La undécima canción no es de las más populares y no es de las que más se escuchan en la actualidad; sin embargo, ha sido una de mis preferidas de siempre. Pero luego hablaremos de ella; primero, voy a proponer un acertijo.
Se trataba de condensar la música de los Beatles en 12 canciones; con la de hoy he desvelado ya las 11 primeras; queda, por tanto, una, y avisé que las daba por orden alfabético. ¿Cuál es la última canción? Fíjense, voy a proponer 13 canciones; una de ellas es la elegida, y las otras 12... bueno, con las otras 12 se podría hacer también una selección de canciones de los Beatles que no desmerecerían a las 12 por las que opté; es una muestra más del talento de los Beatles. Estas 13 canciones son:
- 3 canciones clásicas, de las imprescindibles: She loves you, Something, y Yesterday
- 3 canciones famosísimas y conocidas por todos: Strawberry fields forever, With a little help of my friends y Yellow submarine
- 3 canciones menos conocidas, pero ensalzadas por la crítica: The fool on the hill, Two of us, y While my guitar gently weeps
- 3 canciones que hay que ser un beatlemaníaco para recordarlas, y que sin embargo son fabulosas: She's a woman, The end, y Why don't we do it in the road
- Y una versión, una canción que no es de ellos pero que vive porque la tocaron ellos: Twist and shout.
¡Y las que me he dejado fuera!
Volvamos con la undécima. Es Revolution. Pero la rocanrolera, la que salió como cara B en el single de Hey Jude y luego, con suerte, en recopilaciones como el álbum azul, no la que salió en el White Album (el recopilatorio Hey Jude, en el que también aparecía, yo creo que no se publicó en España hasta muchos años después). La canción es cañera y, si pensamos en la música que se hacía en 1968, ultracañera. Y es que Helter Skelter y Revolution, en mi opinión, son el anticipo del Heavy Metal que reinará en los 70.
He mencionado que hubo otra canción Revolution que se publicó en el Disco Blanco: Fue Revolution n. 1, que era la misma canción pero mucho más lenta; si no hubiéramos oído antes la versión rápida, pensaríamos que es una canción popera, con ese coro "bom chuviruwap" y una letra un poco rara, pero la hemos oído. Y mi realidad fue que yo ya era un fan de la versión rápida cuando me pude comprar y oir el White Album. Y entonces ocurrió. Oí Revolution n. 1, y pensé ¿qué diantres está pasando aquí? ¿Se me ha estropeado el tocadiscos? Pero no, porque el resto de canciones sonaban bien.
Entonces me fijé que en la cara B del segundo disco estaba Revolution n. 9, y pensé que es que había dos versiones distintas, como en Sgt. Peppers Lonely Hearts Club Band, que la tiene al final como reprise. Así que seguí escuchando. Y llegué a Revolution n. 9. Tras el primer minuto estupefacto, recordé que me habían hablado de ella. La oí entera, los 8 minutos largos; y creo que en alguna ocasión la he vuelto a escuchar entera, pero...
A ver, se supone que es una canción de los Beatles. Está en un disco de los Beatles, la "interpretan" los Beatles, figuraba en la lista de canciones del disco y consta en todas las listas de canciones de los Beatles. ¿Es una canción? ¿Es música? ¿Tiene algún valor?
Empecemos por el principio: pòrque eran los Beatles, que si no... Eso no se le publica a nadie, si se quiere vender copias de eso. Y diría que nadie más lo ha intentado jamás.
Pase también que estamos en 1968, y los Beatles hacen lo que quieren; y una de las cosas que quieren es experimentar, descubrir hasta dónde se puede llegar con el lenguaje musical y todos se lo agradecemos y hemos ido detras de ellos, son ellos los que abren los caminos.
Y además puede que también tenga algo que ver que existía (supongo que existe aún) algo llamado "música concreta", un engendro que podríamos resumir en que unos "listos" grababan una puerta chirriosa y decían que era música. A mí me gusta la música clásica, y puedo aceptar el Dodecafonismo; se ve que aquello se quedaba corto, y tras la G.M.II unos iluminados fueron más allá y se inventaron la música concreta. Y en 1968 los Beatles publican Revolution n. 9.
Bien, digámoslo claro: Revolution n. 9 es una porquería infumable que nadie quiere volver a oir nunca más, que pocos estarían dispuestos a perder ocho minutos de su vida oyéndola y que nadie la compraría. Y en esto, todos estamos de acuerdo. Todos sin excepción y en su totalidad. Porque el autor, el productor y el distribuidor pueden jurar que es arte y que nuestro problema es que no lo entendemos, pero la realidad, lo cierto e innegable es que es una mamarrachada que se puede admitir como se admite un grito gutural, pero que intentar a) venderlo, y b) hacerlo pasar como arte, es del todo punto inadmisible.
Pues bien, lo que acabo de describir y en la música no ha colado, cuela todos los días como arte si se trata de pintura, de escultura y de artes desconocidas pero fuera de las siete clásicas, por llamar arte a lo que en los medios a veces informan que se exhibe en ARCO o en museos de arte moderno y ocurrencias por el estilo.
