viernes, 23 de agosto de 2019

Lo que usted ignora sobre el reciclaje. El vidrio.





Hace cincuenta años, en todas las casas se reciclaban los envases de vidrio. En un armario se guardaban las botellas usadas y cuando se iba a la tienda se llevaban. En esa época se llamaban "cascos", y el precio de la botella nueva dependía de si se daba el casco de la anterior de vuelta o no. Claro, con casco de vuelta era mucho más barato.

Las familias reciclaban, porque tenían un beneficio económico claro al hacerlo. Pero detrás no había ninguna Administración pública, sino las propias empresas envasadoras. Iniciativa privada. Esto nos da la primera pista de porqué reciclar vidrio: es rentable. Si no se reciclara vidrio, éste habría que obtenerlo en su totalidad por extracción minera del feldespato y el cuarzo, y su posterior fusión a más de 1500°, todo ello para conseguir una masa fluida de vidrio con la que empezar a trabajar. Es obvio que generar la masa fluida a partir de vidrio requiere mucha menos energía, aparte de la ventaja en el proceso de reordenación de las moléculas de silicato (esta reordenación molecular es la clave del vidrio) que aporta la incorporación de material ya generado (tal vez incorpore en esta serie de artículos una anécdota mía al respecto).

Así que, sin duda: por conciencia ecológica, por ahorro global del planeta, el vidrio es un producto que debe reciclarse siempre. Si sólo va a reciclar un producto, elija el vidrio.

Pero hay una razón más: nada molesta tanto como el vidrio. Imagine que en su bocadillo hay un trocito pequeño de cartón, de plástico, de papel de aluminio. No sería un drama que le entrara en la boca, lo detectaría al masticar; y si se lo tragara… Yo de niño me tragué una peseta, y no he sido el único. En cambio, imagine que hay una pequeña, tanto como quiera, esquirla de cristal. No hace falta continuar, ¿verdad? Pues en la industria ocurre lo mismo: llega un momento en que no puede entrar vidrio en un proceso, así que es perentorio eliminarlo.

Los RSU se manipulan. Se compactan antes de depositarlos en los vertederos o de trasladarlos a una incineradora, se incineran, e incluso muchos ingenuos los someten a procesos de triaje en busca de elementos reciclables, plásticos, telas, cartones, latas,… Todos esos procesos se hacen mediante máquinas: prensas, cintas transportadoras, hornos, trómeles, mesas vibrantes, transportadores metálicos y de cangilones, etc. El problema del vidrio es que las esquirlas se cuelan muy fácilmente por las innumerables rendijas que existen en la maquinaria (rendijas y holguras toleradas cuando no diseñadas por ser necesarias para el funcionamiento eficaz de las máquinas). Y si se cuela, su dureza superior a la de los metales lo convierte en un elemento abrasivo muy peligroso desde el punto de vista mecánico. Además, no se elimina en la incineración ni se descompone en el compostaje. El vidrio es eterno.

Y ésa es la segunda razón: para facilitar el reciclaje de todo lo demás.

Como chascarrillo, en España no hemos llegado al nivel de algunos länder alemanes, que reciclan el vidrio ya separado por colores: tienen contenedores para el vidrio verde, el marrón y el blanco (transparente). Esto es porque si uno va a fabricar vidrio de uno de esos tipos, una pequeñísima fracción de vidrio del color equivocado adultera el lote completo. En España no lo hacemos. Y les diré una cosa: los alemanes que lo hacen se pasan de fanáticos, de ingenuos. Porque las cristaleras no pueden arriesgarse a que se les cuele una botella (rota) marrón en el flujo de botellas (rotas) trasparentes, por lo que ya colocan detectores de color que separan los cristales del color equivocado. De manera automática, por supuesto, nada de que haya operarios que metan la mano para coger cristales rotos a alta velocidad. Así que la separación por colores de los ciudadanos… hombre, suena bien, pero en la práctica no es necesaria.

Y como chascarrillo sobre el chascarrillo: ¿saben cómo se hace la separación automática? Los cristales se vierten en una cinta transportadora que se mueve muy rápida, con lo que la masa de cristales queda desparramada. La cinta pasa bajo un lector de visión artificial que localiza los elementos extraños. Es decir, se sabe dónde está el elemento en la cinta en un momento dado y se sabe la velocidad de la cinta, con lo que se sabe dónde estará después. Por ejemplo, cuando los elementos llegan al final de la cinta… y caen. Pues bien, en ese preciso momento en que el elemento extraño cae en el punto conocido del ancho de la cinta, una boquilla suelta un chorrito de aire comprimido… y el elemento es apartado de la cascada principal para caer en otra cinta transportadora, en la que caen sólo los elementos extraños. Y voilà!

 

The Beatles - Why don't we do it in the road?

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