lunes, 30 de septiembre de 2013

Quejémosnos del árbitro

El otro día, según parece, un tal Muñiz arbitró un partido que el Real Madrid jugaba en Elche. Un partido intrascendente, salvo por el hecho de que como la Liga se juega entre el Madrid y el Barça, a ver quien pierde menos puntos contra los demás, estos partidos cuentan y mucho. Pero, en fin, queda mucha liga, esto no se ha terminado todavía, hasta el rabo todo es toro y resto de pamplinas que se dicen en estos casos.

Y, sin embargo, aunque nadie sabe quién juega en el Elche y casi nadie quién lo hizo en el Madrid, todos saben que el árbitro era un tal Muñiz, y fue descaradamente a favor del Real Madrid. Tanto, según parece, que no es necesario ni ver las imágenes del partido; el mero relato es suficiente. Y, según como vaya la Liga, no me extrañaría que este partido se vuelva a recordar en más de una ocasión. ¡País!, que diría Forges.

Lo que me importa a mí es que unos pensarán o dirán que el árbitro se equivocó, que es malo y que los árbitros malos se suelen equivocar a favor de los grandes; otros, en cambio, irán más allá y que el árbitro no se equivocó, que sabía lo que hacía. Que quería que ganara el Madrid, y punto.

¿Saben? Mi hermano juega a hockey hierba, en una liga "de aficionados", no en vano hablamos de hockey hierba. Juegan porque les gusta, y los espectadores van por que les gusta, o por que son novias o esposas de los jugadores. Sí, lo mismo pasa en las categorías inferiores y ligas laborales de nuestro fútbol, pero ahora les hablo del hockey hierba. El caso es que, a veces, algún equipo no consigue que se presenten los suficientes jugadores para llegar al mínimo. Pues bien, ningún problema: el equipo rival cede jugadores al otro, y tan campantes. Huelga decir que los jugadores cedidos se esfuerzan tanto como sus nuevos coequipiers; a fin de cuenta, es hockey hierba, y lo que todos queremos es pasar un buen rato jugando a nuestro deporte favorito. Sí, sí, en nuestro país. Claro que no es fútbol, ya lo he dicho.

A mí ¡qué quieren que les diga!, no me gusta echar la culpa a los árbitros. Sí, cada año el Marid y el Barça tendrán seis o siete puntos de más por ellos, y la mayoría de los equipos recibirá entre cero y tres puntos menos, e incluso las cencicientas de la liga han de contar, de partida, con menos seis, así son las cosas. Pero no hay que bramar por ello.

Y, sobre todo, nadie tiene que echar la culpa de no ganar al árbitro.

El pasado mes de junio, en Estados Unidos, se jugó la ronda final de la NBA. Los Spurs de San Antonio, contra los Heat de Miami, los grandes favoritos. Como saben, gana el primero que consiga cuatro victorias. Pues bien, a cinco segundos para que terminara el sexto partido, los Spurs ganaban de tres puntos y ya tenían tres victorias por dos de Miami. Estaban a cinco segundos del campeonato. Los Heat, completamente al límite, habían tirado un triple para intentar el empate, pero la estrella, Lebron James, había fallado. Otra de sus estrellas, un despreciado Chris Bosh, logra atrapar el rebote, ve que puede pasar a Ray Allen y le pasa el balón.  Ray, cinco segundos, tres abajo, no vale meterla, ha de ser un triple. Hay que salir, y sale más allá de la línea. Tira... y la mete. Cinco segundos, prórroga. Ganan los Heat, la serie 3-3, ganan el séptimo y campeones. Lo siento, San Antonio, no lo volveréis a tener tan cerca. Y, sin embargo...

Ray Allen podría haber hecho pasos. Recibió el balón saltando, llega al suelo, da los pasos necesrios para llegar a la línea de triples y salta. Pasos. ¿Pasos? Quizá no, depende. Depende de lo que consideres. Depende de si opinas que la posesión del balón la tiene cuando está recibiéndolo en el aire o si realmente lo posee cuando ha llegado al suelo. Sí, es discutible.

Y, sin embargo, da igual. El árbitro no los pitó, y punto. Todo el mundo sabía que a Ray Allen lo habían fichado por si se encontraban en esa situación, los Heat cogieron el rebote y se la supieron dar, y él la metió. San Antonio debió haber cogido el rebote, debió haber impedido el pase, debió haber defendido mejor, debió... lo que sea. Pero nadie se va a lamentar del arbitraje. Nadie dirá que el árbitro les impidió ser campeones. A veces la pelota entra, a veces no. A veces el árbitro acierta, suponemos que a veces no. Es parte del juego. No le has de echar la culpa a los postes o al aro, y no se la has de echar al árbitro. No en Estados Unidos, a no ser que quieras que te etiqueten como quejica y mal pagador.

Pero claro, España no es Estados Unidos. Aquí, si no conseguimos algo, la culpa es del árbitro. O de quien sea, pero de otro. Y si alguien consigue algo, la culpa es del árbitro o de quien sea, no suya, ¡faltaría más! Y así nos va.

Yo no sé usted, pero a mí, la verdad, me gustaría que, en esto, nos pareciéramos un poco más a los americanos. O, por lo menos, al hockey hierba.

viernes, 20 de septiembre de 2013

Por qué hay que pagar bien a los ingenieros (la historia de Urban)


Urban (también llamado Orban, Orbon,... con este tipo de gente estas cosas pasan a veces) era un ingeniero húngaro (aunque hay quien dice que no, que era alemán, o transilvano, o hasta sajón...) que estaba al servicio del emperdor de Bizancio durante el asedio final de los turcos, entre 1452 y 1453. Por lo visto, el emperador no aceptó la revisión de honorarios, y el buen hombre, tras partir peras, ofreció sus servicios al sultán, aunque Urban era cristiano. Pero se ve que el sultán sí supo apreciar lo que valía, y le contrató.

El amigo Urban, no lo he dicho, era fundidor de piezas de artillería. En aquella época, la artillería era algo conocido pero poco más. Nadie sabía, y en el oriente de Europa mucho menos (por mor de la Guerra de los Cien Años, en la parte occidental había habido avances, pero éstos viajaban despacio; probablemente, a la velocidad de caminar de Urban). Se habían construido algunos cañones, del tipo bombarda, muy rudimentarios, con los que se conseguía lanzar bolones... "lejos". Y digo "lejos" porque ahí terminaba la cosa, olvídense de apuntar. Además, los cañones se calentaban mucho, y era frecuente que si se hacían algunos disparos rápidos el cañon se rajara o estallara; más de siete disparos al día era una locura. Sí, sí, siete al día. La técnica, que en aquella época no estaba muy desarrollada. Gibbon cuenta que una vez un cañón explotó y murieron siete hombres, así que no sé cuál era el bando beneficiado (se dice, incluso, que así murió el propio Urban). 

