miércoles, 30 de abril de 2025

ChatGPT para ingenieros

En el principio fue ChatGPT: el primer motor de inteligencia artificial con fines conversacionales que saltó a la fama. Lo desarrolló OpenAI. Luego OpenAI lo desarrolló más, y lo nombró SearchGPT, pero el nombre coloquial de chatGPT se mantuvo. Así que denominaremos ChatGPT a los motores de IA que empleamos para conversar.

Funcionan muy bien, pero.

Se ha vendido que ChatGPT es el futuro hecho realidad, que es la repanocha y una revolución. No tienen ni idea la cantidad de vendehúmos que hay ahí fuera intentando vender cursos de formación de IA porque, dicen, la IA es el futuro que está ya aquí y si usted no se forma (traducción: si no me compra el curso que quiero venderle) se va a quedar usted en la Edad de Piedra.

Y no.

Cuanto más uso ChatGPT (en mi caso, Perplexity), más me convenzo: es una secretaria. Ni siquiera es, como me vendieron al principio, un becario al que he de enseñar y sabrá cada vez ayudarme más. En absoluto. Es una secretaria especializada a la que le puedo pedir tareas de tipo administrativo, que me ayude con el software que empleo y que me escriba programitas simples, pedirle artículos y normas e incluso discutir con ella el sentido de aspectos de la norma. Lo que no hace, de ninguna manera, es ingeniería por mí.

Si fuera un hospital, podría rellenar la ficha de admisión del enfermo y, a lo sumo, hacer el triaje. Para todo lo demás, los profesionales de verdad.

Y eso que le saco partido y la hago trabajar. Pero, insisto, ingeniería por mí no lo va a hacer.

Quizás en el futuro, pero me parece que ese futuro no me va a pillar. 

martes, 29 de abril de 2025

Una explicación rápida para entender el apagón

https://www.youtube.com/watch?v=PovYbWuB_hU 

 

 

Vaya por delante que soy ingeniero industrial, pero de la rama Mecánica. Esto no quita para que oficialmente sea tan competente como un ingeniero industrial de la rama Eléctrica, y que tenga ciertas nociones de cómo funciona la red eléctrica. Pero, desde luego, mis conocimientos no son tan profundos y exactos como mi título presupone, así que me temo que este artículo va a ser "para dummies". Jajajá, aún recuerdo cuando, estudiando en la carrera, el primer semestre de la asignatura de máquinas hidráulicas se impartía de manera conjunta para eléctricos y mecánicos (eramos cursos de muy pocos estudiantes), pues también los eléctricos debían tener nociones de las máquinas hidráulicas, y al empezar el segundo semestre, que se impartía ya solo para los mecánicos, el maestro lo inició diciendo más o menos: «bueno, todo lo que les he contado hasta ahora no es cierto...». Quería decir que el primer semestre había sido sólo una aproximación al tema, con simplificaciones y cosas que no eran del todo así porque para los eléctricos, con esas simplificaciones ya les valía. Bueno, pues seguramente mi formación electrotécnica fue la equivalente; pero para ustedes ya es suficiente. Y, dicho esto, vamos allá.

 

 

Ayer tuvimos un gran apagón eléctrico en toda la península. En segundos, el suministro eléctrico se suspendió. La reconstitución tardó bastantes hora: en mi casa, por ejemplo, la electricidad no volvió hasta 13 horas más tarde.

¿Porqué se necesitaron 13 horas en mi caso, muchas menos en otros y tal vez más en algún otro? ¿Porqué no fue instantánea la recuperación, como cuando en nuestras casas rearmamos los diferenciales? De eso va este artículo.

