domingo, 24 de enero de 2021

A vueltas con la educación

https://www.youtube.com/watch?v=9KvJciCY0sU 

 

 

El otro día estuve charlando con una amiga, profesora de instituto. Historia y Arte, nada menos. Con lo que la misión de mi amiga, en la vida, es enseñar a nuestros muchachos Historia y Arte. Es posible que mucha gente considere que es una misión de poca importancia, cuando no inútil. Gente que no cree necesario saber distinguir el románico del gótico, el barroco del rococó, el cluniacense del cistercense y los almohades de los almorávides. Yo no soy de esta gente. Por eso discutí con ella acerca del estado de la Educación.

El instituto de mi amiga es público, por cierto. No sé en otras regiones, pero en las provincias catalanas cursar la enseñanza pública significa que no se va a mencionar a Dios, al cristianismo o a alguno de sus valores en todo el proceso formativo. Me explicaba mi amiga que el claustro de profesores del instituto era tremendamente radical en su laicismo (y como todos aunque los hay incluso peores, por lo que me contó). Se negaban a que se explicara nada. Claro, algunos profesores de Historia o de Arte (mi amiga) opinaban que había que saber, para poder entender sus materias. Y no solo eso. ¿Cómo va a entender el islamismo alguien que no cree en nada? Un católico puede entender a un musulmán, porque entiende de verdad qué es creer, pero un laico no.

Y es que ya no se trata de tener cultura, de saber la historia de Noé y el arca o saber qué es un santo y qué es un mártir y qué es una virgen (todas ellas cosas que los chicos desconocen, aunque nos cueste creerlo). Se trata de que es como explicar la noche estrellada a un ciego.

Se trata de que el área de la trascendencia es esencial en la formación del ser humano. 

Es difícil creer. Es difícil pensar en cosas que no se saben describir, que no se entienden, que no se pueden probar. Es difícil, pero se puede. Pero para poder hay que tener la capacidad desarrollada; es como algunos instintos que tienen los niños al nacer, pero que van perdiendo con los meses. Con la capacidad de creer lo increíble ocurre lo mismo: si el niño no mantiene ese instinto, esa capacidad, la pierde. Y perdida ya no se recupera. A un adulto pueden explicarse los misterios de la fe, pero los racionaliza y, al no entenderlos (¿cómo concebir el infinito?), no los aprehenderá.

Por eso creo que el colectivo de maestros y profesores está equivocado. No solo hay que enseñar matemáticas, psicomotricidad y modales. Pero es también la sociedad la equivocada, al dar la manija de la educación a personas equivocadas.

En las provincias catalanas sabemos mucho de esto. No en vano, el porcentaje de separatistas entre el gremio de enseñantes es brutalmente mayoritario; algo curioso cuando el sentimiento separatista es minoritario en el conjunto de la población. No sé si el querer segregrarse de España y el rechazar cualquier tipo de creencia (bueno, cualquiera no, sólo una en realidad) son cualidades que provocan la vocación de enseñar o si ocurre algo que ignoramos en las escuelas de enseñantes, pero...

 

 

Inmaculate Fools - Sad

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