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viernes, 4 de marzo de 2022

Entrevista a una experta



P. Dice que la prostitución es estructural, que “abogar por la abolición es chistoso cuando no se ha pedido en casa”.
R. Yo no soy de las feministas que están en contra de la prostitución, estoy en contra de cualquier explotación. También de las mujeres, obviamente, pero nuestra sociedad se ha estructurado sobre la prostitución. Las mujeres se han prostituido en los matrimonios y sin cobrar: tú te casabas para que alguien te mantuviese, a cambio le dabas favores sexuales, descendencia y no hacías el amor siempre que quisieras. Esto era lo normal. Empecemos a reconocer que eso ha sido estructural para todas.
P. ¿Es “ilusorio pensar que alguna vez tendremos derechos plenos”?

El fragmento que reproduzco es parte de una entrevista a Laura Llevadot (Barcelona, 1970) que el diario El País publicó el pasado 27 de febrero. Aproximémonos como lo debería hacer un ingeniero.

Vamos a por sentado que la declaración hecha es tal cual, que realmente dijo eso.

Laura Llevadot es profesora de Filosofía Contemporánea en la Universidad de Barcelona, universidad en la que se licenció y en la que obtuvo su doctorado (no, este artículo no versa sobre la endogamia de la universidad española). El diario El País es un respetado (no digo respetable) periódico nacional, y una entrevista de este periódico no es algo que el entrevistado se lo tome a la ligera, máxime cuando se es sólo un profesor de universidad. También asumimos que el diario El País no envía a indocumentados en busca y captura a entrevistar a profesores de universidad.

Por lo tanto, hemos de dar por cierto que la entrevista tuvo lugar en un ambiente sosegado y con el entrevistado encontrándose cómodo para hablar. Dado que el entrevistado es una profesora universitaria de filosofía, y que además es licenciada y doctora en filosofía, y que en la entrevista se hablaba de temas de filosofía, será también cierto que la entrevistada era consciente de lo que decía y que verbalizaba sus pensamientos. También, que se expresó con propiedad y que lo que el vulgo pueda entender de sus palabras es lo que ella quería que se entendiese. Sin duda, su dominio del lenguaje y del arte de conversar es suficiente para que si hubiera querido que se entendiese otra cosa lo hubiese dicho diferente.

No cabe, pues, que corrijamos nosotros a la entrevistada para que creamos que ha dicho lo que no ha dicho.

Por otro lado, la entrevistada puede cometer errores en lo que dice (es como si yo dijera "soy el contertulio más simpático del mundo"), pero eso no significa que ella no crea que ella esté en lo cierto. Así que cuando hace una afirmación universal podemos estar seguros de que se cumple en el entorno que ella conoce; quizá no se cumpla en las selvas del Amazonas, pero eso ella no lo sabe.

Dado que nació en Barcelona en 1970, lo más probable es que sus padres estuvieran casados entre sí. 

La conclusión es que la madre de la entrevistada le confesaría a su hija que el matrimonio de ella, su madre, con su padre, era sólo una cuestión de negocios: ella le daba al marido sexo, y el marido la mantenía vestida, alimentada y cobijada.

Otro tanto habría sido el acuerdo de sus hermanas o hermanos, si los tuviera, con sus cónyuges. Y, por supuesto, si la entrevistada está o ha estado casada (lo ignoro), esos matrimonios son sólo sexo por comida y casa.

Como ella dice, es lo normal.

Lo que también sería normal es que yo pensase que, si ella no está casada, es porque ella se tasa a sí misma por encima de lo que el mercado la tasa a ella. Vamos, que no es tan buena en la cama como ella se cree, caballerosos que son los amantes que haya tenido.

Ahora bien, como ya he dicho, que ella crea que algo es cierto no significa que lo sea, así que no cabe más que decirle: "no pluralice, hable por usted".

Pero ¿y si negamos la mayor? 

Supongamos que lo publicado no es lo que la señora Llevadot dijo. Que lo que ella dijo no es "las mujeres" sino "algunas mujeres". Eso podría ser rigurosamente cierto, lo más probable es que en India, China o en el mundo antiguo haya habido mujeres que se han casado con hombres para que estos las mantuvieran. Pongamos, por ejemplo, que voy a Cuba y me traigo una mulatita caribeña de quitar el hipo: mientras ella me satisfaga, yo la mantendré y seré su llave para que viva en un país mucho mejor que Cuba. Sí, la afirmación de "algunas mujeres" puede aceptarse.

Pero un momento.

Si realmente dijo "algunas mujeres", entonces la entrevistadora ha cambiado la declaración de la entrevistada, y el cambio ha sido sustancial. La entrevistadora ha manipulado la entrevista para hacer decir a la entrevistada lo que la entrevistada no había dicho. Es posible que ese cambio sea un error, pero hoy 4 de marzo El País no ha corregido aún la entrevista. Es posible que la entrevistada aún no haya leído la entrevista que le hicieron y no sepa que hay un error, pero ¿ustedes creen? ¿Tantas entrevistas da la señora, que no puede revisarlas todas? ¿Tan poco le interesa la entrevista que haya dado a El País?

En resumen: no creo que sea un error.  Tampoco creo que sea una manipulación de la periodista, porque -imagino- la entrevistada habría exigido una rectificación so amenaza de demanda. No, yo creo que dijo lo que se publicó. Lo que me lleva a...

¿Cómo es que la entrevistadora (Noelia Ramírez) aceptó tal cual la declaración de la entrevistada? Yo no sé cómo funcionan las entrevistas y cuál es la ética del periodista en ellas, pero pienso que cuando un entrevistado dice una burrada (supongamos que hubiera declarado: "lo mejor para la educación de los niños es darles una somanta palos cada noche") el entrevistador no lo hubiera dejado tal cual, sino que habría pedido una explayación sobre el asunto para que se comprenda mejor. Si la entrevistada hubiera declarado "las mujeres han de dejarse de historias, buscar un marido que las mantenga y pagarle en sexo cuando él lo reclame; es lo normal y lo mejor para todas", digo yo que la entrevistadora no lo habría dejado ahí. O, cuando menos, se habría esforzado en que quedara claro que lo dicho es sólo una opinión del entrevistado, no una verdad absoluta: recordemos que el entrevistado lo es en calidad de experto en la materia.

Esto ya lo he denunciado en otras ocasiones, pero porque pasa mucho. A veces los periodistas entrevistan a lunáticos, son gajes del oficio, pero queda claro (o debería) desde el principio que el tipo está chiflado. Cuando esto no queda claro desde el principio - más aún, cuando se nos vende que el entrevistado sabe de lo que habla-, el periodista no puede ser un simple vocero de las tonterías que se le digan.

Y si la periodista estuviera, fuera su objetivo, o hubiera estado casada (lo ignoro) y sus padres también, lo correcto es que le hubiera rebatido a la entrevistada allí mismo. Salvo que también fuera el caso de ella y de sus padres, no hay que descartarlo.