Lo primero que hay que tener en cuenta es que el suministro eléctrico es como beber de un botijo: si no sale suficiente agua te quedas con sed, pero si sale más de la que puedes tragar te empapas, y eso es peor aún. Con la electricidad (perdonen que en adelante escriba "la luz", es que es más corto y se entiende igual) pasa lo mismo. Si hay más petición de luz que suministro, se produce una caída de tensión en la red. Si se suministra más luz de la que se gasta, una sobreintensidad. Ambas cosas son malas y, como en el caso del botijo, lo peor es que el suministro supere al consumo; la sobreintensidad provoca los apagones.

Y aprovechando el símil: si quiere, piense en la electricidad como un chorro de agua. El funcionamiento es equivalente, hasta el punto de que el nombre correcto no es "electricidad" sino "fluido eléctrico".

Lo segundo que hay que tener en cuenta es que nuestra red eléctrica funciona en modo "alterno", no en corriente continua como la que suministra una pila. Ese modo alterno se representa con una sinusoide:


Los famosos 50 herzios de la red significan que el pico de la onda se produce 50 veces por segundo (esto es, cada 2 centésimas de segundo).

Cuando un generador de electricidad se pone en marcha, si no se conecta a la red general no hay ningún problema, puede ir a su bola, pero si se conecta a la red general ha de hacerlo exactamente en la misma onda. No sólo a exactamente 50 Hz, es que ha de calcar la sinusoide. Los picos máximos han de ser en el mismo momento que los máximos de la red, porque de lo contrario el conjunto, la red, no sería una sinusoide.

En condiciones normales, lograr esto no es ningún problema: cuando el mentado generador se conecta, intenta ir a su onda e imponerla a la red, pero la red es mucho más grande y fuerte que el generador y le vence, con lo que tras una breve lucha entre ambas ondas el generador termina acoplándose a la de la red. Y, fíjense: como resultado, la red es aún más grande y más fuerte para la siguiente lucha (el siguiente acoplamiento de otro generador).

Pero en España cayó toda la red. La totalidad: hubo que empezar de cero. Así que no se podían volver a encender los generadores, todos a la vez.

Lo primero que se hizo fue conectar los generadores del norte, los más pegados a Francia. Eso es importantísimo, porque la red que se produjera en España tenía que ir acoplada a la de Francia, de lo contrario jamás podría volver a conectarse. Por el sur se pudo repetir la jugada, contando con la onda de Marruecos.

Esos generadores tenían que ser pequeños, y tenían que tener puntos de consumo cercanos que fueran también pequeños, para evitar la sobreintensidad en la red que la haría caer de nuevo. A medida que se fueron poniendo en marcha generadores, la red nuestra iba teniendo capacidad para poner en marcha más generadores, y al mismo tiempo podía suministrar más luz a más puntos de consumo. Por eso, a las 15:20 había ya luz en la ciudad de Huesca y sin duda antes la había en los pueblos del Pirineo, que estaban pegados a las centrales hidroeléctricas.

Porque ésa es otra: no todos los generadores son iguales.

Los generadores mejores para de lo que se trataba son las centrales hidroeléctricas. Una central nuclear tarda días en ponerse en marcha, una central de gas 5 ó 6 horas, pero una hidroeléctrica es casi instantánea: abrir una válvula y que el agua empiece a circular. Además, las hidroeléctricas son fiables: si hay agua, el suministro está garantizado. Un aerogenerador eólico depende del viento, una placa fotovoltaica depende de la luz solar y de que las nubes no la alteren. Un cambio en las condiciones de viento o luz nos afecta nuestro suministro, y eso es lo peor que nos puede pasar cuando queremos arrancar todo el sistema. Esto es, no son fiables y no se podían utilizar hasta que la red no tuviera suficiente entidad (lo que, por ejemplo, ocurrió de noche, cuando las fotovoltaicas no eran de utilidad).

A su vez, la primera luz que generasen las hidroeléctricas tenían que destinarse a... encender las centrales de gas. Por hacer un símil, hace falta una chispa para encender la llama de esas centrales.

