miércoles, 11 de enero de 2023

Juventud y equivocaciones

Es frecuente, pasa a menudo, pero en estos tiempos la cosa es más grave que antes, porque ya no existe el olvido y en cambio el conocimiento es general. Estoy hablando de las ¿tonterías? que se cometen en la juventud. Tonterías, errores, locuras o incluso delitos que se dejan pasar porque son "cosas de críos", errores de juventud. Cosas que no se hacen una vez se tiene la madurez suficiente; pero que se hacen. No todos los jóvenes, pero sí algunos. Y todos los jóvenes cometen alguna, salvo aquellos cuya juventud es ejemplar... pero poco envidiable.  

El problema es que antes esas locuras no eran conocidas en general y además no se recordaban siempre. Por ejemplo, aquella vez que me piqué con un coche cruzando un puente y le hice un adelantamiento con total imprudencia ¡subiendo el "600" a la acera para lograrlo! Que lo hice sólo lo sabemos los que estábamos en el coche, y seguro que todos los pasajeros lo han olvidado, así que puedo negar con total impunidad que aquel incidente hubiera sucedido. Que en una noche de borrachera un tío le tocara la teta a una chica en una discoteca (con su consentimiento), en fin, no pasaba de esas dos personas. Y si alguien era testigo, pronto lo olvidaría. Pero ahora...

Por ejemplo, lo último (en el momento que escribo) de la discoteca Waka de Sabadell. Esta discoteca en cuestión debe de ser muy popular entre la juventud, porque las personas que ya no frecuentamos estos sitios no paramos de oír contar cosas espeluznantes de ella y sin embargo siguen yendo. En esta ocasión parece ser que una chica le realizó un acto sexual de esos que no deben hacerse en público a un mozo ¡en la pista de baile! y no se dieron cuenta que los estaban grabando. El vídeo se ha subido a internet, y se ha vuelto viral. ¿Y si dentro de años alguien encuentra el vídeo, reconoce a la moza y ésta sufre una pérdida reputacional considerable (quiero creer que dentro de unos años aquello todavía se considerará excesivo)? Pero no nos quedemos en el botón de muestra.  

Las tonterías, las locuras, las imprudencias, los errores de juventud y, ¡qué caramba!, las faltas y los delitos que se cometen son parte del proceso de madurar. A menudo, a la mayoría no nos importan. Y qué, si cuando el otro era jovencito participó en... Pero, a veces, a alguien sí le importa. En una sociedad en la que juzgamos a los antiguos con los criterios de ahora mismísimo, la edad de los juzgados no nos importa nada. Hace poco supe de un portero de futbol, profesional él, que vio abortado su fichaje por el Real Zaragoza porque salió a la luz un vídeo o un tweet o no se qué de cuando el portero era un chaval y dejaba claro que el club mañico no era uno de sus predilectos (el chico era vizcaíno, creo). No es por nosotros, le dijeron los directivos, nosotros entendemos que tenías 16 años y nos da igual, pero entiéndelo, la grada...

Derecho al olvido, claman algunos, afectados sin duda. Más responsabilidad, pueden responder los carpetovetónicos. ¡Reclamar responsabilidad a la juventud! ¿Habrá alguna prueba más clara de haber olvidado la suya? Es inútil. Ambas cosas, la responsabilidad en la juventud y el olvido en la era de internet. 

Así que el arreglo, en mi opinión, está en los que no somos ya jóvenes: en entender que fue fruto de una época loca, y no tenerlo en cuenta. Chica del Waka, si no quieres polvo no vayas a la era, pero tampoco hagamos sangre de que se haya empolvado. De hecho, intentemos ni saberlo.

Hagamos aquello que prediquemos. Si no vamos a predicar lo que hacemos, no lo hagamos; si no vamos a hacer lo que predicamos, no lo prediquemos. 



Por cierto: aprovecho la ocasión para escribir unas líneas sobre lo de la discoteca Waka. Parece ser que la moza era menor de edad (aunque suficientemente mayor para abortar sin que lo sepan sus padres, y me temo que para votar sobre la independencia de Cataluña el día que nos convoquen), y su defensa ante sus padres fue que "le echaron algo en la bebida". No niego esto último, no voy por ahí (aunque, por lo que parece, tras las pruebas pertinentes la policía sí lo está negando). Podría preguntarme qué hacía esa chica en Waka: ¿Había ido sola o con amigos y amigas? ¿Dónde estaban éstos? ¿No se cuidaban unos a otros, no se daban cuenta de que alguien echaba "algo" en la bebida de una de ellos (no entremos en que ella misma no se diera cuenta, si es cierto)? ¿No habían oído o leído nada de lo que se cuenta sobre esa discoteca y fueron pensando que era un lugar sin riesgos? ¿No vieron que se iba a bailar con unos desconocidos? Si lo vieron, ¿no vieron lo que estaba haciendo, no notaron que su comportamiento no estaba siendo normal (la habían drogado, dice la familia)? ¿O había algún amigo en el corro? Pero no es esto lo que más me llama la atención.

Lo fundamental: ¿qué concepto tienen los jóvenes de lo que es el entretenimiento, que consideran normal que lo que pasó en esa pista de baile pase en las pistas de bailes? Seguro de que están orgullosos de su "adulto" comportamiento, pero... ¡leches! Un chico de 19 años se baja los pantalones y los calzoncillos ahí, delante de todos (y todas), la chica se arrodilla, les hacen corro, la música suena, otros siguen bailando,...

Sí, soy un carca, pero ¿éste es nuestro modelo de sociedad?

 

P.S.: parece ser que la chica de Waka tenía 16 años, no hubo drogas ni agresión sexual. Le apeteció, y lo hizo. Y la madre echa la culpa "a alguna droga que le echaron en la bebida".



 

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