Desde la noche de los tiempos, algunas fotos que me quedaban espectaculares las ampliaba a 20x30 y las enmarcaba. Eso sí, con el enmarcado más sencillo posible, ése que es un cristalito de 20x30 sujeto con cuatro clips a la tapa trasera.
Cuando me casé las fotos vinieron conmigo y pasaron de estar en mi habitación a estar en el salón de mi casa. Y muy poco a poco, el número de fotos impactantes y por lo tanto enmarcadas fue aumentando.
Con el devenir de los años (y de los hijos) las temáticas fueron rolando del tipo "National Geographic" al "Retrato infantil". Pero siempre fueron fotos impactantes.
El otro día fue el cumpleaños de mi mujer y pensé en regalarle algunas fotos, especialmente una que había tomado un primo suyo de un faro desde donde ella solía pasar los veranos. La parte mala es que al salir de trabajar no me daba tiempo a llegar a mi establecimiento habitual, y las encargué en un Fotoprix que tenía a mitad de camino y que alguna vez todavía estaba abierto. Encargué explícitamente las ampliaciones "20x30" y compré los consiguientes marcos 20x30.
Cuando, ya en casa, me preparo a enmarcarlas y envolverlas en papel de regalo observo que las ampliaciones no miden 20x30 sino 20x27. En la tienda había comprobado que las ampliaciones eran las mías, no las de otro, pero no saqué la regla para medirlas.
He protestado en la tienda, y me han explicado que las fotos digitales, si son de cámara réflex sí se hacen en formato 2:3 y pueden ampliarse a 20:30, pero las cámaras compactas (la mía es "bridge", que ahora sé que también es compacta) las hacen en formato 3:4 y de ahí el resultado 20:27. Si se quiere un papel 20x30 deberá aumentarse y recortarse por uno o dos lados, y/o manipular la foto estirándola un poquito (por ejemplo, si se deformara un 5% resultaría de 30x21,16 y habría que recortar 5,8 mm por cada lado). ¿Saben qué me ha dicho el vendedor? Pues que cuando encargué las ampliaciones y los marcos tenía que haber dicho que esas ampliaciones tenían que ser para esos marcos. Que ahora ya no se puede hacer nada.
Pero lo que me ha dejado alucinado ha sido que al responderle yo que yo qué sabía entonces, él me ha contestado que ahora ya lo sé y que no me volverá a pasar, "como aprende el gato escaldado".
La verdad es que no he sabido reaccionar. Le he dicho al vendedor que me había dejado de piedra con aquello del gato escaldado y que muchas gracias por su atención.
Por lo que me han costado las ampliaciones, iré a mi establecimiento habitual, donde me llaman "majete" porque el vendedor sabe que me conoce pero le cuesta recordar mi apellido, y donde no se arriesgarían a perder un cliente del barrio por unos euros.
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