Las centrales de gas no son como las hidroeléctricas,, ya digo, no arrancan en segundos: necesitan horas, pongamos 5½. Así que, más o menos, a partir de las 18:30 empezó a haber una red con un suministro ya relativamente potente, y fue entonces cuando los puntos de consumo ya no tan menores se fueron enganchando. Dejando para el final a los consumidores más grandes y más alejados de los puntos de generación. Porque, insisto, no podían entrar todos los generadores a la vez: han de hacerlo de manera escalonada, para permitir los acoplamientos individuales de cada uno. 

Esta mañana, con una red ya establecida, puede entrar la generación fotovoltaica (espero que lo esté haciendo). Y habremos vuelto a la normalidad.

 

 

 

Zombies - Groenlandia

 

 

Ahora toca examinar lo que ha pasado y tomar decisiones para que no vuelva a pasar. Y que rueden las cabezas de los responsables ayudaría a motivar a los siguientes para que, en efecto, no vuelva a pasar.

viernes, 25 de abril de 2025

En la muerte del papa Francisco

Ha muerto el papa Francisco. Ahora que lo pienso, en ningún momento me ha entristecido la noticia. Me sorprendió cuando me enteré, pero aparte de un breve pensamiento por su alma, no recuerdo haber tenido ninguna sensación de duelo.

Obviamente, el papa Francisco no figura entre mis papas favoritos. De hecho, ya escribí una entrada al respecto: ésta, en 2016. Iba a escribir que llama la atención que los que no son católicos alaben tanto (si estuviera vivo sonaría a adulación) al difunto, mientras que los católicos, correspondientes muestras de pesar aparte, no han manifestado gran lamento. Sin comparación, desde luego, por la muerte de san Juan Pablo II, cuyo clamor para ser elevado a los altares estalló desde el mismo momento que se conoció el óbito. Pero el caso es que mi opinión es la misma que hace 6 años, y todo lo que oigo y leo sobre el difunto no hace sino reafirmarme en lo escrito entonces. 

Corregida y aumentada, de hecho, porque en estos 9 años adicionales lo he tenido como papa y tengo más elementos de juicio. La clave es la explicación de que los que más hablen bien de él sean los que se niegan a hacer lo que predica, mientras que los que se supone que son sus seguidores lo hacían con un entusiasmo perfectamente descriptible. ¿Por qué? Pues porque Francisco tendía a meterse en charcos en los que no le correspondía meterse.

En fin, esperemos que el próximo sea un gran papa, que buena falta nos hace. Y, como chascarrillo final, será el primero nacido después de la segunda guerra mundial. 

miércoles, 9 de abril de 2025

Árbitros y estrellas

https://www.youtube.com/watch?v=f55KlPe81Yw 

 

 

Ocurrió hace poco en Estados Unidos, en un partido de baloncesto, jugando Los Angeles Lakers y afectó a la estrella Luka Doncic, pero ocurre también en otros países, en otros deportes, a otros equipos y tratándose de otros jugadores: el árbitro expulsó a Luka Doncic en el momento clave del partido: cuando a pocos minutos del final Doncic consigue poner por delante a su equipo..

El revuelo se formó por tratarse de los Lakers, por tratarse de Luka Doncic, por el momento en que se produjo y porque la expulsión fue inmerecida.

Recapitulemos: última semana de la temporada regular, vísperas casi de las eliminatorias por el título, y la clasificación está en el aire. El partido es importante. Los Lakers juegan en Oklahoma City, cuyo equipo, los Thunder, van primeros de toda la NBA. Se suponía que los Thunder iban a barrer a los Lakers, pero no. De hecho, a pocos minutos para el final, Doncic consigue una canasta que pone a su equipo por delante. En el partido que se jugó dos días antes, Doncic había dominado a los Thunder, y parecía que los Lakers iban a poder llevarse el partido también esta vez.

