miércoles, 29 de junio de 2022

Tope del gas

https://www.youtube.com/watch?v=JYZMT8otKdI 

 

 

Lo primero es tener claro cómo funciona el precio de la electricidad. Para empezar, se genera electricidad mediante la tecnología A, la más barata. Si con eso no basta, se emplea la tecnología B, algo más cara. Si aun falta, entra la tecnología C, aún más cara, luego la D, la E,... Y así hasta que se complete la demanda o, simplemente, no haya capacidad para generar más electricidad. Cuando digo tecnología me refiero a la hidroeléctrica, foltovoltaica, eólica, térmica de gas, de carbón, nuclear, etc. Pero también puede ser por centros de generación. Es lógico: si lo más barato es producir con una central hidroeléctrica amortizada diez veces y con costes de mantenimiento casi nulo, esa central será la primera que pondremos en marcha si necesitamos electricidad. Ahora bien: por razones que desconozco, existe un pacto europeo en virtud del cual se paga la electricidad según el coste de la tecnología más cara que entre en la generación. Un chollo para la central hidroeléctrica hiperamortizada, que va a vender su electridad como si sus costes de generación fueran mucho mayores de los que son. Supongo que al principio sería un aliciente para que se desarrollaran tecnologías entonces no tan perfeccionadas (por ejemplo, la geotérmica) y se pudieran ir mejorando (reducir sus costes y aumentar su eficiencia). Por cierto que, si por razones exteriores, el coste de alguna tecnología se dispara (actualmente, la del gas, pues la materia prima está por las nubes), la central hidroeléctrica multiplica sus beneficios, son mucho mayores de los previstos. Este incremento son los llamados "beneficios caídos del cielo".

La excepcionalidad ibérica es un mecanismo creado por Sánchez, que dice que como a efectos eléctricos la península ibérica es una isla (casi lo es, porque la conexión eléctrica con Francia tiene poca capacidad), en la península podemos tener un criterio de fijación de precios distinto del resto de Europa, ya que los cambios aquí no afectan al resto del continente. La UE no está de acuerdo y opina que es una malísima idea, pero ha terminado aceptándolo: "si usted insiste...".

Una vez conseguida la excepcionalidad, Sánchez ha establecido (en España) el tope del gas. Fija un máximo para el coste de la electricidad generada por gas, y como ésa es hoy la tecnología más cara, está fijando un coste máximo. Ahora bien, si el gas sube por encima del tope las centrales de ciclo combinado por gas pararían y no tendríamos electricidad, así que lo que se hace es pagar a estas centrales el sobrecoste. Este sobrecoste, claro está, irá en el recibo de la luz, por lo que el tope del gas no es el tope de la electricidad. Pero ayuda: limita los beneficios caídos del cielo, las hidroeléctricas no tendrán tanto beneficio por la subida del gas. Algo es algo.

Pero...

Primero, Francia. Ante el chollo, está importando de España toda la electricidad que las conexiones entre los dos países permiten.

Y acto seguido, Portugal: está reduciendo su propia generación de electricidad. Como Francia, va a importar todo lo que pueda. Ambos países se han dado cuenta de que es preferible comprarnos a nosotros la electricidad en vez de generársela ellos.

Esto es normal, es como la subvención a la gasolina y al gasoil o los menores impuestos al tabaco: todo el que puede cruza la frontera y compra donde es más barato. Estamos subvencionando el gasóleo de los camiones extranjeros que cruzan nuestro país (y al no haber peajes, también el daño que generan en el firme de nuestras autopistas). Y ahora quizás estamos subvencionando la electricidad. Aquí hay algo que me huele raro.

Porque la contraprestación a las gasísticas, ¿quién la va a pagar? Pues no lo sé, pero no me extrañaría que la pagásemos sólo los españoles, como tantos conceptos y cánones que nos incluyen en el recibo. 

