Para todo buen catalán que se precie, Pilar Rahola es una de las personas más importantes y respetadas del país. Así se explica que sea miembro del Consejo Asesor para la Transición Nacional que asesora al Molt Honorable cómo lograr una independencia fetén, que sea distinguida columnista en el más importante periódico de la tierra y que no haya medio de comunicación, público o subvencionado, que no cuente con ella para cualquier tertulia que se precie.Los que no estamos extasiados por su divinidad, en cambio, recordamos quién se cree ella que es ella y cómo las gasta: cuando no quiso pagar una multa, por ser quién es (por ejemplo, lo pueden leer aquí), o cuando viajó a la India en una comisión del Congreso que acompañaba al Príncipe Felipe en un periplo por allí y, durante un discurso que dió el Príncipe, ella se fue a visitar el Taj Mahal y luego se volvió a España (ejemplo de las hemerotecas: aquí). Y adujo, como razón, que ella era republicana y que no iba a reírle las gracias al Príncipe.
Andan, de un tiempo a esta parte, algo revueltas las aguas por aquí, a cuenta de lo que se denomina "la inmersión lingüística". Es decir, el catalán en la escuela. Por lo visto, desde hace años todos los tribunales están fallando que la Generalitat incumple la ley en materia de educación. Finalmente, tanto el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña como el Tribunal Supremo están incluso condenando en costas a la Generalitat, lo que significa que consideran, directamente, que van con mala fe.
La Generalitat, por supuesto, dice que lo que quieran, pero que ni pagará ni cumplirá las sentencias.
Digamos que, al igual que la sra. Rahola, los nacionalistas catalanes opinan que las leyes sólo se han de cumplir cuando conviene.
Sigamos con lo de la inmersión. Para los nacionalistas, ésa es la última línea roja. Cualquier cosa, antes que renunciar a la inmersión. Y, como son gente razonable, aducen dos razones fundamentalísimas para no tocar el ilícito sistema educativo: el éxito de la educación, aquí, y que es la base de la cohesión social.
Sé de lo que hablo, porque una de los que presentaron la denuncia de marras es amiga y compañera de clase de mi hija, y he leído las circulares de defensa que nos envía el colegio (y que, básicamente, se reducen al argumento de "cómo se atreve un juez a decirnos a nosotros lo que hemos de hacer" y al mensaje de que tranquilos, que el colegio no cederá jamás).
Bien. Lo de la cohesión social, teniendo en cuenta que nacionalistas y no nacionalistas parece que vivimos en mundos diferentes y la absoluta ausencia de castellanoparlantes en los cargos de la administración regional y de la mayoría de municipios, se lo dejo a su entender. Pero lo del éxito del sistema educativo...
Lo primero, una idea. ¿Porqué se enseña en catalán, en la escuela? Hace 40 años no era así, salvo algún maestro puntual, en los pueblos principalmente. ¿Cómo fue el cambio? Pues como tantas cosas que cambiaron en la Transición. Los nacionalistas catalanes clamaron que los niños catalanes tenían que aprender en su lengua materna, que así es como se aprende, realmente. Y, como la lengua materna de los niños catalanes era el catalán, tenía que ser en catalán.
Lo de que la lengua óptima para la enseñanza es la lengua materna creo que no necesita demostración. Si a sus hijos se les enseñara en swahili, por ejemplo, al cabo de unos años seguramente sabrían más o menos hablar swahili. Pero ¿qué más habrían aprendido durante esos años? E, indudablemente, su hijo podría aprender más si ustedes, en casa, pudieran ayudarle de alguna manera. Pero si ustedes no hablan swahili...
Es lo mismo que se fomentará el amor a la lectura si los libros que ha de leer son en una lengua que habla normalmente, con la que se comunica en su casa, la de los libros que leen en su casa... y no en swahili.
Por lo tanto, que los niños estudien en su lengua materna parece, a priori, una buena idea.
Lo que pasa es que, en Cataluña, más o menos la mitad de los niños tiene como lengua materna el español. Y, en esto, los nacionalistas hacen como con las leyes: derechos, sólo los tienen ellos.
Y también, interés pedagógico en que los niños aprendan, sólo de los suyos. No hay interés en que los no-catalanohablantes aprendan tanto como los catalanohablantes.Y recalco lo de "tanto".
La misma expresión de "inmersión lingüística" revela la intención: ¿qué inmersión lingüística tienen los niños catalanohablantes? Estos, ninguna. A éstos no se les hace ninguna inmersión. No, sólo a los otros. A los hijos del enemigo.
En fin, si realmente el sistema fuera educativamente un éxito gracias a la inmersión en una lengua que no es la materna, ¿porqué escoger una lengua tan minoritaria mundialmente como el catalán? ¿Porqué no enseñar en una lengua con mayor proyección, como el inglés, el alemán, el árabe o el chino, con sus hermosos caracteres?
La realidad es que, en Cataluña, gran parte del cuerpo estudiantil acaba muy mal preparado.
¿Por qué no van a las claras? ¿Por qué no dicen lo que realmente piensan? Si dijeran que, de no haber inmersión, en unos años el catalán desaparecería por la presión demográfica de los no-catalanohablantes, pues no nos enfadaríamos tanto. Estaríamos más o menos de acuerdo, pero por lo menos seríamos sinceros. Si dijeran que quieren adoctrinar a los castellanohablantes sin que se enteren sus padres, igual les agradeceríamos la franqueza. Pero no lo hacen. Y, claro, las razones aducidas para que la inmersión sea lo más irrenunciable del mundo, la esencia misma de esta tierra, parecen demasiado endebles para causar tan numantina posición. Como que debe haber algo más, vaya. Algo que no se ha confesado aún, porque es inconfesable.
Y en esas estamos. Mientras tanto, el cumplimiento de las sentencias no es responsabilidad del Poder Judicial sino del Ejecutivo. Y como aquí, los representantes de ese poder son ellos...
Y, ahora, la otra cuestión. ¿Por qué en catalán? Pues porque, como les explicará encantando cualquier nacionalista, el catalán es la lengua propia de Cataluña. El castellano es la lengua que trajeron los inmigrantes. Que sí, que puede que muchos llegaran hace cien años, pero llegaron. Cuando llegaron, el catalán era la lengua del sitio al que llegaron, y el castellano la lengua del que no era de aquí. No hay ningún inmigrante, ningún año de estancia que sea el que otorgue a la lengua castellana el estatus de lengua propia de Cataluña. Aunque mañana lleguen siete millones de portugueses y hablen portugues, el catalán seguirá siendo la lengua propia de Cataluña, y el portugués la lengua de siete millones de inmigrantes, nada más.
Y es que, para el nacionalista, catalán auténtico, no son catalanes. Son inmigrantes. Son de otro sitio, no son de aquí. Viven aquí, pero es gente de fuera.
¿Empieza a comprender cómo funcionan? La continuación lógica de la frase anterior es "no tienen, no pueden tener, los mismos derechos que los de aquí". Y no importa que se catalanicen, serían catalanes nuevos, no verdaderos catalanes viejos como ellos. Piénselo. Medite lo que significa, las consecuencias lógicas de estos pensamientos. Y verá que todo lo que pasa aquí... todo cuadra.
En el fondo, a Rahola, a los que la tienen como un referente, lo que les pica es que aún no tienen todo el poder absoluto; aún no pueden poner voz de Charles Bronson, sacar un Magnum y decir "Yo soy la Ley".
Rocío Dúrcal - Cucurrucucú paloma
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