John Starks era un jugador de la NBA, de los Knicks de Nueva York. Un escolta bajito, no consiguió ser elegido por ningún equipo, pero bueno, los Warriors lo ficharon como fondo de banquillo, no cuajó y lo echaron, jugó en la CBA (una NBA de tercera división) y en la WBL (otra tercera); un día, los Knicks lo llamarón para probarlo (para ser fondo de banquillo) y, probando con ellos, se lesionó. Los convenios obligaban al equipo a echarlo antes de una fecha límite, si para entonces estaba sano. No se curó a tiempo y se lo tuvieron que quedar.
Starks era un jugador peculiar, el típico negro de 1,90, chulón y de baloncesto callejero. En la universidad tampoco es que estuviera en el equipo, formaba parte de un grupo que simplemente tenía que estar disponible por si alguien del equipo verdadero se lesionaba o se le suspendía, y los partidos los veía en la grada. Se metió en líos de robos, lo echaron, fue a otra universidad, allí algo hizo que estuvo unos días en la cárcel, luego lo expulsaron por fumar cannabis, se metió a trabajar en un supermercado y luego se matriculó en otra univerisdad, a ver si por lo menos terminaba los estudios, luego pasó a otra (la cuarta ya),… se hacen una idea del perfil de jugador que les digo, ¿no?
Y, sin embargo, en Nueva York se reveló como un crack. Ciclotímico quizás, capaz de grandes noches y de las peores noches; pero bueno, es N.Y. y allí siempre se está bajo los focos, todo se amplifica. Es el sitio ideal para tener los quince minutos de gloria. Y Starks aprovechó la oportunidad.
Un día, Michael Jordan, cansado de ganar, se retiró del baloncesto. Equipos que habían sido machacados por él aprovecharon la oportunidad. En el Oeste, los Houston Rockets de Olajuwon; en el Este, los Knicks con Pat Ewing a la cabeza… y Starks a su lado.
Así que llegaron la serie final de la NBA. A mi derecha, Olajuwon y un plantel de jugadores guerreros, conocedores de su papel en el equipo, y un gran entrenador, Rudy Tomjanovich. A mi izquierda, Ewing, un entrenador mejor aún, Pat Riley, un puñado de gladiadores, y John Starks.
Olajuwon y Ewing eran dos fenómenos, y estaban en su mejor año. Retirados Abdul Jabbar y Moses Malone, viejo y caduco Parish, bisoño O'Neal, Robinson aún curtiéndose,… eran los dos reyes del mambo. Los dos grandes pivots de la competición, los dos perros más grandes de la pradera. En 1984 se habían disputado la final universitaria, con victoria para Ewing. El choque en la final de la NBA prometía.
¿Quién era mejor de los dos? En general, se considera que Olajuwon demostró ser mejor que Ewing. Pero sólo un poco mejor; no desequilibró totalmente la serie. Pero bueno, si sumamos que los guerreros de Houston estaban más cohesionados que los de Nueva York, estaba claro que iban a ganar. ¡Ah, no, falta el factor Starks!
Starks desequilibraba todo. Fue la estrella de Nueva York, el que, anulado Ewing, metía los puntos. Tuvo tres buenas noches y tres victorias, y tres noches en las que no fue suficiente, y tres derrotas (por siete, cuatro y dos puntos). La serie quedó 3-3, faltando el partido decisivo en Houston. El que lo ganara ganaba todo.
Y Starks… ¿Qué hizo Starks? En los tres primeros cuartos del partido, jugó mal: metió 2 tiros de diez intentos. Amigo, elegiste una mala noche para cagarla. Por suerte, quedaba el cuarto cuarto.
¡Je! En el cuarto cuarto, Starks metió… cero de diez intentos. Total, 2 de 18. Y los Rockets fueron campeones. En la peor noche de la vida del pobre John.
Recuerdo el partido. Lo vi en directo (no en vivo, por TVE) y lo tengo grabado. Y a medida que, viéndolo, se hacía patente que con él la iban a cagar, yo pensaba: ¿mejor sentarlo, o no? Desde entonces me he hecho muchas veces esta pregunta, no aplicada a este caso en concreto sino a todas las demás ocasiones en las que ha pasado algo parecido.
Cuando tu estrella, el tío que os ha llevado hasta allí, falla en el momento decisivo, ¿qué haces? ¿Decides que estamos juntos para lo bueno y para lo malo, y o triunfamos contigo o nos hundimos contigo, o le dices "tío, gracias por los servicios prestados, pero tú ahora no eres el tío que necesitamos, así que saldrán otros a ver si alguno nos saca de ésta"?
¿Actuamos como si no nos importaran las personas y sacamos "a los que en ese momento estén mejor"? ¿O decimos que la victoria no importa más que el respeto a las personas?
Riley mantuvo a Starks hasta el final. Empezaron el cuarto cuarto perdiendo de tres, y acabaron perdiendo sólo por dos puntos. Una canasta. Diez veces, en ese cuarto, Starks se la jugó él, y las diez veces falló. Una que la hubiera metido, habrían sido (quizá) campeones. Pero falló hasta el último segundo.
Añadamos a ésto que, en el partido anterior y perdiendo de 2, Starks tiró un triple en el último segundo. Si hubiera entrado, habrían sido campeones. Pero Olajuwon taponó el tiro. ¡La de críticas que le cayeron al pobre John por no haber metido aquel triple! Pero Riley no. Riley siempre confió en él:
Yo, qué quieren que les diga, comprendo a los que digan que lo tienen claro y que lo importante es la victoria, pero… estoy con Riley. Starks, tú les llevaste hasta el último partido de la final, y no iban a proclamarse campeones sin ti. Lo siento por la noche que tuviste, pero creo que Riley hizo lo que tenía que hacer.