De momento, lo que sí es cierto es que al haber más demanda de energía eléctrica (la que piden Francia y Portugal), la electricidad en España se encarece. El precio al que compramos la luz. No sé si estamos haciendo tan buen negocio como dice el Gobierno.

 

 

 

Little big town - Girl crush 

martes, 28 de junio de 2022

Más Indra

Siguen dimitiendo consejeros independientes de Indra, ahora ya por pundonor. Porque tienen un nombre, una reputación que mantener, y no están dispuestos a que se les asocie a lo que está pasando allí. Ya sólo queda uno, y veremos qué hace éste.

Lo dicho, no sé qué propósito tiene Sánchez ni porqué quiere controlar del todo Indra. Si es porque quiere que la empresa trabaje en líneas que le interesan al Ministerio de Defensa, si es porque quiere que Indra le venda más barato, si quiere quedarse con los beneficios de Indra... o si tiene las aviesas intenciones que le imaginé en mi anterior entrada.

Pero lo que está haciendo allí es tan obsceno que los independientes, que tienen decencia y dónde caerse muertos, le están diciendo que adiós, que con ellos no cuente.

Y la única razón que se me ocurre a mí para tanta obscenidad es la aviesa.

domingo, 26 de junio de 2022

NIños inútiles

https://www.youtube.com/watch?v=nfClieME7Yw 

 

 

En el vestuario masculino, un padre con dos hijas. Es verano, tiempo de piscinas, y es relativamente frecuente. No suele molestarme que padres se cambien con sus hijas menores de, pongamos, cinco años, pero estas dos niñas ya los cumplieron. A una de ellas, incluso, le calculo a ojo unos diez años. No es que la haya mirado con detalle, sólo la he visto al pasar yo camino de la ducha (camino que, por cierto, hago sin gafas), pero la moza ya estaba crecidita. Creo que la norma del vestuario es que las niñas pueden entrar en nuestro vestuario si son menores de siete años, pero no es eso lo que me molesta.

Al verles, pensé que sería un padre separado o así, que tenía a sus hijas a su cargo ese día. Puede que sea un padre felizmente casado y su mujer esté trabajando porque tenga turno, o que su mujer esté haciendo otras cosas; no sé. Lo que pensé es que esa mañana las hijas estaban con su padre.

Y el padre decide que las niña se cambian con él. Porque, claro, cómo van a cambiarse solas en el vestuario femenino, pobrecitas.

Eso fue lo que me molestó. Que el padre pensara, y en consecuencia actuara, que las niñas no podrían cambiarse solas.

Desde luego que podrían. Con ocho años son del todo punto capaces de ir solas al vestuario, cambiarse y recoger su bolsa con sus pertenencias. Si el padre prefiere que no dejen sus mochilas en una taquilla con candado (hace ya décadas que en mi club ya no tenemos empleados en los vestuarios a los que confiar la ropa y las bolsas), pues que se las lleven con ellas, que no pasa nada. Pero las niñas (y los niños) pueden cambiarse solos. No necesitan a sus padres. Sin embargo, ese padre (y muchos otros) creen que sí. ¿Cuándo se cambiarán solas esas niñas por primera vez? ¿Con doce años? 

Yo tengo muchos recuerdos de cuando tenía 8, 9, 10 años. Y puedo asegurarles que a esas edades me cambiaba solo en los vestuarios. Hacía muchas cosas solo, sin mis padres. Con seis años iba solo a la parada del autobús, no tenían que llevarme. Y al salir del colegio, igual: nadie llevaba a los niños (de 6 años) a los autobuses correspondientes, y nadie se perdía o se equivocaba de autobús (bueno, quizá el primer día, pero el crío se espabilaba pronto). Recuerdo, cuando era lobato (boy scout), que en mi seisena teníamos un niño de 5 años, y se vino de campamento con los demás. Y una cosa es que los de 8 y 9 años estuviéramos atentos a ayudarle, y otra cosa que no tuviera, como nosotros, que cuidar de sí mismo y cumplir. Su madre había muerto en accidente de tráfico tres meses antes, y sin embargo su padre decidió que lo mejor para sus hijos es que fueran de campamento, aunque tuvieran 5 y 8 años).  