Existe una posibilidad adicional: que la entrevistada lo hubiera dicho, pero que ella misma supiera que no era verdad. Que lo dijera con intención de engañar al lector. ¿Con qué objeto? Supongo que con el de llamar la atención y que hubiera más idiotas que quisiesen comprar su libro.

 

Se preguntarán ustedes porqué me empecino tanto en lo que parece ser una declaración hecha para llamar la atención y a la que no hay que darle más importancia. Pues porque un grano no hace granero pero ayuda al compañero, y así cambian las cosas. Muchas entrevistas con declaraciones como estas, y en el imaginario colectivo (recordemos, las adolescentes son taaan crédulas) el matrimonio será un trato de sexo por comida. Nos preguntamos cómo hemos evolucionado socialmente hasta la decadencia en la que vivimos: pues con declaraciones que no han sido respondidas.

Sea usted inteligente y reflexione. Me temo que tanto la entrevistada como El País confían en que no lo sea y que no lo haga.

Hay burradas que no podemos dejar pasar.



Pat Benatar - We belong


lunes, 28 de febrero de 2022

El piropo público

https://www.youtube.com/watch?v=YPIPRbWuKg4 

 

 

La sempiterna guerra de sexos. He escrito sobre el tema muchas veces, y siempre sostengo que parte del problema es que las mujeres quieren que los hombres se comporten como mujeres, no admiten que hombres y mujeres sean diferentes y no aceptan que los hombres se comporten... como hombres.

He leído, en un periódico digital, un artículo escrito por una periodista en el que nos contaba que un reconocido psiquiatra de Nueva York escribió un mensaje en una red social más que conocida por nutrirse de mensajes no reflexionados; por cierto que ahora recuerdo que, al principio de la andadura de la famosa red, cuando los políticos metían la pata y decían alguna burrada (juzgada como tal por los usuarios de ese ejemplo de tolerancia que es esa red) el político solía justificante diciendo que había sido un calentón, que él no pensaba así y todo eso. Hoy ya no se justifican. 

A lo que iba. El mensaje en cuestión alababa la belleza de una modelo (negra ella, un matiz muy importante) que había publicado una foto de sí misma con un vestido negro muy escotado sobre una cama. La loa fue, para ser precisos (traducción), “ya sea una obra de arte o una rareza de la naturaleza, es un hermoso espectáculo para la vista”.

Twitter, por descontado, se abalanzó sobre el médico. ¡Cómo se atrevía! Cosificaba a la mujer, y como era negra, cosificaba a las mujeres negras.

Y la periodista se ponía de parte de... los críticos. En su opinión, el médico trataba a la mujer como si fuera un objeto, un algo que contemplar, y eso, se quejaba, los hombres no se daban cuenta de que resultaba ofensivo.

Pero yo me pregunto... ¿por qué publicó aquella fotografía aquella mujer? Vale que porque quería, porque podía y porque estaba en su derecho, pero mi pregunta es por qué quería. Qué pretendía. Y sólo se me ocurre una respuesta: quería que los demás vieran cuán hermosa era, y por lo tanto que la admiraran. Si alguna mujer cree que hay alguna razón más probable, le agradecería que me lo dijera. No, yo creo que ella quería que todos supiéramos que era hermosa. Y por hermosa hemos de entender que era capaz de atraer a los hombres, no nos engañemos. ¿Y cuál fue la consecuencia? Que un hombre vio la foto, la encontró ciertamente muy hermosa y alabó su hermosura. Ya que el hombre era un hombre, y se comportó como tal. Si nos atenemos a los hechos, estos son. ¿Debió haberse callado? ¿Deben los hombres callar los piropos y las galanterías, dejar de decir a las señoras o a las muchachas lo hermosas que están, alabar lo bien que les sienta un peinado, un vestido o un bronceado, so pena de ser insultados y acusados de cosificar a las mujeres?

¿Eso es, de verdad, lo que quieren las mujeres?

La periodista nunca lo reconocerá, pero por mucho que ella se ponga vestidos negros muy escotados y se fotografíe con ellos en una cama no conseguirá que reconocidos psiquiatras de Nueva York proclamen públicamente que ella es una obra de arte o un fenómeno de la naturaleza y eso es lo que en verdad le molesta. Así que, como ella no puede, que nadie pueda: que se prohíba decirlo.

Son las mujeres que no consiguen esos piropos, dirigidos a otras, las que los encuentran ofensivos. Las que los consiguen pero no son en ese momento las destinatarias, lo más que llegan a hacer es molestarse por no ser ellas. Esto jamás lo reconocerán, ni entre ellas, pero es.

El hombre sólo tuvo una galantería pública hacia la mujer que exhibió en público su belleza. Sólo eso. No la cosificó. No sólo las cosas son bellas, también las personas pueden ser bellas.

El hombre se comportó como un hombre bien educado. Y se le ataca por eso. No sé si es la sociedad que queremos.



Outkast - Hey ya!

 

miércoles, 2 de febrero de 2022

Los Juegos Olímpicos de 2030

Se habla estos días de la conveniencia de presentar una candidatura a la organización de los juegos olímpicos de invierno en 2030. El gobierno catalán quiere que la candidatura sea de Barcelona y los Pirineos (catalanes); si necesitan a Aragón para alguna cosa, ya se apoyarán en ellos como subalternos que serían. En Aragón se opina diferente, la candidatura debería ser Pirineos, y basarse en los pirineos de las dos regiones; que, además, trabajarían en igualdad. Por ejemplo, si la apertura es en Cataluña la clausura sería en Aragón, y viceversa.

La sensación, en Barcelona y puede que en toda España, es de perplejidad por el comportamiento del gobierno catalán: no se sabe si quiere de verdad lo que dice o intenta hundir desde dentro la opción.

Como de costumbre, mi visión ingenieril del asunto es diferente. Dejando de lado los aspectos económicos positivos de organizar unos juegos y los aspectos negativos, quién paga la fiesta y no se beneficia versus quién se beneficia de la fiesta (y el correspondiente debate sobre si ya era hora de que los que se beneficiasen se beneficiasen de algo), yo lo que pienso es que hay una pregunta previa que todos nos deberíamos formular y responder con sinceridad. Si la respuesta es que sí, adelante con los faroles, y si es que no lo mejor es que nos olvidemos cuanto antes del tema.

Y la pregunta sería:

¿Nos va a parecer bien que los Juegos se convirtieran en un aquelarre de exaltación independentistas, carteles de Catalonia is not Spain por todas partes, pitadas al himno, banderas, pancartas, performances, discursos, polémicas y todo eso?

Porque, no nos engañemos, eso es lo que habrá. Y no podremos impedirlo. Acuérdense del escorpión y la rana. Y fíjense que no hablo de los miles de millones de euros que desaparecerán (porque desaparecerán) y que no se podrá averiguar qué ha sucedido porque no lo permitirán, ese dinero apuntémoslo a gastos generales.