A propósito, creo que fue Urban quien sugirió a los turcos verter aceite en la boca del cañón después de cada disparo.

El caso es que antes de Urban los turcos también tenían cañones, pero hacían más ruido que efecto, así que una de las primeras cosas que les enseñó nuestro hombre fue a apuntar. Pero lo más importante es que, como con esos cañones no se conseguía apenas nada, el sultán le encargó a Urban un cañón de verdad. El ingeniero empleó tres meses para fundir su bombarda, y una vez terminada, en la fase de pruebas y demostración hundió a gran distancia una nave europea. Alucinado, el sultán le pidió otro, pero el doble de grande. ¡Buf! Urban no se amilanó, y construyó un cañón que podía disparar proyectiles de hasta 600 kg y con un calibre de más de 800 mm. La pega es que el mamotreto era tan grande que para transportarla se necesitaban 60 bueyes y 400 hombres; casi nada. La construcción y las pruebas fueron en Adrianópolis, la explosión se oyó desde el quinto pino, y la enorme bala (una bola de piedra) recorrió casi dos kilómetros, haciendo un agujero en el suelo de dos metros de hondo.

¡Hay que hacer una pausa! ¡La mera mención de Adrianópolis así lo exige! Si la Historia se enseñara por batallas y fechas, Adrianópolis tendría un capitulo entero.

El año 378 un ejército godo se enfrentó al imperio romano. Los romanos, como era costumbre, acudieron con sus afamadas legiones, las de siempre. Y los visigodos, ayudados por los ostrogodos, se basaron en sus combatientes a caballo. El encuentro, claro está, fue en la llanura de Adrianópolis, y, por resumir, digamos que tras casi 500 años de victorias (o derrotas absolutamente menores), los romanos fueron masacrados, emperador Valente incluido. Pero es que la derrota fue tal que ya no se volvieron a emplear las legiones; a partir de entonces, la crema de los ejércitos fue la caballería.

Por cierto que esto del dominio de la caballería también tuvo su miga; duró aproximadamente unos mil años, hasta que en 1346 los arqueros ingleses masacraron a la caballería francesa en Crecy. Y aquí también se merece un inciso explicativo: hasta esa batalla, los caballeros y nobles luchaban a caballo, bien protegidos por sus armaduras, y las luchas consistían en tumbar/atontar al caballero rival. Tras la victoria en la lid, los caballeros se daban la mano y uno pasaba a ser prisionero del otro, hasta el punto de que las muertes eran escasas entre la nobleza: morir era cosa de la gentuza, que peleaba a pie y no tenía los miramientos de las personas cultivadas. 

Pues bien, en Crécy, los ingleses no presentaron caballos, sólo arqueros y lanceros, y éstos seguían las costumbres del pueblo llano y mataban al vencido. Para más inri, a los tozudos caballeros franceses no les cupo en la cabeza que los villanos ingleses les vencieran, y persistieron en la idea de que se pelea a caballo. La consecuencia, lógicamente, fue que durante cien años los ingleses les ganaron todas las batallas y refriegas que mantuvieron, y sólo tras la batalla/matanza de Azincourt los franceses aprendieron que era mejor no enfrentarse a los ingleses y que quizás ir a caballo no era la panacea.

El caso es que a partir de entonces los godos entraron en el Imperio Romano como el cuchillo caliente en la mantequilla... pero estábamos hablando de Urban y yo me estoy enrollando como una madeja, así que mejor lo dejamos para otra ocasión.

La superbombarda, ya digo, era grande de narices. La llevaron a Constantinopla a un ritmo de 2 km diarios,  y eso que Adrianópolis está 240 km al oeste de Estanbul, en el límite de la Turquía europea. La muralla de Constantinopla era un prodigio para la época, pero no estaba pensada para una desconocida artillería: día a día, el cañón fue bombardeando la muralla... y en fin, el resto es historia.

Por supuesto, el tema de Constantinopla da para un millón de artículos (y sin duda hay miles de blogs que los escriben), pero ahora quería hablar de Urban. Puede que, a fin de cuentas, en la sitiada Bizancio no tuvieran material suficiente para que el hombre se luciera y por eso no le contrataron, pero el caso es que no le contrataron. Le contrató el otro. Ya les dije que el valor de un ingeniero lo establece su conocimiento, y en este caso el conocimiento de Urban era valiosísimo. Tenerlo significó el éxito, y no tenerlo el desastre. Así de fácil.

Así que aprenda de la Historia, y no vuelva a discutirle a un ingeniero sus emolumentos, ¿vale?

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Hay que saber estar


Hoy, en el periodiquillo local, venía la carta de una lectora, que decía sentirse indignada. Resulta que ella, joven y creyente, había intentado acceder a la Catedral de Barcelona; era un día caluroso y ella vestía pantalones cortos y tirantes. Y, por lo que cuenta, el servicio de puerta no la dejó entrar, no iba vestida adecuadamente. En la carta, la moza se quejaba de que esta norma era de los tiempos de Franco y se preguntaba si seguíamos igual que hace 70 años. Opinaba, claro, que la religión tenía que cambiar y adaptarse a los tiempos, y que comprendía que la gente, y sobre todo los jóvenes, se alejaran de la Iglesia.

La chica, ya digo, es joven. Probablemente demasiado, pues no entiende que no cualquier ropa vale para cualquier ocasión. No me cabe duda que si fuera a la boda de su mejor amiga se afanaría por encontrar un buen traje de fiesta, de gala; no se le ocurriría presentarse con una camiseta de tirantes y unos pantalones "cortos" como de pasear por Barcelona en un día caluroso. Tampoco se vestiría así si fuera a una audiencia con nuestro Molt Honorable, el Rey de España, el Papa o la reina de Inglaterra... no hace falta que siga nombrando situaciones, ¿verdad?

Quizá lo que ocurre es que la moza, aunque se declara creyente, no es muy consciente de que, para los creyentes, la catedral de Barcelona, como cualquier templo, es un lugar sagrado. No es una discoteca, es un sitio especial.

