sábado, 30 de enero de 2016

Rasmia




"¡Rasmia, hijo, rasmia!", o bien "¡Venga, hijo, con rasmia!".  Dos exhortaciones con las que mi padre solía pedirme, de niño (o de muchacho) que pusiera más energía en la tarea que estaba ejecutando. Y es que rasmia el Diccionario de la RAE la define como "Empuje y tesón para acometer y continuar una empresa". Aunque, eso sí, precede la definición con las abreviaturas "f.", por femenino, y "Ar.". Por Aragón. Estamos pues ante una voz aragonesa, que la RAE cataloga como de "origen incierto". Que carece de etimología y nadie sabe cómo se originó, vaya. O que se la inventó un cabrero, para qué engañarnos.

Resulta curioso, además, que no aparezca ninguna otra acepción ni ningún sinónimo. ¿Acaso no hay otra palabra equivalente? ¿Es acaso el empuje y tesón para acometer y continuar una empresa un concepto poco usual fuera de Aragón?

Viene todo esto a que, caminando por la calle, reflexionaba sobre que, por aquí por Barcelona, no oigo nunca a nadie pedirle rasmia a nadie.

Y esta reflexión venía a cuento de que estaba haciendo cola para pagar y la cajera, bajita, de piel cobriza y con una larga melena negra de pelo liso que recogía en una coleta... pues que no cobraba con rasmia y hacía la clásica cola que exaspera a los que, como yo, pedimos rasmia en este tipo de tareas. Por lo normal intento evitar a las cajeras bajitas de piel cobriza y con una larga melena negra de pelo liso recogida en una coleta, pero en este caso no tenía opción, no había otra. Por suerte, al cabo de un rato apareció una segunda cajera, regordeta y no tan joven pero que probablemente tenía ascendencia aragonesa, porque sí se puso con rasmia a cobrar, y salí de allí en un plisplás.

Y es que, es verdad, "¡Rasmia!" sólo se le puede exhortar a los hijos de uno.




Elvis Presley - Are you lonesome tonight?

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