Lo siento, no puedo más. Tengo que soltarlo, o exploto.
Y es que el reciente asesinato de la presidente de la Diputación Provincial de León ha hecho que no aguante más, como me decía una amiga de niño, se me ha llenado el pirulí de la paciencia. Que se llenó con todo el peloteo a Esperanza Aguirre, y que la aparición de Susana Díaz ha llevado a su límite.
No soporto los trabajos mal hechos. Y considero que la presentación es parte del trabajo. No soporto los trabajos mal presentados.
En español, existen unas palabras que se originaron como adjetivos (y que muchos mutaron a sustantivos), y que se denominan participios activos. Así como "amado" es lo que en el colegio se estudia como el participio de "amar", y significa "el que recibe el amor", "amante" es el participio activo, y significa "el que ama". El participio activo es el que realiza la acción. Por ejemplo, amante, cantante o ayudante.
El participio activo de los verbos de la primera conjugación se forman con el sufijo "-ante": atacante, ofertante y navegante, además de los citados. Los de la 2ª y 3ª conjugación, en cambio, se forman con el sufijo "-ente" o, a veces, "-iente": equivalente, conveniente, asistente, batiente.
Más ejemplos con el sufijo -ente: presente, ausente, silente, contante (y sonante), contrayente, celebrante (y concelebrante), comediante, o estudiante. Estudiante es el que estudia, y da igual si es hombre o mujer; para deshacer estas ambigüedades tenemos artículos y otras palabras. La estudiante modelo es la equivalente a la amante ausente, al igual que el estudiante modelo es equivalente al amante ausente. Y todos me han entendido.
Por lo mismo, la forma correcta de nombrar a la persona que preside un acto, una reunión, una junta, o lo que se pueda presidir, es presidente. Presidir, + sufijo -ente. Fin.
Y es que el reciente asesinato de la presidente de la Diputación Provincial de León ha hecho que no aguante más, como me decía una amiga de niño, se me ha llenado el pirulí de la paciencia. Que se llenó con todo el peloteo a Esperanza Aguirre, y que la aparición de Susana Díaz ha llevado a su límite.
No soporto los trabajos mal hechos. Y considero que la presentación es parte del trabajo. No soporto los trabajos mal presentados.
En español, existen unas palabras que se originaron como adjetivos (y que muchos mutaron a sustantivos), y que se denominan participios activos. Así como "amado" es lo que en el colegio se estudia como el participio de "amar", y significa "el que recibe el amor", "amante" es el participio activo, y significa "el que ama". El participio activo es el que realiza la acción. Por ejemplo, amante, cantante o ayudante.
El participio activo de los verbos de la primera conjugación se forman con el sufijo "-ante": atacante, ofertante y navegante, además de los citados. Los de la 2ª y 3ª conjugación, en cambio, se forman con el sufijo "-ente" o, a veces, "-iente": equivalente, conveniente, asistente, batiente.
Más ejemplos con el sufijo -ente: presente, ausente, silente, contante (y sonante), contrayente, celebrante (y concelebrante), comediante, o estudiante. Estudiante es el que estudia, y da igual si es hombre o mujer; para deshacer estas ambigüedades tenemos artículos y otras palabras. La estudiante modelo es la equivalente a la amante ausente, al igual que el estudiante modelo es equivalente al amante ausente. Y todos me han entendido.
Por lo mismo, la forma correcta de nombrar a la persona que preside un acto, una reunión, una junta, o lo que se pueda presidir, es presidente. Presidir, + sufijo -ente. Fin.
El sufijo es -ente. No -enta.
Por lo que no hemos de decir presidenta, sino presidente.
Esperanza Aguirre fue presidente de la Comunidad Autónoma de Madrid, Susana Díaz lo es de la Comunidad Autónoma de Andalucía, y recientemente han asesinado a la presidente de la Diputación Provincial de León.
Por supuesto, no podemos exigir a un niño sin escolarizar, a un extranjero que esté aprendiendo español o a un analfabeto, que hable y escriba correctamente nuestro idioma, con buena sintaxis, ortografía y caligrafía, y con un vocabulario amplio y eufónico. Desafortunadamente, siempre ha habido paletos y las cosas malas se pegan mucho más fácilmente que las buenas, con lo que el término "presidenta" existe, pues físicamente es pronunciable y hasta el más lerdo entiende su significado, y esta cateta palabra ha hecho furor y arrasa con una rapidez inversamente propiorcional a la categoría intelectual del usuario. Hasta el punto de que la Real Academia de la Lengua (http://lema.rae.es/dpd/?key=presidente, y pulsen en las notas que lleva para ampliar la información) reconoce el vocablo.
