lunes, 19 de marzo de 2012

Adán y Eva

Último comentario sobre Ishmael, y termino. Habíamos quedado en que, originalmente, la especie humana vivía en concordancia con el entorno; de una manera "ecológicamente sostenible". Era una sociedad "salvaje", pastores, cazadores, sin dinero. En un momento dado, en la parte norte de Mesopotamia, algo pasó, se produjo un cambio y se formó una nueva civilización. A la larga, esa civilización creció más que las demás, fue más fuerte y más expansionista, y terminó aniquilándolas a todas.

Nos dice Daniel Quinn que una de esas civilizaciones extinguidas, la de los semitas antiguos pobladores de Palestina y antecesores de los hebreos, relató en forma de leyenda la evolución de sus vecinos; poco a poco esa tradición fue perdurando y los hebreos la recogieron en su "Historia de los orígenes", más o menos como nos ha llegado hasta hoy: la ascendencia y caída de Adán y Eva.

Todos sabemos de qué va: Adán , el Hombre, es tentado por Eva (que nos dice Quinn que no es el sexo, sino la vida: para aquellos pueblos, la mujer simbolizaba la vida, al igual que un poblado con mujeres tenía la vida garantizada y uno con escasez estaba condenado a su desaparición) y prueba el fruto del árbol prohibido, hizo aquello que le dijeron que no hicieran y que hizo porque creyó que al hacerlo sería "semejante a Dios". Desde entonces hemos de ganarnos el pan con el sudor de la frente y parir a los hijos con dolor. Se acabó el Paraíso.

La historia, no por conocida deja de ser intrigante. Por ejemplo: ¿cuál era ese fruto? O interpretaciones aparte, ¿qué hizo que le habían prohibido?

Para entenderlo completamente, hay que leer el libro; pero en síntesis, cada especie viva, para prosperar ha necesitado estar adaptada a su entorno. Y eso incluye que no debe destruirlo. Si los leones del Serengueti se comieran de una sentada a todas las cebras, ñus y búfalos de por allí... ¿cuánto durarían? Pues eso. En la antigüedad (y en este caso hablamos de una antigüedad muy antigua), el hombre vivía "en armonía". No es, como se pinta a veces, que viviera en cuevas temeroso de las fieras hostiles que hubiera por allí; tampoco, y esto lo vemos en cada documental, las cebras salen despavoridas al ver un león, al contrario siguen pastando "tranquilamente", y más aún si el león ha cazado ya a otra. No, el salvaje no tiene miedo de las fieras y antes más lo tendrían éstas de él. El salvaje vive más o menos apaciblemente; no crece desproporcionadamente, toma los recursos que necesita y la disponibilidad de estos recursos determina su población: se autorregulan, los recursos y ellos. Ésa es la clave: si necesitaran más recursos para aumentar su población, los salvajes no esquilman la tierra para obtener aun lo que ésta no tiene. Como dirían los de Disney, respetan "el ciclod e la vida".

De pronto aparece una gente nueva, del norte, que se comportan de forma diferente. Recolectan frutos hasta agotar los árboles, y entonces queman el bosque para que crezca de nuevo. Matan a los leones, a los lobos y a las fieras que cazan a su ganado y los animales que ellos cazan. Invaden tierras y matan a todos los pobladores. Para los salvajes, el mensaje de estos hombres es claro. Ellos deciden qué vive y qué no vive. ¿Es que se creen dioses?

Así surge la leyenda de unos hombres que quieren ser como los dioses; quieren tener el poder sobre todo lo vivo y decidir quién muere y quién no.
Aquellos hombres fueron demasiado lejos en su comportamiento, por lo que los dioses los expulsaron del paraíso. Dejaron de vivir en equilibrio con la Naturaleza. Llegó el miedo a las fieras y a las otras gentes. Y llegó el arrancar el pan con el sudor de la frente: llegó la agricultura. Que sin duda los pueblos salvajes debieron ver como una maldición, un castigo: no concebían que alguien quisiera vivir con el sudor de su frente.  ¿Y qué habrían hecho esos hombres para merecer un castigo semejante?

Es decir, la leyenda de Adán es la de la ascendencia y caída de los invasores que trajeron la agricultura. Que se creyeron dioses y fueron castigados de por vida.

Y es que el Hombre nunca tendrá la sabiduría de Dios para gobernar el mundo.



Chascarrillo adicional: ¿se han fijado que Adán culpó a Eva, y Eva - que no tenía a nadie más a quien culpar- acusó a una serpiente? Está claro que echarle la culpa a otro de lo que uno hace mal es tan viejo como la manzana.

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