Si nos parece bien, si creemos que es un peaje aceptable, sigamos adelante con el debate y, si llegamos a un acuerdo positivo, luchemos por conseguir los Juegos.

Pero si por el contrario creemos que lo vamos a lamentar, entonces mejor dejarlo antes de que nos hayamos gastado demasiado dinero. Y si los independentistas protestan (que protestarán, seguro, hagamos lo que hagamos), respondámosles que con ellos no se puede ir a ninguna parte. Quién sabe, quizás haya entre ellos quien reflexione sobre ello. En cuanto a los aragoneses, ribagorzanos, pallareses y araneses que cifran sus esperanzas en que haya Juegos, expliquémosles la realidad: que tienen los vecinos que tienen.
 

domingo, 30 de enero de 2022

La atención de los ingenieros

https://www.youtube.com/watch?v=d05tQrhNMkA 

 

 

He leído una excelente entrevista al filósofo José Antonio Marina en la que, aunque versaba sobre la educación de los niños, daba algunas ideas que como ingeniero no pueden sino hacerme reflexionar:

...

- Sí, los alumnos están teniendo un problema de falta de atención. En primer lugar, porque están sometidos a estímulos cada vez más rápidos y numerosos. En segundo lugar, estamos fomentando en los niños una falta de atención por no educarla.
- ¿Cómo se educa la atención?
- Si le pones a un niño una pantalla captas su atención espontánea, que es la de los animales, pero los humanos tenemos una atención voluntaria en las cosas que no nos interesan, que es la que debemos aprender a manejar. No lo estamos haciendo porque se nos ha cruzado otra mala herencia de la psicología: la excesiva importancia que da a la motivación. Se está afirmando que si un niño no está motivado no puede realizar una acción, cuando el progreso de ...

En general, el principio básico de los animales es no ser detectado, sea por presas o por depredadores. Y para no ser detectado muchos lo que hacen es quedarse inmóviles: la mayoría de los animales, los humanos entre ellos, ven el movimiento. Supongo que la razón es que evolutivamente no hay peligro en las cosas fijas. Luego, cuando el animal sabe que ha sido detectado ya adoptará la estrategia que le parezca adecuada. Unos, si pueden, se integrarán en una bandada, una manada o un cardumen con la esperanza (fundada) de que el movimiento de muchos elementos iguales es visualmente caótico e impide al depredador localizar su objetivo. Otros, también si pueden, tal vez busquen refugio donde el otro no llegue o intenten echar a correr y que el otro no le alcance (o alcanzarlo, si es una presa).
Y, por descontado, hay algunas alternativas, que sólo a veces se puede elegir: luchar, resistirse, plantar cara. Hay, ya se ve, muchas estrategias, pero la básica es quedarse quieto. Resulta divertido pensar en las cucarachas que vagan en la noche tan campantes en una cocina o cuarto de aseo; cuando el humano enciende la luz (pero no ha entrado), las cucarachas se quedan inmóviles. Saben que hay peligro, pero el humano (que está quieto, mirándolas desde la puerta) no ha sido aún detectado. Y en que éste se mueva (o no aguanten la tensión) escapan corriendo en busca de la ranura más próxima. Sí, el instinto animal lo tienen hasta las cucarachas.

Los hombres no dejamos de ser animales evolucionados, y tenemos esa atención espontánea que dice Marina: miramos algo con atención, pero lo que estamos buscando es movimiento. El movimiento atrae nuestra atención, de ahí el éxito de la televisión y que nos distraiga de cualquier otra actividad tan fácilmente. Y los ejemplos absolutos del problema que plantea Marina son los videojuegos, todos los sentidos del jugador están atentos a lo que pasa en la pantalla y reacciona en décimas de segundo.

Ésta es la atención que fomentamos desde hace unas décadas en nuestros pequeños.

Otras actividades requieren la otra atención, la atención voluntaria. Leer un libro: estar parado unos segundos o minutos delante de unas páginas en las que no pasa nada, siguen ahí inalteradas. Ningún animal podría leer porque no retendrían su atención, y eso le ocurre a muchas personas: la página inerme no les atrae (en el sentido de que no atrapa su atención), y así dicen que leer no les atrae (en el sentido de que no lo encuentran una actividad interesante).

No todas las actividades requieren la atención voluntaria. Pensemos en un extremo izquierdo (puede ser derecho) en un partido de fútbol. Tiene el balón y corre la cal mientras su defensor le persigue para arrebatarle el balón o al menos parar la jugada. El futbolista corre al límite de su capacidad física, dedica el 100% de su cerebro a ello, pero el buen futbolista no es como yo y aún puede obtener cerebro para hacerlo con habilidad, haciendo que el balón haga lo que su cerebro le dicta que conviene. Y si el extremo es bueno habrá dedicado tal vez ¿3 décimas de segundo? a visualizar el resto del campo y a los demás jugadores, y mientras corre al límite está decidiendo qué va a hacer con el balón hasta que llega a donde cree conveniente y lanza un centro a donde no había nadie cuando miró pero donde, cuando llega allí la pelota, se encuentra la cabeza de su compañero delantero centro que remata de un testarazo. Con toda la calma del mundo, analizando qué hacer y con el balón parado, yo no sería capaz de poner la pelota donde la puso él desde donde chutó: la atención voluntaria, algo en lo que seguro que gano al futbolista, no sirve de nada.

Lo mismo ocurre en otros oficios. El soldado, el bombero, el peón, el conductor. Tienen instrucciones, se les entrena para que reaccionen con automatismos, se intenta que en los momentos clave actúen sin perder tiempo en pensar, de manera automática. Lo que pasa es que los ingenieros no entramos en ese grupo. Necesitamos atención voluntaria; es más, la clave de nuestro éxito es detectar aquello que los demás no detectan y que puede dar al traste con la solución o, por el contrario, ser lo que nos brinda esa solución que los demás no ven.

Y ahí está el problema.

- Los mayores también están perdiendo la atención. Es un fallo de las nuevas tecnologías, que nos están acostumbrando a mensajes muy cortos y rápidos. La atención, que es el combustible de todas las funciones cerebrales, es reducida, y tener que utilizarla para mensajes largos cansa. Por eso los controladores aéreos tienen descansos frecuentes. Y entonces el cerebro encuentra la solución: no gasta atención si realiza operaciones de forma automática. Una forma de educar la atención sería educar en el hábito de la atención voluntaria. Los hábitos, como he dicho, nos permiten ampliar la inteligencia.

Estamos educando, con el sistema educativo que tenemos, en la atención espontánea. Y estamos abandonando el desarrollo de la capacidad de atención voluntaria.