Quiero decir, los niños serían capaces de hacer solos muchas cosas. Se espabilarían. Pero sus padres no les dejan, les niegan esas oportunidades.

¿Cuántas veces ha oído la explicación "es pequeño aún", o "yo lo prefiero, estoy más tranquilo", o variantes de la misma idea? 

No creo, con sinceridad, que les estén haciendo ningún favor. Y creo también que la inutilidad y las muchas carencias que tienen los jóvenes ingenieros que voy conociendo tiene también que ver con la sobreprotección que tuvieron de pequeños. 

 

 

John Denver - Thank God, I'm a country boy (versión de Home Free) 

sábado, 25 de junio de 2022

Indra

 

https://www.youtube.com/watch?v=vZhOSdYOJQE

 

 

 

Hace tiempo que se me pasaron las ganas de escribir: tengo el desánimo metido en el cuerpo. Creo que vamos mal, muy mal. A menudo pienso que vamos a petar (permítaseme la catalanada), y que tenemos a los peores dirigentes posibles en los momentos más críticos. Por ejemplo, la cosecha de trigo va a ser muy mala este año, pero ¿creen que el Gobierno va a remediar el asunto a tiempo? Hace mucho que avisamos que el coste de la energía se está disparando, y la gestión del Gobierno sólo está consiguiendo que alcance precios aún más altos (y que se demuela la térmica de Andorra, no sea que en algún momento nos entren ganas de volver a usar carbón turolense). Pues lo mismo va a pasar con el trigo. Se va a disparar de precio a finales de año, y entonces serán las caras de sorpresa (por parte de nuestros gobernantes) y el rechinar de dientes (por parte de los demás). Pero no es por el pan. O por la gasolina o por la luz. Es por todo.

Hay dos tipos de dirigentes, los tipo 1 y los tipo 2.

Los dirigentes tipo 1, cuando sienten que están al final de su periodo, contemporizan. Ya no promueven iniciativas que saben que no van a poder rematar, intentan no tomar decisiones que compliquen o comprometan a su sucesor, y en general se limitan a gestionar el día a día de la manera más neutra posible.

Los dirigentes tipo 2, cuando sienten que están al final de su periodo, arramblan con todo. Intentan comprometer lo más posible a su sucesor, para que éste tenga que continuar su obra, dejarlo todo atado y bien atado, y por atado se entienden las manos de su sucesor, ha de llegar con las manos atadas y que todo continúe como si no se hubiera ido. Sirva como ejemplo un alcalde de Zaragoza, socialista para más señas, que perdidas las elecciones y la víspera del nombramiento de su sucesor, prorrogó la concesión a la empresa que gestionaba la recogida de basuras y a la que le quedaban aún muchos años de concesión... 40 años más.

Hay, claro, un tipo especial de dirigente tipo 2, que es aquel que, como puede, manipula las reglas para perpetuarse como dirigente. Pensemos, es otro ejemplo, en el típico presidente venezolano o boliviano que hace una Constitución que limita los mandatos presidenciales pero luego dice que los suyos, como han sido antes de la Constitución, no cuentan en esa limitación. Que tampoco hace falta que sea un presidente sudamericano: la alcaldesa de Barcelona, Colau, va a saltarse todos los reglamentos de su "partido" y se va a presentar a un tercer mandato. Lo que por cierto no nos ha extrañado a nadie, porque también tiene reglamentado que dimitiría si se la imputara en un juicio y ya está imputada en dos.

Sánchez, huelga explicarlo, es un dirigente tipo 2. Lo que pasa es que yo siempre he sospechado que sería un tipo 2 especial si pudiera, y hasta ahora pensé que no lo sería porque no podría. Pero Indra.

Indra es una empresa que cotiza en Bolsa. Es de las grandes, y por eso forma parte del selectivo Ibex-35. Su principal cliente es el Ministerio de Defensa, y a nivel nacional es una empresa estratégica.

