Mostrando entradas con la etiqueta errores. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta errores. Mostrar todas las entradas

miércoles, 11 de enero de 2023

Juventud y equivocaciones

Es frecuente, pasa a menudo, pero en estos tiempos la cosa es más grave que antes, porque ya no existe el olvido y en cambio el conocimiento es general. Estoy hablando de las ¿tonterías? que se cometen en la juventud. Tonterías, errores, locuras o incluso delitos que se dejan pasar porque son "cosas de críos", errores de juventud. Cosas que no se hacen una vez se tiene la madurez suficiente; pero que se hacen. No todos los jóvenes, pero sí algunos. Y todos los jóvenes cometen alguna, salvo aquellos cuya juventud es ejemplar... pero poco envidiable.  

El problema es que antes esas locuras no eran conocidas en general y además no se recordaban siempre. Por ejemplo, aquella vez que me piqué con un coche cruzando un puente y le hice un adelantamiento con total imprudencia ¡subiendo el "600" a la acera para lograrlo! Que lo hice sólo lo sabemos los que estábamos en el coche, y seguro que todos los pasajeros lo han olvidado, así que puedo negar con total impunidad que aquel incidente hubiera sucedido. Que en una noche de borrachera un tío le tocara la teta a una chica en una discoteca (con su consentimiento), en fin, no pasaba de esas dos personas. Y si alguien era testigo, pronto lo olvidaría. Pero ahora...

Por ejemplo, lo último (en el momento que escribo) de la discoteca Waka de Sabadell. Esta discoteca en cuestión debe de ser muy popular entre la juventud, porque las personas que ya no frecuentamos estos sitios no paramos de oír contar cosas espeluznantes de ella y sin embargo siguen yendo. En esta ocasión parece ser que una chica le realizó un acto sexual de esos que no deben hacerse en público a un mozo ¡en la pista de baile! y no se dieron cuenta que los estaban grabando. El vídeo se ha subido a internet, y se ha vuelto viral. ¿Y si dentro de años alguien encuentra el vídeo, reconoce a la moza y ésta sufre una pérdida reputacional considerable (quiero creer que dentro de unos años aquello todavía se considerará excesivo)? Pero no nos quedemos en el botón de muestra.  

Las tonterías, las locuras, las imprudencias, los errores de juventud y, ¡qué caramba!, las faltas y los delitos que se cometen son parte del proceso de madurar. A menudo, a la mayoría no nos importan. Y qué, si cuando el otro era jovencito participó en... Pero, a veces, a alguien sí le importa. En una sociedad en la que juzgamos a los antiguos con los criterios de ahora mismísimo, la edad de los juzgados no nos importa nada. Hace poco supe de un portero de futbol, profesional él, que vio abortado su fichaje por el Real Zaragoza porque salió a la luz un vídeo o un tweet o no se qué de cuando el portero era un chaval y dejaba claro que el club mañico no era uno de sus predilectos (el chico era vizcaíno, creo). No es por nosotros, le dijeron los directivos, nosotros entendemos que tenías 16 años y nos da igual, pero entiéndelo, la grada...

Derecho al olvido, claman algunos, afectados sin duda. Más responsabilidad, pueden responder los carpetovetónicos. ¡Reclamar responsabilidad a la juventud! ¿Habrá alguna prueba más clara de haber olvidado la suya? Es inútil. Ambas cosas, la responsabilidad en la juventud y el olvido en la era de internet. 

Así que el arreglo, en mi opinión, está en los que no somos ya jóvenes: en entender que fue fruto de una época loca, y no tenerlo en cuenta. Chica del Waka, si no quieres polvo no vayas a la era, pero tampoco hagamos sangre de que se haya empolvado. De hecho, intentemos ni saberlo.

Hagamos aquello que prediquemos. Si no vamos a predicar lo que hacemos, no lo hagamos; si no vamos a hacer lo que predicamos, no lo prediquemos. 



Por cierto: aprovecho la ocasión para escribir unas líneas sobre lo de la discoteca Waka. Parece ser que la moza era menor de edad (aunque suficientemente mayor para abortar sin que lo sepan sus padres, y me temo que para votar sobre la independencia de Cataluña el día que nos convoquen), y su defensa ante sus padres fue que "le echaron algo en la bebida". No niego esto último, no voy por ahí (aunque, por lo que parece, tras las pruebas pertinentes la policía sí lo está negando). Podría preguntarme qué hacía esa chica en Waka: ¿Había ido sola o con amigos y amigas? ¿Dónde estaban éstos? ¿No se cuidaban unos a otros, no se daban cuenta de que alguien echaba "algo" en la bebida de una de ellos (no entremos en que ella misma no se diera cuenta, si es cierto)? ¿No habían oído o leído nada de lo que se cuenta sobre esa discoteca y fueron pensando que era un lugar sin riesgos? ¿No vieron que se iba a bailar con unos desconocidos? Si lo vieron, ¿no vieron lo que estaba haciendo, no notaron que su comportamiento no estaba siendo normal (la habían drogado, dice la familia)? ¿O había algún amigo en el corro? Pero no es esto lo que más me llama la atención.

Lo fundamental: ¿qué concepto tienen los jóvenes de lo que es el entretenimiento, que consideran normal que lo que pasó en esa pista de baile pase en las pistas de bailes? Seguro de que están orgullosos de su "adulto" comportamiento, pero... ¡leches! Un chico de 19 años se baja los pantalones y los calzoncillos ahí, delante de todos (y todas), la chica se arrodilla, les hacen corro, la música suena, otros siguen bailando,...

Sí, soy un carca, pero ¿éste es nuestro modelo de sociedad?

 

P.S.: parece ser que la chica de Waka tenía 16 años, no hubo drogas ni agresión sexual. Le apeteció, y lo hizo. Y la madre echa la culpa "a alguna droga que le echaron en la bebida".



 

lunes, 21 de noviembre de 2022

Ingenieros de Tráfico: ser buenos no es tan bueno

https://www.youtube.com/watch?v=PaVvaXAZUEs 

 

 

Cuando hay un accidente en carretera, de los que conllevan víctimas mortales o que requieren la intervención de la Guardia Civil, Tráfico hace un atestado y una investigación de lo ocurrido y la conclusión impepinable siempre es que la causa del accidente es la velocidad inadecuada o la falta de atención del conductor.

La culpa, siempre, es del conductor. Nunca de nada que pueda achacarse a la DGT. Ni el estado de la vía, ni la señalización, ni que no circularan quitanieves,... nada, nunca.

Estoy convencido de que la DGT y las organizaciones homólogas de las autonomías que las tengan están dirigidas por ingenieros. Puede que no en la cúspide, en los puestos de designación política, pero seguramente sí en los que toman las decisiones técnicas. Quiero creer que la orden de limitar una velocidad en un sector o poner un radar en un determinado punto la toma un ingeniero en función de su criterio técnico. Que no la da un político experto en tragar y pelotear o licenciados en Filosofía y Letras o decoradores. Sin embargo, mucho me temo que el estar en una organización gubernamental ha erosionado a estos ingenieros muchas de sus virtudes ingenieriles, y ya son más funcionarios que ingenieros. 

Porque un ingeniero de verdad, uno que se faje en las fábricas o en las obras, uno que de verdad ame su trabajo, no aceptaría que las investigaciones echaran la culpa al conductor. No, nunca: exigiría que el investigador averiguara qué falló por parte de ellos, qué se pudo hacer para evitar el accidente. Sí, vale, la velocidad era inadecuada, pero ¿hacía mucho que no pasaba el quitanieves? ¿Se había extendido sal? ¿Eran visibles las señales de poner cadenas? ¿Se había habilitado un espacio para que los coches se detuvieran a ponérselas? ¿Había a pie de puerto una pareja de la GC? Y también: ¿era adecuada la formación que había recibido el conductor? Vale que no supo reaccionar al haber hielo en la carretera, pero ¿habría ayudado que se le hubiera dado formación en ese sentido?

¿Y si se hubiera cambiado el asfaltado en el tramo más peligroso del puerto a un firme de hormigón con resaltes antideslizantes? 

Pero no. La culpa, siempre del automovilista. Que no solo sufre el accidente, sino que además es que se lo ha buscado.

Si la DGT y las autonómicas se plantearan los accidentes como digo, estoy seguro de que año a año se irían reduciendo las cifras de accidentes y siniestros en carretera porque cada año se iría mejorando. Si buscasen qué culpa podrían tener, si no quisieran figurar siempre como los buenos, si pensasen qué errores habrían podido cometer, sería mejor para todos.

