https://www.youtube.com/watch?v=11Q5a0q--98
Usptah fue el arquitecto de Neferirkará, sucesor inmediato a Sahurá. Lo que se sabe de Usptah es que era muy amigo del faraón, y se sabe porque hay una curiosa inscripción en su tumba que traducida dice así: "El rey fue a visitar la obra y la alabó extraordinariamente. El rey le prodigaba elogios cuando se dio cuenta de que éste no le escuchaba. Los príncipes y personajes del séquito se espantaron al oir los gritos. El enfermo fue llevado a palacio y el rey hizo venir los sacerdotes ritualistas y los médicos de cámara. Su majestad hizo traer una caja con escritos. Pero el enfermo estaba muerto sin remedio. El corazón de su majestad queda lleno de tristeza; decía que daría cualquier cosa para retornarlo a la vida. Por fin se retiró a sus aposentos. El rey hizo tallar un ataúd de ébano; estuvo presente cuando lo embalsamaban". Parece ser que al arquitecto Usptah le dio un síncope cuando departía con el faraón, pero los conjuros que intentaron (los escritos que guardaba el faraón) no funcionaron porque Usptah estaba muerto y requetemuerto. La lápida acaba con una descripción del sepulcro del fallecido arquitecto y la dotación de un beneficio para funerales.
Y no se sabe más de Usptah el arquitecto.
En el antiguo Egipto, Manetón es un personaje clave: fue un sacerdote e historiador egipcio del siglo III a.C. Es clave, porque sabía entender las inscripciones y los textos antiguos de los egipcios y sin embargo, por suerte para nosotros, escribía en griego. Que es un idioma que los modernos sí somos capaces de entender (los expertos, quiero decir), pero sobre todo los de la época romana y preislámica sí entendían. La obra de Manetón se perdió, pero se conserva citada por otros autores; un problema menor es que tenía mucho prestigio y, tratándose nada menos que de una historia del Egipto faraónico, fueron muchos los que quisieron manipular los textos para que pareciera que Manetón les diera la razón, pero ahora no viene al caso. Lo importante es que fue Maneton el que montó las listas de reyes y los dividió en dinastías.
El faraón Neferirkará era de la V dinastía, con lo que estos sucesos son realmente viejos: de hace unos 4.500 años. Sorprende saber que el faraón era tan amigo de personas normales (el faraón era un ser que se le creía divino o casi divino, y a los arquitectos todavía no), y cómo debió de ser su dolor para quedar recogido.
Por otro lado, no hay muchos arquitectos que puedan presumir de que 4.500 años después de su muerte se siga sabiendo algo de ellos.
Y yo ¿cómo he llegado a saber de Usptah? Para empezar, ya les adelanto que no tuvo nada que ver con internet; de hecho, habría sido imposible.
Resulta que alguien encontró vaciando unas cajas (los detalles no los sé bien) un diccionario de arquitectura y pensó que a mí me gustaría tenerlo. Lo tengo delante, y fue escrito por Joaquín del Soto Hidalgo, expresidente de la antigua Federación Nacional de Ingenieros Diplomados (y otros cargos) en 1960. Si alguien quiere adquirirlo, se supone que ha de dirigir su petición al autor, en la calle del Desengaño nº 11, pero creo que podemos darlo ya por obra perdida y de la cual sólo se conservan unos pocos ejemplares, seguramente cada vez menos.
Pues bien, en el glosario de términos el sr. del Soto introduce algunos arquitectos célebres (y no tan célebres, al menos para mí; por ejemplo, Bennon, que hizo la catedral de Spira bajo Enrique IV, y del cual dudo que encuentren información en internet). Y uno de esos nombres era el de Usptah.
Si usted quiere saber más sobre Usptah y lo busca en internet no hallará gran cosa, al menos si como yo se mueve en un rango de idiomas reducido. De hecho, lo único que encontrará es que se le cita en el libro Historia General del Arte de José Pijoan, libro que escribió en 1950, y del que seguramente el sr. del Soto extrajo la información sobre Usptah. El libro está más o menos disponible en internet, pero su conservación no invita a su lectura. Está claro que alguien, en su momento, decidió que sí era un libro que debía conservarse para los anales, pero también lo es que alguien decidió que ya no hacía falta conservarlo y lo borró; lo que se conserva es la copia internetera de cuando estaba en internet, y ya veremos lo que dura. También existe una referencia a nuestro arquitecto en otro libro: el catálogo de la colección Mayer, en concreto la parte egipcia, babilónica y asiria, realizado por Charles T. Gatty, ayudante del conservador; pero este libro en inglés es aún más difícil de localizar: está simplemente escaneado como imágenes, no está el texto pasado a texto como el libro de Pijoan. Aunque sí se lee más fácil que el de Pijoan.
Y ya está; yo no he encontrado más, y no creo que se me pueda acusar de haberme rendido demasiado pronto.
Lo que me lleva a...
Usptah ha sobrevivido, su recuerdo, 4.500 años. ¿Sobrevivirá 4.600 o hasta aquí ha llegado y su nombre se borrará del conocimiento humano en los próximos 100 años?
No sé qué responder. Es posible que algún novelista recoja la historia, escriba una obra de éxito y el nombre de Usptah obtenga miles de citas en el ciberespacio y así se asegure la inmortalidad (entiéndase); pero no creo que ocurra. Las personas normales, como usted y como yo, desde luego que no conocemos a nuestro protagonista; para nosotros no es que hubiera muerto hace 4.500 años, es que ni siquiera llegó a existir. Los arquitectos... Sinceramente, no creo que los arquitectos actuales tengan la base histórica de la profesión que demostró tener el sr. del Soto. ¿Habrá quien sepa responder a la pregunta de quién era, y quizá transmita su conocimiento a otros? Usted tampoco lo cree, ¿verdad?
Mi primo Paco es egiptólogo (aunque no ejerce); es posible que él conozca la historia de Usptah, es posible que la conozcan los egiptólogos; estos son el último bastión. Es posible que ellos no basen su conocimiento en lo que encuentren en internet (recalco: en lo que encuentren, no en lo que exista); sería lo lógico, ya que ¡son egiptólogos! Pero no sé qué decir. Aunque soy optimista: habrá egiptólogos que conozcan la historia, y que la cuenten a sus alumnos o a todo aquel a quien tengan ocasión; y puede que no lo hagan todos, pero quien lo haga la contará a muchos, y así poco a poco... al menos el nombre de Usptah no quedará enterrado por las arenas del desierto.
Y es que internet es como Egipto: sí, las cosas están ahí, pero sepultadas bajo toneladas de arena, nadie sabe dónde. Las cosas que sabemos sí sabemos dónde están, las cosas que desconocemos siquiera que existen no es probable que las encontremos.
- Pues como los libros, que también tendrán todo el conocimiento del mundo, pero si nadie los lee es como estar enterrado bajo tantas páginas...
No, con los libros es distinto. Interviene el azar, el ojear descuidadamente... De hecho, así cayó la historia de Usptah en mis manos. Si el libro existiera en formato electrónico, no habría ocurrido. No es lo mismo.
Eso sí, la próxima vez que vean una aburrida pared de jeroglíficos... piense que tal vez estén contando una historia como la de Usptah... solo que nadie lo sabe.
LBM1948, CC BY-SA 4.0, via Wikimedia Commons |
Amalia Mendoza - Fallaste, corazón
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