También se le podría decir que en Barcelona, en verano, se ve de todo: bandadas de jóvenes de 100 kg de peso medio borrachos (o sin el medio) recién salidos de la playa, gente con una camiseta de tirantes de un solo hilo y que huele a un kilómetro, bikinis al aire ... De hecho, recientemente hasta el ayuntamiento ha decidido poner en su ordenanza normas sobre el mínimo decoro en el vestir en la vía pública. Por ejemplo, (en Barcelona) los hombres no podemos vestir camisetas sin mangas; se estableció, sobre todo, epnsando en las aglomeraciones que se producen en los transportes públicos, autobuses, metro,... no necesitan que sea más explícito. Se dieron cuenta que había que poner normas, establecer un límite. ¿Y se extraña la moza de que haya normas en un templo al que acuden los turistas en masa?

Pues bien, se me hace curioso que cosas tan evidentes no se las haya explicado nadie hasta ahora; porque imagino que antes de escribir una carta a un diario lo habrá consultado con alguien sentato. Pero se ve que no.

Ya no se estilan, pero ¿sabrá esta señorita que a los templos, entre otros recintos, no es correcto que un hombre entre con la cabeza cubierta - sombrero, gorra, boina? Es posible que nuestra escritora, simplemente, tenga un problema de urbanidad. De falta, claro.

Una cosa que me suele llamar la atención al respecto es la cantidad de gente que se queja de que algo parecido ocurre en Roma: para entrar en algunas basílicas, San Pedro, San Juan de Letrán y otras, exigen normas de vestimenta, en mi opinión no exageradas: los adultos, no pantalones cortos, no minifaldas, y los hombros cubiertos. No es una norma muy dura, yo he visitado Roma en verano y, simplemente, el día que tocaban estos edificios me ponía unos pantalones de lino y un polo de manga corta; las mujeres, por su parte, sólo tenían que ponerse, en ese momento, un simple chal o pañuelo sobre los hombros. Eso era todo. Pero ¡hay que ver cómo se quejan algunos, que incluso ni siquiera han estado! Yo, si son de Zaragoza, les replico que también en el Pilar hay un cartel en la puerta que establece esas mismas normas. Pero que si quieres arroz.

En fin, dejémoslo. Porque lo mejor, para mí, es la alusión a Franco y a 1943. ¿Cree acaso la mocita que en 1932 - plena II República- habría podido entrar así vestida en la catedral? Se ve que sí, no sé qué le habrán enseñado. A lo mejor es que piensa que los bañadores de manga larga y pernera eran de la época de Franco y los de tipo braguero eran de principios de siglo... Pero claro, se trataba de denigrar a la Iglesia. Y el mayor insulto que se puede hacer hoy en Cataluña (y seguramente en su tierra también, no se crea) es tildar de franquista.

Por último, un chascarrillo. Franco ya estaba muerto y enterrado, pero aún no teníamos la constitución de ahora. Donde yo veraneaba, recuerdo que íbamos a misa a un sitio cercano, una urbanización de playa. La iglesia tenía un altar interior, pero también un altar por la parte de atrás, al aire libre. Allí la gente se sentaba en el suelo, sobre la hierba... y muchos íbamos en bañador; la playa estaría a 50 metros, se comprende. Yo notaba la diferencia con la ciudad, pero comprendía perfectamente la diferencia de situaciones. Con esto quiero decir que no es cierto que las cosas, con Franco, fueran como ahora las están contando; por cada historia terrible de entonces -que las habrá-, seguro que se pueden contar 99 casos excelentes.

Y no creo que los jóvenes se alejen de la iglesia por las normas de vestimenta para entrar en los templos; quizás sí tenga que ver que no perciban lo sagrado que hay en los templos. Pero ésa es otra historia...

martes, 17 de septiembre de 2013

Como Boadbil el Chico


Me manda Fernando un abrazo que agradezco, pero me insinúa que mi artículo del pasado día 9 debí publicarlo el 11. Entiendo que es porque se le podía dar una interpretación en clave política bastante acertada. Sin embargo, yo no quise que saliera el día 11 y se lo asociara al independentismo catalán, quería que tuviera valor por sí mismo. Es que ¿saben? esto de la independencia de Cataluña aburre un poco. Y, a diferencia de nuestros líderes, que no tienen otro tema (quizá sea porque no tienen más ideas), yo no quiero repetirme, y pienso que ya he dicho suficiente.

Pero, por otro lado, reconozco que septiembre es mes de hablar de estas cosas, y como no todos vemos ni las mismas cosas, ni de igual manera, he pensado que porqué no volcar aquí algunas  de las ideas que tengo sobre todo este rollo. Les aviso que el tema no es sencillo, y no se explica con frases sencillas; en todo caso, intentaré hacerlo lo mejor posible.

Recapitulo:

Verán, en primer lugar el Amado Líder confesó hace poco que no habrá consulta, porque es ilegal y él va a cumplir la ley. Sí, es cierto que este hombre se salta la ley española siempre que le interesa, pero creo que esta vez sabe que no le conviene, y como es un cagado no lo hará.

Por lo tanto, no va a haber consulta. Punto. Habló, el fenómeno, de que si no hay consulta habrá al menos elecciones "plebiscitarias" y que espera que no sean antes del 2016; obviamente, porque su principal objetivo es seguir en el machito cuanto más tiempo mejor. Y aquí nos descoyuntamos todos: las elecciones serán cualquier cosa menos plebiscitarias. Se presentarán los partidos de siempre y cada uno con sus propuestas, y no va a haber alianzas (y si alguien, obviamente de fuera, cree que ERC y CiU pueden presentarse juntas a unas elecciones para el Parlamento de Cataluña..., pues, o no se entera, o es menor de edad). Por lo tanto, las elecciones serán como todas las demás. Quizás el Líder diga entonces en su programa que su objetivo es la independencia, pero seamos sinceros: si hasta ahora no ha mencionado esa palabra en ningún contexto, tendrá una razón, ¿no? Y la razón, obviamente, es que él no quiere la independencia, sólo ser el mandamás. Ve gente y corre a ponerse delante, pero no quiere que la gente vaya a donde iba.

Lo que quiero decir con esto es que aquí, en Cataluña, todos sabemos que esto no va a ninguna parte. Es lo que les quise explicar en independentismo de salón y en trece días.

