jueves, 5 de agosto de 2021

¿Es el BIM un verdadero cambio de paradigma?

https://www.youtube.com/watch?v=BBMcgREgyXU 

 

 

Respuesta: sí, lo es. El BIM es la herramienta clave para que las máquinas tomen el control. Es la quintaesencia de la renuncia del control por parte de los calculistas, y tras ellos vendrán todos los demás.

A aquellos que, por no ser calculistas, no tengan la perspectiva suficiente: los ordenadores se crearon para ayudar a los calculistas. En el principio, los ordenadores sólo calculaban. Cálculos aritméticos, primero, geométricos después, algebraicos más tarde. Invirtieron matrices, aunque usted no sepa qué es eso o qué trascendencia tiene. Pero así fueron las cosas, empezaron como una herramienta de cálculo. Herramienta a la que se le fue sacando provecho, eso sí: atrévase ahora a vivir sin ordenadores.

Con los años, los ordenadores, los chips, los cerebros electrónicos, han pasado a ejecutar muchas de las tareas que antes hacían personas. Pero nunca tuvieron el verdadero control: detrás siempre había personas. Siempre hubo ingenieros. 

Calcular la estructura de un edificio es un cálculo complejo. Es tan complejo que, de hecho, muchas tipologías estructurales, muchas maneras de construir un edificio, han estado ligadas a las posibilidades de calcularlas. Dicho de otra manera: usted no sabe de ningún puente curvo que no se haya calculado con ordenadores. De tablero curvo en planta, quiero decir. Sin embargo, a medida que los ordenadores han sido más potentes y se han desarrollado programas de cálculo más complejos y capaces, se han ido diseñando puentes cada vez más espectaculares. Más difíciles de calcular, también. Ahora nadie proyecta un puente de tablero recto si puede evitarlo, qué van a decir sus colegas de él como lo haga. Y con los edificios pasa algo parecido. Bien, para ambas cosas disponer de ordenadores ha sido una gran ayuda. Primero, hacían las operaciones matemáticas más farragosas. Luego iteraron y dimensionaron. Luego se mejoró la manera de introducir los datos, de crear los modelos, y se introdujeron las normativas en los ordenadores para asegurarse de que los resultados eran conformes. Las normativas cambiaron y se diseñaron pensando en que fueran ordenadores los que comprobaran la conformidad de lo que se proyectara. Se volvieron ininteligibles para los humanos, aptas sólo para los cerebros electrónicos. Hasta los planos sacaban, los ordenadores. Pero en todo el proceso había un ingeniero a los mandos.

Llegó un punto en que la informática permitió a los ingenieros crear modelos de lo que se quería, pulsar un botón y obtener los resultados. El ingeniero había proyectado sin tener ni idea de las normativas y las exigencias, sin saber si lo que había proyectado era complicado o sencillo, grande o pequeño, estético o antiestético, práctico o aparente. Y todo ello sin dejar de escuchar su sinfonía favorita de Brahms.

Creo que fue a principios de los 80, cuando aparecieron las máquinas herramientas de control numérico: es decir, tornos, fresadoras, máquinas manejadas por ordenador. Empezaba la era del CAM, la mecanización ayudada por el ordenador. Y al mismo tiempo, el CAD: el diseño ayudado por ordenador. En cuestión de segundos apareció el CAE: la ingeniería ayudada por ordenador. El técnico, con su ordenador, diseñaba la pieza y su mecanizado. En 1988 me presentaron un programa que diseñaba placas de circuitos integrados. En minutos. Poco a poco los ordenadores fueron usurpando (la palabra es un poco agresiva, pero descriptiva) las tareas de las ingenierías, y al final llegó el futuro: dado que todo podía hacerse por ordenador, hágase por ordenador a la vez. El BIM.

El BIM es crear un modelo de ordenador en el que todos aportan lo que tienen que aportar. Una reproducción informática completa de lo que se proyecta, sea un edificio, un avión o un coche de F-1.

El BIM es un cambio de paradigma en dos sentidos.

El primero de ellos, ya he escrito muchas reflexiones al respecto, es que supone la desaparición del plano como lenguaje del técnico. Ya no se hacen planos, carecen de sentido. Sólo los últimos escalones de la cadena, los obreros de la construcción, los necesitan. Ellos y los del pleistoceno que estamos camino de la extinción o aún no nos hemos adaptado. Nadie más. Y, como he declarado a menudo, al no emplear planos se pierde la capacidad de entenderlos y se evoluciona a sobrevivir sin ellos, a no necesitarlos. El BIM es la muerte del plano, y cuando esté de verdad desarrollado e implantado ya no habrá más planos.