Sin embargo, en mi opinión que la RAE reconozca la existencia y significado de un vocablo no acarrea que deba usarlo. Tampoco suelo decir "Nos ha jodido, el cabrón, yo qué coño voy a decir tacos, ¡copón de oros!", aunque todas estas palabras aparezcan en el diccionario con el significado que efectivamente tienen en tal frase. Hay una manera elegante y agradable de hacer las cosas, y también de decirlas, y, si no hay necesidad, no hay que ser soez, chabacano o chapucero. Al igual que si usted elije un gran regalo querrá que el envoltorio también lo sea y no lo entregará sin envolver en una bolsa de plástico de la farmacia, también cuando transmite una idea ha de querer que la expresión de la misma esté a tono con la altura del concepto y que refleje al tiempo su propia categoría personal. Al menos así pienso yo, y si usted me habla como si usted tuviera el raciocinio de un garrulo analfabeto, yo o pensaré que usted lo es, o pensaré que yo le merezco tan poco respeto que no se molesta en desplegar su intelecto más allá que el nivel del garrulo.
Dicho lo cual, los periodistas (o los becarios con título de Periodismo que escriben en nombre de los periodistas con nombre y oficio) constantemente dicen "presidenta". Estrictamente, no puedo reprocharles nada, la RAE les ampara. Pero cada uno es muy libre de pensar lo que quiera, y yo, cuando veo un trabajo chapucero considero que el autor es un chapucero, y cuando un periodista (y por extensión, un meido de comunicación) firma un artículo chabacano, soez, mal escrito o con vocabulario o sintaxis propia de analfabetos, suelo pensar en consecuencia. Y esta suele ser una de las razones por la que tengo la opinión de ese gremio que tengo.
Y que no se quejen, si no se les lee, porque probablemente en sus escritos tengan la culpa.
Esperanza Aguirre fue presidente de la Comunidad Autónoma de Madrid, Susana Díaz lo es de la Comunidad Autónoma de Andalucía, y recientemente han asesinado a la presidente de la Diputación Provincial de León.
Por supuesto, no podemos exigir a un niño sin escolarizar, a un extranjero que esté aprendiendo español o a un analfabeto, que hable y escriba correctamente nuestro idioma, con buena sintaxis, ortografía y caligrafía, y con un vocabulario amplio y eufónico. Desafortunadamente, siempre ha habido paletos y las cosas malas se pegan mucho más fácilmente que las buenas, con lo que el término "presidenta" existe, pues físicamente es pronunciable y hasta el más lerdo entiende su significado, y esta cateta palabra ha hecho furor y arrasa con una rapidez inversamente propiorcional a la categoría intelectual del usuario. Hasta el punto de que la Real Academia de la Lengua (http://lema.rae.es/dpd/?key=presidente, y pulsen en las notas que lleva para ampliar la información) reconoce el vocablo.
Sin embargo, en mi opinión que la RAE reconozca la existencia y significado de un vocablo no acarrea que deba usarlo. Tampoco suelo decir "Nos ha jodido, el cabrón, yo qué coño voy a decir tacos, ¡copón de oros!", aunque todas estas palabras aparezcan en el diccionario con el significado que efectivamente tienen en tal frase. Hay una manera elegante y agradable de hacer las cosas, y también de decirlas, y, si no hay necesidad, no hay que ser soez, chabacano o chapucero. Al igual que si usted elije un gran regalo querrá que el envoltorio también lo sea y no lo entregará sin envolver en una bolsa de plástico de la farmacia, también cuando transmite una idea ha de querer que la expresión de la misma esté a tono con la altura del concepto y que refleje al tiempo su propia categoría personal. Al menos así pienso yo, y si usted me habla como si usted tuviera el raciocinio de un garrulo analfabeto, yo o pensaré que usted lo es, o pensaré que yo le merezco tan poco respeto que no se molesta en desplegar su intelecto más allá que el nivel del garrulo.
Dicho lo cual, los periodistas (o los becarios con título de Periodismo que escriben en nombre de los periodistas con nombre y oficio) constantemente dicen "presidenta". Estrictamente, no puedo reprocharles nada, la RAE les ampara. Pero cada uno es muy libre de pensar lo que quiera, y yo, cuando veo un trabajo chapucero considero que el autor es un chapucero, y cuando un periodista (y por extensión, un meido de comunicación) firma un artículo chabacano, soez, mal escrito o con vocabulario o sintaxis propia de analfabetos, suelo pensar en consecuencia. Y esta suele ser una de las razones por la que tengo la opinión de ese gremio que tengo.
Y que no se quejen, si no se les lee, porque probablemente en sus escritos tengan la culpa.