Doncic tiene el balón. Dribla una y otra vez, acercándose cada vez más a la canasta de los Thunder y, cuando le interesa, lanza y encesta. Cuando vuelve a su campo, un espectador de la fila de sillas de pista le dice algo (o se lo había dicho antes de lanzar), y Doncic le contesta. No sé qué respondió, pero imagino que sería algo tipo "tus cojones 43", dicho sea con perdón: la típica procacidad que se responde en esos momentos. Pero...

Pero uno de los árbitros estaba en esa dirección. En concreto, uno que (parece ser) que le había dicho a un jugador de los Lakers en un lance anterior que a él podía hablarle cualquiera de su equipo menos Doncic. Y el árbitro interpretó (según la explicación oficial del arbitraje) que Doncic se lo decía a él, y le señaló una técnica. Y, como sabía que Doncic ya tenía otra técnica y por lo tanto procedía expulsarle, añadió: "¡Expulsado!".

Por supuesto, Doncic le dijo al árbitro que no le hablaba a él sino a un señor del público. Todos los videos de la escena (hay muchos) demuestran que Doncic tenía razón, y el señor del público (rival) reconoció que sí, que la "conversación" era con él. Pero el árbitro no quiso replantearse su decisión, el árbitro principal no iba a discutir con su compañero y Doncic fue expulsado.

A partir de ese momento, los Thunder les metieron un parcial de 29-12 y ganaron el partido con facilidad.

Lo que nos lleva al tema de si en el deporte profesional (de hecho, en cualquier competición deportiva) puede el árbitro expulsar a un jugador principal, y si debe.

La respuesta, en primera instancia, es muy fácil: debe hacerlo si debe, y no si no debe. Pero ¿cuándo debe? Si el jugador hace algo del todo punto inadmisible, debe. Si lo que hace es admisible, no debe.

En la final del Mundial de fútbol de 2010, al principio del partido el holandés De Jong arreó una patada terrorífica al español Alonso. En un partido normal la policía se habría llevado esposado al holandés por agresión, en un partido profesional el árbitro lo habría expulsado y la Federación impuesto una sanción de varios partidos, pero era la final de un mundial. Dejar tan pronto a 10 contra 11 podía influir en el resultado, y era la final del mundial: el árbitro no quiso influir, y sólo sacó tarjeta amarilla, con una advertencia seria. El jugador se serenó un poco, su equipo también, y siguieron jugando; además, el castigo al jugador expulsado habría sido excesivo, porque no sería expulsarle del partido sino de la final de un mundial y también señalarlo ante todo su país.

Lo que quiero decir es que los árbitros han de contemporizar. Expulsar a jugadores ha de ser una última opción, ha de ser que los jugadores estuvieran buscándoselo. Pero los juggadores, por lo general, se implican emocionalmente en el juego. Y si la cosa está al límite, si hay mucha tensión, esos sentimientos son muy fuertes. Esto hace que, por ejemplo, "falten al respeto" al árbitro. Y lo entrecomillo porque no se puede pretender que en un momento de máxima tensión se dirijan al árbitro como en unas negociaciones de paz en la ONU: el estándar ha de ser diferente. Y eso el árbitro lo ha de saber, entender y aceptar.

Por otro lado, el trencilla ha de intentar influir lo menos posible en el resultado. Expulsar a un jugador menor no es lo mismo que expulsar a los primeros espadas, no digamos ya a la estrella. Así que sí, a las estrellas se les ha de permitir más que a los jugadores del montón. A Doncic ya se le había indicado una técnica, seguramente por un desahogo verbal en un momento dado, pero la segunda técnica no es una penalización de un tiro libre, sino la expulsión y el cambio del resultado. A todas luces, un castigo excesivo aunque la profanidad se la hubiera soltado al árbitro y no al espectador. Imponiendo un castigo excesivo, el árbitro fue injusto.