No sé si fue el año pasado o hace más, que el Gobierno intentó controlarla: echar al presidente del consejo de administración y poner a su hombre allí (un tío del PSOE catalán, sin ningún mérito aceptable fuera de su carnet de político). Hubo la consabida estupefacción y protesta, y se llegó a un acuerdo: el político sería el presidente, pero su cargo sería sólo honorario. Para engrasar la relación con el ministerio y poco más. Bueno.

Tras la derrota (paliza) en las elecciones andaluzas el pasado domingo, el Gobierno se ha puesto a corretear como un pollo sin cabeza, es casi un cadáver que piensa morir matando. Por ejemplo, el BOE ha publicado que se autorizaba al CIS a contratar a 4 "personas de confianza", a dedo, para "asesoramiento especial" y realizaar "análisis de datos sensibles que sirvan para el asesoramiento de la Administración y Gobierno": 4 personas para que el CIS sea una herramienta al servicio específico de Sánchez, con toda la cara. Por si no fuera poco que el que miembro de su partido que nombró presidente del CIS sea también su hagiógrafo, toma ecuanimidad e independencia. También mete la zarpa en el INE, otro organismo en teoría independiente: como los datos económicos que publica contradicen el idílico panorama que quiere vender el Gobierno, han destituido al presidente y han nombrado como tal a un hasta ahora secretario de Estado de uno de los ministerios económicos, un hombre de total confianza. Y peor aún, en estos momentos está (no sé si lo conseguirá) maniobrando para tener el control del Tribunal Constitucional, obviamente con el método de cambiar las reglas. Y digo que no sé si lo conseguirá porque todavía confío en que Europa le pare los pies, al menos en este asunto.

El caso es que Sánchez va ahora a calzón quitado. Le habíamos visto saltarse todas las normas de la democracia verdadera, pero es que ya le dan igual las apariencias. Y una de las cosas que ha hecho es tomar el control de Indra. Con oscuras maniobras de engaños ha conseguido destituir a los consejeros independientes (que por norma han de ser mayoría al ser una empresa cotizada sin un socio mayoritario) y nombrar a consejeros suyos (se denominan "dominicales"). Como era de esperar, la cotización de la empresa se está desplomando; recordemos que es una empresa en la que su mayor cliente toma el control de la misma, y que de ese cliente sabemos dos cosas: que está en la ruina y que carece de cualquier escrúpulo. La Comisión Nacional del Mercado de Valores todavía no ha aprobado todo esto, así que es posible que consiga echar marcha atrás. O no: creo que va a obligar al Gobierno a hacer una OPA y comprar las acciones de los demás, lo que en la práctica es nacionalizar Indra y que pase a ser una empresa de la SEPI, el antiguo INI.

Indra es una empresa puntera en lo que se refiere a tecnología, la vanguardia nacional, pero una vez esté integrada en la SEPI ya veremos. Yo apuesto porque ya no lo será. Pero no es ese el problema.

Lo que me deprime es que si hubiera que definir el estilo de gobierno de Sánchez con una palabra, quizá sería "obsceno". Y estoy convencido que el ansia obscena que está demostrando por obtener el control de Indra no es por ningún asunto de contratos con Defensa.

Indra hace el recuento de las elecciones.

Estoy convencido, convencidísimo, que Sánchez, el que dijo a los periodistas "la Fiscalía, ¿de quién depende? Pues eso.", va a intentar amañar las elecciones. Y para eso necesita a Indra. Que no sé si en realidad se podrían amañar, pues los votos se cuentan manualmente, pero, si se puede, ha de ser en la gestión del recuento. Y en este mundo en que hemos perdido la capacidad de hacer sumas a mano y delegamos en las maquinitas, eso es lo que hace Indra. Repito, no afirmo que puedan manipularse las elecciones. Pero estoy convencido de que Sánchez cree que con Indra a sus órdenes, puede hacerlo.