A fin de cuentas, en la Fórmula 1 la culpa de los accidentes nunca es de que el conductor iba a una velocidad inapropiada, pongamos 300 km/h, sino a fallos que obligan a mejorar los circuitos y los diseños de los bólidos. ¡Ah, pero es que la F-1 es una organización privada, no es cosa de funcionarios!

Es la filosofía de todo lo que ataña a la administración pública: la culpa siempre es de los ciudadanos, que paguen por ello. 

 

 

Coro del Ejército Rojo - El Ejército Rojo es el más fuerte 

lunes, 22 de agosto de 2022

Adjetivos correctos

https://www.youtube.com/watch?v=UbxUSsFXYo4 

 

 

Todo el mundo sabe que, cuando se realiza un esfuerzo, este esfuerzo ha de ser hercúleo. O ímprobo, si me apuran. Es como la violencia: cuando se golpea con violencia, o es una violencia inusitada o no es nada. Y las vacaciones siempre son merecidas. Los silencios pueden ser ominosos, las sombras refrescantes, los bosques umbríos, las madres y las esposas son abnegadas o amantísimas y los bronceados espectaculares. Y, por supuesto, los velos siempre son tupidos.

Lo que quiero decir es que los adjetivos no son intercambiables. Un esfuerzo no puede ser amantísimo y un silencio no puede ser cegador.

Por eso, cuando leí el titular de una noticia del digital vozpopuli.com me quise arrancar los ojos:

"Los mosquitos sienten una atracción inquebrantable por el olor de los humanos".

Cuando se trata de titulares, inquebrantables son las adhesiones, no las atracciones. Las atracciones, lo que son es irresistibles. Y puede que los mosquitos sientan una atracción irresistible por el olor de los humanos, pero seguro que no una atracción inquebrantable.

Me dirán que esto lo ha escrito un becario. Que es un artículo de relleno que intenta que el lector clique en el enlace. Y que le doy demasiadas vueltas a algo que no tiene importancia alguna.

Vale, lo confieso: soy un maniático de los adjetivos. Me divierte aplicar adjetivos cuando los sustantivos van en solitario. ¿Corremos un velo? No, un tupido velo. Uno no quiere que sus hijos reciban una educación, sino una esmerada educación. Y así todo el rato: por ejemplo ayer fui al cine (Elvis, muy recomendable, aunque uno sale odiando a Tom Hanks, cómo se puede ser tan mala persona). ¿Echaron antes de la película los anuncios? No, echaron los tradicionales anuncios. Esta afición hizo que me diese cuenta en seguida del error en el redactado, pero no se trata de eso ahora. Se trata de que el periodista comete un error, no es una errata, de muy difícil justificación. ¿En qué estaría pensando al decidir el titular?

Que sí, que sería un becario. Que los becarios cometen errores, y todo eso. Pero no hace falta tener muchos años de profesión a sus espaldas para elegir un adjetivo correcto. Con los años, se aprende cuál es el más apropiado o conveniente adjetivo, pero la corrección o no de un adjetivo se ha de saber desde el principio, desde que se deja de ser un niño. Así que el problema es lo que revela el error. Supongamos que es un lapsus linguae, le puede pasar a cualquiera. Pero para eso están los repasos. Uno, cuando ejecuta una tarea, no debe darla por concluida sin haber revisado el trabajo. O avisar de que no se ha hecho el repaso. Es una lección que hay que dar, que el becario debe aprender. Lo que me desespera es que estoy seguro de que la lección se la darían el primer día (o el segundo), pero el becario no la aprendió. Sin duda, llevado de su ardor juvenil (ya ven, el ardor siempre es juvenil), pensaría que aquél era un consejo de viejo y que él no lo necesitaba porque no cometía errores.

Lo sé, porque en el mundo de la ingeniería es una constante que nos desesperan: los jóvenes, ni repasan su trabajo ni se responsabilizan de él.

Ojalá el director del periódico le eche al interfecto una bronca tal que el mozo decida que en su vida le vuelven a echar una como ésa, y que si para ello ha de revisar su trabajo al terminarlo, así lo hará en adelante.



Dolly Parton - 9 to 5

 

domingo, 24 de julio de 2022

¡Vaya errata en el Código Estructural!

Prólogo:

Todo texto escrito es susceptible de tener erratas. En la Antigüedad, antes de los ordenadores, los texto se revisaban para localizar las más de éstas. Si una postrera revisión localizaba alguna otra, se publicaba lo que se conocía como Fe de erratas; para los nuevos, explicaré que solía consistir en una hoja con los avisos de las erratas localizadas, que solíamos guardar dentro del libro en cuestión. Ahora esto ya no se hace, pues se supone que los correctores ortográficos automáticos son perfectos, y pasa lo que pasa.

En una norma técnica puede haber erratas. Se supone que son tipográficas, pero pueden afectar al contenido. ¿Y entonces?

Entonces hay que discernir el tipo de errata. El error puede ser en un precepto de carácter administrativo o procesal (por ejemplo, que en vez de exigir 3 muestras se exijan 33), en cuyo caso no hay mucho que hacer, si se exigen 33 qué le vamos a hacer, porque si dudamos de eso, cuando exija 6 también podemos creer que el número correcto es 3. Pero el error puede ocurrir en un precepto técnico, como el caso que traigo a colación. ¿Y entonces?

Y entonces, nada. La norma no tiene nada que decir. Cuando en un precepto técnico la norma se equivoca, el técnico ha de hacer caso omiso de lo que dice la norma. Porque la obligación del técnico es saber. Saber la Técnica. Da igual lo que diga el texto, el técnico ha de corregir por sí solo la errata y el error. Lo que es, es, aunque la norma diga otra cosa.

Lo cual es, en estos tiempos, pedir un imposible, porque los técnicos apenas sabemos ya. Pero ésa es otra milonga.

Y aclarado esto, veamos la errata de marras.

 

No es moco de pavo. Desde siempre, existe una esbeltez máxima por debajo de la cual no es necesario contar el pandeo del elemento. Tradicionalmente, ese valor era 35. Las nuevas (ahora ya caducas) normas de ordenador sustituyeron ese valor por una complicada fórmula (mi entrada al respecto: 2013/07/limite-35.html), y el nuevo Código Estructural ha optado por una fórmula, pero sencilla:

 

Si se fijan: 

La cuantía mecánica nunca será negativa; si no hay es cero, y si hay es positiva. Por lo tanto, B nunca será menor que 2; que propongan 1,1 como valor por defecto es, pues ridículo.

Y es que es una errata. Si consultamos lo que dice el Eurocódigo, fuente de inspiración del Código Estructural, y lo consultamos en inglés por si las moscas, aparece:


Queda clarísimo que el CodEst es traducción del Eurocódigo, al menos en este capítulo. Y queda claro que el Eurocódigo dice:


Ni copiar saben.

Espero, al menos, que los que escriben los programas de ordenador, que son en la práctica los que se han de mirar la norma (los ingenieros sólo ejecutamos programas) sí detecten el fallo.


 

martes, 26 de abril de 2022

Cuando un experto no es lo mismo que un especialista

El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) ha "actualizado" su manual de estilo, que la versión anterior era de 2015 y se conoce que ya le tocaba. No sé si es que el CSN tiene poco trabajo o demasiado personal, pero tranquiliza saber que ya se han ocupado tanto de las tareas importantes como de las urgentes y por fin han encontrado turno para estas cosas.

El manual de estilo fija las reglas generales de redacción, y las han actualizado. ¿Han cambiado mucho las cosas desde 2015, se preguntarán? Pues... sí. Ha cambiado el imperio de lo woke, que cada vez llega más lejos. De hecho, ahora ha llegado al mismísimo CSN. Y, claro, ahora lo correcto es "sustituir las palabras sexuadas por sinónimos invariables para el género". Y dan ejemplos: proponen que se diga diferente en lugar de distinto, y especialista en vez de experto.

No es lo mismo un experto que un especialista. Un experto es una persona que domina una materia o técnica, pero eso no quita que sepa hacer más cosas con igual o mayor pericia. Yo, por ejemplo, soy experto en hacer tortillas francesas, pero también domino los bocadillos de chorizo. Un especialista es, aparte de un tipo que dobla a los actores en las escenas arriesgadas de las películas, una persona que sólo domina una materia o técnica; para adquirir este dominio ha renunciado a ser experto en otras materias y se ha concentrado en la que domina. Un abogado puede ser especialista en derecho sucesorio aragonés o experto en derecho sucesorio aragonés; al primero entendemos que no le hemos de preguntar por algo fuera de ese campo, al segundo sí. No es lo mismo un experto que un especialista.