Pensemos, por ejemplo, en la escritura. Por fuerza la caligrafía actual ha de ser mucho peor que la de hace cincuenta años, ya que se practica mucho menos y los chicos se educan escribiendo mucho menos. Esto no es muy grave, ya que desde pequeños aprenden que no tiene importancia la caligrafía porque se escribe por ordenador. Luego está la ortografía: son reglas muy sencillas, todos las hemos aprendido de pequeños y eso demuestra que son fáciles de aprender. Los jóvenes de ahora (es decir, cualquiera que sea más joven que yo) conocen esas reglas, y sin embargo cometen muchísimos errores ortográficos. ¿Por qué? En primer lugar, porque les ha pasado como con la caligrafía: aprenden que los editores de texto corregirán sus errores. La consecuencia es que, al igual que la caligrafía, deciden que la ortografía no tiene importancia... y terminan no corrigiendo sus errores ortográficos. Y tampoco los errores mecanográficos. Simplemente, no dan importancia a cometer errores en la escritura. Y luego está la sintaxis. Los editores de texto tal vez corrijan alguna expresión, pero es misión del escritor que la sintaxis sea correcta. Pues bien, si la caligrafía ha empeorado en 50 años, la sintaxis muchísimo más. Y el léxico tampoco ha mejorado.

Escribir bien, como leer, se basan en la atención voluntaria. El bajón generalizado en la capacidad de atención voluntaria se ve con claridad en la capacidad de escribir y en la de leer. Y en la de entender lo leído.

Yo lo veo todos los días, en los ingenieros jóvenes. No ven las cosas, me da la impresión. Tienen un texto delante y no reaccionan, yo me llevo las manos a la cabeza al leerlo y ahora entiendo porqué me las llevo también cuando intento que un joven lo lea y éste no se escandaliza. O se quedan parados, esperando que yo les explique qué pasa o cuál es la solución. O qué está mal en el plano, qué errores se están cometiendo, qué consideraciones no se están haciendo o se están haciendo mal... No son conscientes. Ellos intentan disimularlo con los ordenadores: que calculen por ello, pero también que escriban por ellos, que dibujen por ellos, que hagan las plantas, alzados y secciones y los despieces, que lean y entiendan por ellos las normas. Lo tengo clarísimo. La causa última del bajón en el nivel de los ingenieros es la disminución de su atención voluntaria. 

Tenemos ingenieros cada vez peores, porque los educamos así. Urge un cambio de todo el país para entender que hay que promover en la educación, desde la más tierna infancia, la atención voluntaria. Porque vamos por el camino de ser cada vez más como los animales, con sólo la atención espontánea. Y entonces aquellos pueblos que sí hayan fomentado la atención voluntaria serán para nosotros como los humanos para los animales.

 

 

Brooks & Dunn - Boots scootin Boogie

 

miércoles, 29 de diciembre de 2021

Política a la española

https://www.youtube.com/watch?v=AQqF0GfOjec 

 

 

Leo que Almudena Grandes va a ser declarada hija predilecta de Madrid. Tras su muerte, los representantes de izquierdas clamaron que había que proclamarla tal (hija predilecta, no muerta), y los de derechas, que ni pensarlo; ignoro qué quería el pueblo llano. El caso es que como mandaban los de derechas, la cosa no prosperó. Al poco, parece, el alcalde (del PP) tuvo que negociar los presupuestos de la ciudad para el año que viene. Y el resultado de la negociación fue que los presupuestos saldrían adelante a cambio de lo de Almudena Grandes.

Vale esta anécdota como botón de muestra de uno de los grandes males de este país, lo que se entiende aquí por negociar: por alguna razón, cuando queremos una cosa todo lo demás no importa. Pongamos como ejemplo a los presidentes de clubes de fútbol: quieren a un jugador, y terminan pagando 10 veces lo que vale, pero no les importa, lo querían y lo tienen. Cuando los objetos en discordia son de la misma naturaleza, no hay problema. Si a cambio de que hoy vayamos a los toros mañana vamos al fútbol, todo bien. Pero cuando la naturaleza de los objetos es diferente, entonces uno le está tomando el pelo al otro: a cambio de que hoy vayamos a los toros, me quedo tu coche. El que tienes y, no hace falta decirlo, el que tengas en el futuro, porque el pacto es "me quedo tu coche". Pero ¡ey!, vamos a los toros como tú querías, siempre sales ganando tú.

En el caso que nos ocupa, el alcalde quería unas partidas económicas específicas para el año que viene, y a cambio negoció, ofreció o transigió en asuntos que nada tenían que ver con el objeto de la discusión. Esas partidas económicas serán olvidadas dentro de un año, no digamos dentro de cinco o diez, y lo otro seguirá. Dentro de diez años, la izquierda podrá decir “conseguí tal cosa a cambio de algo que ni recordamos qué es ni importa ya”. Ejemplos hay de sobra, a diestro y siniestro y todos los años: a cambio de la aprobación de los presupuestos de tal ejercicio, ciertos partidos se llevaron prebendas y ventajas a perpetuidad. ¿Quién sabría decir qué partidas económicas lograron Felipe González o Aznar o Zapatero y qué gracias por ello podemos darles hoy, a cambio de lo que concedieron por ellas? Por ejemplo, la inmersión lingüística en Cataluña, las competencias educativas, la policía autonómica y tantas y tantas cosas, ¿a cambio de qué fueron? ¿Nos sigue pareciendo un buen trato? Y lo mismo ocurre cuando lo que se negocia es el mirar para otro lado “donde no te incumbe”: yo te apruebo los presupuestos y a cambio tú me dejas tranquilo y no te metes en mi comunidad autónoma o en mi ayuntamiento.

Hay tres tipos de gobernantes. El buen gobernante es el buen gestor. Ése es también su error, pues al estar centrado en la gestión se convierte en el negociador lila: a cambio de su objetivo, cede en todo lo demás. El mal gobernante es el mal gestor. Como es un desastre como gestor, se centra en lo que no es la gestión, en cosas como los nombres de las calles y quién es hijo predilecto. Pero, al igual que el buen gestor, negocia como un español y a cambio de sus sandeces cede también en un montón de tonterías. Ninguna de ellas relacionada con la gestión, pues la gestión es cosa suya y no de sus contrarios en esa negociación. Y luego está el gobernante que es buen gestor y también es buen negociador. El problema de éste es que, me temo, no es español.

Insisto: si echásemos la vista atrás, ¿nos seguiría pareciendo que hicimos un buen trato?

 

 

Villancico tradicional - ¡Oh luz de Dios! (O Tannenbaum)

miércoles, 22 de diciembre de 2021

Cuestión de caracteres II: hombres y mujeres

https://www.youtube.com/watch?v=GIWA-iyHsIg 

 

 

En Cuestión de caracteres explicaba mi visión de que las personas somos una receta hecha todos con los mismos ingredientes pero cada uno en distintas proporciones. Y que se puede generalizar sobre quiénes tienen más de una cosa y menos de otra, abundan en cierto rasgo de carácter o adolecen de otro.

