viernes, 8 de julio de 2022

Un bolígrafo de calidad

El otro día, vaciando cajones, encontré un puñado de bolígrafos de publicidad y de cortesía de hoteles que a saber cuántos años llevaban ahí olvidados. Los puse en el bote de lápices del salón, y hoy he tenido necesidad.

Como era de esperar, la tinta estaba seca y los bolígrafos ya no funcionaban, así que los tiré. Boligrafos de publicidad, y viejos como la manzana, era de esperar. 

Pero uno aún escribía. Y de maravilla, a pesar de que era de tinta negra (la tinta negra acostumbra a secarse antes que la azul). 

Ese bolígrafo es de hace 27 años. Lo sé, porque es un bolígrafo de cortesía del hotel Arts de Barcelona, y recuerdo mi estancia en ese hotel: fue en 1995. 


No hace falta señalar que el hotel era, al menos entonces, un cinco estrellas de gran lujo. Y, como correspondía, todo en él era de gran calidad.

Hasta los bolígrafos de cortesía, está claro.