Pero lo woke es decir especialista en vez de experto. El rigor y la exactitud, para los wokes, es lo de menos. Todo merece ser sacrificado en loor de su doctrina. No es tan importante que el texto que redacte un técnico del CSN sea preciso y emplee las palabras exactas como que no ofenda ni al más sensible de los wokes. (Obsérvese que me refiero a los wokes con la palabra con la que quieren ser designados, no con la palabra que toda la vida se ha empleado para describirles).

Y el presidente del CSN debe de estar orgullosísimo.

viernes, 21 de enero de 2022

Publicidad para suicidas

 El otro día paseando vi el cartel, está en muchos lados:

 

Dejemos de lado que esté, el cartel, sólo en catalán y que no haya carteles en español. Si se fijan, es un cartel relacionado con la Administración aquí, o sea que no es discutible. De todas maneras, el texto es sencillo de traducir: "Teléfono de prevención del suicidio. Si te encuentras en una situación difícil, llámanos. Hablar puede salvar vidas".

Está claro que se dirige a los suicidas; o al menos yo he entendido que se dirige a ellos. Es discutible si se dirige sólo a los suicidas catalanoparlantes o a todos los suicidas, y no se informa si las personas que atienden el teléfono lo harán sólo en catalán o podrán cambiar al idioma que prefiera el suicida; esto, hace veinte años, ni se discutía, pero ahora, con los pájaros que hay sueltos, cualquiera sabe. Pero no es esto lo que me llama la atención. No, es la chicha del anuncio:

"Hablar puede salvar vidas".

Porque lo primero que me vino a la cabeza es: ¿y quién dice que un suicida quiere salvar vidas?

Digo yo que el suicida lo que quiere es acabar con su para él miserable vida. ¿Qué interés va a tener en salvarla? Si lo tiene, no se suicidará; si no lo tiene, ¿para qué va a llamar?

No sé, no me parece un mensaje acertado. Hay muchas razones para ofrecer un teléfono a los suicidas, lo que tradicionalmente ha sido el teléfono de la esperanza y que no sé (no soy usuario) si sigue existiendo, aquí en Cataluña, si existe pero con la designación cambiada al catalán o si es el teléfono del suicida, da igual. Es bueno que exista.

Pero no se convence a los suicidas de que llamen empleando ese mensaje.

O quizás es que yo no he entendido el mensaje y no se dirige a ellos. En una sociedad donde la culpa es siempre del otro, seguro que es la tesis del que parió el mensaje.


jueves, 16 de diciembre de 2021

El túnel de Glorias

No acostumbro a coger el coche por Barcelona ciudad por motivos personales; ya se han encargado Colau y sus secuaces de que prefiera no salir de mi barrio. Por motivos profesionales es otra cosa: no queda más remedio.

El túnel de Glorias es uno de los orgullos urbanísticos de la hégira de Colau. No es que el proyecto fuera de ellos, de hecho creo que el proyecto original se escribió con caracteres cuneiformes sobre tablillas de madera, pero tras más años de obra de los que estuvo en pie en tambor anterior se empieza a ver la luz al final del túnel. Y yo he pasado un par de veces por ahí. Luz, lo que se dice luz... muy bien. Cómo se nota que es un túnel recién estrenadito. Pero...

El firme del túnel parece que lleve 30 años y que todos los días circulen miles de vehículos de gran tonelaje. ¡Madre del Amor Hermoso! Y cuando paso por ahí no puedo dejar de pensar en qué diantres habrá pasado, pues es evidente que quien ha sabido ejecutar el túnel sabe hacer un firme de calzada en condiciones. Y sólo se me ocurren dos explicaciones.

La primera es que, por razones presupuestarias, cuando llegó el momento de ejecutar la calzada ya no tenían dinero para pagar a trabajadores competentes y tuvieron que echar mano de los indocumentados que encontraran por ahí, y que los problemas vinieran de una mala ejecución por parte de la constructora. Es cierto que la obra ha tenido en todo momento problemas de presupuestos, sobre todo porque el proyecto era muy muy malo y no previó la cantidad de imprevistos que surgieron. A lo que, en defensa de la ingeniería que redactó el proyecto, cabría decir que apenas tendría presupuesto para hacer los estudios necesarios, pero también es cierto que ellos debían saber dónde se metían por el dinero que se metieron. Ya sé que las constructoras tienen muy mala fama en estos asuntos, pero la verdad es que en un caso como éste yo me inclino a favor de ellas y en contra del ayuntamiento. A las constructoras, como diría un arriero, las han puteado pero bien. Lo del ayuntamiento raya en el abuso ilegal, y casi que al otro lado de la raya. Así que si llegado el momento del firme la constructora se hubiera quedado sin dinero por los diversos imprevistos y atrasos, seguro que habría pedido más al ayuntamiento. Y habría sido el ayuntamiento quien lo hubiera negado.

La segunda posible explicación es que no dieran plazos para ejecutar bien el firme. Me imagino la escena: "venga, acabad ya, recogedlo todo y listos que inauguramos en dos horas". Montones de chapuzas se han cometido por hacer las cosas deprisa, y las que se cometerán. Bien podría ser ésta una de ellas, aunque cueste creerlo en una obra de esta magnitud. De nuevo, la culpa es del ayuntamiento, por primar la velocidad a la calidad.

En definitiva, el resultado final es lamentable. El ayuntamiento no debería haberlo aceptado, y el hecho de que sí lo haya aceptado e inaugurado me hace pensar que en verdad son ellos los culpables del zancocho, que lo sabían antes de ello y que lo aceptaron.

Una reflexión adicional. La urbanización de la plaza de las Glorias Catalanas es un problema muy difícil, si no irresoluble. El tambor anterior era una solución, pero no una gran solución. El túnel de ahora es posible que sea una buena solución, el tiempo lo dirá. La obra, desde luego, ha sido o la han convertido en faraónica. Colau y su tropa ya se encontraron el pescado vendido cuando llegaron al poder, y su responsabilidad es cómo lo han gestionado en los seis años y medio que llevan y lo que aún les queda, que sólo está abierto el túnel en un sentido. Lo que quiero decir, el túnel de Glorias no es una obra para que la gestionen aficionados. Y parte de los problemas es que al ayuntamiento llegan aficionados. En este caso concreto, aficionados fanatizados, sin inteligencia y llenos de prejuicios irrenunciables. No exactamente el gobierno de los mejores.

El caso es que el túnel está recién inaugurado y la calzada parece que lleva 30 años sin mantenimiento. Es indignante.


domingo, 5 de diciembre de 2021

El vuelco del muro del túnel de Tarrasa

https://www.youtube.com/watch?v=bpNw7jYkbVc 

 

 

Se ha volcado un muro de contención de tierras en la línea de FGC en la entrada de Tarrasa:


La verdad, me sorprendió porque yo trabajé en la prolongación de esa línea y allí se mataban moscas a cañonazos.

Para entender mejor qué ha pasado en realidad hay que verlo desde el ángulo opuesto:


¡Ah, ahora se explica todo mejor! ¿No lo ven? 

El túnel.

Vamos por partes.

En primer lugar, ésta es una obra seria. De envergadura, de las que no se encargan cantamañanas. Con un estudio geotécnico concienzudo.

En segundo lugar, el muro no se ha partido. Si se fijan en la foto, la sección del muro se ve íntegra y la coronación mantiene la línea recta. El muro, lo que se dice el muro, ha aguantado perfectamente.

¿Entonces?

Entonces, dos opciones: o se ha partido en su unión con su cimentación, o la cimentación ha volcado. Que se parta en la unión con la cimentación es posible, pero es casi imposible, sobre todo porque mucho antes de partirse volcaría; muy burro hay que ser, y aquí no creo que lo fueran, para diseñar una unión que se parta antes de volcar. Además, antes de partirse el muro deformaría mucho, y esa deformación debería en principio reducir el empuje del terreno: el muro habría fallado desde el punto de vista estructural y desde cualquier punto de vista, pero no habría partido. Que la cimentación vuelque, en cambio, es mucho más probable: ¿qué creen que fallaría antes, el hormigón armado o la arcilla? Pues eso.

