martes, 6 de septiembre de 2022

Recordando aquel septiembre

Es día 6 por la noche; tal día como hoy, tal noche como hoy, hace 5 años, los separatistas catalanes dieron el paso decisivo: abolieron la Constitución en Cataluña, la separación de poderes y muchas cosas más. Como ya glosé lo que pasó, en su momento, en esta entrada, basta un pequeño recordatorio de aniversario.

Llevaban tiempo anunciando la jugada, pero todo el mundo creía que no se atreverían. Que en el último momento se echarían atrás. Sin venir a cuento, convocaron (uso el plural porque en aquella época todo lo hacían en comandita, pactándolo antes entre todos los interesados; por eso, aunque la convocante fuera Carmen Forcadell, ni la idea ni la decisión eran suyas, algo que básicamente alegó luego cuando la juzgaron) un pleno en el Parlamento de carácter general, sin ningún punto concreto a tratar, como un saludarse y contar las vacaciones. Al empezar el pleno, uno de los diputados (una diputada, ahora huida) presentó una moción de alterar el orden del día y se alteró: sacaron unos textos que tenían ocultos y los presentaron como propuestas de leyes. El contenido general lo recordamos todos: el parlamento catalán no responde ante nadie, sus decisiones son indiscutibles y no cabe recurso ante nadie, el poder judicial pasa a depender del presidente catalán,... en la práctica, quedaba derogada, en Cataluña, la Constitución Española y el estatuto de autonomía. Se convocaba el referéndum de confirmación de la independencia, y se daban los principios básicos para los primeros tiempos de la Cataluña independiente.

Los partidos antiindependentistas, PP y Ciudadanos, pusieron todo tipo de trabas procesales, retrasando la votación con la esperanza de que en Madrid alguien hiciera algo. Pero en Madrid, con Rajoy al mando, nadie hizo nada. Y mientras tanto, los independistas, conjurados: era entonces o nunca. De madrugada llegó el momento de votar. Los constitucionalistas, el PSC-PSOE entonces entre ellos, abandonaron el hemiciclo para no ser partícipes. Eso, a los independentistas (y Podemos entre ellos) les dio igual. Creo recordar que fueron los diputados del PP los que dejaron banderas españolas en sus escaños al irse: pues bien, una diputada de Podemos se levantó, las cogió todas y las tiró a un cubo de la basura entre aplausos de los demás.

Y votaron. Con 72 votos de los 135 escaños la ley quedó aprobada e inmediatamente publicada en el boletín oficial, edición por internet. Una ley que establecía que una vez publicada era inimpugnable.

En la entrada que escribí entonces lo cuento mejor, tenía los recuerdos más frescos.

Y nadie en Madrid hizo nada. Pensaron: es sólo una ley, palabras nada más, no se atreverán a convertirla en hechos. El 26 de octubre de ese año, Rajoy seguía queriendo que le respondieran a si habían declarado la independencia o no.

¿Qué habria que haber hecho? La estrategia, entonces, fue declarar en Madrid nula cada ley inconstitucional, y ya está. Eran sólo palabras, no había hechos. Se les fue dando cuerda hasta que, el 27 de octubre, un cagado Puigdemont huyó a Bélgica escondido en el maletero de su coche (con la complicidad de los mozos de escuadra que le hacían de escolta). Y huyó porque ya no le quedaba ninguna palabra más que decir, o se retractaba de todo o actuaba como presidente de la república. O arriaba o no la bandera española, para empezar: el 155 ya se había aprobado, y había fecha para entrar en vigor. Y a principios de noviembre el juez Llarena convocó en Madrid a los principales cabecillas y encarceló a unos cuantos de los que se presentaron. ¿Fue una estrategia acertada?

Con la perspectiva de 5 años, vemos que hechos no ha habido ninguno: todos los ciudadanos seguimos igual. Los independentistas siguen exprimiendo los recursos públicos de las provincias catalanas, pero eso ya lo hacían mucho antes lo van a seguir haciendo muchos años más. Aquí no va a haber ningún vuelco electoral como en Andalucía, hay que tener presente que aunque esa noche se comportaron, los gerifaltes del PSOE/PSC son tan independentistas y antiespañoles como el que más y los gobernados no sabemos distinguir cuándo nos manda ERC, el PSOE o los exconvergentes.

Con lo que podría parecer que la estrategia fue correcta. Sin embargo, Cataluña está rota. Nos hemos dividido en dos bandos, los que están a favor de unos y los que están a favor de los otros. La fractura es real. Todos sabemos que cualquier comentario político, mejor no hacerlo. No vaya a ser que esté alguien del otro bando, que queremos tener la fiesta en paz. Así que uno se reúne con amigos o con familiares, y sabe que la política, ni mentarla, porque si no nos pelearemos. ¿Le parece a usted bien saber que se llevará bien con su cuñado siempre que olvide que él es de un bando y usted del otro, y que si se ven forzados a desenmascararse acabarán odiándose? Como es fácil comprender, una sociedad así no va a funcionar mejor que una sociedad en armonía, y por eso la gran medida del gobierno catalán este verano de 2022 ha sido anunciar que se puede hacer topless en la playa. Eso, y decir que la sentencia judicial que obliga a dar al menos el 25% de las clases en los colegios en catalán, que no se va a cumplir en ningún colegio.

No sé, quizá una actuación más decidida en el verano de 2017, no tan garantista con la legalidad tal vez, habría conseguido cambiar de verdad las cosas en esta comunidad.

 

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