, ha pegado tal estirón que mide usted 2,11, y es la persona más famosa de su pueblo, pongamos Olive Branch, Misisipi. Todas las universidades del país han aparecido por allí, ofreciéndole a usted una beca. ¿Qué hace usted?
Para empezar, usted es consciente de que los estudios no son lo suyo. Quizá sea capaz de sacarse algún título menor y conseguir un empleo en el que le paguen 12.000 USD al año, pero todo el mundo (literalmente, todo el mundo) opina que usted puede ser una estrella de la NBA. Su primer salario sería, como mínimo, de un millón de dólares. La elección está clara. El segundo paso es el hecho de que la carrera de un jugador de la NBA no dura mucho; los grandes contratos no se logran cumplidos 36 años, así que cuanto antes empiece a ganar dinero, mejor. Anthony Davis firmó su primer contrato a los 19 años por 16 millones de dólares, y expira a los 3 años; el siguiente que firme, cuando tenga 22, puede ser inimaginable hoy.
La segunda decisión, por lo tanto, es fácil: su carrera universitaria ha de ser de 1 año; total, no tiene usted ningún interés en los estudios. Además, si se lesiona usted de gravedad antes de su primer contrato NBA, la ha fastidiado de por vida: es un riesgo que no interesa correr. Y, algo no desdeñable, existe la posibilidad de que mientras está usted en la universidad aparezcan nuevos jugadores cinco estrellas que le birlen el puesto: esto es mucho dinero, oigan.
Decidido que sólo va a jugar un año, es importante elegir bien la universidad. Un dato curioso es que ganar el campeonato no afectará a su futuro. Así que de lo que se trata es de que los equipos NBA se fijen en usted: necesita estadísticas. Y para conseguir buenas estadísticas necesita usted... exacto, necesita minutos. Usted ha de elegir a la universidad que le garantice más minutos de juego. Es usted un chaval que ha terminado el instituto y puede que el equipo tenga ya a buenos jugadores en su puesto: da igual, han de darle a usted la parte del león. Así son las cosas.
Kelly Oubre, cinco estrellas, decidió que
se iba a Kansas. Gran universidad, gran historial. Pero el entrenador
opinó que ya tenía un bloque y que el mozo estaba aún un poco verde, y no le ha dado minutos. Por fin, a finales de diciembre Oubre ha empezado a rular y se ha hecho con el puesto.
Chascarrillo al respecto: el puesto era de otro, pero el titular llegó tarde a una sesión de entrenamiento (una sesión de pesas en el gimnasio) y el entrenador le castigó sin ser titular en un partido. Oubre aprovechó la oportunidad, 23 puntos y 10 rebotes, y ahora ya no le sienta nadie.
El caso es que Oubre lo va atener muy difícil para enderezar sus estadísticas y hacer que brillen entre las mejores, con lo que su elección de una universidad errónea le va a suponer muchos millones de dólares.
Oubre debería haber optado por Kentucky, como los demás cinco estrellas: este año han cogido a 3 5 estrellas, el año pasado a 6, el anterior a 3, los tres anteriores a 4, 4 y 4... ¡Incluso ya han confirmado a dos para el curso que viene!
Así se entiende que, año tras año, UK esté arriba. En un baloncesto donde los buenos no duran (con lo que no tienen el plus que da la experiencia), tienen a los mejores atletas del país. Un ejemplo: en la plantilla de este año tienen a dos titulares de 2,13, uno de 2,11 (este, reserva) y otro titular de 2,08, y hablamos de jugadores que tienen 20 años los mayores. Normal que la defensa de los wildcats esté machacando a todos y cada uno de sus oponentes (en el último partido han vencido a Louisville 58-50 ¡sólo 50 puntos los cardinals!, y ha sido su partido más apretado).
Por cierto, quédense con estos dos nombres: Willie Cauley-Stein y Karl Towns, los próximos números 2 y 1 del draft. Y Towns quizá pase a la leyenda de la NBA, empiecen a seguir al muchacho.
Está claro que el secreto de Kentucky es que cada año consigue formar un equipazo. La pregunta es entonces porqué van a UK, si la competencia por el puesto debe ser reñidísima.
Pues porque no lo es. El entrenador de UK, John Calipari, lleva unos años aplicando el método que están llamando "tweaks" (cambios). Consiste en que ha formado dos "pelotones", juegan por pelotones que entran de golpe (cambia a los cinco), y cada pelotón juega muchos minutos, un día unos más y otros menos, pero el caso es que todos terminan jugando bastante. Todos hacen estadísticas. Quizá no tantas como si estuvieran en Grand Canyon (sí, es una universidad de la conferencia Western Athletic), pero desde luego tienen muchos más minutos de los que ha tenido Oubre en Kansas. Así que, al final, va a ser cierto que el entrenador tiene mucho que ver en el éxito de un equipo.
Chascarrillo adicional: en los antílopes de Grand Canyon juegan este año tres australianos, un nigeriano, uno de Senegal... y el sevillano Adrián Carrión Armas, el más bajo del equipo. Me temo que no es la estrella: ha jugado en tres partidos, siete minutos en total, cero puntos (ha tirado un triple y dos tiros libres) y ha cogido un rebote. Aunque tampoco creo que esté intentando ir a la NBA.
Y mi pronóstico: este año campeones, se vaciará el equipo pero harán un digno papel, y en dos años vuelven a estar ahí.
Hablamos de la Universidad de Kentucky, claro.
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