La cimentación del muro puede ser de dos formas: horizontal (una zapata corrida), lo normal, o vertical, una prolongación del muro exterior que se hinca en el terreno hacia abajo. Esto último no parece que sea, porque no volcaría. Así que probablemente tenga una cimentación tipo zapata. Hacia la vía, hacia las tierras o hacia ambos lados, no lo sé. Probablemente, sólo hacia las tierras, quizá un poquito apenas hacia las vías.

Cuando la cimentación es una zapata hacia las vías es muy difícil que el muro vuelque, precisamente porque las tierras que empujan el muro también pesan sobre la zapata y contribuyen a estabilizar el conjunto. 

La verdad es que podría llenar páginas sin fin especulando sobre lo que podría haber pasado, y serían sólo eso, especulaciones. No tengo ni idea, ni sé cómo era el muro ni cómo estaba armado ni las características del terreno ni si de verdad se construyó como se proyectó (se sorprenderían las burradas que los constructores cometen cuando son avariciosos y no tienen la calidad como principio). Pero sí sé una cosa: hay un túnel. 

Insisto, lo que voy a decir es una especulación y no tengo ningún dato que me apoye; en realidad, es lo mismo que diría si estuviera en el bar tomando una ración de gambas con mi cuñado y dieran la noticia por la tele.

La ingeniería que diseñó la línea se concentró en el túnel. Todos sus esfuerzos  y su análisis del terreno se enfocaron al túnel. Y, resuelto el túnel, quedarían los flecos, los muros exteriores. Pero los muros exteriores son cosas sencillitas, las resuelven los becarios. El ingeniero sénior echaría un vistazo, sí, pero si era una ingeniería normal casi seguro que estarían fuera de plazo y el hombre estaría intentando resolver mil cosas a la vez. Y no miraría el geotécnico con la suficiente atención, y no se daría cuenta de que había un asunto latente, y que a su ayudante se le había pasado el tener en cuenta algún otro aspecto, y cosas por el estilo.

Y ¡ey!, tampoco salió tan mal la cosa, pues el muro llevaba suficientes años en funcionamiento. Lo que pasa es que esto último, en el caso de los muros, no es excusa. Porque el terreno, cuando se contiene, no se comporta como lo imaginamos. Creemos que sabemos, pero no sabemos. En realidad, el terreno no empuja. O sí empuja, pero empuja poco. Pero cuando empuja de verdad, algo que a veces hace, entonces átate los machos porque hay que contener muchas toneladas. Y eso es lo que debió haber previsto el ingeniero sénior. Que el terreno iba a empujar mucho más, que se iba a producir un círculo de rotura mayor del que se considera en los muros, que iba a volcar porque no estaba rompiendo ese círculo de rotura.

Imagino que ahora esa ingeniería va a tener que dar explicaciones. No sé si el ingeniero sénior las dará, porque quizás esté ya jubilado. También tendrá que darlas la ingeniería que revisó los cálculos (porque en estas obras los cálculos de una ingeniería los revisa otra ingeniería), y desde luego no me gustaría estar en el pellejo del responsable de ninguna de las dos, ni de los ingenieros que hubieran participado. Pero estoy seguro que lo que más lamentan los dos ingenieros es lo que he dicho: que debido a estar concentrados en el túnel, no prestaron la suficiente atención a los muros de fuera.

Lo digo porque a mí me ha pasado en infinidad de ocasiones, resolver lo difícil me ha tapado las dificultades ocultas de lo fácil, y lo dice el refrán, sabiduría de toda la vida: 

El diablo está en los detalles.

 

 

Joan Jett & the Blackhearts - I hate myself for loving you

 

lunes, 23 de agosto de 2021

Una cuestión de sintaxis

 https://www.youtube.com/watch?v=0tGsHECwLWY

 

 

Leo en un artículo en un periódico digital:

"... Y los asesores de Sánchez se daban cuenta demasiado tarde de la enorme metedura de pata. Esa falta de reflejos que debe acompañar a todo líder internacional para adelantarse a los acontecimientos y no ir a rastras de los mismos, esa pérdida de olfato político, estaba haciendo trizas al presidente del Gobierno, tal como se podía apreciar en los miles de comentarios incendiarios en las redes sociales".
El artículo, no había duda, criticaba al inigualable Sánchez. Por eso mismo, cuando leí la frase tuve que volverla a leer de nuevo, porque me daba la impresión de haberla leído mal. Pero no, estaba bien claro:

"Esa falta de reflejos que debe acompañar a todo líder internacional para adelantarse a los acontecimientos..."

Lo que nos dice la periodista es que una cualidad de un líder internacional es el no tener reflejos para adelantarse a los acontecimientos. Sí, sí, es lo que dice. Porque si quisiera decir que un buen líder ha de tener reflejos y Sánchez no los tiene diría:

 "Esa falta de reflejos que deben acompañar..."

Es sintaxis. Un error de sintaxis.

Me dirán: es una errata. Sí, claro. Una profesional de la tecla, cometiendo errores de teclado. Pero no es ése el tema, para mí.

Yo me he dado cuenta del error porque soy ingeniero. Los profesionales del Derecho buscan el espíritu de la ley por encima del enunciado literal, pero para los ingenieros la exactitud es primordial. 

- Sí, señor juez, yo dije que había que ponerla debajo, pero en realidad quería decir que había que ponerla encima para que lo otro estuviera debajo.

- Nada, nada, no se preocupe, todo aclarado. Un problemilla de sintaxis, le puede ocurrir a cualquiera, lástima que el edificio se viniera abajo. Le condeno a 25 años de cárcel.

- Pero, señor juez...

- ¡Huy, qué tonto soy! Quería decir que no le condeno a 25 años de cárcel... Bueno, no se preocupe, seguro que el alguacil entiende lo que quería decir.

No, para un ingeniero lo que se dice es lo que se quiere decir. Si 24, es 24 y no 34 ni 42. El ingeniero no habla para que sean los demás los que interpreten lo que quiere decir, y menos aún para que interpreten que quiere decir lo contrario de lo que está diciendo. Y por eso al leer el artículo me dieron ganas de arrancarme los ojos.

Por suerte para la periodista, la opinión que tengo de los periodistas en general es tan baja que doy por sentado que su trabajo está lleno de errores, y mi cabeza corrige automáticamente sus faltas de sintaxis. Porque estoy convencido que es un error de sintaxis y que de verdad no quería decir lo que en verdad dijo... 



Carlos Gardel - El día que me quieras

jueves, 22 de julio de 2021

Revisando proyectos

Me pide un cliente que revise un proyecto que encargó a una ingeniería. Pasa a veces, sobre todo cuando trabajan con varias ingenierías y les gusta que se vigilen entre sí.

Revisar el proyecto de un colega es siempre un asunto delicado. Por supuesto, los ingenieros somos unos cretinos y cuando tenemos la oportunidad de poner a caldo a otros nos sale el colmillo asesino y para qué les voy a contar: hasta los ingenieros de Mercedes son unos mantas a nuestro lado. Pero con el tiempo uno se da cuenta de lo cretino que se es (con el tiempo: cuando otros ingenieros cretinos han revisado suficientes proyectos de uno); y en realidad, lo que la propiedad o la constructora quiere saber es si lo del proyecto se le va a caer o no y si se están matando moscas a cañonazos, y lo demás les da igual.

Así que desde hace tiempo yo intento alabar el trabajo del colega y criticar sólo lo que en buena lid es un tema a discutir. Cuando la revisión es así, mi experiencia es que la ingeniería responde bien: donde se ha equivocado lo reconoce, y donde el error es mío (una revisión siempre se hace con mucho menos detenimiento que el proyecto) me lo ha demostrado, yo reconozco mi error y emito un dictamen favorable, y todos contentos. Yo, el que más.

Recuerdo un caso que la documentación de la estructura y cimentación medía más de 1,50 m de altura. La obra era complejísima, y sin embargo había muy pocos errores. ¿Dónde se equivocaban? En los márgenes del proyecto. En las cosas pequeñas, a las que no se dedica atención porque ya se ha resuelto lo principal. En los elementos que el ingeniero senior deja ya que los resuelvan los junior. Como si después de diseñar un fórmula 1, uno  dejara el tapón de la gasolina al becario.

En el caso que nos ocupa, el proyecto era muy fácil. Muy fácil. Muy, muy fácil. Tan fácil, que ése fue el error de la ingeniería. Sin duda, el proyecto lo resolvió un ingeniero junior con muy poca experiencia. Le darían un par de directrices, las ideas geniales de cómo resolverlo (se notaba), y luego le dejaron solo, porque no creo que cobraran mucho, ya que esa ingeniería era una subcontrata de otra ingeniería.

