sábado, 11 de enero de 2020

Lo que usted ignora sobre el reciclaje. Papel y cartón




Cuando yo era chico, el papel se separaba; sobre todo el papel de periódico. La razón era obvia: se empleaba para encender la caldera de carbón. Y si ya estaba encendida, daba igual: al fuego con él, que calienta. Como excepción, el papel de panadería y pastelería se guardaba aparte, cuidadosamente cortado en pliegos. ¿Porqué? Pues porque no había papel de plata y ese papel se empleaba para envolver los bocadillos.

En cuanto al cartón, por supuesto: toda caja que llegara era bienvenida, porque se iba a utilizar. ¡Pues no había pocas cosas que se guardaban mejor en las cajas! Especialmente los grandes tambores de detergente: todo lo de navidad se guardaban en esos tambores, y uno de ellos guardaba las piedras con las que se sujetaría el árbol. Que, está claro, se pondría empleando ese tambor de macetero.

Pero eso no era reciclar: era reutilizar. Y como la sociedad actual tiene un problema mental con reutilizar, queremos reciclar.

Y hemos llenado nuestras calles de contenedores azules, separamos el papel en las casas y llenamos los contenedores para que reciclen nuestro papel.

Nadie nos ha explicado nunca que no reciclan nuestro papel. Acaba en un vertedero. Eso no quiere decir que no se recicle el papel; es sólo que no se recicla el nuestro. Se recicla el "industrial". Pero, sobre todo, lo que se recicla es el cartón. Por cierto que el líder europeo en cartón reciclado es Saica, ahí es nada.

Y sí, sí se recicla papel. ¿Cómo cree usted que se fabrica el papel? Todo el mundo cree que se fabrica a partir de la madera. ¿Ha visto muchos bosques en España que se talen para producir papel? No, en España, me atrevería a decir. Mire, el papel se fabrica a partir de tres materias primas. La celulosa de los árboles, claro que sí. Pero sobre todo... de la paja. La paja es un subproducto agrario, y resulta que también sirve para fabricar papel. Y el tercero es... el propio papel. El papel reciclado. No digamos ya el cartón, ahí el porcentaje es escandaloso.

Pero ahora le voy a contar una cosa que creo que no sabía. Usted echa el papel y el cartón al contenedor azul, como le han mandado, y el recolector se lo lleva. Por cierto, si se lo lleva el recolector es mala señal: el precio está muy bajo. Si estuviera alto, se lo llevarían los traperos (seguro que los ha visto mucho por temporadas), que roban impunemente los contenedores azules cuando les sale a cuenta.

Pues bien, el contenedor azul llega a la estación de tratamiento, y allí lo que se hace es separar el papel del cartón. ¡Ah, pero hay una fracción más!: el rechazo.  Y el rechazo es... todo lo que no interesa. ¿Qué interesa? Yo se lo digo: el cartón mayor de tamaño A-3 y el papel mayor de tamaño A-4. Tal cual. El resto, fuera. Y si hubieran estado en una estación de tratamiento, lo entenderían perfectamente. De hecho, les contaré una anécdota: diseñé la quizás primera planta de separación de España, y el reciclador quería tres fracciones, las dos indicadas y el papel algo más pequeño, creo que A-5 o así. Como el presupuesto se disparaba, se decidió quitar un separador: el del papel A-4. Pero cuando encargué a los EE.UU. los separadores (los mejores del mercado), me equivoqué y encargué el del A-4. En ningún momento detectamos los americanos o yo el error, y es que en Europa siempre se ponía el de A-4. Cuando se montó la planta, el cliente entró en cólera y yo quise que se me tragara la tierra. Pero estando en discusiones... la planta arrancó. Y entonces se dieron cuenta de que había sido un error para bien (y yo salvé mi cuello). 

Pero a lo que voy: si rompe el papel, ya no se recicla. Se trata como rechazo. Si rompe los cartones, ya no se reciclan. Son rechazo. Si hace una pelota, lo mismo. Si es un papel menor que un A.4, ídem. Una caja pequeña. Todo eso no se recicla, aunque usted crea que sí. Y aún le diría más: los recicladores, con el de origen industrial tienen suficiente. Un suministro que es del tamaño adecuado, muy limpio, no fragmentado, y sobre todo en cantidades industriales. Tanto que a menudo las industrias optan por prensar ellos mismos sus residuos de cartón, con lo que al reciclador le dan el trabajo hecho.

Pero, claro, está la imagen pública. Y ésta exige que nos llenen las aceras de contenedores azules, y que usted y yo los llenemos. Hasta el punto de que es automático, lo hacemos sin pensar. Como ya no tenemos estufas de leña...

En fin. Recicle usted el papel, que si no se sentirá culpable. Pero no se agobie demasiado: seguramente será un acto hacia la galería.




The Beatles - Yer blues

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