Y un punto no menor, pero característico del deporte profesional, es que la gente a quien quiere ver es a Doncic haciendo de las suyas, no al árbitro haciendo de las suyas. Los que han pagado la entrada tal vez no hubieran ido o habrían exigido un precio menor si no jugara Doncic. Las televisiones no habrían retransmitido el partido o habrían ofrecido menos, y la publicidad sería más barata y menos interesante si no jugara Doncic. Hasta el punto, y esto no es baladí, que la NBA permite a los Lakers que cualquier jugador no juegue cualquier partido, excepto Lebron James y Luka Doncic de no mediar parte médico irrefutable, so pena de multa cuantiosa. ¿Quién se cree el árbitro que es para decidir si Doncic juega o no?

No sé si la NBA habrá advertido a los árbitros, yo lo habría hecho, de que si han de expulsar a las estrellas y más aún a las más grandes estrellas el árbitro ha de poder hacerlo, pero también ha de estar dispuesto a afrontar las consecuencias del perjuicio que ocasiona si de revela que la decisión fue injusta, rigurosamente injusta (lo que viene a ser lo mismo) o justa pero que podía haberse adoptado una decisión no tan estricta. Tampoco sé si el árbitro tendrá sanción (estas cosas no se dicen), pero no me extrañaría que se pase unos cuantos días sin arbitrar.

Un aspecto adicional es que los árbitros también son profesionales. Los árbitros de la NBA tienen salarios que varían según su experiencia y el tipo de partidos que dirigen. Los árbitros novatos (primeros años en la liga) ganan entre 100.000 y 200.000 dólares por temporada regular, mientras que los veteranos pueden obtener entre 250.000 y 550.000 anuales. Por un partido un novato cobra 2.000, uno veterano 7.000, y luego en los playoffs (se seleccionan los árbitros dependiendo del rendimiento durante la temporada regular) las tarifas suben con las eliminatorias hasta los 30.000 lereles que se pagan por un partido de la final. Esos sueldos, en los EE.UU., no son excesivos: baste decir que el chaval que seca la pista durante los partidos se levanta 60.000 dólares (esto lo sé de buena tinta, vía ex-jugadores de la NBA, aunque tal vez no recuerde bien la cifra). Sólo los árbitros estrella se sacan sueldos importantes. Con todo lo que hay en juego, no se está pagando un sueldo muy justo a los árbitros, y por lo tanto tampoco podemos exigirles un gran arbitraje.

La NBA (y otros deportes profesionales americanos, y me atrevería a decir que también no americanos) tiene un gran problema con el arbitraje de sus partidos: es muy malo. Pero también es verdad que para exigir una mayor calidad... debería pagar más.

Es posible que haber expulsado a Doncic suponga para el árbitro una merma de sus ingresos de, pongamos, 40.000 dólares. Imaginemos que el del silbato de verdad creyó que Doncic hablaba con él: ¿habría estado dispuesto el trencilla a pagar 40.000$ por impedir que Doncic le espetara en el fragor del partido un 'chçúpate ésa', un 'chúpate ésa, mamón' o un 'tus cojones 43'? Si no habría estado dispuesto, entonces no debió pitar: hay que estar dispuesto a asumir las consecuencias de nuestros actos.

Y si no les gusta a los árbitros que las estrellas les digan nada, pues que pidan más dinero. Porque no es admisible que una estrella no juegue por la sensibilidad de un árbitro.

Se pague mucho, poco o nada, a un árbitro hay que exigirle siempre imparcialidad: no puede empecinarse en un jugador. Y en el partido en cuestión mucho me temo que el árbitro lo hizo. 




The Go-go's - We got the beat

lunes, 7 de abril de 2025

Olivia Dunne

https://www.youtube.com/watch?v=FtB66PPkgW0 

 

 

Hablé en esta entrada sobre el efecto NIL en el deporte universitario norteamericano. Desde luego, ha habido impacto: la NCAA ha decidido que sí, que a partir de ahora las universidades pueden pagar a los atletas, e incluso ha destinado 2.700 millones de dólares (ya ven, tenían tanto dinero que no les supone apenas nada) a indemnizar de manera retroactiva a los estudiantes deportistas de los últimos 10 años.