Como he dicho al principio, lo que la Propiedad quiere saber es si aquello se va a caer. Y no, no se iba a caer. Las soluciones proyectadas eran correctas, se veía a simple vista, sin necesidad de sacar la calculadora; ya he dicho que era un proyecto muy fácil.

¡Qué desastre de proyecto!

Los errores que cometían eran de dos tipos: formales y despreciables. 

Los formales son aquellos que solo afean el resultado: por ejemplo, que describan el terreno empleando la descripción de otro proyecto. O que aparezca en el encabezado la referencia a otro proyecto y no a éste. Que digan "la obra es en Cáceres" y sea en Tarragona. Cosas así. Afean.

Los despreciables son aquellos que los legos no perciben y los profesionales, directamente, no van a hacer ni caso. Por ejemplo, y son extraídos del proyecto que nos ocupa), que empleen tornillos M14 (y de un tipo que no existen), que pongan en los planos que la obra está cerca del mar (no lo está), detalles típicos que no son de aplicación en esta obra y que la propia constructora resolverá cómo hacerlo,... cosas así.

El problema mío es que si no los señalaba sería como hacerlos míos. Y además, qué caramba, si la ingeniería no quería que le sacara los colores no haber cometido los fallos. Que hubieran revisado el proyecto antes de entregarlo: yo tardé menos de una hora en encontrarlos todos, y no tenía ni idea de qué iba el tema.

En fin, espero que no se enfaden conmigo y que en cambio aprendan la lección.

Y es que todos los ingenieros jóvenes cometen los mismos fallos en todas partes. Lo que da que pensar, porque son errores "modernos". En mi época no se cometían.

Muchos errores son lingüísticos. Muchas faltas de ortografía, muchas palabras en catalán, muchas palabras que en catalán se emplearían pero que en español no. Y en algunos casos, traducen mal (no dominan el español, es la verdad) y no se dan cuenta de que la traducción que han hecho tiene otro significado:

"No obstante, es conveniente, que a no ser que hallen órdenes en contra, se cumpla..."

Lo que el escribiente quería decir es "a no ser que haya órdenes". Pero tendría el texto en catalán, y no dominaría los subjuntivos en castellano. El resultado es que uno no sabe si hay que esperar a que un equipo de arqueólogos busque primero alguna tablilla de madera con órdenes en caracteres cuneiformes, si hay que enviar a la policía a registrar la obra, si se confía en que algún peón encuentre por allí un papelajo...

Muchos otros errores son el resultado de reescribir textos. Uno tiene la memoria de un proyecto, y la aprovecha para el siguiente: cambia la localización y cuatro cosas más y ya está. Y así salen los textos: el seguro de mi coche no cubre los daños que cause por introducir mi coche en un acelerador de partículas. Juro que  está escrito en lo que no cubre: daños por erupciones volcánicas, guerras, cosas así. Y la transmutación de la materia de mi coche. Estoy seguro de que el ingeniero que escribió la cláusula debió quedar la mar de satisfecho. Pues en la memorias de los proyectos, igual. Terminan describiendo montones de cosas que no son de aplicación en el proyecto (imaginen que haya instrucciones para ponerse el chaleco salvavidas que encontrarán debajo de su asiento... en un bólido de F-1).

Además, siempre se dejan algo por cambiar, y el resultado llega a ser de risa. En el proyecto los anejos de cálculo hacen referencia constante al sótano -2; y no había ningún sótano.

Otro error moderno: en los planos había textos con letras de 5 mm de altura, y textos importantes con letras de seis décimas. Ilegibles. Y, sin embargo, no lo vieron. No vieron nunca los planos en papel, sólo en pantalla; y en pantalla, como se hace el zoom que haga falta...

Son, ya digo, fallos modernos: fallos por hacer el proyecto por ordenador. Pero hay algo más, algo mucho peor.

Los jóvenes de ahora no aprenden. No se responsabilizan de su propio trabajo. No lo repasan. Lo miran y no ven los fallos que cometen. Y esto, una y otra vez. Y otra, y otra. No sé porqué es. Cuando yo tenía 23 años mi jefe me echó una bronca; no volví a cometer aquellos fallos. Un año después, en otro empleo, también cometí un fallo y recibí la pertinente bronca. Nunca más. Cuando cometía fallos, mis jefes me sacaban los colores. Y yo salía de allí decidido a que no me volvieran a abroncar más; y si para ello debía no cometer errores, no los cometía y por si acaso repasaba lo hecho. Los de ahora no sé si tienen sangre de horchata o es que están tan acostumbrados a que les revisen su trabajo que no hay manera.

Y yo no debería quejarme: mientras estos chicos estén haciendo proyectos a mí no me faltará trabajo. Como Nadal y Djokovic, que aún no hay tenistas que les echen. Pero desilusiona ver cómo ahora se hacen las cosas peor que antes, y cómo los chicos de ahora tienen menos capacidades que los de antes. No todos, claro, sigue habiendo mozos extraordinarios. Pero el nivel medio es muy decepcionante.

Me gustaría que el jefe de la ingeniería se sonrojara al ver mi informe, y decidiera que los jóvenes de su despacho han de avergonzarse también y les cantara de verdad las cuarenta, a ver si se espabilaban. Porque al ver lo que dan ellos por bueno se me cae la cara de vergüenza ajena. Que dicen que son tan ingenieros como yo.

domingo, 20 de junio de 2021

El teleférico de Mottarone

https://www.youtube.com/watch?v=1Rx61EUVZjI 

 

 

He visto en la página web de El Mundo (aquí) el vídeo de la caída del teleférico de Mottarone. Ya saben, 14 muertos en el accidente, cuando la cabina del teleférico se estrelló contra el suelo. Y si lo que dice el artículo es correcto (y no tengo elementos para dudarlo), han de caer muchos años de cárcel.

Resulta que hay una grabación bastante buena: el accidente verdadero (no el estrellado de la cabina) se produjo justo en la llegada de la cabina a la estación superior, y la cámara de seguridad de ésta lo recogió: se partió el cable tractor.

Hasta ahí, es un accidente. Habrá que analizar porqué se partió, y si hubo fallos en el mantenimiento, pero sigue siendo un accidente salvo que el análisis del mantenimiento no revele imprudencia, desidia o inconsciencia, o algo peor. Cabe aquí apuntar que con cierta periodicidad yo me encargué de la revisión de una instalación similar: estaba el mantenimiento ordinario, realizado por la empresa de mantenimiento, pero cada 2 años yo hacía una inspección "ingenieril", y detectaba cosas que el mantenedor era incapaz de detectar; no se lo tengamos en cuenta, porque era un técnico de mantenimiento y yo un ingeniero de estructuras, miramos cosas diferentes con visiones diferentes. Y lo que quiero decir con ello es que no todo se ve en el mantenimiento. Al igual que mi tío Pepe, que se hizo un chequeo médico y estaba todo perfecto. El médico le dijo que se podía poner la camisa y mientras se la ponía, sentado en la camilla, le dio el infarto.

Pero en la grabación se ven más cosas. Se ve el cable de seguridad y la cabina descendiendo a lo largo del cable de seguridad, y ahí está el delito.

El teleférico tenía dos cables: el cable tractor, y el cable de seguridad. La cabina está fijada al cable tractor, y para mover la cabina lo que se hace es mover el cable tractor. Como tirar de la cuerda del cubo de un pozo.

El cable de seguridad, en cambio, está fijo. No se mueve. La cabina tiene un enganche a este cable, pero el enganche es corredizo. Así, la cabina se mueve a lo largo del cable de seguridad, pero nunca está sujeta a él. La seguridad la da un dispositivo que tiene la cabina en esa unión, que de manera automática clava la cabina en el cable de seguridad; y, como el cable de seguridad no se mueve, la cabina tampoco. Si esto ocurre, han de venir los bomberos a evacuar a las personas y luego los mantenedores a desenclavar la cabina, pero aparte del parón de la actividad no hay más que lamentar.

Sin embargo, lo que muestra la grabación es que el cable tractor rompe y la cabina empieza a deslizarse hacia abajo a lo largo del cable de seguridad. La cabina no se cae, porque entonces se habría caído al pie de la estación de llegada, sino que se desliza a lo largo del cable de seguridad. Y cuando llega a una de las torres intermedias, se parte y entonces sí, cae, y entonces muere la gente.

