martes, 17 de enero de 2012

De la Arquitectura

Un grupo de amigos estaba discutiendo sobre cuál era el más antiguo de los oficios:
- El más antiguo, en contra de lo que la gente cree, es el de médico - dijo él-, pues la Biblia explica que Dios creó a Eva a partir de una costilla que extrajo a Adán, y eso, amigos míos, es una labor de cirugía.
- Sí, sí - dijo el ingeniero-, pero antes, del caos original Dios creó el mundo, el cielo y la tierra; y ésa es una obra de ingeniería.
- Totalmente de acuerdo - apostilla el político-, pero ¿quién creó el caos?
Bromas aparte, ¿dónde para la Arquitectura? He descubierto, por los comentarios, que hay un arquitecto que me lee, así que intentaré explicar qué es un arquitecto. A ver cómo lo explico...

Imaginemos que un arquitecto decide crear un hombre. Una vez escuchado (o no) su cliente y presentado unos bocetos sobre cómo debe ser ese tipo, el arquitecto llama al ingeniero de esqueletos y le explica sus ideas, lo que quiere, a veces incluso le insinúa que le pagará... El ingeniero de esqueletos, según lo que crea que va a cobrar, le diseña un esqueleto más o menos apañado.  No cumplirá del todo las especificaciones del arquitecto, pero es lo que hay. Resignado, el arquitecto trabaja con ese esqueleto y llama al ingeniero de vísceras y órganos, y luego al ingeniero de músculos; por último, el especialista en pellejos le diseña la piel, las uñas (con un nuevo modelo patentado que viene de Alemania), el pelo, todo eso. Así que firmado el último albarán, el arquitecto dirá "Levántate y anda", y ya tenemos el tipo listo para servir. Probablemente le saldría más o menos algo como esto:


Dicho así, parece que el arquitecto no ha hecho nada más que mandar, y sin embargo... Ni el ingeniero de esqueletos, ni el de órganos, ni el musculista o el pellejista sabría hacer un hombre. Y si por un casual se juntaran todos ellos, tendríamos... el monstruo de Frankestein, versión no censurada para mayores con reparos.

Quiero decir, he trabajado con arquitectos que me han dejado de piedra. Yo intervengo en la obra en el momento de excavar, cuando ahí sólo hay tierra y barro, y la dejo cuando la estructura - el esqueleto- está terminado pero desnudo - como un esqueleto- y están trabajando los electricistas, los albañiles, los del aire acondicionado, los fontaneros... Todos nosotros vemos el edificio como el tipo sin pellejo, todo huesos, vasos sanguíneos, tendones y músculos,... ustedes me entienden. Incluso el pellejero ve el cuerpo como algo que envolver y se preocupa de cómo hacerlo, la fijación, la conexión del resto, la transpiración...

Y entonces, poco antes de que se entregue la obra, hay que acudir para verificar un equipo de climatización en la cubierta o cualquier otra cosica y... ¡cielos! espacios diáfanos, luz natural, acabados nobles, lujo, armonía, refinamiento y gusto estético, un apartamento con lavabo, cocina y seis habitaciones donde creías que sólo cabría un armario...

Vale, el arquitecto no ha hecho magia, pero sólo él veía lo que aquello iba a ser. Y además todas las órdenes inconexas que nos iba dando, mira tú por dónde, resulta que no eran tan inconexas...

Llegados a este punto, ¿somos los arquitectos y los ingenieros enemigos naturales? Pues...

Lo cierto es que normalmente el ingeniero trabaja para el arquitecto. Por lo tanto, el ingeniero tendrá las quejas naturales hacia la persona para la que debe trabajar ("el tío éste..."), y el arquitecto tendrá las quejas naturales hacia la persona que trabaja para él ("el tío éste..."). Fuera de ello, es ya cuestión de personas y no de oficios. Si el ingeniero y el arquitecto se llevan bien y se respetan el uno al otro, lo habitual es que más que trabajar colaboran, y todo va estupendamente. Si no se llevan bien o uno de ellos no respeta al otro, impepinablemente se verán como enemigos. Y si no se llevan ni fu ni fa, y como sucede muchas veces ni el ingeniero puede ver la obra acabada - con lo que el arquitecto no se gana el respeto del ingeniero- ni el arquitecto participa abiertamente del proceso de ingeniería - y entonces es el arquitecto el que no percibe la valía del ingeniero-, pues sí, lógicamente se percibirán en trincheras distintas y en los encuentros gremiales despotricarán divertidamente con una copa en la mano sobre los ingenieros o los arquitectos que a cada uno le haya tocado sufrir. 