(disculpen un momento; la mera idea de lo que escrito es para mí tan impactante que necesito unos minutos para asimilarlo).

El segundo cambio aún no ha llegado, pero llegará. No creo que ocurra en menos de diez años, pero sin duda será un hecho consumado dentro de 20. Y no será que no se ve venir, hasta un austrolopiteco como yo lo sabe y lo anuncia desde hace años.

Los programas de ordenador han ido usurpando la tarea de los ingenieros. Con su "deja, que ya lo hago yo" han terminado haciéndolo todo. Hasta el punto de que los ingenieros hemos incluso dejado de saber qué había que hacer: el ordenador iba a saberlo por nosotros. A pesar de todo, la usurpación nunca había sido completa: entre otras razones, porque había cosas que los ordenadores no podían resolver. No estaban aún desarrollados lo suficiente, también tardaron muchos años en conseguir ganar a Kasparov. Pero ya lo están. 

Veamos un ejemplo: un arquitecto diseña un edificio y le pasa su modelo BIM al ingeniero calculista para que "calcule" la estructura. El calculista pasa el modelo BIM por su programa de cálculo, el programa añade al modelo BIM la estructura y el calculista devuelve al arquitecto el modelo BIM, ahora ya con la estructura incorporada. Después del calculista le llegará el modelo al ingeniero de aire acondicionado para que repita el proceso en lo que a él atañe, al de incendios, al fontanero, al electricista, al arquitecto de fachadas, a los especialistas en suelos, paredes y otros acabados, a los carpinteros de ventanas y puertas, a todos los demás.

El primer eslabón, el más débil, el primero en caer, es el calculista. Es el más maduro, el que más ha sido usurpado por el ordenador. El que menos sabe lo que hace. El más prescindible. El que menos razones tiene para seguir existiendo: el arquitecto, con su programa de modelar BIM, en un momento dado apretará el botón de "dimensionar estructura" y se le dimensionará la estructura. El arquitecto podrá cambiar lo que quiera, y con el botón de "chequear estructura" sabrá si sus cambios son aceptables o no. No necesitará al calculista para nada.

A la desaparición del calculista seguirán todas las demás, con procesos análogos. Incluso sensaciones tan subjetivas como el confort de los usuarios serán reguladas por los ordenadores. ¿Acaso no existen ya los edificios inteligentes, que se autorregulan para el confort de los humanos que los ocupan? El BIM diseñará las instalaciones para conseguir el confort que se le establezca, no les quepa duda. Y adiós a los ingenieros que las diseñaban.

No sé si los calculistas aguantaremos 10 años. 20 seguro que no, no cabe duda. Y los demás no vendrán mucho después de nosotros.

Aunque no creo que desaparezcamos; ése es el segundo cambio de paradigma que supone el BIM: redefine la función de los ingenieros.

¿Qué haremos los ingenieros? A ver, ha de quedar claro que los ingenieros nunca desapareceremos, salvo que la humanidad vuelva a las cavernas. El ingeniero es el ingenio humano, y siempre habrá alguien que quiera discurrir. Ahora bien, el camino que marca el BIM es que el ingeniero se dedicará a inventar, a mejorar, a controlar que las cosas sean correctas, y a resolver los imprevistos. Más o menos, lo que ya hacen los ingenieros en las fábricas.

¿Y los ingenieros especialistas?  De nuevo, los calculistas somos el futuro en el presente. Trabajaremos de asesores cuando nos requieran, apareceremos cuando surjan problemas, cuando haya accidentes o imprevistos, y sobre todo buscaremos los márgenes, las cosas que los ordenadores aún no saben hacer. ¿Qué caramba!, ¿acaso no hay en las tripulaciones de los grandes vuelos un "ingeniero de vuelo"? Uups, ya no: los ordenadores terminaron sustituyéndoles.

No sé lo que nos deparará el futuro, pero estoy seguro de que dentro de muchos años, cuando echemos la vista atrás, veremos la implantación del BIM como un hito señero en el camino que habremos recorrido.




Así somos - Lágrimas negras



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