Se supone que es imposible que eso ocurriera, porque debería ser imposible que la cabina se deslizara hacia abajo a lo largo del cable de seguridad: el sistema de bloqueo se habría activado y la cabina se habría enclavado, fija. Salvo...

Salvo que hubieran anulado el dispositivo de frenado de seguridad. Que es lo que, dice el artículo, hicieron. Dice el artículo que estaban desactivados "a la espera de reparaciones" porque habían dado "problemas técnicos".

Repasemos: alguien detectó que los frenos de seguridad estaban dando problemas. O bien porque estaban activándose sin venir a cuento, o porque en las pruebas de mantenimiento detectaban que no actuaban. Lo que sea. El mantenedor, que no es nadie para tomar decisiones, informaría a su supervisor y éste al director de operaciones de la instalación. Lo lógico es suponer que el supervisor, más que informar, le diría que clausura la instalación hasta que se resuelva el problema; pero como la empresa mantenedora tampoco es nadie, supongo que le diría al director de operaciones que ha de cerrar. El director de operaciones se opondría, hasta ahí normal. Pero esa oposición se manifiesta en una discusión en la que el mantenedor enseña el problema y el director de operaciones preguntaría si era impepinable el cierre o si se puede continuar mientras se prepara la solución. Si se puede apurar un poco. 

Bien, lo lógico es que esa discusión se realice por escrito, y aparezca. Y que se sepa:

  • Si el director de operaciones sabía que los frenos de seguridad estaban desactivados
  • Si la empresa mantenedora sabía que los frenos de seguridad estaban desactivados
  • Si la empresa mantenedora aceptó (o incluso recomendó) que los frenos de seguridad se desactivasen.

Más aterrador sería aún un supuesto adicional: que el director de operaciones no lo supiera. Esto es, que la empresa mantenedora hubiera desactivado el sistema de frenado sin que lo supiera el titular de la instalación. Sí, es posible. Si así fuera...

Por situar a quien se haya perdido, imaginemos que usted lleva el coche al mecánico para una revisión. En la revisión el mecánico detecta que el liquido de frenos está ya caducado, pero como no le quedan líquido de frenos deciden que salga usted del taller sin frenos y ya si eso lo trae cuando vuelva de sus vacaciones, que ya habrán recibido. Puede que sea porque usted presiona para que así sea, en contra del criterio del taller, puede que sea porque el taller opine que no necesitará frenar y usted esté de acuerdo, o puede que, sin más, no le digan nada y ya le llamarán. Como sea, usted se lleva el coche sin líquido de frenos, mete a su familia en el coche y parte.

Hablemos ahora de porqué se rompió el cable tractor. Los cables son de cordones de alambres de acero. Cada uno de estos alambres es susceptible de romperse, y de hecho, de vez en cuando, algunos se rompen. Yo los he visto, y los mantenedores también los ven, porque buscan las señales de las roturas. Cuando eso ocurre, lo que procede es cambiar el cable. Aunque no es algo que se hace de manera inmediata. No hay repuestos así como así de cables, y cambiarlos es una operación compleja: se ha de valorar y programar. Y eso se puede hacer, porque a lo mejor el cable tiene 37 alambres y se han roto 2: quedan 35. Si estamos hablando del ascensor de una casa, el ascensor sigue funcionando, no se deja a la comunidad sin el ascensor. Si hablamos de un teleférico y  10 km de cable de 50 mm de diámetro... Bien, la cosa es más delicada. Claro que hablamos de muchísimo dinero, y de tener la instalación clausurada mucho tiempo o no. Y el cable no será de 35 alambres, sino de 200; si el mantenedor detectó 3 alambres rotos es una cosa. Pero si pensamos que es una instalación en la que desmontaron los frenos de seguridad "por problemas técnicos", puedo creerme cualquier cosa. Y ahí no es sólo el mantenedor, pues esto se ve fácil y todos los operarios debieron detectarlo.

Es posible que hubiera desidia: que aquello fuera manga por hombro y no se miraran estas cosas. Es posible que hubiera inconsciencia: sí se miró, e incluso se vieron los alambres rotos, pero no se pensó que fuera grave o importante. O es posible que hubiera imprudencia: se vio, pero se valoró más importante seguir con la instalación en marcha. No sé.

No soy un experto en cables ni en teleféricos, pero a mí esto de Mottarone me huele a chamusquina. No creo que fuera un accidente: creo que jugaron con fuego y se quemaron. Y ahora espero que paguen.



Rimsky-Korsakov - Sherezade (1er movimiento

sábado, 30 de enero de 2021

Ni BIM ni leches: a martillazos

https://www.youtube.com/watch?v=TPhCsiXVF80 

 

 

Recientemente se ha construido una pasarela que he proyectado. La pasarela iba a 17 m de altura y medía unos 70 metros. Dos metros y medio de ancho, algo más de alto, techada, lo normal.

Diseñada con Tekla, también el entorno. Los métodos más modernos de cálculo y todo eso. Para la ejecución se contrató a una empresa de una corta lista dada por mí de estructuristas selectos: gente que por su calidad y envergadura podían acometer esta obra con garantías, nada de chapuceros.

Convendría explicar que la dificultad de la obra residía sobre todo en la dificultad del montaje, que por las exigencias del entorno sabía que iba a ser muy complicado; pero tampoco hace falta, basta decir que todo lo preví en el proyecto y que éste incluía todos los trucos pensados por mí durante meses para que el montaje fuera sencillo. Y es que para mí un montaje sencillo es garantía de que la cosa queda bien hecha, que los montadores de los edificios no son relojeros.

La fase de preparación del montaje contó con todo mi apoyo:ya en el día en el que expliqué la obra a las constructoras que licitaron les hablé de montaje, de los problemas que habría, de las soluciones que había previsto, el sentido de las indicaciones en mis planos,... Otro tanto hice con la adjudicataria, cuando formalmente volví a explicar el montaje en la primera reunión de arranque de obra; también cuando visité el taller para examinar la marcha de los trabajos, y en general siempre que tuve ocasión.

El primer sábado de montaje ya me di cuenta de que algo iba mal: habían colocado unos topes, fundamentales en la estructura final pero que les había explicado clarísimo que se tenían que poner al final. Ellos me dijeron que no, que no los estaban poniendo. Lo que estaban haciendo era aprovechar que la grúa estaba subiendo los soportes para a la vez subir los topes y no tener que subirlos luego a mano. Los topes pesarían 5 ó 10 kg a lo sumo, pero iban atornillados, así que tras mucho protestar acabé cediendo. Eso sí, les explique una vez más el sentido de esos topes y lo importante de que se pongan al final. Sí señor, lo que usted mande, señor, etc.

El siguiente sábado elevaban el primer tramo de pasarela. Examino antes los soportes, y no han quitado los topes. De nuevo, recordatorio: se han de quitar, no se puede montar el tramo con los topes puestos y todo eso. Y de nuevo no se preocupe señor, blablablá.

No quitaron los topes. Como ustedes imaginarán, dos grúas de 400 toneladas manejando a la vez un tramo de 3 metros de largo que ni siquieran ven, dirigidas por radio por un operario que sólo ve desde lejos los soportes,... Claro que los topes impidieron que el tramo se pusiera en su sitio. Como les había advertido.

¿Desatornillaron los topes? ¡Qué va! Si la estructura no entra, se saca el mazo y a golpes que por mis muertos que entra. 

Tanto proyecto, tanto Tekla, tanto BIM, tanto diseño por ordenador en 3 dimensiones, tanta planificación, y al final encajan la estructura a martillazos.

Pero no se vayan, aún hay más. El siguiente sábado, cuando se montó el tramo siguiente.

Porque sí, los topes seguían allí.

Por descontado, entre sábados mi cólera fue terrible. Y les advertí que para el montaje del siguiente tramo debían quitar los topes antes de montar. Que ya había quedado claro que su sistema patatero no funcionaba y que yo, como siempre, tenía razón. Y se me prometió que por supuesto jefe, así se hará jefe, ya saben.

La primera jugarreta fue que ese sábado empezaron antes de ahora. Si los montajes se hacían a las 10, ese sábado empezaron mucho antes. Cuando llegué habían empezado, yo ya no tenía tiempo de inspeccionar nada, pero sí que ví desde abajo que los topes seguían puestos. Pedí explicaciones sobre porqué empezaron antes de que yo llegara, pero eso no tenía arreglo. Lo de los topes, me dijeron, que no me preocupara, que estaban atornillados y los tornillos flojos, y que los apartarían llegado el momento.