Otra cuestión que se tercia: ¿Arquitectura es una profesión técnica o de bellas artes? Oficialmente, es una carrera técnica. Las leyes consideran al arquitecto "técnico competente". Además existe un principio: "el que firma el todo firma las partes". Es decir, el arquitecto, como responsable y autor oficial del proyecto del edificio, lo es de todas sus partes: es oficialmente el autor de la estructura, de la electricidad, de las instalaciones contra incendios, de todo. Es decir, el arquitecto sería así el técnico supremo.

Yo no lo tengo tan claro. Será porque en el colegio, en la asignatura de Arte estudiábamos la Arquitectura, la Escultura y la Pintura. Será por eso.

En realidad, el arquitecto es técnico en poquitas cosas. Para todo se apoyará en ingenieros especialistas, y llegado el momento de la obra, lo que es la parte técnica, la ejecución, es responsabilidad de un aparejador o "arquitecto técnico en ejecución de obras". Ni siquiera hará las mediciones, los presupuestos,...  Casi podría decirse que los únicos números que le corresponden son los cálculos de superficies y volúmenes que se edifican. Y todo esto no quita mérito alguno, pues si se construye una obra maestra es siempre debido al arquitecto. Yo puedo ser el mejor calculista, pero no dejaré de ser un virtuoso de las estructuras que ejecuta bien su trabajo y resuelve los problemas con la máxima eficiencia y el mínimo coste. Un arquitecto es otra cosa. Hay que dejarle trabajar y confiar en él. Él es el piloto del barco y nosotros los marineros y maquinistas; tener una buena tripulación será fundamental, pero el éxito de la singladura es cosa suya.

Y si, yo creo que los arquitectos son artistas. Con conocimientos técnicos, está claro, pero artistas. La parte del arquitecto en un proyecto es creación pura, es gusto, es ... es arte. Lo demás es mecánica y yo soy un virtuoso.

Pondré un ejemplo para explicarlo mejor. Esta vez, con nombre y apellidos. Y espero que si me leyera, no se ofendiera.

Ricardo Bofill es un insigne arquitecto con una larga y exitosa carrera. Suyo es el proyecto del hotel Vela, en Barcelona. Lo cierto es que las administraciones obligaron a una serie de constructoras a formar una UTE para construir el hotel (proyecto incluido) y otra UTE para quedárselo; las administraciones querían que hubiera un hotel enorme marcando el skyline de Barcelona, no pagarlo ni tenerlo, sólo que existiera. Ordeno y mando.

Total, que la UTE de las constructoras acepta ser propietaria del hotel, pero no lo quiere explotar. Y consigue que la cadena americana Starwood lo gestione. Starwood se distingue, entre otras cosas, por tener hoteles diferentes a todos; cada uno de sus hoteles ha de ser especial y único; han de tener "algo". Y ahí apareció el lío.

Starwood quería que Bofill diseñara las habitaciones. Bofil diseñaba las habitaciones, pero a los americanos no les gustaban. Entonces Bofill arremetía contra ellos, preguntándoles qué era lo que no les gustaba y qué eran lo que querían. Y los americanos no sabían decirle a Bofill qué era lo que querían. Tenía que ser él el que hiciera el diseño; si aparecía la genialidad de Bofill ellos la reconocerían, pero mientras tanto sus diseños, por buenos que fueran, serían sólo "normales". Llegaron a venir con abogados de allí para demandarle si no cumplía, que nosotros seguíamos construyendo contrarreloj y por ejemplo yo necesitaba el diseño de las habitaciones para adecuar la estructura, y ya habíamos salido de los sótanos...

Lo que ni Starwood ni Bofill advertían era que la edad de oro del artista ya había pasado. Bofill, su genio creativo, es de hace años. De la Gauche Divine, de la Modernidad, de toda esa época; ahora su arte se percibe como pasado de moda, y Bofill, que no tiene que demostrar ya nada a nadie, no era la persona idónea para un diseño vanguardista en 2007.

Y ésa es mi opinión. La Arquitectura debería considerarse una de las Bellas Artes, y los arquitectos son artistas. Los técnicos somos los demás.

No hay comentarios:

Publicar un comentario