Así, por ejemplo, un estudio reciente sobre neurocirujanos e ingenieros aeroespaciales reveló que los cirujanos resolvían problemas con más rapidez que la población en general y eran mejores en semántica, y los ingenieros ganaban en atención y orientación espacial, vaya sorpresa. Pero no eran más inteligentes, en su conjunto, simplemente algunas cosas se les daban mejor (o lo hacían mejor fruto de la práctica profesional, quién sabe).

También podemos generalizar hablando de países. Todos estaremos de acuerdo que los estadounidenses son mucho más generosos que los franceses o que los alemanes son mucho más disciplinados que los españoles (o los españoles más individualistas, si se quiere ver así). Que en general los surcoreanos o los japoneses son de una manera, que los cubanos o los dominicanos son de otra. 

Pues bien, también podemos sostener, como verdad general, que los varones y las mujeres son diferentes. Unos tienen más de un rasgo que las otras, y viceversa. En general. Habrá muchas mujeres que tengan cierto rasgo más acentuado que muchos hombres (por ejemplo, la agresividad al volante) y hombres que lo tengan mucho más atenuado (siguiendo con el ejemplo, que sean más apocados) que muchas mujeres, pero podemos afirmar que el valor medio de ese rasgo es más acentuado (o menos) en los hombres que en las mujeres.

Un ejemplo de libro es la predisposición a cuidar o a ayudar a los demás. Imaginemos, por ejemplo, una persona sin techo. Las mujeres tienen más tendencia a cuidar, los hombres a ayudar. Las mujeres le hablarán con cariño, le perdonarán sus debilidades y vicios, olvidarán todas las veces que fruto de éstos esa persona ha fallado la confianza recibida, le disculparán una y otra vez, no es culpa suya, es que... Fíjense, si no, en las personas que dan limosna: casi siempre, mujeres. Los varones, en cambio, tienden a ayudar. Tranquilo, amigo, yo te ayudo. Pero el varón espera que el depositario de la ayuda ponga de su parte y salga del problema que tiene; si percibe que no es así, que el otro no colabora, deja de ayudar. Porque entonces ya no es una ayuda, es un cuidado. Reflexionen, busquen situaciones que sirvan de ejemplo, y fíjense si hombres y mujeres acostumbramos a seguir este patrón.

Pero hay muchos más rasgos que sirven como ejemplo. La agresividad al volante, que decía al principio. O no al volante, sino en el comportamiento general. La empatía, la emotividad, la serenidad,... En unos casos el rasgo es más acusado en general en los varones, en otros lo es en las mujeres. Somos así, qué les vamos a hacer.

Algunos de estos rasgos coinciden con los rasgos que predominan en las profesiones, y por eso hay más hombres que mujeres o al revés en ciertas profesiones. Incluso, cuando hay muchos hombres en una profesión "de mujeres" es normal que esos hombres sean... ya me entienden. Aunque no es una regla absoluta, ocurre a menudo que hombres con un carácter afeminado desempeñan profesiones femeninas, y viceversa con mujeres que no tienen un carácter muy femenino. Sin que ¡ey! esto quiera decir que las afirmaciones sean tajantes. El chiste "un arquitecto es un técnico que no es lo suficientemente macho para ser ingeniero ni lo suficientemente maricón para ser decorador de interiores" es eso, sólo un chiste de cuñados inmaduros o bebidos, no es una descripción científica de la realidad. Pero es cierto que hay muchos más hombres que mujeres ingenieros, y que las características que se requieren en la ingeniería abundan más en los varones que en las mujeres. Y lo mismo al revés podría decirse de la profesión de enfermero. Por eso resulta risible que los gobiernos quieran que haya más mujeres en profesiones masculinas: la mujer que quiera ser ingeniera o matemática ha de poder serlo, claro que sí, pero es lógico que sean minoría.

Lo importante es ser consciente de que hombres y mujeres somos diferentes. Y no sólo persona a persona, sino como perfil medio. El hombre promedio tiene un carácter y un comportamiento diferente del de la mujer promedio, y el ejemplo más claro lo teníamos en los requisitos para ser bombero o policía, que se exigían marcas diferentes según el sexo. Sin querer analizar si esto es lógico o no (en mi opinión, no lo es), sí ejemplifica que los promedios son distintos y se nos debe medir con baremos distintos. Pues bien, esto no solo ocurre en los apartados físicos, sino también en los del carácter. Y por lo tanto en el comportamiento.

Y aquí tenemos un problema de nuestra sociedad. Un comportamiento que en un varón es esperable puede no serlo en una mujer. ¿Debería juzgarse al hombre como una mujer, es decir, castigar el que no se haya comportado como una mujer? No, al hombre debería juzgársele con la referencia del hombre promedio. Si su comportamiento es reprensible, lo ha de ser desde la perspectiva de los varones; y lo mismo a la mujer, no se le puede exigir que se comporte como un hombre. Por ejemplo, en 1912 no se criticaría a la mujer que quisiera un puesto en los botes del Titanic, pero sí a un hombre que expulsara a una mujer para salvarse él (si, en cambio, expulsara a un hombre, el criticado tal vez sería el expulsado, por débil).

No hay que entender lo dicho como una autorización a los varones a, por ejemplo, cometer imprudencias al volante porque "los hombres conducimos así", no. Saber que por lo general las mujeres se incorporan prudentemente en las rotondas, convirtiendo los cedas en stop, y los hombres como si estuvieran solos, convirtiendo los cedas en tiene usted la prioridad sólo debe llevarnos a entender cómo conducimos cada uno, no a permitir la imprudencia varonil en la incorporación ni a no criticar la obstrucción al tráfico que supone hacer un stop cuando no hay coches circulando en la rotonda.

Tomemos por ejemplo (y aquí me estoy metiendo en un jardín en el que no debería) la manera de entablar una relación con propósito libidinoso con una persona del sexo opuesto: es algo que ambos sexos hacen de manera diferente. También es algo que se hace diferente en unos países y en otros, y en unas culturas y en otras, pero ahora estoy hablando de cómo, en cualquier país y en la cultura que sea, el hombre y la mujer se comportan diferente. En todo momento, sea la fase de búsqueda, de otear el horizonte, de aproximación, de acercamiento, de gestión, del tratamiento posterior, en cualquier momento, los hombres tienden a hacer las cosas diferentes de cómo las hacen las mujeres. Y esto puede causar desconcierto y a menudo desagrado. Como he dicho antes, que haya estas diferencias no justificará nunca un comportamiento que desagrade a la mujer por parte de un hombre con la excusa de que los hombres nos comportamos así. En absoluto digo esto. Lo que ocurre es que el comportamiento del hombre ha de ser juzgado bajo la perspectiva del hombre. Y viceversa. Supongamos una situación en la que el hombre "se levanta, se viste y se va" y la mujer se queda dolida. No hemos de juzgar al hombre desde el punto de vista de la mujer ("menudo cerdo") ni a la mujer desde el punto de vista del hombre ("¿pero qué más quería?"); al contrario, lo correcto es que si el comportamiento concreto del hombre fue, desde el punto de vista del común de los varones, indelicado o irrespetuoso, entonces sí el dictamen es que el tipo se comportó como un cerdo. Pero si su legítima estaba esperando en casa y era ya muy tarde y él se lo había dejado bien claro antes, ¿qué más quería? Y a la mujer hay que analizarla desde el punto de vista de la mujer promedio; es comprensible que se sintiera utilizada, pero si despechada se dedicó a hacerle la vida imposible es una cosa, si dolida por el cerdo decidió no volver a tratar más con él es otra cosa, y si acto seguido llamó al nombre siguiente en la agenda es otra. Habitualmente, el hombre espera que la mujer acepte la situación y no se moleste porque él se vista y se vaya, y la mujer acepta la situación mientras sea temporal y el hombre termine por dejar a su legítima y juntarse establemente con ella; ambas cosas son muy diferentes, y esto suele explicar porqué estas historias no acostumbran a terminar bien.