Es un tipo 2 especial, y de la peor calaña. Como ha venido demostrando desde el primer día.

Por cosas como éstas, se me van las ganas de escribir.

 

 

 

Simple Minds - Biko

viernes, 10 de junio de 2022

Desengáñese, García

https://www.youtube.com/watch?v=afLdNKJa9Is 

 

 

El otro día coincidí por un tema de una obra de hace años con el arquitecto que la llevaba. Ya entonces debía estar jubilado, pero seguía. Y ya entonces me admiraba su profunda cultura, y sigue. Hasta el punto que tuve que decírselo. La riqueza del léxico que empleaba, y el conocimiento que denotaba. Yo tengo un léxico amplio y variado, y conocía el valor exacto de algunas palabras que empleó y que además empleó con su sentido exacto, pero no se me hubiera ocurrido emplearlas en una conversación: habría empleado palabras más comunes, más comodines también. Y tampoco, en un momento dado, habría definido la impresión que nos dio una visión de una escalera que estaba detrás de unos cristales aludiendo a su parecido con Laoconte y sus hijos. Claro que al instante supe a qué se refería y le reconocí el parecido, faltaría más, pero jamás de los jamases habría mi cerebro extraido esa imagen de su archivo para emplearla como comparación con la sensación que daba. Puede que ese arquitecto y yo estemos en las antípodas políticas (que lo estamos), pero es un placer hablar con él.

Sirva este preámbulo para introducir porqué he titulado el artículo "desengáñese, García": me encanta esa expresión. La cita correcta, huelga decirlo, no es con García, pero es que no voy por la frase de marras, sino por el verbo: desengáñese. Desengañar, dice la RAE, tiene dos acepciones: la primera es la obvia, "hacer reconocer el engaño o el error"; pero la segunda es mi favorita y mi razón hoy: "quitar esperanzas o ilusiones".

Quítese las esperanzas, García. Abandone sus ilusiones.

¿Por qué? Porque no hay remedio. Ya es tarde.

Es una sensación que tengo desde hace más de 40 años, pero no era consciente de la causa principal, hasta mi reflexión de hoy.

En realidad, no importan las leyes de educación. Sí, bueno, un poco sí importan. Es bueno aprender. Saber qué es Laoconte y sus hijos puede que no tenga mucha utilidad práctica, pero es bueno saberlo. Y es un conocimiento que no es espontáneo, hay que enseñarlo. Hay que transmitirlo o se perderá. Pero en el cuadro general, el conocimiento que tengamos o dejemos de tener no es lo más importante. Lo importante son los valores que tenemos y que transmitimos a nuestros descendientes. O los valores que ya no tenemos y que ya no transmitimos a los descendientes. El respeto. El esfuerzo. La responsabilidad. La autoexigencia. La honestidad. El obrar pensando en lo que pensaré después. La entrega, la abnegación, tantos valores... Los valores se enseñan viviendo, practicándolos. Por eso, no podemos enseñar aquellos de los que carecemos; por ejemplo, no podemos transmitir que carpe diem se interprete con el sentido de esfuérzate ahora si nosotros lo vivimos con el sentido de disfruta ahora, o la virtud de la austeridad si derrochamos. Y los valores, desengañémonos, los hemos perdido hace mucho. Hace tanto, que los que ahora son maestros ya no los tienen. Quedan algunos mohicanos, sí, pero la batalla está ya decantada y la vamos a perder.

Desengáñese, García.