Y si ustedes no me creen, ahí va otro argumento: por favor, entren en la página web de Convergencia Democrática de Cataluña:  http://www.queganoyoconelestadopropio.cat/. Pinchen en alguna de las caras que salen, y leerán los argumentos que tienen en el partido de nuestros líderes supremos. Lean, y decidan si a) nuestros líderes son tan corticos que no se les ocurren argumentos más elaborados, mejor expuestos y más basados, o simplemente argumentos de verdad; b) nuestros líderes nos toman por cortos mentales y creen que no necesitamos argumentos razonados, o c) nuestros líderes saben que no pueden decir otra cosa. No sé cuál es la opción que habrán elegido, pero convendrán conmigo que si esto es lo más sesudo que se puede presentar a favor de la independencia, .. en fin, ¿no? Ante argumentos de esta envergadura, un sencillo "sí, pero entonces el Barça no jugará la liga española" bastará. Lo que quiero decir es que... ¿ustedes creen que unos patanes como los de Convergencia podrán liderar a Cataluña hasta la independencia? ¡Ah, pero están los de Esquerra!, me querrá usted quizá contestar... ¡Por favor! Los de Esquerra son ideales para reventar un acto, y quizá para darles miedo a ustedes, pero... de verdad, me imagino a Don Pimpón presidente, que en su primer día le lee la cartilla de la real-politik... y se nos caga patas p'abajo que pierde los 40 kg que le sobran.

En realidad, la independencia no es una cuestión de ideas. No hay razones. Es, simplemente, sentimiento. Lo lícito, y lo correcto, es preguntarse el porqué de ese sentimiento. Sentimiento que no tienen todos, y que no depende del origen de las personas.

En segundo lugar, no se confundan, hace ocho años este tema no le importaba a nadie, y los independentistas lo eran como otros son del Madrid o del Barça. No dejaba de ser una opinión más. Esto es importante, porque todos ustedes saben que no es lo mismo "la opinión pública" que "la opinión publicada". Si ustedes vienen a Cataluña, se les tratará como a cualquiera de nosotros, amistosamente, siempre que se pueda en el idioma de ustedes y si se descuidan les birlarán la cartera y el móvil en el Metro, como a nosotros. Y esto, en Barcelona y en Camprodón. Quizá encuentre hostil y desagradable que cuelguen banderas independentistas de las ventanas; en Camprodón llega a ser realmente molesto, en Barcelona hay muchas pero son claramente minoría y en Salou o Miami Playa lo encontrará pintoresco, pero aparte de eso seguimos siendo los de siempre y como siempre.

De verdad, insisto en este punto porque en general usted podrá hablar amistosamente con cualquier catalán, se sienta éste español o no, siempre que usted respete que esa persona pueda tener sentimientos y/o sensaciones distintas de las de usted. Al igual que uno del Madrid puede hablar con uno del Barça siempre que respete que el del Barça crea que el Barça es mejor, aunque el merengue crea que el culé está equivocado.

Es decir, hoy por hoy este problema es falso. Creado, inventado por una clase política que busca no caer en el olvido. Cuando, por la razón que sea, desaparezcan estos políticos, desaparecerá el problema.

Así pues, en realidad esto del independentismo es una pelea como pudo ser la bizantina discusión por la iconoclastia o el sexo de los ángeles. En el fondo, no somos pueblos distintos, no más desde luego que lo distinto que sean San Juan de Plan y Almonte.

No obstante, sí es cierto que para nosotros, los que vivimos aquí, la cosa tiene un punto desagradable. Hoy conversaba con una arquitecto técnica y me contaba que en el comedor de su empresa la tenían agobiada con esto. Parece ser que había unos cuantos que todos los días la misma murga. Y, por lo visto, nadie estaba en contra, o al menos nadie se oponía en esos encuentros. Me chocó, porque yo no suelo hablar con nadie de estos temas, aunque quizá sea que algunos procuramos no sacarlos a colación; en cualquier caso, el malestar suyo era real y no era unipersonal. De esto mismo he escrito también en alguna ocasión.

Pero, de momento, la cosa no pasa de un mero divertimento para algunos y de intriga para otros en ver cómo se saldrá de ésta (dado que sabemos que se saldrá del laberinto y sin embargo vemos a los actores ir cada vez más deprisa hacia el Minotauro).

Con todo, seríamos necios si nos parásemos aquí. En Cataluña se está haciendo un verdadero adoctrinamiento popular, en el sentido más vil del término. Se está llevando a cabo una modelización del pensamiento que nos ha de hacer tomar como cierta y la única verdadera toda la parafernalia independentista, de algunas de sus ideas ustedes tienen noticia a veces en los periódicos acompañada del habitual artículo que la demuestra como falaz y manipuladora. Ustedes leen esos artículos, pero aquí nadie se atrevería a publicarlos, y nadie se atrevería a leerlos. Chorradas, por ejemplo, como la expresión "Corona catalana", que en Zaragoza provocaría la burla y lapidación de quien la pronunciara, aquí forma ya parte de las verdades asumidas por el subconsciente. Sí, la cosa es como un calabobos que parece que no llueve y termina empapando, y aún le diré más: quien esté perfectamente pertrechado no notará el chispeo. Es decir, los convencidos no notan esta manipulación, y negarán que exista. Pero existe, ya lo creo que existe. Como les expliqué en Cataluna: lo que nos espera, y más o menos también en Chiquilladas o en 17 familias.

En definitiva, lo que quiero con esto decirles es que, aunque ahora probablemente sea mucho ruido y pocas nueces, seríamos necios si no extraemos ninguna enseñanza de todo lo que está pasando aquí estos años. Que 30 años no son nada, y les aseguro que si seguimos como hasta ahora, nuestros políticos, nuestros pensadores y tertulianos, todos nosotros en realidad, haremos como Boadbil el Chico.

sábado, 14 de septiembre de 2013

¿Dopado? ¡Dopado!


Ha terminado la etapa del Angliru; exhibición de Horner, comportamiento bravo de Nibali, hundimiento de Purito... y de casi todos los demás. Aunque no es oficial porque queda una etapa, ya se puede decir: Chris Horner ha ganado la Vuelta a España de 2013. ¿Ya se puede decir que la ha ganado más dopado que un caballo de carreras?

