- Me gusta, hay buenas ideas. Hay cosas novedosas, pero tienen sentido.
2. Se explica mucho mejor que la norma anterior. Especialmente la parte del acero. Pero que mucho mejor. Y se agradece cuando se lee.
3. Lo peor: las referencias constantes a otros apartados. Nada se explica en sí mismo, para todo hay que acudir a otros artículos o anejos, y allí nos encontramos que nos desvían a otros artículos o anejos, para descubrir una vez más que nos desvían a otros capítulos o anejos... Me he acordado de Asterix y Obelix en Las doce pruebas, cuando tienen que conseguir el formulario A-38.
4. Una queja: mi parecer es que esta norma no es el sitio adecuado para hacer un estudio de la sostenibilidad. La estructura se calcula con el objetivo de ajustarse lo más posible al diseño realizado y con la máxima de minimizar su coste, sea por la reducción de los materiales, por la simplificación de su montaje o por la vía que sea, a menudo una mezcla de todo. Y hablar de sostenibilidad... no hace sino liar las cosas. No es el lugar. Si se quiere juzgar la sostenibilidad de los edificios, hágase una norma específica. Pero no vengan a la norma que se usa para calcular una sección de hormigón o de acero. Que es como el chascarrillo de los animales en el artículo anterior: que sí, que el redactor quiere demostrar lo progre y ecologista que es, pero no hay que meter la cuchara... en un plato de un filete de ternera. Si se quiere emplear la cuchara, para eso están los platos de sopa.