Hace un calor espantoso. Estamos sufriendo una ola de calor que...
El cambio climático haciendo de las suyas. Y yo me acuerdo del verano de 1987. Aquel verano hizo calor más allá de lo que entonces nos parecía soportable, era el tema estrella. Como la ola que tenemos ahora, la de entonces también asolaba a toda Europa: en Atenas murieron 750 personas.
Yo lo pasé en el norte de Suecia, donde trabajaba. Allí fue noticia que el termómetro callejero de la población alcanzó los 33°, totalmente insólito. La tropa local de boy scouts estaba de campamento en Escocia, y según informaba la prensa también se estaban cociendo. En Francia. Y, por supuesto, en España, donde los que me carteaban, duros aragoneses hecho al calor de allí, me lo contaban asombrados.
Yo diría que ése fue el primer verano en el que se habló de personas muertas por el calor. Claro, cuando en una ciudad mueren en una semana 750 personas más de las habituales, los técnicos lo tienen fácil para achacar una causa a tal mortandad: ha sido por el calor extremo. La noticia saltó a los periódicos, y al año siguiente cada ola de calor (hay un par cada año, aunque no tan extremas) venía acompañada de la consiguiente relación de fallecidos. Y así al año siguiente morirían en Francia nosécuantas personas por las olas de calor, y ya para siempre.