Para la mayoría de los estudiantes-atletas, los ingresos derivados de los acuerdos NIL se mantienen en un rango moderado pero significativo. El estudiante-atleta promedio puede esperar generar entre $1,000 y $10,000 a través de diversos acuerdos y actividades promocionales. Estas cifras, aunque no resultan transformadoras, representan un complemento económico valioso para jóvenes que anteriormente tenían prohibido capitalizar su popularidad o talento mientras competían en la NCAA. Algunas universidades han comenzado a establecer programas más estructurados para garantizar ingresos mínimos a sus atletas. Por ejemplo, la Southern Methodist University (SMU) informó recientemente que cada uno de sus deportistas ganará aproximadamente $36,000 anuales. Esta cifra representa un punto medio interesante, superior al promedio general pero significativamente inferior a lo que perciben las grandes estrellas.

Porque en esto, la fama cuenta. 

En primer lugar, los estudiantes que practican los deportes con más tirón, fútbol americano y baloncesto, lo tienen más fácil. Con datos de hasta septiembre de 2024, 34 estudiantes habían alcanzado ya el millón de dólares en ganancias. Si la Universidad está en un entorno NIL potente y el jugador es bueno...

El hijo de Lebron James, Bronny, ganó 4,9 millones de dólares. Shedeur Sanders, futbolista de Colorado, 4,7. Y el caso de Bronny James sacando partido a su apellido no es único: Arch Manning, sobrino-nieto de los legendarios quarterbacks Peyton y Eli Manning, ha capitalizado su apellido para asegurar acuerdos NIL valorados en 2.8 millones.

Un caso sorprendente (o no tanto) es el de Caitlin Clark. Caitlin Clark ganó 3,1 millones de dólares. En la modesta Universidad de Iowa. Pero es que el salario promedio de una jugadora profesional de baloncesto femenino es de 78.000 dólares. Normal que Clark agotara su periplo universitario aunque hubiera sido la número 1 del draft se presentara el año que se presentase. Por cierto, su gran rival universitaria y ya para siempre de la WNBA, Angela Reese, ganó con el sistema NIL 1,8 millones.

Otro caso notable es el de Quinn Ewers, actual quarterback titular de la Universidad de Texas. Ewers dejó la escuela secundaria South Lake Carroll High School después de su tercer año para firmar acuerdos NIL por 1.4 millones ¡sin haber lanzado nunca un pase a nivel universitario! Desde luego, la grieta de los derechos NIL ha provocado un derrumbe colosal de la presa NCAA.

Hay un factor adicional que no he mencionado, y que sin duda también cuenta. En el caso de las mujeres, tenemos a deportistas sanísimas, en su apogeo físico, completamente en forma... Si además son guapas, en sistema NIL parece diseñado especialmente para ellas.

Lo que nos lleva a Olivia "Livvy" Dune. Estrella de LSU (Universidad Estatal de Luisiana):


Sí, es la estrella del equipo ... ¡de gimnasia! Y (datos de septiembre de 2024) recaudó con el sistema NIL 3,6 millones de dólares. Que ya me dirán cómo va a ganar ese dinero una gimnasta profesional. Pues resulta que es conocida como "la atleta de la NCAA más seguida en las redes sociales", y ha construido un imperio digital con más de 9 millones de seguidores entre sus diferentes plataformas, incluyendo 5,3 millones en Instagram y 8,1 millones en TikTok.

En definitiva, el sistema NIL beneficia a todos los estudiantes atletas. Poco o mucho, si algo valen consiguen monetizar ese valor. En el caso de los mejores, mucho dinero. Y teniendo en cuenta que la mayoría de los deportes no se practica por dinero y que la mayoría de los deportistas de la totalidad de los deportes no lo hace por dinero, a mí me parece estupendo. Y ojalá hubiera llegado antes.

¡Hurra por Livvy Dunne! 



