martes, 27 de enero de 2015

Astérix en Córcega



Gana Syriza en Grecia, al día siguiente el jefe ya es el mandamás y en todos los medios, quizá también en todos los cenáculos del dinero, se especula con qué pasará: ¿habrá choque de trenes, seguirá tirando dinero Alemania al pozo heleno o se retractarán los griegos y harán lo que les manden?  Yo pensaba contarles una historia espeluznante que les mostraría bien a las claras cómo son los griegos, ya saben, el clásico episodio que de ninguna manera conciben que pudiera pasar aquí (desde luego, no tan a lo bestia) y que revela lo fuera de escala que es Grecia. Pero no creo que haga falta, la verdad; porque pensando en ello, me vino a la memoria cómo reflejaron Goscinny y Uderzo Grecia.

Supongo que se acuerdan: Astérix en los Juegos Olímpicos. Era un matiz, se citaba un par de veces como de pasada, apenas un chistecillo para mantener el ritmo: los primos. El guía turístico que les lleva a un restaurante "de confianza" que resulta que es de un primo, en un carro de caballos conducido por un primo. El tiro de caballos también es muy bueno: todos son primos. Tiraba con bala, Goscinny. 

Y es que en Astérix se dan muchos trazos de los pueblos que recorren; vale que son tópicos, pero ¿acaso no hay un poso de verdad en los tópicos?

En muchos libros de Astérix, los tópicos son muy visibles (Bélgica, Hispania, Bretaña); en otros, se explotan e influyen en el argumento (los godos, en Helvecia sobre todo: la obsesión por la limpieza, la puntualidad, el formar parte del ejército y entrenar,...). Pero hay uno en que el tópico es la base fundamental del argumento. ¿Caen en la cuenta de cuál? Sí, el del título de este artículo: Asterix en Córcega.

Les recuerdo en pocas palabras: Ocatarinetabelachitchix (no he dicho en pocas letras), jefe corso, es traicionado por unos paisanos. Astérix y Obélix le devuelven a Córcega, donde cohesionan a la resistencia en la lucha contra los romanos. Una resistencia que está marcada por una enemistad secular entre el clan del corso y el de los Figatelix por alguna historia que nadie conoce ni sabe a cuándo se remonta, pero que, como sentencia el jefe Hermanocorxis, "en todo caso, es muy grave".

Sí, a lo largo de toda la aventura sobrevuela el dato de una enemistad profunda por algo que pasó hace milenios, una enemistad que está por encima de todo y que abarca todo lo que toca: cualquier miembro lejanamente emparentado con alguno de los clanes afectados toma la causa como suya y por encima de todo.

Y entonces me dí cuenta. El país de los Figatelix y compañía no es Córcega: es el nuestro. Este es un país de Figatelix, tanto que incluso nombramos a uno de ellos como nuestro presidente: José Luis Rodríguez Figatelix. Siempre acudiendo a historias olvidadas como excusas para las actuaciones del presente y del futuro. Siempre recordando que antepasados suyos las pasaron peor que antepasados ¿míos?

Pues me asomo a la prensa española, leo lo que dicen muchos de nuestros políticos, y sólo veo a Figatelix y los suyos. Que si hace 300 años nos hicieron, que si hace 500 años, que si hace 80... Y la historia siempre es la misma: aunque no dicen qué se hizo ni a quiénes se les hizo, parece ser que es causa suficiente para justificar que a partir de ahora...

Yo, como Astérix, estoy harto de esta manera de ser. Me encantaría poderles gritar, como él, "¡Basta, con vuestras viejas historias!".





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