lunes, 21 de noviembre de 2022

Ingenieros de Tráfico: ser buenos no es tan bueno

https://www.youtube.com/watch?v=PaVvaXAZUEs 

 

 

Cuando hay un accidente en carretera, de los que conllevan víctimas mortales o que requieren la intervención de la Guardia Civil, Tráfico hace un atestado y una investigación de lo ocurrido y la conclusión impepinable siempre es que la causa del accidente es la velocidad inadecuada o la falta de atención del conductor.

La culpa, siempre, es del conductor. Nunca de nada que pueda achacarse a la DGT. Ni el estado de la vía, ni la señalización, ni que no circularan quitanieves,... nada, nunca.

Estoy convencido de que la DGT y las organizaciones homólogas de las autonomías que las tengan están dirigidas por ingenieros. Puede que no en la cúspide, en los puestos de designación política, pero seguramente sí en los que toman las decisiones técnicas. Quiero creer que la orden de limitar una velocidad en un sector o poner un radar en un determinado punto la toma un ingeniero en función de su criterio técnico. Que no la da un político experto en tragar y pelotear o licenciados en Filosofía y Letras o decoradores. Sin embargo, mucho me temo que el estar en una organización gubernamental ha erosionado a estos ingenieros muchas de sus virtudes ingenieriles, y ya son más funcionarios que ingenieros. 

Porque un ingeniero de verdad, uno que se faje en las fábricas o en las obras, uno que de verdad ame su trabajo, no aceptaría que las investigaciones echaran la culpa al conductor. No, nunca: exigiría que el investigador averiguara qué falló por parte de ellos, qué se pudo hacer para evitar el accidente. Sí, vale, la velocidad era inadecuada, pero ¿hacía mucho que no pasaba el quitanieves? ¿Se había extendido sal? ¿Eran visibles las señales de poner cadenas? ¿Se había habilitado un espacio para que los coches se detuvieran a ponérselas? ¿Había a pie de puerto una pareja de la GC? Y también: ¿era adecuada la formación que había recibido el conductor? Vale que no supo reaccionar al haber hielo en la carretera, pero ¿habría ayudado que se le hubiera dado formación en ese sentido?

¿Y si se hubiera cambiado el asfaltado en el tramo más peligroso del puerto a un firme de hormigón con resaltes antideslizantes? 

Pero no. La culpa, siempre del automovilista. Que no solo sufre el accidente, sino que además es que se lo ha buscado.

Si la DGT y las autonómicas se plantearan los accidentes como digo, estoy seguro de que año a año se irían reduciendo las cifras de accidentes y siniestros en carretera porque cada año se iría mejorando. Si buscasen qué culpa podrían tener, si no quisieran figurar siempre como los buenos, si pensasen qué errores habrían podido cometer, sería mejor para todos.

A fin de cuentas, en la Fórmula 1 la culpa de los accidentes nunca es de que el conductor iba a una velocidad inapropiada, pongamos 300 km/h, sino a fallos que obligan a mejorar los circuitos y los diseños de los bólidos. ¡Ah, pero es que la F-1 es una organización privada, no es cosa de funcionarios!

Es la filosofía de todo lo que ataña a la administración pública: la culpa siempre es de los ciudadanos, que paguen por ello. 

 

 

Coro del Ejército Rojo - El Ejército Rojo es el más fuerte