Lo que quiero decir es que los varones tenemos más acentuados, por lo general, unos ciertos rasgos del carácter y más atenuados otros, y lo mismo en las mujeres. Y debemos ser conscientes de ello. Y no juzgar a los demás por no tener el mismo corte de carácter que tenemos cada uno de nosotros; al contrario: intentemos averiguar los rasgos de carácter del otro para mejor comprenderle y luego juzgarle.

 

 

Dan Fogelberg - Leader of the band

domingo, 28 de noviembre de 2021

Dictadura y cesión de derechos

https://www.youtube.com/watch?v=00ezoTnw1HM 

 

 

Recientemente el Tribunal Supremo ha cerrado el recorrido judicial de la inmersión lingüística en Cataluña: al menos el 25% de las clases deben ser en español. Fin de la historia. El gobierno catalán se ha peleado como gato panza arriba, pero ya está. Y, sin embargo,...

Sin embargo, le ha faltado tiempo para anunciar que no piensa cumplir. Que no va a aplicar lo que han dictaminado los jueces primero, el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña después y el Tribunal Supremo en última instancia.

Éste es un asunto peliagudo, en el sentido de que no es un tema baladí sino que a los ciudadanos nos afecta en lo más fundamental que tenemos: no estamos hablando de un nuevo impuesto sobre la gasolina. Estamos hablando sobre la educación de nuestros hijos. Lo que el gobierno catalán impone es que nuestros hijos sean escolarizados en catalán y sólo en catalán. No importa cuál es el idioma suyo y de sus hijos, o lo que usted quiera. El gobierno catalán quiere que sus hijos hablen en catalán y sólo en catalán; en castellano, como mucho, en la intimidad y sin que ellos se enteren, y la intimidad es donde puedan quitarse el velo. Ni en los patios de recreo, con sus amiguitos, les van a tolerar que no hablen en catalán. Hay que vivir en Cataluña y tener hijos en el circuito escolar para entender lo que digo.

Hay un detalle menor, y recalco que es menor, pero que coyunturalmente tiene una importancia decisiva: los maestros y profesores del circuito educativo catalán. Hace décadas aún quedaban profesores digamos buenos, editoriales honestas, libros correctos. Pero la cosa ha ido evolucionando y las escuelas son cada vez más madrasas y menos centros de enseñanza. Si la Historia de España se enseñara la misma aquí y en Canarias o Salamanca la situación sería una, pero no lo es: aquí se enseña una contrahistoria, una Historia falsa de Cataluña y una España a la que no pertenece Cataluña y que la ha invadido y domina. Y, claro, uno no quiere que a sus hijos les enseñen así las cosas, y la única manera que tienen los padres de luchar contra esto es luchar contra el catalán.

Volvamos al tema de las sentencias. Una de las cosas que más me llama la atención es la lucha hasta el final del gobierno catalán. Ha empleado todos los medios necesarios, durante todos los años que ha podido (y que ha intentado que sean los más posibles, pues durante el proceso ellos estaban en la posición victoriosa), con todos los subterfugios posibles para dilatar lo más posible el proceso. ¿Por qué esa resistencia de la parte ejecutiva de la Administración a hacer caso a la parte judicial de esa misma Administración, y que en definitiva lo que hace es explicar a la parte ejecutiva lo que había decidido la parte legislativa al crear las leyes? La respuesta es obvia: porque las personas que estaban en la parte ejecutiva consideran que ellos están por encima de la parte judicial y de la parte legislativa. Esto es, que no hay nadie por encima o al mismo nivel que ellos. Algo que, por cierto, dejaron por escrito en los sucesos del 6 y 7 de septiembre de 2017 al promulgar una ley que les ponía a ellos por encima de todo.

Pues bien, al anunciar a bombo y platillo que no van a cumplir las sentencias y decir a las escuelas que tranquilos, que no cumplan las sentencias que el gobierno catalán asumirá toda la responsabilidad (¡ja!: como si ordenar a alguien que mate a otro tipo eximiera de responsabilidad al sicario por el asesinato), lo que están diciendo es eso mismo: que ellos están por encima de las leyes y los jueces. Que ellos pueden hacer lo que quieran. Y, repito, no sobre nuevos impuestos a la gasolina, sino sobre en qué idioma han de hablar nuestros hijos (en este caso preciso; luego le vendrá el turno a usted).

A propósito sobre el inciso de que luego le vendrá el turno a usted, cada vez más la Administración catalana impone el catalán y elimina el castellano: por ejemplo, es imposible sacarse el pasaporte covid en español, todo el proceso es sólo en catalán. Las webs, todo. Los exámenes de Selectividad son en catalán: el alumno tiene derecho a, reduciendo su tiempo efectivo de examen porque es algo que ha de hacer después de entregar los exámenes en catalán, recibir las preguntas en español: pero a cambio se anota el hecho, con nombres y apellidos del díscolo, y se registra. Obviamente ningún alumno quiere jugarse el acceso a la universidad y traga, con lo que hay poquísimas peticiones de traducción y ése es el argumento que usa el gobierno catalán para no dar los exámenes en castellano: que casi nadie los pide. De nuevo, los tribunales han sentenciado que eso no puede ser y que han de dar los exámenes correctamente y por supuesto no registrar quién es  díscolo, pero de nuevo esto es Cataluña y el gobierno catalán hace lo que quiere. Cada vez más hay hiperventilados que exigen que entre particulares se emplee el catalán, y lo que hace el gobierno catalán es darle la razón a los hiperventilados obligando a los particulares a hablar en catalán si el otro lo pide: esto implica que los carteles de las tiendas han de estar en catalán (no entremos ahora que en la práctica se traduce en que no pueden estar en español, sí en cualquier otro idioma), que ha de haber dependientes en la tienda que sean capaces de atender en catalán (salvo que el de la tienda no sea hispanoparlante: por ejemplo, si es chino no está obligado a que atienda en catalán, basta que lo haga en español que es suficiente para entenderle), etc. etc. También obliga la Administración catalana a que cualquier empresa se dirija a ellos en catalán. Proyectos, ofertas, concursos, informes, todo ha de ser en catalán.  Así que al tiempo: si no se les paran los pies, claro que vendrán a por usted.