Dion - Runaround Sue

 

viernes, 4 de abril de 2025

Acostarse con el jefe

https://www.youtube.com/watch?v=F9yubdhFeWY 

 

 

No es sólo un rumor callejero, es real. Existen casos. Algunos, muy famosos; por ejemplo, y sin querer extenderlo a conocidas políticas, estos días se debate en juicio la situación de una moza que consiguió una serie de trabajos acostándose con el jefe.  Trabajos por los que ni aparecía: directamente le mandaban los cheques a casa. Sí, en su caso se puede decir que ella consiguió los puestos acostándose con el jefe, y también se puede decir que en realidad los puestos (los sueldos) eran para pagar el que se acostara con el jefe. Pero no es de la señorita en cuestión ni de las famosas políticas de las que quiero hablar, sino de lo que ocurre cuando una mujer consigue (supuestamente) algo acostándose con el jefe.

En general, las personas nos dividimos en dos grupos: feministas y todos los demás, desde el punto de vista de todos los demás, o en feministas y machistas recalcitrantes, desde el punto de vista de los y las feministas (los porque algunos haylos, al menos de boquilla).

Para los machistas recalcitrantes, heteropatriarcales como somos, es algo muy feo y está muy mal. Como es lógico, el beneficiado no piensa así, pero es el único; está mal. Pero ¿porqué está mal? Pues porque ha arrebatado el puesto de trabajo o lo que fuera que consiguiese a otra persona que lo habría conseguido si hubiera sido un concurso de méritos (y, claro, el sexo no computa como mérito). Se lo ha quitado a una persona que lo merece más. Caray, es que nos parece mal incluso aunque tangencialmente fuéramos beneficiados (por ejemplo, porque la que se acuesta con el jefe es nuestra esposa, nuestra hija, nuestra madre,...).

Y, fíjese el detalle: nadie está diciendo que esa persona que se lo merece más sea un varón. A veces lo será y a veces no, pero eso al machista recalcitrante no le importa.

¿Y para las feministas? Pues, para las feministas depende.

¿Y de qué depende? ¡Ah, mi querido Philby!

En principio, que una mujer haya conseguido algo acostándose con el jefe en vez de por sus propios méritos es un infundio machista asqueroso: ¿qué pasa, que una mujer no puede ser mejor que un tío y merecerlo más? Es que sois unos cerdos, una mujer logra algo y en seguida estáis atacándola con que no se lo merece y que lo ha conseguido acostándose con el jefe.

Salvo que la mujer en cuestión no le caiga bien a la feminista. Por la razón que sea, hay miles de posibles razones. En ese caso, ¡ah, menuda zorra! Y es que ésa todo lo consigue así, ya la tengo yo bien calada, que no hay más que ver lo zorra que es. 

Coherencia y feminismo no suelen casar bien.

 

 

 

 Yann Tiersen - Amélie: comptine d'un autre été: l'après-midi

 

 

miércoles, 2 de abril de 2025

La evolución demógrafica explicada en 4 líneas

«A lo largo de la historia evolutiva humana, puede haber habido algunas mujeres de mente independiente que se pensaron bien las cosas y decidieron evitar el dolor y los riesgos de la maternidad. Esas mujeres no son nuestras antepasadas.

También puede haber habido familias que decidieron acabar con las reglas y costumbres que fomentaban la crianza de los hijos. Nuestros antepasados no pertenecían a familias como ésas.

Nuestros antepasados formaban parte de familias que creían en la importancia de los niños y trabajaban duro para producir la siguiente generación».

 

La cita es de "A Story of Us: A New Look at Human Evolution" (2021) de Lesley Newson y Peter J. Richerson, un matrimonio de la Universidad de California que se dedica a la investigación en evolución humana y antropología evolucionista. 

Su tesis es que los humanos no triunfan por ser los más fuertes, sino los mejores colaboradores en la tarea interminable de criar a la siguiente generación.

Y no les falta razón.