Starks era un jugador peculiar, el típico negro de 1,90, chulón y de baloncesto callejero. En la universidad tampoco es que estuviera en el equipo, formaba parte de un grupo que simplemente tenía que estar disponible por si alguien del equipo verdadero se lesionaba o se le suspendía, y los partidos los veía en la grada. Se metió en líos de robos, lo echaron, fue a otra universidad, allí algo hizo que estuvo unos días en la cárcel, luego lo expulsaron por fumar cannabis, se metió a trabajar en un supermercado y luego se matriculó en otra univerisdad, a ver si por lo menos terminaba los estudios, luego pasó a otra (la cuarta ya),… se hacen una idea del perfil de jugador que les digo, ¿no?
Y, sin embargo, en Nueva York se reveló como un crack. Ciclotímico quizás, capaz de grandes noches y de las peores noches; pero bueno, es N.Y. y allí siempre se está bajo los focos, todo se amplifica. Es el sitio ideal para tener los quince minutos de gloria. Y Starks aprovechó la oportunidad.
Un día, Michael Jordan, cansado de ganar, se retiró del baloncesto. Equipos que habían sido machacados por él aprovecharon la oportunidad. En el Oeste, los Houston Rockets de Olajuwon; en el Este, los Knicks con Pat Ewing a la cabeza… y Starks a su lado.
Así que llegaron la serie final de la NBA. A mi derecha, Olajuwon y un plantel de jugadores guerreros, conocedores de su papel en el equipo, y un gran entrenador, Rudy Tomjanovich. A mi izquierda, Ewing, un entrenador mejor aún, Pat Riley, un puñado de gladiadores, y John Starks.
Olajuwon y Ewing eran dos fenómenos, y estaban en su mejor año. Retirados Abdul Jabbar y Moses Malone, viejo y caduco Parish, bisoño O'Neal, Robinson aún curtiéndose,… eran los dos reyes del mambo. Los dos grandes pivots de la competición, los dos perros más grandes de la pradera. En 1984 se habían disputado la final universitaria, con victoria para Ewing. El choque en la final de la NBA prometía.
¿Quién era mejor de los dos? En general, se considera que Olajuwon demostró ser mejor que Ewing. Pero sólo un poco mejor; no desequilibró totalmente la serie. Pero bueno, si sumamos que los guerreros de Houston estaban más cohesionados que los de Nueva York, estaba claro que iban a ganar. ¡Ah, no, falta el factor Starks!
Starks desequilibraba todo. Fue la estrella de Nueva York, el que, anulado Ewing, metía los puntos. Tuvo tres buenas noches y tres victorias, y tres noches en las que no fue suficiente, y tres derrotas (por siete, cuatro y dos puntos). La serie quedó 3-3, faltando el partido decisivo en Houston. El que lo ganara ganaba todo.
Y Starks… ¿Qué hizo Starks? En los tres primeros cuartos del partido, jugó mal: metió 2 tiros de diez intentos. Amigo, elegiste una mala noche para cagarla. Por suerte, quedaba el cuarto cuarto.
¡Je! En el cuarto cuarto, Starks metió… cero de diez intentos. Total, 2 de 18. Y los Rockets fueron campeones. En la peor noche de la vida del pobre John.
Recuerdo el partido. Lo vi en directo (no en vivo, por TVE) y lo tengo grabado. Y a medida que, viéndolo, se hacía patente que con él la iban a cagar, yo pensaba: ¿mejor sentarlo, o no? Desde entonces me he hecho muchas veces esta pregunta, no aplicada a este caso en concreto sino a todas las demás ocasiones en las que ha pasado algo parecido.
Cuando tu estrella, el tío que os ha llevado hasta allí, falla en el momento decisivo, ¿qué haces? ¿Decides que estamos juntos para lo bueno y para lo malo, y o triunfamos contigo o nos hundimos contigo, o le dices "tío, gracias por los servicios prestados, pero tú ahora no eres el tío que necesitamos, así que saldrán otros a ver si alguno nos saca de ésta"?
¿Actuamos como si no nos importaran las personas y sacamos "a los que en ese momento estén mejor"? ¿O decimos que la victoria no importa más que el respeto a las personas?
Riley mantuvo a Starks hasta el final. Empezaron el cuarto cuarto perdiendo de tres, y acabaron perdiendo sólo por dos puntos. Una canasta. Diez veces, en ese cuarto, Starks se la jugó él, y las diez veces falló. Una que la hubiera metido, habrían sido (quizá) campeones. Pero falló hasta el último segundo.
Añadamos a ésto que, en el partido anterior y perdiendo de 2, Starks tiró un triple en el último segundo. Si hubiera entrado, habrían sido campeones. Pero Olajuwon taponó el tiro. ¡La de críticas que le cayeron al pobre John por no haber metido aquel triple! Pero Riley no. Riley siempre confió en él:
Pat Riley, then head coach of the New York Knicks, was quoted as saying:
“All the critics and the naysayers that looked hard at that and criticized the fact that John was still in the game don’t and did not, take into account that we would have never gotten to Game 7 if it wasn’t for John. In Games 4 and 5, he had double-digit fourth quarter performances. In Game 5, without him getting 11 points in the fourth quarter, we wouldn’t have won. In Game 6, he had 16 points in the fourth quarter. He was really, really playing well in fourth quarters, making big shots and making big plays.”
(extraído de http://bbs.clutchfans.net/showthread.php?t=207295)
Yo, qué quieren que les diga, comprendo a los que digan que lo tienen claro y que lo importante es la victoria, pero… estoy con Riley. Starks, tú les llevaste hasta el último partido de la final, y no iban a proclamarse campeones sin ti. Lo siento por la noche que tuviste, pero creo que Riley hizo lo que tenía que hacer.