Para más inri: en Cataluña tenemos un Defensor del Pueblo. Un ombudsman que debe velar por los derechos de los ciudadanos frente al abuso de poder de la Administración Pública. Y ¿qué hace nuestro ombudsman? Pues lo que ha hecho siempre: ponerse de parte de la Administración Pública. En este caso concreto: exacto, clamar para que no se cumplan las sentencias.

Hay, eso sí, un Poder Ejecutivo que está por encima del Poder Ejecutivo catalán: el español. ¿Hará entrar en razón al catalán? ¡Quiá! ¡Si precisamente el gobernante español, Sánchez, lo es gracias al apoyo del catalán! Dada la catadura moral de Sánchez, podemos estar seguros de que el gobierno central va a mirar hacia otro lado: en Cataluña, el gobierno catalán puede hacer lo que quiera.

Y como "lo que quiera", en Cataluña, hemos podido comprobar que significa no hacer caso de leyes ni de tribunales, la cosa está clara: vivimos AL DICTADO de lo que diga el gobierno catalán. Esto es una dictadura. Y lo es desde hace muchos años. Muchísimos. Desde que Pujol entró por la puerta, concretamente, y decidió que él era la Administración Pública, primero, y Cataluña después.

Porque lo que está sucediendo no es que cedemos al gobierno catalán nuestro derecho a elegir en qué idioma se educan nuestros hijos, sino que estamos cediendo al gobierno catalán el poder que tenemos para controlar los abusos que cometen sobre nosotros, al tolerar/admitir que ellos estén por encima de cualquier tipo de poder sobre ellos.

¿Lo peor de todo? Que esto no es obra de un iluminado. Esto es obra de una casta política: da igual los nombres, los quiénes e incluso los cuándos: todos, fueran quienes fueran y gobernaran cuando actuaran, se han comportado así. ¿Y por qué pienso que es lo peor de todo? Pues porque, no nos engañemos, los gobernantes acceden al poder gracias a los votos. Y aunque la provincia de Barcelona debería tener, si se cumpliera lo de un hombre un voto, 100 diputados de los 135 en vez de los 85 que tiene (o lo que es lo mismo, las demás provincias aportaran sólo 35 en vez de los 50 que aportan), la cosa es la misma, tan tontos somos los de Barcelona como los de Mollerusa, y si alguien lo duda ahí está Colau para demostrarlo (y no hace falta centrarse en Colau: lo cierto es que jamás ha tenido Barcelona un alcalde que no fuera nacionalista, que el PSC lo es aunque lo nieguen porque son sus actos los que lo definen, no sus palabras). Así que o bien los catalanes son tan tontos como para no darse cuenta de que dan poderes de dictador a sus gobernantes, o no les importa (e incluso les parece bien). Y ambas alternativas son malas, malísimas. Desde luego, si alguna vez cambia el color del gobierno autonómico no será porque vayan demasiado lejos en temas de derechos, dicho de otra manera: porque abusen demasiado de su poder.

En Cataluña nuestros gobernantes tienen poderes dictatoriales porque a la mayoría de los catalanes les gusta que los tengan y ceden dichosos sus derechos. Ésa es la realidad. Y no la veré cambiar.

Aquí lo importante es lo que dice el vídeo: cállate y baila conmigo.



Walk the moon - Shut up and dance

miércoles, 3 de noviembre de 2021

Cuestión de caracteres

https://www.youtube.com/watch?v=StJ9PHU8C8g 

 

 

Soy, no lo niego, un zote para las relaciones sociales; supongo que esa parte de mi cerebro no se desarrolló bien. Como me dicen muchas personas, la empatía no es lo mismo. Tal vez por eso me han interesado mucho las personas como concepto. Y durante la carrera, en la asignatura de administración de empresas, nos expusieron una que me impactó sobremanera hasta el punto de que la he venido aplicando desde hace años (¡y han pasado!), y siempre con éxito: siempre ha explicado todo (*). Tras tanta prueba la tengo por cierta, y voy a intentar exponerla.

La idea base es que hay tres caracteres en la personalidad de cada uno. Dos de ellos tienen una vertiente positiva y una negativa, con lo que podemos hablar de cinco caracteres. Pues bien, cada uno de nosotros es una mezcla de esos cinco caracteres, como los colores son mezclas de los colores primarios. Y el secreto para conocer o entender a una persona es establecer la mezcla que forma su personalidad.

El primer carácter es el de niño. Pensemos en niños: ¿cómo son? La faceta positiva de los niños es su creatividad, su entusiasmo, su curiosidad, sus ganas de aprender, su capacidad de jugar, el aceptar a todos, el no ver la maldad de las personas,... piense usted los rasgos positivos: es el niño positivo. El niño negativo incorpora la incapacidad de admitir la frustración, los berrinches, la incapacidad de razonar, el malcriado, el echarse a llorar, el comportamiento impulsivo,... Creo que se hacen una idea.

El segundo carácter es el adulto. El adulto es neutro, no tiene una parte positiva y una parte negativa. Es frío y racional, el que siempre pregunta qué, cómo, cuándo, dónde, quién, cuánto, porqué, etc.

El tercer carácter es el padre. El padre positivo enseña, protege, ayuda, muestra, guía. Pensemos también en las cualidades maternales, el cariño, la comprensión. El padre negativo es intolerante, exige, no tolera el error, castiga, impone, descalifica, nunca lo conseguirás, nunca serás nada. También el fatalismo, el esto no tiene arreglo, ya se ha intentado y no ha funcionado.

Bien, todos somos una mezcla, pero cada uno es una mezcla distinta. Los artistas tienen un fuerte componente de niño; también los cocineros. Los médicos y enfermeros o los maestros tienen un fuerte componente de padre. Los ingenieros somos adultos. Los abogados son adultos y también padres, según el porcentaje unos se dedicarán más a unas labores y otros a otras.

Se preguntará para qué sirve todo esto. Para comprender mejor a las personas, es más fácil si sabe la mezcla que es, cuáles son sus tendencias, de qué adolece. Piense que solemos juzgar a los demás según nuestros propios baremos, y eso no es justo, porque están hechos para reaccionar de otra manera. Por supuesto hay más factores, sin ir más lejos su nivel de conocimiento o cultura, pero saber estas cosas no está de más. Y hay veces que el retrato queda clavado.



*: Pensándolo bien, creo que el éxito de esta teoría conmigo es que me transmite la idea clave: que somos mezcla de características. La trampa es que como adulto caigo siempre en la tentación de intentar determinar la mezcla de los demás, y es ese esfuerzo el que me da el éxito: al intentar desentrañarles lo que estoy haciendo es intentar comprenderles.Quizá la teoría es sólo un truco para que haga el esfuerzo.