Que conste que lo vengo sospechando desde su primera victoria, por supuesto sin pruebas. Y no me cabe duda de que jamás las habrá, pero como todos sabemos, eso puede significar tanto que está "limpio" como que, simplemente, ha conseguido doparse sin que se lo detecten. A lo Armstrong, vaya. Y que conste también que no lo sospecho porque sea de la misma nacionalidad que Armstrong, que compartieran equipo y que corra en el último equipo que se montó para Armstrong. No, a mí lo que me escama es que un tío sin absolutamente ningún palmarés mencionable, un desconocido, gane a la primera una Vuelta. Además, ese desconocido bate cualquier récord de edad (provecta, por supuesto) a estos niveles. Uno, en su ingenuidad, siempre pensaría que ese tipo de récords lo batirían tipos con un historial impresionante; tipos tan buenos en su plenitud que incluso en su madurez siguen siendo mejores que los mozalbetes con los que coinciden. Como Kareem Abdul Jabbar o muchos futbolistas portentosos. En cambio, este tipo... Se diga lo que se diga, a los 42 años un deportista de élite ya ha pasado su mejor época; así son las cosas. Y si Horner ha pasado su mejor época, ¿cuál fue? Dicho de otra manera, ¿cómo es que su rendimiento físico con casi 42 es muy superior al que el hombre tenía con 28 o con 32?

Supongo que ustedes, amantes del ciclismo, me dirán que no, que el que va claramente dopado es Nibali. Bueno. Probablemente, en eso aciertan. Pero lo de Horner...

Dicho lo cual, quiero recordar (algo que de todas formas ya sabrán si han leído opiniones mías anteriores) que considero que todos los ciclistas, deportistas de élite, tienen un nivel de doping razonable y aceptable. Que, por supuesto, Contador no iba más dopado que los demás y no mereció la brutal sanción que recibió, y que si a un ciclista le hicieran lo que a un futbolista o un crack de MotoGP (Márquez o Lorenzo, por ejemplo), que corren con la clavícula rota y la rodilla molida, completamente infiltrados, y nadie se queja sino todo lo contrario, ¿saben lo que se diría de él? Expulsado de por vida, él y todos los que coincidieran en alguna carrera. ¿O no?

Lo más triste del caso es que si el 1% del pelotón iba inadmisiblemente dopado, pero ese 1% copa los dos primeros puestos,... ¿hablamos de dopaje en el ciclismo? ¿Creamos un nuevo escándalo? ¿Acusamos, por contagio, al 99% resto del pelotón? ¿O callamos y dejamos

Creo que los temas de dopaje se deberían explicar con más claridad. Habría que saber por qué se prohiben determinadas substancias, qué daños causan, qué se debe prohibir por el bien del deportista, etc, etc.

Para acabar, ¿se imaginan qué pasaría si la carrera fuera el Tour de Francia y Horner fuera español?



Añadido, 16 de septiembre.

Ayer acabó la Vuelta. Y hoy, según parece, los servicios de control antidopaje han ido al hotel de Horner a las 6 de la mañana (entre las 6 y las 7), y no le han encontrado. ¡Le va a caer un multón...!

Pues a mí me parece indignante e intolerable. El sr. Horner se ha pasado 22 vías dándose un palizón indescriptible, y cuando por fin termina, con su trabajo cumplido, tiene todo el derecho del mundo a darse el fiestón padre. Parece ser, para empezar, que su equipo le había autorizado a irse con su mujer a otro hotel; convendrán conmigo que se había ganado ese derecho, pero aún así, es que el hombre podía perfectamente estar todavía de juerga o de fiesta o de lo que sea; por mí, como si en algún momento de la celebración decide que no amanece en la cama del hotel.

De hecho, esa misma noche podría haber consumido de todo y estar hasta las orejas de cocaína o lo que le guste; ¿y qué? ¿Habrá acaso subido más rápido el Angliru por lo que haya hecho anoche? ¿Porqué sancionarle, entonces? Imagino que al sr. Horner le habrán extraído todas las muestras necesarias durante los días de carrera; no necesitan más, júzguenle por lo que le encontraron antes o entonces.

Por cosas como éstas no nos caen a nadie simpáticos, los de antidoping. Por actitudes como éstas todos apoyamos a Contador y a tantos otros. Y creo que también a Horner. No tienen perdón de Dios.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Reflexiones sobre un error de cálculo


Hace poco me llamó un antiguo cliente, jefe de una oficina de ingeniería. Hacía años que no sabía de él. Tras el saludo de rigor, me preguntó si podía enviarme un par de fotos. Me las envía; una estructura a medio montar. Resulta que les estaba fallando, y ni siquiera había entrado en carga. La verdad es que era un problema muy fácil, le dije qué hacer y seguí con lo mío.

Esa misma mañana me volvió a llamar. Que si podía venir a verme. Claro, faltaría más. A la media hora se me planta... con su calculista. Vaya, antes tenían calculista, luego se les fue y me pasaron a mí los cálculos que fueran demasiado complicados para ellos, también ingenieros, hasta que en algún momento dejaron de llamarme. ¿Y ahora tiene calculista? Bah, no pasa nada; éste era un país libre, al menos hasta ayer, y de hecho yo habría hecho lo mismo, no le guardo rencor.

El caso es que vino con su calculista y con los planos de la estructura en tamaño camión, para que le explicara a su técnico lo que le había dicho a él y se viera mejor en planos. Seamos sinceros: su calculista, cuando calculó la estructura, se equivocó, se le pasó por alto un detalle y de ahí el problema. Pero era un chaval "joven", aprendería de la experiencia, y es duro aprender un oficio por sí mismo, sin un ingeniero veterano que te ayude. Así que intenté ser especialmente cuidadoso en no culparle; con todo, hubo un momento en que su jefe me insistió: "pero ¿podía haberse previsto [el problema] con el CYPE?".

Pues... sí. La estructura se había calculado por ordenador y con un programa de cálculo de estructuras tridimensionales, claro que se podía haber previsto. Pero no se lo dije. Como pude, farfullé que no lo sabía, que yo no usaba ese programa (y eso sí es cierto), e intenté cambiar de tema. Mejor ayudar a su calculista que no atacarle, que además yo no sé si en unos años la situación será la opuesta y sea yo quien necesite su ayuda, ¿verdad?

En fin, nos despedimos con los buenos deseos de rigor, si algún día tienes una estructura que necesites mi ayuda ya sabes, y todo eso. Al cabo de unos días, el jefe me llamó para decirme que si quería facturarle algo que lo hiciera, que no pasaba nada, y yo le dije que no, que no se preocupe, que no fue nada.

Pero me quedé pensando, tanto que ahora escribo esto. ¿Qué visión tiene el jefe, ingeniero industrial, de lo que es un calculista? ¿Un operador de un programa de ordenador, el CYPE? ¿Cree acaso que quien calcula es el programa, no el hombre?

De hecho, ¿cuánto hay de cierto en eso?

He hecho una pausa en la escritura, para reflexionar sobre esta pregunta, y... me parece que hay bastante de cierto. No es totalmente así, pero...