 

 

 

 

Emmylou Harris - Bang the drum slowly


miércoles, 8 de junio de 2022

La exactitud de los números

https://www.youtube.com/watch?v=PiLKkwZdZtg 

 

 

Uno de los nuevos principios educativos en España es que a los alumnos no se les evaluará numéricamente: el esfuerzo y la progresión de los alumnos se calificará como insuficiente, suficiente, etc. No hace falta decir que los profesores (al menos la mayoría) seguirán empleando números, pero se reservarán esos números para ellos. Pero necesitan los números: si un examen tiene N preguntas y el alumno contesta bien a X, regular a Y y deja Z en blanco, el profesor traducirá los números que acabo de dar a números evaluables, realizará operaciones aritméticas y obtendrá un valor que, según él, resumirá el desempeño del alumno en el examen. Como no podrá dar ese número, tendrá unas tablas para ayudarse a situar el número en el rango de calificaciones posibles y voilà! Que puede que luego altere la calificación por estimaciones suyas del comportamiento del alumno, su actitud general o su progresión perceptible, eso puede ser. Pero de momento no será así.

 

Ahora bien, imaginemos que la nueva ley triunfa y se convierte en el nuevo estándar durante décadas. De acuerdo con el espíritu de la ley, el profesor no hará recuento del resultado del examen: lo corregirá y anotará la impresión que le ha dejado, si le ha parecido un examen de sobresaliente o de suspenso.  Pues ¿dónde estaría escrito que un 9 es un sobresaliente, un 5 un aprobado y un 4 un suspenso? Perdida la costumbre de asignar valores numéricos, las calificaciones acabarían siendo por la sensación que dejan. Ponderada esta impresión con el desempeño general (y la ponderación no sería un proceso matemático, pues ha de tener perspectiva de género), se obtendría la calificación. ¿Podría discutirla luego el alumno? No, no podría. O sí, pero sería un para gustos los colores. Bueno para el profesor, pero también malo: no podría defenderse de las acusaciones de "me tiene manía". Es lo que tendría que el profesor pusiera las notas que le dieran la gana según sus percepciones.

 

Esta animadversión a la exactitud que aportan los números no se da sólo en el ámbito educativo. También en la ingeniería. ¿En la ingeniería? Sí, en la ingeniería. Pondré un ejemplo.

 

Los morteros técnicos. Antaño, cada fabricante de un mortero informaba de las características de su producto. Su resistencia a compresión, su adherencia en el hormigón y en el acero, etc. O daba un valor que consideraba suficiente: "más de 40". Pero llegaron las nuevas normas, y las nuevas normas lo que dijeron es que los morteros se catalogarían en R1, R2, R3 y R4, y que para cada categoría el mortero tenía que aguantar al menos tanto y tanto: si era R3, digamos, "más de 15". A partir de entonces, todos los fabricantes modificaron la información que daban: su producto era R3, y pasaba a aguantar "más de 15". De hecho, seguía aguantando más de 40, pero eso se lo callaban.

 

¿Y? El resultado es que cuando hay que elegir un mortero técnico, todos son iguales. Todos tienen los mismos valores. Yo podría elegir el que aguanta más de 40 sobre el que aguanta 20, pero como ambos informan sólo que son R3 y que en consecuencia aguantan más de 15, no puedo. Supongo que sólo es cuestión de tiempo que los fabricantes empiecen a rebajar la calidad de sus morteros para que aguanten 20 en vez de más de 40. Y no creo que eso sea bueno.

 

No es un detalle, es el signo de los tiempos. En otras ocasiones me he quejado que la ingeniería de estructuras ha abandonado (obligada por las normas) el conocimiento de a qué tensión están trabajando los materiales. Aplicar la norma a rajatabla nos hace diseñar estructuras que "cumplen" o "no cumplen". Antaño el técnico calculaba la tensión en un punto y decidía si le era suficiente o no. Ahora, y con la inestimable ayuda de los ordenadores, el calculista ha perdido ese saber. Y poco a poco está perdiendo el control de los números; casi parece que llegará un día en que el ordenador se limitará a informar al proyectista de que la estructura diseñada es "suficiente" o "insuficiente". O resiste de manera sobresaliente, jajajá.

 

Supongo que la aversión a los números se está imponiendo como un hecho cultural. Ante la incapacidad que estamos desarrollando para entenderlos, prescindamos de ellos.

 

 

 

 

Carrie Underwood - Two black cadillacs