Jean Sibelius - Finlandia

 

miércoles, 29 de septiembre de 2021

A veces es tan cierto sí como no (como tal vez)

ttps://www.youtube.com/watch?v=4WYATkU7Gtw 

 

 

Me pregunta usted si puede llevar un remolque con su coche. Yo le echo un vistazo (a su coche) y me fijo en que es potente, está en buen estado... y no tiene enganche para remolques. ¿Qué puedo responderle?

  1. No
  2. Sí, si le coloca un enganche para remolques

Las tres respuestas son correctas. El no es correcto, porque no tiene enganche. Obviamente, la tercera respuesta es la mejor, porque explicita qué condición debe cumplirse para el sí. Y el sí es también correcto, porque ¡caray! damos por sentado que le pondremos un enganche, es que no hace falta explicarlo todo y por eso mismo el no no es correcto, porque por supuesto que le pondremos un enganche, eso no hace falta decirlo.

¿Seguro? ¿Damos por hecho que pondremos un enganche? Quizás sea mucho suponer. Quizás el coche sea de alquiler, no sea suyo, falte suministro de enganches en la zona o no haya talleres que los puedan colocar, o necesite llevarme el remolque en unos minutos... Vaya, quizá la tercera respuesta no sea tan buena, pues la respuesta del otro puede ser un "nos ha joío el gachó, poner un enganche dice...".

La pregunta parecía muy simple, pero una respuesta correcta requiere un análisis más elaborado: hay muchas más preguntas que hacer, muchos más datos que recabar.

Pondré otro ejemplo: su coche es potente y está en buen estado (aunque sigue sin enganche para remolques). Pero ahora lo que usted me pregunta es si puede correr el Dakar con el coche. Claro, las tres respuestas:

  1. No
  2. Sí, si lo tunea y prepara debidamente

De nuevo, las tres respuestas son correctas. El sí es correcto si ambos damos por sentado que lo tuneará; el no es correcto si no presupongo nada que no se me haya dicho (nadie ha hablado de tunear); y el sí si... de nuevo, puede que usted lo que quiera es saber si puede asistir tal como está, o quiera saber qué arreglos habría que hacer y por eso no le vale la escueta respuesta...

Estos ejemplos son preguntas sencillas. Pero a los ingenieros nos hacen constantemente preguntas complicadas que, en el fondo, admiten también las tres respuestas. Y el problema es cuando el otro lo que quiere es un sí o un no (e insiste en ello: no quiere cuentos, quiere saber si sí o si no).

Por otra parte, eran preguntas sencillas. Directas. Y, sin embargo, la respuesta correcta requiere precisiones, más información, condiciones que cumplir. No se puede responder Sí o No, como exigen los formularios...

Y los referendos.

Ahora, imagine usted un referéndum. Y que la pregunta no sea si el coche puede llevar un remolque. 

 

 

José Alfredo Jiménez - Un mundo raro


domingo, 29 de agosto de 2021

El que corta el bacalao

 https://www.youtube.com/watch?v=loNey3n6uuE

 

 

Durante 200 años España fue el gendarme del mundo. Quien partía la pana, quien cortaba el bacalao. Bajo su dominio surgieron los jesuitas y los mejores papas de la Historia, la Contrarreforma, los estados modernos y el dominio europeo del planeta; también las guerras civiles por la religión. Los franceses no cejaron de luchar contra España y consiguieron su decadencia (y con ellos nos trajeron la Ilustración), pero fueron los ingleses los que lograron el dominio mundial. En los 150 años que fueron los reyes del mambo se impuso el parlamentarismo, se produjo la revolución industrial y la explosión de las Ciencias, y el hombre blanco puso el pie allá donde quiso; pero la soberbia inglesa extendió la idea de que los no europeos eran inferiores a los europeos (y también los europeos con respecto a ellos; en general, tanto más cuanto de más lejos de Londres se era), inferiores incluso en la dignidad humana. Y su puesto fue tomado por sus otrora alumnos los Estados Unidos de América.

80 años después, el imperio americano afronta su ocaso. Nos han proporcionado el Estado del Bienestar (que hemos conseguido bajo su paraguas), la conquista del espacio e Internet. Pero también la corrección política que nos ha convertido en unos pánfilos decadentes. Y ahora, tras lo de Kabul y con un presidente octogenario (que hace parecer joven al septuagenario que gobernó antes y que ganó las elecciones a otra septuagenaria, esto parece el comité central del PCUS en los 80), su control universal se va a venir abajo.

El nuevo capo mundial, nadie lo duda, va a ser China. La pregunta que yo me hago es ¿cómo va a ser este dominio chino del mundo?

La verdad es que aún no lo sabemos. China lleva años extendiendo sus tentáculos, introduciéndose en todos los países y en todos los ámbitos, pero aún no ha empezado a cerrar la presa y hacer con nosotros lo que quiera. Hay personas, estoy seguro, que me tildarán de alarmista: Occidente saldrá adelante porque su luz es tal que los chinos caerán rendidos y se occidentalizarán. Me temo, empero, que lo que la Historia enseña no es eso.

Tomemos, por ejemplo, el Imperio Romano. Toda su grandeza y desarrollo no lo salvó de las invasiones bárbaras y la vuelta a la prehistoria que siguió a su desaparición (salvo en Hispania, porque los visigodos, como precursores y primeros invasores, coexistieron muchos años dentro del imperio y se romanizaron lo suficiente). Mil años después, el Imperio Romano de Oriente seguía a años luz del desarrollo en Occidente, pero aunque maravillaron a aragoneses y venecianos estos hicieron con ellos lo que quisieron. Los turcos selyúcidas los redujeron a su mínima expresión, y los turcos otomanos, sin más, los extinguieron.

Un último ejemplo, implicando al Lejano Oriente: los mongoles, de paleta cultura nómada, llegaron hasta el esplendoroso califato abásida de Bagdad... y lo arrasaron sin siquiera pestañear.

Así pues, China. Mercantilismo salvaje al servicio del partido único, una sola opinión válida, un solo destino de los beneficios. Ellos, y dentro de ellos, "ellos". Y nada puede interponerse en ese beneficio ni reducirlo. Mientras Occidente no trunque el flujo "natural" de los beneficios (el flujo "chino"), podrá hacer lo que le plazca; y como somos el epítome de lo acomodaticio, ya nos estará bien así. No seremos nosotros los que nos libremos de los chinos, eso será cosa de los indios, los indonesios, los musulmanes o ya se verá quien.

Mi miedo es que se imponga lo que creo que es la máxima máxima de todo chino, y en especial de sus mandamases, la famosa frase de Deng Xiao Ping que Felipe González adoptó como suya: gato negro o gato blanco, da igual mientras cace ratones. Porque la frase significa que el fin justifica los medios, y no hay nada más espeluznante que el que los poderosos que mandan opinen que el fin justifica los medios.

 

 

Rolling stones - Mixed emotions