¿Por qué será que me viene a la cabeza que a los conductores de los AVE se les siga llamando "maquinistas de tren"? Éstos tampoco ven la máquina que se supone que manejan.


Chascarrillo adicional: Un par de días después me llamó: el herrero les había valorado el arreglo en 12.000 euros. ¡Sopla! Le expliqué: su estructura medía 100 m de largo, y yo le había puesto un perfil muy pequeñito de 10 kg/m; 1.000 kg en total, 10 kg por metro. El herrero le pedía pues 120 euros por metro, 12 euros por kilo. El perfil no necesitaba tratamiento, no había que trabajar apenas uniones, se ponía en tramos de seis metros, ellos seguían en la obra montando, las condiciones para implementarlo eran óptimas... El herrero les estaba timando. Si se hubiera incluido el perfil cuando el hombre ofertó y ganó la obra entera, hubiera pedido quizás 1.500 euros por el incremento, 2.000 a lo sumo. Ahora, que puede aprovecharse, aceptaríamos que pidiera 3 euros por kilo, 3.000 euros, vale... ¡pero 12.000! Desde luego, si pudieran ofertar el arreglo como una obra independiente lo habrían sacado por menos de 3.000...

Un típico ejemplo de constructor que tiene cogido al cliente y abusa. Como un salvaje.

Tengo que acordarme de llamarles y pedirles el nombre del herrero, para tacharlo para siempre de mi lista de constructores.



Chascarrillo final: Les he puesto, como música inicial, el galope final de la obertura Guillermo Tell de Rossini. Si alguien ha ido al cine y ha visto El Llanero Solitario, a lo mejor les ha sonado familiar la pieza décima de su banda sonora, oficialmente titulada "Finale": http://www.youtube.com/watch?v=RjsfBpO65BM

Buscando e indagando, todo lo que encuentro es que la pieza se llama Finale y ha sido compuesta, como toda la banda sonora, por Hans Zimmer. Pero, en honor a la verdad, les diré que, buscando más aún (quizá es que yo soy torpe) encontré en la wikipedia en inglés, en la entrada
Originally, Jack White was hired to compose the score for the film. White however, declined, and was replaced with Hans Zimmer.
All music composed by Hans Zimmer excluding "Red's Theater of the Absurd", which was written by Jack White and "Finale", which is an extended arrangement of Gioachino Rossini's "William Tell Overture", with additional material arranged by Geoff Zanelli and Zimmer.

No.TitleLength
1."Never Take Off the Mask"  1:08
2."Absurdity"  4:58
3."Silver"  4:00
4."Ride"  4:17
5."You've Looked Better"  3:09
6."Red's Theater of the Absurd" (performed by Pokey LaFarge & The South City Three)3:02
7."The Railroad Waits for No One"  3:09
8."You're Just a Man in a Mask"  4:14
9."For God and for Country"  4:53
10."Finale"  9:51
11."Home"  6:55
Total length:
49:36

En fin. Piensen ustedes lo que quieran. Yo simplemente digo que me habría gustado que, por ejemplo, en sitios como éste hubiesen sido más honestos. O a lo mejor más cultos, quién sabe.

martes, 10 de septiembre de 2013

Ahmir

AHMIR es un grupo de cuatro afroamericanos (ya sabe lo que quiero decir), que realizan versiones de canciones y las cuelgan en Youtube. Totalmente recomendables, la mayoría de ellas. ¡Lástima que los últimos dos minutos de sus vídeos sean de autopublicidad!

Mi favorita, de momento, es la versión de la canción de Demi Lovato "Give you heart a break", aunque el "Rumour has it" de Adele también se las trae, pero lo que hoy les sugiero es que pinchen en el enlace de abajo, lean la letra (está subtitulada, en inglés)... y sonrían. Sea de día o de noche, una sonrisa siempre está bien.


(por si quería saber la versión correcta que hace Ahmir de la canción, http://www.youtube.com/watch?v=lhUTmVVVXTc&list=RD02TYY5ge1ttlg).

lunes, 9 de septiembre de 2013

¿Es usted necio?

Entonces se parecerá el reino de los cielos a diez vírgenes que tomaron sus lámparas y salieron al encuentro del esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco eran prudentes. Las necias, al tomar las lámparas, no se proveyeron de aceite; en cambio, las prudentes se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas. El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó una voz: "¡Que llega el esposo, salid a su encuentro!". Entonces se despertaron todas aquellas vírgenes y se pusieron a preparar sus lámparas. Y las necias dijeron a las prudentes: "Dadnos de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas". Pero las prudentes contestaron: "Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis". Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron también las otras vírgenes, diciendo "Señor, señor, ábrenos". Pero él respondió: "En verdad os digo que no os conozco". Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora.
Nunca me gustó este pasaje del evangelio de San Mateo (25, 1-13): ¡qué malas eran las vírgenes prudentes, mira que no compartir su aceite con sus compañeras! Y, sin embargo, éstas, las malas, se llevaban el premio. Me temo que en esto yo era como la mayoría de los que escriben comentarios en los blogs, que no entendía el texto y lo que se quería decir.

El texto no va de las vírgenes prudentes: es sobre las necias. Y lo que dice, más o menos, es: no cuentes con que los demás te ayuden en los momentos importantes. Eres un necio si confías que, en los momentos difíciles, los demás se sacrificarán y te sacarán del apuro. Y este texto tiene dos mil años de antigüedad, y sigue siendo vigente. Así eran las cosas, así son y así van a ser.

¿Entonces?

En primer lugar, no sea necio. No viva pensando que siempre es verano, que ya le ayudarán los demás. Y cuando llegue ese momento, no se queje, porque ha sido necio. Por ejemplo, tengo un amigo que trabajaba en una empresa que cerró. No tenía estudios ni contactos, pero no se arrugó, se movió, buscó y realizó cursos, y seis meses después ya estaba trabajando de nuevo. Otros, en cambio, deciden agotar la prestación por desempleo, ya buscarán cuando se les acabe... y ya se imagina usted.

Por supuesto, cuando vaya a acometer una empresa, cual sea, piensen si tienen suficiente "aceite".

Pero lo que a mí me gustaría es que, como ciudadanos, cuando nuestros líderes nos presenten sus propuestas, sus reformas, sus planes y sus elucubraciones de ésas que tanto les gusta presentarnos, piensen si, en el fondo, esa propuesta o lo que sea se cimenta en que algunos, los que tengan "aceite", lo cederán a los que no lo tengan (normalmente vía recaudador de impuestos, pero también pueden ser plazas o qué se yo). Y piensen que quien eso cree que ocurrirá, es un necio. La sociedad que lo acepte se vuelve necia. Y, como lo del aceite, no saldrá bien.