Llevo tiempo meditando cómo explicarles la tomadura de pèlo que hay detrás de lo que se denomina "Arte moderno" y que nos quieren vender en ARCO y en tantos otros sitios tratándonos de patanes si no caemos de bruces extasiados ante tan sublime arte, y cómo ganan la batalla si salimos diciendo que "a mi, esto del arte moderno...", "yo, es que esto del arte moderno,..." y frases por el estilo, con las que otorgamos que esas marramachadas son arte, "pero lo que pasa es que yo no lo entiendo". Como el traje invisible del emperador desnudo. Y al final he decidido que no voy a hacerlo. No sé, no puedo. Lo que les propongo, en cambio, es que intenten escuchar Revolution n.9. Luego, extraigan sus propias conclusiones como pieza musical. Y luego, por favor, piensen que eso mismo es lo que les están colando como "arte moderno". En ARCO defenderían Revolution n. 9 como una obra maestra de la música. Moderna, eso sí, porque si no se apostilla que es moderna usted podría querer opinar.
Y si por un instante cree que Revolution n. 9 es música, escuche de nuevo, por favor, la auténtica Revolution. Las cosas claras y el chocolate espeso.
El último número de la revista del RACC (Real Automóvil Club de Cataluña) incluye, como siempre, un editorial en la página 3; estos editoriales suelen tener un esquema tipo "hay algo que no está bien del todo, en el RACC somos pistonudos, el RACC es pistonudo, y nosotros sabemos cómo resolverlo pero no nos hacen caso todavía". Vamos, el mismo estilo que tendría la revista de un Colegio de Ingenieros, de Arquitectos, de Farmaceúticos, o de Vecinos del barrio. Y esta vez no es una excepción. Pero lo que me llama la atención es el primer párrafo, que les sirve de entradilla y sobre el que luego no vuelven. El párrafo en cuestión es:
El aumento de la siniestralidad vial en 2015 nos preocupa. En los diez primeros meses del año los accidentes mortales han aumentado en la red vial española un 4%, y los muertos un 1%. En Cataluña, las muertes en accidentes se han disparado un 28%, con las distracciones al volante, especialmente por el uso de los smartphones, como primera causa de sinisestralidad y origen de un 23% de los accidentes con víctimas.
El argumento que usa como entrada para el resto del artículo son los accidentes por distracción. Pero yo, cuando lo leí, me quedé de piedra: si los muertos en España han aumentado un 1% y en Cataluña un 28%, lo que es obvio es que en el resto de España el número de muertes ha bajado muchísimo. Si le damos a Cataluña un peso del 20% en lo que corresponda (km de carreteras, población, parque automovilístico, nº de accidentes, tráfico, lo que sea), en el resto de España los muertos tendrían que haber descendido un 5,5% para que el global sea un incremento del 1%.
Así que lo que creo que el Racc tendría que plantearse es porqué en Cataluña los muertos han aumentado un 28% y en el resto de España han disminuido un 5,5%. Pero eso equivaldría a cuestionarse si algo se hace mal en Cataluña, y por ahí el Racc no va a pasar. Y, sin embargo, ¿qué otra explicación hay?
En principio, la climatología de Cataluña es similar a la que se puede encontrar en el resto del país, y su evolución también es similar. La red viaria catalana, también en principio, no tiene nada que envidiar a la de ninguna otra comunidad, antes al contrario. El parque automovilístico, lo mismo. La pericia de los médicos y los servicios de asistencia, digo yo que también es similar. Pero hay tres diferencias entre Cataluña y el resto de España.
La primera diferencia es que en Cataluña tenemos, desde hace 5 años, el "Gobierno de los mejores", liderado por un Astuto Líder que antepone a su pueblo frente a todo lo demás.
La segunda diferencia es que en Cataluña no manda la Dirección General de Tráfico, sino el Servei Català de Trànsit. Aunque algunos opinan que estamos sometidos por Madrid que nos oprime, lo cierto es que en esto del tráfico en Cataluña somos independientes (y así nos va).
Y la tercera diferencia es que aquí la Guardia Civil no se encarga de la seguridad vial y el tráfico, sino los Mozos de Escuadra.
Yo no estoy diciendo que los mossos no tengan ni idea de seguridad vial. No creo que sepan más que los guardias civiles, que viven en casas cuartel y la Agrupación es su vida, pero tampoco dudo del interés y profesionalidad con la que los mossos desempeñan su función. Pero lo cierto es que los mossos son los que son, su despliegue es el que es y se dedican a las cosas que les ordenan.
En fin, podrá ser por falta de personal, por falta de medios, por carencias presupuestarias, por no ser una prioridad de nuestros gobernantes, pero el hecho es el hecho. Y la causa tiene que estar en las apuntadas, me temo que por orden de responsabilidad.
Y ahora les voy a dar yo la verdadera razón.
Verán, en Cataluña, desde siempre, si algo ha salido mal la culpa es de otros, nunca nuestra. Si no queda más remedio, la culpa es de Madrid. Si nos dieran más dinero, si nos dejaran hacer lo que queremos, si nos dieran la independencia, entonces las cosas se harían bien (porque el mantra que nos repiten cada día es que las cosas se han de hacer bien) y no pasaría lo que pasa. Y esto es así, así enfocamos las cosas quiero decir, aunque tenemos libertad para asignar el presupuesto, nos encargamos de la gestión del tráfico en todas las carreteras y la policía que se encarga de la segurida vial está 100% a nuestras órdenes. Y seguimos creyendo, cuando algo funciona mal, que la culpa es de otros. De Madrid, a ser posible.
¿Ustedes creen que así se puede mejorar?
En los diez primeros meses de este año, en Cataluña el número de muertes en accidentes ha aumentado un 28% (¡un 28%!). En el resto de España, parece que han disminuido un 5,5%. más o menos. Pero como somos independientes en tráfico y no nos lo van a resolver desde fuera, me temo que la cifra, en Cataluña, seguirá aumentando.
Porque somos así y así nos luce el pelo.
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