No quitaron los topes, claro. Sacaron el mazo, e intentaron encajar el tramo a martillazos.

A esas alturas yo estaba intentando no perderme.

Cuando se dieron cuenta de que no iba a entrar ni a martillazos, a alguien se le ocurrió desatornillar los topes. Y entonces...

Resulta que no pudieron. Por lo que me contaron, alguien los había atornillado con una llave dinamométrica y una fuerza brutal, y no había forma de desatornillarlos, los operarios no tenían las herrramientas adecuadas y todo eso. Yo les había prevenido muchas veces durante la obra sobre no apretar en exceso los tornillos, que los quería apretados con la fuerza normal de la mano de un hombre, pero el aparejador me dijo que creía que el que los había apretado era aquel operario al que le dije las veces anteriores que se desatornillaran los topes y que ese operario, cabreado conmigo, decidió apretarlos para que fueran indesatornillables.

Al final consiguieron desatornillar los topes. Pero no los que yo había diseñado para colocar después, sino los otros, los que tenían que estar fijos. 

Por no hablar de otros fallos. Por ejemplo, al haber colocado el segundo tramo antes de que yo lo inspeccionara, me di cuenta de que unas piezas que debían venir soldadas del taller no estaban soldadas, y ya no se podían soldar. Tiene su guasa, porque cuando estaban montando ese módulo me di cuenta de que estaban poniendo las piezas al revés, y se les ordenó montarlas bien... y aquel sábado comprobé que no las habían desmontado y montado correctamente. Y que estas piezas en concreto, al planificar los trabajos, el estructurista solicitó que se las cambiara por otras, porque esas piezas si se soldaban en taller se manejaban muy mal y yo le expliqué porqué tenían que ir soldadas...Por no hablar de fallos más gordos que tuvieron, aunque esos sí se corrigieron a tiempo (con martillos y sopletes, por supuesto).

En fin. Mi lista de talleres selectos es ahora mucho más corta. Pero lo que yo quiero decir no es eso. 

Se trata de que este proyecto fue BIM. Todo el mundo alardeó de lo BIM que se era, de lo diseñado completamente por ordenador en 3 dimensiones que estaba todo y lo directo que iba desde mi ordenador hasta las máquinas que cortaban las piezas, sin que tuviera que haber manos humana que rediseñaran nada. Y en el momento de la verdad, hay montadores que montan piezas al revés, montadores que se "olvidan" de soldar, que aprietan los tornillos puede que con mala intención, y sobre todo montadores y estructuristas que se niegan a seguir las instrucciones del ingeniero incluso aunque quede patente que el sistema de ellos no funciona. Pero ey, BIM.

Marqué en planos que dejaba una holgura de 18 cm para que el montaje fuera sencillo, y acaban metiendo las piezas a martillazos.

Y es que la estulticia humana es como la vida: siempre sale adelante. Sí, el BIM es una gran cosa, dentro de unos años no comprenderemos cómo se pudo construir antes sin BIM, pero todo tiene dos caras. La cara bonita del BIM nos la venden constantemente; de la cara fea nadie habla. Y la cara fea es que gracias a tanto BIM, tanto diseño por ordenador y tanto cerebro electrónico que piensa por nosotros personas que no piensan por sí mismas pueden acceder a estas tareas. Al igual que ya no necesita usted sumar si tiene una calculadora al lado, ya no necesita usted entender la estructura si tiene un ordenador que la entiende por usted. Usted sólo tiene que operar el programa, dicen. Pero como al final han de intervenir personas en el proceso, podemos dar por seguro que cada persona que intervenga logrará mostrar su estulticia e incompetencia.

Y luego acaban montando la estructura a martillazos.




Danny Frank - Quién será


domingo, 14 de julio de 2019

Gobernar con inteligencia: un ejemplo

Parece ser que estos días está el gobierno autonómico dándole vueltas a incorporar la exigencia de que quien quiera optar a una plaza pública de médico en Cataluña ha de acreditar su nivel de catalán. Hay quien se opone, argumentando derechos y cosas así.

Yo lo veo de otra manera, más sencilla. Me parece una medida muy poco inteligente: impide que los médicos no catalanes puedan entrar en Cataluña a la vez que permite que los médicos catalanes salgan de Cataluña. Así, mientras en el resto del país podrán tener a los mejores médicos que puedan tener, en las provincias catalanas podrían no estar los mejores médicos que podríamos tener.

Dicho de otra manera para que hasta el más tonto lo entienda: ¿qué pasaría si para jugar en el  FC Barcelona tuvieran que acreditar el nivel de catalán? Sin duda, que el Barça estaría en la 2ª profunda.

Pues eso. Vivimos en una comunidad autónoma en la que sus dirigentes, cegados por su talibanismo, no ven ni lo obvio.

martes, 15 de enero de 2019

El puente de Saskatchewan

https://www.youtube.com/watch?v=mdz0VwCTAmk 



El original de la noticia está disponible en este enlace. También las fotos han sido extraídas del  mismo sitio.
Saskatchewan es  una provincia del centro de Canadá. Una zona poco poblada, más grande que España y Portugal juntas y con menos población que el área metropolitana de Málaga. Pero es Canadá, vaya, y eso debería bastar. En Saskatchewan hay un municipio rural llamado Clayton (para quien lea la noticia original: el puesto que está al cargo de un municipio rural, en Canadá, es un"reeve"), bastante pequeño en población pero grande en dignidad. El caso es que construyeron un puente sobre el río Swan, el Dyck Memorial Bridge. 
A las seis horas de estar abierto al público, el puente se vino abajo:
Y no, no fue por el intenso tráfico: la previsión hecha es de unos 1.000 vehículos al año, que son 3 vehículos al día.
¡Ey, miremos la foto con un poco más de atención! La línea de apoyo central, la que está en el centro del cauce del río, está hundida con respecto al nivel teórico del puente. ¿Qué ha pasado?
Que no habían hecho un estudio geotécnico. Por ahorrérselo, según confesó el Reeve local.  Parece ser que les habían dicho que perforar en el río para saber cómo era el terreno (como si no sirviera perforar en la orilla) era muy caro, y patatín patatán. ¿Cómo aceptó la ingeniería proyectar sin geotécnico y la constructora construir sin geotécnico? No comment, por lo que parece. 

El puente costó $325.000. Un estudio geotécnico habría costado $3.250, diría yo. El 1%. E incluso menos, si fuera en España. ¿En qué pensaban? No tengo ni idea.

Lo que sí sé, de lo que estoy convencido, es que invertir en ingeniería antes de ejecutar las obras siempre compensa. Siempre. Y la geotecnia es parte de esa inversión.

Así que lo siento, pero les está bien empleado.




Carole King - I feel the earth move

domingo, 23 de septiembre de 2018

Entropía





De todos los conceptos que nos enseñan (nos enseñaron) en la escuela, yo pienso que el más difícil de entender es el de la entropía. En las asignaturas de lenguas puede que haya conceptos complejos, figuras literarias y cosas así, y también en filosofía: la lógica y sus silogismos, algunas falacias. No cabe duda de que las ideas de muchos filósofos (Hegel y, de hecho, cualquiera que fuera alemán) son incomprensibles por el alumno medio; pero es por lo embarullado de las ideas del alemán, su retorcida visión de las cosas. Entender a Kant no es fácil, pero lo es por la grandeza de su pensamiento: por fuerza la explicación del Universo ha de ser compleja.

También hay dificultades en las matemáticas. Permutaciones, combinaciones, variaciones. El producto vectorial. Las series y las sucesiones. Sí, hay muchas ideas complicadas. Pero por áridas o por farragosas: bien explicadas, el estudiante se da cuenta de que no tienen ninguna dificultad. 

En las ciencias están la mayoría de las cosas incomprensibles. Ya que, a diferencia de las filosóficas, no son el resultado de razonamientos sino la descripción de realidades de la Naturaleza que no sentimos. Por ejemplo, el momento angular. No es sencillo explicar qué es el momento angular, fuera de que es algo que se tiene o no se tiene y el ejemplo universal de la patinadora. Tampoco creo que se explique bien qué es la temperatura y porqué es diferente del calor, porqué puede uno congelarse al instante en un ambiente que esté a 1000 grados. Y, por supuesto, hay cosas que es que, simplemente, no sabemos. La gravedad, por ejemplo. Son cosas que por suerte conocemos por la vida misma, no necesitamos que nos las enseñen en la escuela.

