N-ésimo encontronazo entre los taxistas los VTC (Uber y Cabify, sobre todo). Lo curioso, lo divertido, es que en éste se han retratado todos.
El taxi: huelga salvaje, intentando molestar lo más posible (y bien orgullosos que están de lo mucho que molestan). En Barcelona, taponando las 24 horas del día la Gran Vía entre Pº de Gracia y la Plaza de España. Los días que hagan falta hasta que les hagan caso (actualización: ya han ganado).
Las VTC: ocupando respetuosamente Upper Diagonal, 2 carriles en cada sentido, dejando 2 carriles de circulación en cada sentido, manteniendo las paradas de autobúa, los cruces,... La sensación de que era gente que se estaba defendiendo de los vándalos de la Gran Vía la aumentaba el que hubiera ataques a los coches e incluso agresiones personales de los taxistas contra los de la Diagonal.
El Gobierno del PSOE: las competencias en materia de transporte son estatales, con lo que debía ser el poderoso Ábalos (y Sánchez en 2ª instancia) el que resolviera el asunto. Y su respuesta fue rapidísima: transfirió las competencias a las autonomías y así dejó de ser problema suyo. Linda manera de resolver una crisis. De verdad que la gestión socialista de este asunto y cómo se han quitado de encima el problema me parece lo más alucinante de esta historia.
El Gobierno de Cataluña: al encontrarse con las competencias bajo su mando, el gobierno del suplente Torra - que, recordemos, no ha hecho nada aún que les dé el nombre de gobierno, es un escándalo- hizo dos cosas: la primera, pedir la devolución a Madrid de las competencias. Y la segunda, ceder ante los taxistas obligando a que quien contrate un Uber tenga un preaviso de al menos 15 minutos. Pero aún hay más: en un rasgo de carácter y de aprovechar la oportunidad de gobernar... transpasaron a los ayuntamientos la fijación de ese tiempo de preaviso.
El tiempo de preaviso es la clave: es suficiente para hundir el servicio. Los taxistas exigían que ese preaviso fuera de 24 h; si los taxis se tuvieran que pedir con 24 horas de antelación desaparecerían los taxis. El gobierno del suplente estableció 15 minutos, pero el golpe era tan mortal como el pedido por los taxistas, con lo queéstos quedaban contentos pero ante la opinión pública y Uber y Cabify parecerían tipos duros, buenos negociadores que se enfrentan a los taxistas y defienden los intereses de las VTC que, no lo olvidemos, constan como los buenos de esta historia.
El Ayuntamiento de Barcelona: cuando el gobierno catalán transfiere la competencia a los ayuntamientos, lo que quiere es que lo resuelva Colau. Aún no sé qué decidirá la alcaldesa (otra política del nivel de todos los que han aparecido hasta en esta relación), pero creo que ella quería que el preaviso fuera de 1 hora. De nuevo, imagínese usted que los taxis se han de pedir 1 hora antes de cogerlos.
Madrid:
la misma protesta que en Barcelona se tuvo (y se tiene aún) en Madrid.
Pero quí el gobierno autonómico es de verdad, y ellos no negocian con
terroristas. Así que las VTC siguen, y lo de los taxis es un problema de
orden público que se va a resolver. Los taxistas de allí piden que se
haga como en Cataluña, pero me da a mí que van a perder.
Las VTC, muy dignas, han anunciado que adiós. Que se van de Cataluña. Que los 15 minutos son inaceptables así que, remedando la actitud del jefe de los Mozos de Puchi cuando el atentado del 17 de agosto, "pues vale, pues muy bien, pues adiós". Y 3.000 despidos, es lo que pasa. Y, a todo esto, al hacer caso los gobernantes catalanes a los taxistas y "matar" a las VTC, las VTC han respondido "matando" a los polítivos. Me temo que éstos no han calibrado que los taxistas, aunque rudos y violentos, es el bando que va a perder y las VTC el bando que va a ganar. Como cuando intentaro obligar a que las películas de los cines fueran un 50% en catalán, pagando incluso la administración catalana - con mi dinero- la traducción. A la hora de la verdad, la inmensa mayoría de los que van al cine en las provincias catalanas elige las películas en español, así que las distribuidoras dijeron que nanay. Que renunciarían a distribuir en Cataluña y punto. Y el gobierno catalán se arrugó y se echó atrás. Pues con las VTC va a pasar lo mismo. ¿Usted haría negocios en una ciudad que no tuviera internet? Pues hoy, una ciudad sin Uber ni Cabify es una ciudad del siglo pasado. Una región sin Uber ni Cabify es una región subdesarrollada, eso pensará el visitante del siglo XXI. Así que ya veremmos lo que tardan las fuerzas económicas de aquí en echarse al cuello de los politicos que han expulsado a las VTC.
En la 2ª parte analizaremos lo que en realidad está pasando.
Calchakis - Galopa Murieta