No se han encontrado restos en los yacimientos prehistóricos. No se mencionan en el Antiguo Testamento. No aparecen en ningún jeroglífico egipcio. En la Ilíada y en la Odisea se habla de gansos y de palomos, pero no de gallinas o de pollos. Y si lo que aparece en algún vaso antiguo es una representación del gallo, lo es en compañía de seres fabulosos, habitantes de lejanos países desconocidos.
En el mundo occidental no siempre hemos tenido gallinas. Gallinas había en la India.
Hacia el siglo VI a.C. llegaron a Europa, y al mundo romano el siglo I a.C. Y ya, desde entonces, imprescindible.