El que quiera oir, que oiga, y el que quiera entender, que entienda.

jueves, 5 de septiembre de 2013

Cuestión de perspectiva


Últimamente me topo con relativa frecuencia, en televisión, con un anuncio de no sé qué ONG que me cuenta que en este mismo instante, al no estar dándoles mi dinero, hay un negrito por ahí que está muriendo por cólera. Todo el mensaje, por supuesto, recitado con una bien modulada voz que incorpora un sutil tono de reproche, y las habituales imágenes de miseria y necesidad y de tristes caritas que se acostumbran en estos casos. Quizá piensen ustedes que soy un monstruo despiadado y cruel, pero estos anuncios no me producen sensación de que he de donarles ya todo mi escaso pecunio. En primer lugar, porque no me parece de recibo que me digan que, si no les pago, unos niños se morirán; quizás, si me demostraran lo mucho que con los escasos fondos que reciben ellos hacen para que estos niños tengan una larga y feliz vida, quizás entonces llegara yo por mí mismo a la conclusión de que darles dinero salva vidas de niños y entonces colaborase con ellos; pero de esas otras maneras tan chantajistas y de matón, ¡quiá! 

En segundo lugar, no estoy seguro de que darles mis datos bancarios y atender los recibos que me giren sea una buena idea. No śe nada de esa ONG, no sé quién hay detrás (aparte de Cruz Roja y Manos Unidas, y alguna que otra más), no sé si alguien las controla y se asegura de que dan buen uso a mi dinero. Parece que son organizaciones no gubernamentales y que con eso quieren decir que no están bajo el control de ningún gobierno, así que estarán bajo el control de ellos mismos, que ya he dicho que no sé quiénes son...  ¡hum!

Por otro lado, es cierto que tampoco me tranquilizaría mucho que estuvieran bajo el control de, digamos, el gobierno español, que se ha mostrado tan ducho en el control económico de sus propias organizaciones o, peor aún, de algún gobierno autonómico (el mío, sin ir más lejos).

Pero, sobre todo, lo que más me retrae es que no creo que su propuesta sea la mejor solución al problema.

Sí, verán, intento ser racional y no sentimental. Cuando me muestran la miseria en el mundo (o la enfermedad, o las despoblaciones, o lo que sea), yo veo un problema. Así que de lo que se trata es de intentar resolver ese problema.

Desde hace unos años suelo encontrarme, entre mi casa y el trabajo, a unos negritos pidiendo limosna. Ha habido temporadas que me encontraba lo que etiquetaría como albanokosovares, incluso a un padre con su hijo ya los tenía fichadísimos, pero los negros en cuestión... Los veía siempre, en las mismas esquinas estratégicas, con la misma salmodia, durante años y años. Es cierto que hace ya tiempo que no están, ahora son otros, pero de aquellos en concreto guardo total recuerdo, porque de hecho siempre pensé que eran familia o como mínimo grupo, y que pedían por hambre de verdad. No sabría decir si alguna vez les dí algo, pero sí ví a personas de toda índole darles alguna limosnilla. Estoy convencido que todas esas personas pensaban que hacían lo correcto.

Sin embargo, es muy probable que los trabajadores de calle no piensen lo mismo. Dirán que la limosna, por muy bienintencionada que sea, no resuelve el problema, que lo que necesita esa gente es un hogar, formación, un trabajo, un sueldo digno. Que lo que hay que hacer es trabajar con ellos, ayudarles a mejorar y que puedan llegar a seguir ellos solos, que la limosna precisamente hace lo contrario pues los vuelve dependientes de esa ayuda. Ustedes saben lo del pez y enseñar a pescar, claro. Los trabajadores de calle piensan que la persona que cree que ayuda dando la limosna, simplemente, tiene una visión demasiado parcial (por cercana) del problema, lo que necesita es mayor perspectiva y ver el problema en su conjunto. Nadie les niega la buena intención a los trabajadores de calle. 

Sin embargo, muchas organizaciones dedicadas al mismo problema pero con mejores despachos piensan que hay que tener una perspectiva mayor del problema. Los inmigrantes vienen a nosotros, muchas veces jugándose la vida por el camino, porque no tienen esperanza en sus lugares de origen. Y mientras aquí les acojamos y les demos un futuro mejor, no dejarán de venir; nuestra misma ayuda conlleva el efecto llamada. Y así no podremos seguir, nos hundiremos y ellos con nosotros. Lo que hay que hacer es trabajar para que no tengan necesidad de dejar su tierra. Hay que ayudarles allí. Hay que darles hospitales, escuelas, trabajo. Hay que favorecer su agricultura, su comercio, su incipiente industria. Ayudarles a modernizar sus ejércitos, a ejercer sus democracias, lo que sea. Cueste lo que cueste. Toneladas de dinero, si se trata de eso. Nadie sabe cuántas toneladas de dinero han viajado de Europa a África, pero probablemente salen a un buen puñado por cada habitante, de eso estoy seguro. Claro está que la distribución no es equitativa, me temo que suele haber una serie de personajes en el interior de la cadena que se llevan una parte nada despreciable del flujo monetario, y aquí interviene lo que diferencia una ong de otra, la que construye una escuela para los niños en Ngurunguru perdiendo menos dinero por el camino que la que la construye en Ngorongoro, y por eso hemos de darle nuestro dinero a la primera y no a la segunda. ¡Son tan bienintencionadas, las ONG!

Recapitulemos hasta aquí: la señora María da con toda su buena intención una limosna cada día al pobre Mbongo. Cree que así ayuda a resolver el problema. Los trabajadores sociales creen que no hay que dar limosna a Mbongo sino ayudarle a él y a su familia a encontrar un trabajo con el que vivir. La ONG Marías sin Fronteras dice que no, que esa visión es pacata y no resuelve el problema, que lo que hay que hacer es ir al país de Mbongo y conseguir que ellos mismos tengan escuelas como las nuestras, hospitales e industrias como las nuestras y trabajos como los nuestros, con sueldos como los nuestros; así vivirán como nosotros, felices al fin y contentos, y no querrán venir a vivir entre nosotros. Y como duplicar nuestros países en las tierras africanas cuesta un montón de dinero, necesitan un montón de dinero (o montón y medio, tampoco vamos a discutir por el chocolate del loro siendo tan nobles los fines).

