domingo, 4 de septiembre de 2022

Coherencia a la catalana

Anoche mataron a un hombre a tiros, en Barcelona; por cierto, casi en la calle de atrás de una comisaría. Los asesinos iban en moto y el suceso salió en las noticias del mediodía. La cámara mostraba el lugar, y ví la placa de identificación de la plaza:


Sí, era la plaza de Eduardo Torroja, que, según nos informa la placa, nació en Madrid en 1899 y murió allí en 1961, y era ingeniero. El nombre de las calles, ya saben, es información pública y por lo tanto en Cataluña sólo se nombran en catalán. Plaça d'Eduard Torroja, enginyer.

Eduardo Torroja jamás se llamó Eduard.

Pasa como con Enrique Granados, que jamás se llamó Enric pero en las provincias catalanas jamás se le nombra Enrique. Y como tantos otros; pero el caso de Torroja... no tienen escapatoria alguna.

Tomemos, por ejemplo, la plaza Karl Marx, una plaza enorme. O Ferdinand Lesseps, otra plaza. O Verne, Jules. O los jardines de William Shakespeare, sin salir de Barcelona. Se capta la idea, ¿no? Si el personaje en cuestión es español, su nombre es en catalán; si es extranjero, su nombre es el que tuviera en su lengua. ¿Y si se le diera a un catalán un nombre español? Jorge Pujol, Juan Laporta, Javier Hernández, José Luis Carod-Rovira, Pedro Aragonés, por poner algunos ejemplos. ¡Vaya cabreo cogió Carod Rovira en un programa de televisión cuando una persona le llamó José Luis! "¡Mi nombre es Josep-Lluis, aquí y en la China Popular!", respondió airado.

Es lo mismo que con las ciudades: dicen Osca y Saragossa, pero se enfadan si se dice Lérida o Gerona. Eso sí, las ciudades vascas las dicen siempre en vascuence, y las gallegas en gallego. 

Es la coherencia al modo catalán. Por suerte, no todos los catalanes son catalanes.

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