Claro que hay muchos interrogantes, pero es que la escuela es una educación básica; para saber más, para entender mejor las cosas, ya están los siguientes niveles de enseñanza.

Y luego está la entropía.

La entropía es un concepto fundamental de la Termodinámica (que es la fuerza que mueve al mundo). Recuerdo que ya cuando empezaron a explicarla, en el colegio, mi padre me advirtió que la Termodinámica y su 2ª ley eran muy importantes, pero que eran muy difíciles de entender. La 2ª ley, claro está, es la de la entropía. Y es una ley muy fácil: la entropía siempre aumenta.

Bien, en la Universidad estudié un año entero de Termodinámica. Amén de posteriores asignaturas directamente relacionadas. Y tampoco allí supieron explicar bien qué es la entropía.

¿Qué es la entropía? Ya digo que es difícil de explicar. Como prueba el hecho de que la citada 2ª ley de la Termodinámica no tiene un enunciado tan claro como el que he hecho. La entropía es que el calor siempre pasa del cuerpo caliente al frío. ¿Es eso la entropía? Claro que no, pero también es una manera de enunciar la 2ª ley. Así que algo debe tener que ver la entropía en eso de que el calor va del caliente al frío. Pero suele definirse la entropía como la medida del desorden. Las cosas tienden a desordenarse, por lo que la entropía siempre aumenta. Ordenar cuesta esfuerzo, que se invierte en reducir la entropía. Pero mirando más allá, ese esfuerzo se ha obtenido a costa de algo, y ese algo ha supuesto un desorden mayor que el que ha ordenado el esfuerzo. La 2ª ley.

(Aviso: es cierto, no entiendo bien la entropía, ni su sentido físico. No sé decir qué mide. Y es posible que las elucubraciones de este artículo sean erróneas).

¿Porqué es importante la entropía? Pues porque siempre aumenta. Y cuando ya no pueda aumentar más, el Universo se detendrá por completo. Se habrá acabado todo. Cada acto que cometemos aumenta la entropía del Universo.  Así que cada acto que cometemos nos acerca más al final. Pero esto no es normal. Entiendo que en el principio la entropía sería 0; no puede ser negativa. Con el Big Bang la entropía empezó a aumentar. Y resulta que la cantidad admisible de entropía es finita, y cuando se alcance, fin. Ya no sucederá nada más, porque ya no podrá aumentar más la entropía. 

Pero, por supuesto, la entropía no se puede medir. No hay entropiómetros.

¿Ustedes lo entienden? Yo no, pero una cosa está clara: debe ser algo muy importante, porque se enseña en la escuela. Y si allí se enseña un concepto tan extraño, es que debe ser importante.

Pues bien, la misión de los ingenieros es reducir la entropía.

Sí, ya sé que suena muy raro y que la inmensa mayoría de los ingenieros no sabe que ésa es su misión, pero lo es. Aquí, me temo, interviene la formación que he tenido como ingeniero: en mi plan de estudios era muy importante la Termodinámica. Y lo ilustraré con un ejemplo.

No sé si saben qué es el coeficiente volumétrico. En un motor térmico (verbi gratia, el motor de un coche), es un parámetro que se refiere al proceso de introducción del combustible en la cámara del pistón. Pues bien, en la práctica la única manera de mejorar el rendimiento de un motor (está claro que nos interesa a todos) es mejorar el coeficiente volumétrico. El resto de parámetros ya no podemos mejorarlos apenas. Y de ahí vienen las cuatro válvulas por cilindro, la inyección, el "turbo", etc. Pero el rendimiento del coche no viene sólo por el rendimiento del motor: hay muchos más detalles que influyen. El más conocido es la resistencia del viento: la aerodinámica. No tiene sentido que la energía del motor se invierta en vencer toda la resistencia del viento, cuando un diseño cuidadoso de la carrocería puede encargarse de la mayor parte. Otro aspecto, que suele pasar desapercibido, es la salida de los gases de escape: a fin de cuentas, la mezcla de aire y combustible que entra en el cilindro tiene que expulsar los gases que ya están dentro, ¿no? Pues entonces, si conseguimos facilitar el escape de estos gases estamos quitando una tarea más al motor. De ahí los colectores, los escapes múltiples, etc.

Pero lo bueno es que todo importa. Por ejemplo, cuando hablo de la aerodinámica de un coche todo el mundo piensa en el morro afilado, en los retrovisores carenados, etc. Pocos piensan en los spoilers traseros, tan de moda en los ochenta, en el diseño en general de la trasera del coche. Y sin embargo importa y mucho: si el diseño es poco cuidadoso, el aire que deja atrás el coche en su avance no está encauzado y no sabe qué hacer, formando pequeños remolinos. ¡Ay! Estos remolinos los está generando el vehículo, luego está empleando la energíad e su motor en hacerlos. Si el diseño de la carrocería consigue eliminar los remolinos traseros, el motor se podrá dedicar más a lo que se trata.

No sé si captan la idea: todo influye. Unas cosas para bien y otras para mal. Y la tarea de los ingenieros es eliminar lo que afecta para mal e introducir lo que afecta para bien.

Podríamos definir la entropía como la medida de la ineficacia. Lo que contribuye a consumir energía, a hacer algo ineficaz (por ejemplo, el rozamiento), aumenta la entropía. Lo que contribuye a aumentar la eficacia, disminuye la entropía. Claro que, como siempre hay ineficacias, globalmente la entropia siempre aumenta. Así que lo que podemos conseguir es que aumente lo menos posible. Graficamente podríamos verlo como una pelota que dejamos caer contra el suelo. Si el proceso fuera ideal, la pelota rebotaría y volvería a nuestra mano. Se diría entonces, que el proceso ha sido reversible, y podríamos repetirlo hasta el infinito. Pero la realidad no es ideal, y la pelota no vuelve a la mano: parte de la energía de la pelota se invierte en vencer el rozamiento del aire, y parte en la deformación de la pelota durante el choque. Para que el proceso pareciera reversible (es decir, que volviera a la mano), tendríamos que haberle comunicado algo de fuerza. Pero eso no podríamos repetirlo hasta el infinito, ¿vertdad? Pues bien, la labor del ingeniero sería conseguir que la pelota rebote lo más alto posible, para que haya que emplear la menor energía en el proceso. ¿Cuánta energa cree que existe en el Universo? Desde luego, mucha, sí. Pero necesariamente ha de ser un número finito (si el Universo es finito, y si no lo es hemos de no creer en el Big Bang). ¿Qué pasará cuando la energía total se haya agotado? Pues eso. No, en realidad no es así: sabemos (creemos) que la energía (junto con la masa) ni se crea ni se destruye, sólo se transforma. Así que la suma total de energía del Universo permanece constante. Pero no lo miremos así: pensemos en "la energía aprovechable". Por ejemplo, si quema usted carbón obtiene energía que puede aprovechar. Con poco oxígeno, el carbón se habrá convertido en CO, que aún podría volver a quemar y obtener más energía. Entonces obtendría CO2, y fin del proceso. Ya no puede quemar el CO2 y no obtendrá energía de él. Ésto, más o menos, es lo que pasa con la entropía.

En fin, mucha divagación por mi parte, porque nunca entendí bien qué es la entropía.

De ahí que, como ingeniero, mi misión es disminuir la entropía. Y un efecto colateral es que tiendo a ver las cosas como procesos en los que hay que disminuir la entropía. En palabras de la calle, siempre pienso que cosas no salen gratis.

Cualquier detalle tiene su repercusión. El aleteo de la mariposa que causa un tifón en Hong-Kong, pero por una confluencia de infinitas circunstancias. Ergo cada una de ellas tuvo su parte en la consecuencia, en el tifón.

Pues tiendo a pensar que en la vida todo es así. Cualquier error se paga. Tarde o temprano. La sociedad es una máquina, todos somos máquinas, y cualquier así como ajuste repercute, cualquier decisión influye. La siembra produce la cosecha meses después. La formación, años después. No estudiar, quizás semanas después. Una decisión política, lustros; algunas, décadas. Y siguen influyendo durante generaciones.

Así que me da rabia el cortoplacismo de las personas. El no ver que el resultado inmediato no es el único resultado. Y que, hagamos lo que hagamos, la entropía siempre aumentará. Me da rabia que no todos luchemos para que ese aumento sea el menor posible.

Y sin embargo, no sé bien qué diantres es la entropía.





Radical Face - Welcome home