La pregunta que cabe hacerse, empero, es si a las ONG no les falta acaso perspectiva. No ven el problema global. ¿Realmente la solución es duplicar nuestra civilización en sus países? ¿Realmente la felicidad está en nuestro modo de vida? Quiero decir, ¿hace 200 años el negro africano era infeliz en su selva y gracias a nosotros está conociendo la felicidad? ¿De verdad lo cree así? ¿Cree que los africanos vivían aterrados porque había leones y cocodrilos? ¿Es que acaso cree que las cebras viven atemorizadas porque hay leones en la sabana? Puede que si usted viviera en la selva con tan solo un taparrabos y un palo con la punta afilada se muriera de miedo, pero, créame, ellos no.

Y sí, es posible que su vida no fuera tan larga como la nuestra, orgullosos como estamos de cómo hemos conseguido prolongar la esperanza de vida y cómo nuestros más mayores viven sus últimos años, pero yo le diría que no es cuestión del número de días que se vive, sino de cómo se vive. Amigo, no me creo que el hombre blanco haya llevado la felicidad a África, y no me creo que África sea mejor que antes gracias al hombre blanco. Ahora tenemos un problema, porque sufrimos al ver que no son como nosotros y ellos sufren porque les hemos inculcado que lo guay es ser como nosotros.

Y como el dinero es la base de nuestra vida, les estamos enviando paletadas de dinero. Para que destruyan sus selvas, fumiguen sus campos, cultiven en los desiertos, esquilmen sus costas y se conecten a Internet. Y abrimos carreteras y aeropuertos, establecemos ciudades y megápolis, les decimos que edifiquen los edificios como nosotros, que comercien a nuestra manera y con nuestras reglas, todo lo que es necesario para ser como nosotros.

Yo creo que éste es el problema. Cuando los humanos llegaron a Europa, se adaptaron y crearon una civilización europea. Cuando los europeos, llevados precisamente del ansia de crecer que les caracteriza, conolizaron el resto del mundo se toparon con otras civilizaciones, las cuales eliminaron para imponer la suya. Piense, por ejemplo, en los indios de Norteamérica o en los maoríes de Oceanía. Y, sin embargo, en África y en otras zonas se encontraron con un pequeño problema: la Naturaleza misma se oponía a su expansión, a la expansión del hombre blanco. Éste apenas pudo establecerse en las costas y poco más: la selva, el desierto, el Sol, las enfermedades, era una barrera excesiva. Pero el hombre blanco siempre triunfa: si la selva, el desierto o las enfermades se nos oponen, eliminémoslas. Y en ello está.

El problema, tal y como yo lo veo, es global. Y el problema de África es que Europa quiere que África sea como Europa, mientras que África vivía muy feliz cuando Europa no conocía a África. Visto así, la solución al problema está clara, ¿no? El hombre blanco debe abandonar África. América y Asia ya no tienen arreglo, pero África debe volver a ser el África que fue. Suena duro, pero creo que es lo mejor. Costará unos años, hasta que mueran los últimos africanos con deseos de ser europeos, pero ¿qué son 50 años en nuestra Historia? Eso, por no mencionar lo que agradecería nuestro planeta que le dejáramos un continente en paz...

Bien. Llegados a este punto, uno se pregunta ¿no nos estamos pasando? 

Y, sin embargo, sólo estamos aplicando la lógica en la resolución del problema. Para empezar, intentamos formular cuál es el problema. Algunos opinan que nos dejemos de zarandajas, que el problema es que el hombre tiene hambre y necesita una limosna. Otros, que no tiene un trabajo digno; otros, que su país no le ofrece las oportunidades de bienestar que le ofrece el nuestro y él desea, y por lo tanto de eso se trata. Yo, tan duro como suena, sólo estoy tratando de poner en el tapete este último argumento: ¿de eso se trata? ¿Queremos nosotros, los blancos, imponerles a los negros nuestro modo de vida? ¿Acaso es que los negros quieren (querían, mejor dicho) que les repliquemos nuestro modo de vida? Piénselo. 

Si cree que sí, está bien, lo celebro, pero no estamos de acuerdo. Tiene usted la sartén por el mango y a casi todo el planeta de su lado, así que de momento, haremos las cosas a su manera. La batalla, por supuesto, la ganarán: el modo de vida blanco siempre triunfa. Pero sea consciente de que la particularidad del blanco es que siempre ha doblegado a la naturaleza a hacer lo que él quiere, siempre ha obtenido de ella lo que ha querido obtener. Reflexione y verá que es así. Y que existen fundadas razones para creer que esta vez no será así, simplemente porque la naturaleza está ya a punto de agotarse y los blancos ya no obtendremos de ella lo que queremos, empezando por las fuentes de energía y los minerales para nuestros productos. Al tiempo.

Pero si por un acaso creyera que no, que hemos de dejarles ser como son (eran)... entonces, ¿qué cree que estamos haciendo allí? Me dirá, posiblemente, que sólo tengo que viajar allí para comprobar cuán diferente es nuestra cultura de la suya. Ah, pero es que apenas hace 200 años que pusimos los pies allí en serio. ¿Cómo eran ellos, entonces? ¿No aprecia un deslizamiento hacia nosotros?

Es igual, no importa lo que yo diga. Importa lo que usted piense después de reflexionar. Reflexione, por favor; dedíqueles unos minutos al tema, creo que lo merece. No siga viviendo como hasta ahora, aceptando este hecho sin más como parte de su vida, como que el Sol sale por la mañana. Medítelo, discútalo con otras personas, no intentando imponer sus ideas a los otros, sino buscando entre todos qué es lo que realmente habría que hacer. 

Y luego, actúe en consecuencia.


Colofón

A menudo añado unas etiquetas en las entradas, utilidad que ofrece el editor de blog para localizar otras entradas que tengan la misma etiqueta. En este caso he añadido la etiqueta Daniel Quinn. Si le interesa conocer otras ideas mías tan transgresoras como ésta, a través de esta etiqueta encontrará algunas.

Si cree que soy un monstruo y que su deber es denunciarme a la Policía, por favor lea la más antigua entrada de este blog. En cualquier caso, si usted ha leído hasta aquí es porque usted ha querido.

Y, ya puestos, si la música que sonaba le recordaba a alguna película, sí y no. La pieza es "relativamente" antigua, 1931; lo que pasa es que creo que es bastante frecuente su utilización en películas.

Por último, el autor quiere manifestar que le parte el alma ver a personas pidiendo limosna. Y aunque piense que las limosnas no son la solución, sí opina que en muchas ocasiones el problema que se plantea es el Hoy; el Mañana, ése es otro problema.