domingo, 8 de noviembre de 2020

Ulises y el canto de las sirenas

https://www.youtube.com/watch?v=1ifbleDsSsI


 

- !Oh amigos! No conviene que sean únicamente uno o dos quienes conozcan los vaticinios que me reveló Circe, la divina entre las diosas; y os los voy a referir para que, sabedores de ellos, o muramos o nos salvemos, librándonos de la muerte y de la Parca. Nos ordena lo primero rehuir la voz de las divinales sirenas y el florido prado en que éstas habitan. Manifestome que tan sólo yo debo oírlas; pero atadme con fuertes lazos, en pie y arrimado a la parte inferior del mástil -para que me esté allí sin moverme- y las sogas líguense al mismo. Y en el caso de que os ruegue o mande que me soltéis,atadme con más lazos todavía.


Mientras hablaba, declarando estas cosas a mis compañeros, la nave, bien construida, llegó muy presto a la isla de las sirenas, pues la empujaba favorable viento. Desde aquel instante echóse el viento y reinó sosegada calma, pues algún numen adormeció las olas. Levantáronse mis compañeros, amainaron las velas y pusiérolas en la cóncava nave; y, habiéndose sentado nuevamente en los bancos, emblanquecían el agua, agitándola con los remos de pulimentado abeto. Tomé al instante un gran pan de cera y lo partí con el agudo bronce en pedacitos, que me puse luego a apretar con mis robustas manos. Pronto se calentó la cera, porque hubo de ceder a la gran fuerza y a los rayos del soberano Sol Hiperiónida, y fui tapando con ella los oídos de todos los compañeros. Atáronme éstos en la nave de pies y manos, derecho y arrimado a la parte inferior del mástil; ligaron las sogas al mismo; y, sentándose en los bancos, tornaron a batir con los remos el espumoso mar. Hicimos andar la nave muy rápidamente, y, al hallarnos tan cerca de la orilla que allá pudieran llegar nuestras voces, no se les encubrió a las sirenas que la ligera embarcación navegaba a poca distancia y empezaron un sonoro canto.:
- ¡Ea, célebre Ulises, gloria insigne de los aqueos! Acércate y detén la nave para que oigas nuestra voz. Nadie ha pasado en su negro bajel sin que oyera la suave voz que fluye de nuestra boca, sino que se van todos, después de recrearse con ella, sabiendo más que antes, pues sabemos cuántas fatigas padecieron en la vasta Troya argivos y teucros, por la voluntad de los dioses, y conocemos también todo cuanto ocurre en la fértil tierra.

Esto dijeron con su hermosa voz. Sintióse mi corazón con ganas de oírlas, y moví las cejas, mandando a los compañeros que me desatasen; pero todos se inclinaron y se pusieron a remar. Y, levantándose al punto Perimedes y Euríloco, atáronme con nuevos lazos, que me sujetaban más reciamente. Cuando dejamos atrás las sirenas y ni su voz ni su canto se oían ya, quitáronse mis fieles compañeros la cera con que había yo tapado sus oídos y me soltaron las ligaduras.

Homero: La Odisea, canto XII 154-200

Es quizá la escena más famosa de la literatura universal, aunque pocas personas hayan leído el pasaje; no importa. El caso es que la escena es de todo punto atípica: el héroe, el jefe intrépido que lidera a sus hombres y les hace superar todas las situaciones, el astuto Ulises que consigue dar la vuelta a todas las celadas que le tienden, pide a sus hombres que le limiten. Que le aten al mástil y que, no importa lo que brame que le liberen y que quiera desdecirse, que no le desaten.

A mí me parece una escena muy interesante. Es posible que la idea original del poeta sea contar cómo Ulises consiguió burlar a los dioses y disfrutar de algo prohibido a los mortales, pues oyó el canto de las sirenas y vivió para contarlo. Pero yo lo que veo es que el héroe sabe que esos cantos de sirena lo conducirán a su perdición, irresistible es su seducción, y la única manera de llegar a buen puerto es despojarse de su propio poder. Ha de conseguir que las órdenes que quiera dar bajo los influjos de las sirenas no se ejecuten.

Y es que Ulises sabe que más tarde o más temprano oirá los seductores cantos de las sirenas, y querrá hacerles caso. Y sabe que sus hombres harían lo que él  les ordenara. Es conveniente, por lo tanto, razona Ulises, autolimitarse, con sistemas que él no pueda saltarse. Llena de cera los oídos de los marineros, y luego éstos le atan, para que él no pueda quitarles los tapones de cera.

La clave del éxito de la singladura fue el límite al poder del hombre al mando.

¿Sabe el lector citar algún otro pasaje similar? ¿Del líder poniendo limitaciones a su propio liderazgo?

Desde hace una temporada, desgraciadamente, este pasaje viene a menudo a mi cabeza. Cada vez que pienso en lo que están haciendo y en lo que intentan hacer nuestros gobernantes, Sánchez y Iglesias. Bueno, Iglesias me llama menos la atención: es evidente que él lo que quiere ser es el nuevo Stalin. Quiere ser el único con poder en España. El mando absoluto. Y tener el harén más poblado, por supuesto. Sin cortapisas de ningún tipo. En sí mismo no es un peligro: siempre habrá más personas que lo calen de las que engañe. El problema de Iglesias es que ha llegado hasta Sánchez.

Sánchez es un tipo especial. Es diferente a Iglesias, aunque sean tal para cual. Podríamos decir que Iglesias quiere tener el poder absoluto para algo, presumiblemente para tener un harén, y ha creado un partido político (cuyo primer símbolo era su cara) de extrema izquierda porque de todos es sabido que la mejor manera de conseguir que a uno le sigan el mayor número de ignorantes, tontos, ingenuos y crédulos es venderles esa moto. Normal que intentara que se rebajara la edad de votar a los 16 años. Pero Sánchez... Sánchez lo que quiere es ser el jefe. El jefe máximo. Y no por nada ni para nada. Es que quiere ser el jefe máximo. Es el serlo, lo que quiere. Ser la novia en la boda, el niño en el bautizo y el muerto en el entierro. El Falcon, presidir todo, que nadie presida o mande más que él. Y el mayor problema es que en su camino no hay límite que no esté dispuesto a cruzar. Hará cualquier cosa. Absolutamente cualquier cosa.

Y es lo que pasa. Iglesias apoya a Sánchez porque sabe que apoyándole conseguirá el mayor poder que puede conseguir. Sánchez apoya a Iglesias porque gracias a su apoyo él es presidente del gobierno, y a fin de cuentas ya se encargará él que Iglesias no pase de donde está. De que no le haga la cama.

Pero no se trata de eso. Se trata de que juntos están demoliendo todos los frenos. Sánchez, porque cuantos menos frenos tenga más mandamás es; Iglesias, porque cree que un día podrá hacerle la cama a Sánchez y abandonarle en alguna cuneta nocturna.

Y como es normal en este tipo de apuestas, hace tiempo que se quitaron las caretas y no les importa que se note.

Han metido mano en la Guardia Civil de una manera escandalosa. Escandalosa. Están metiendo mano en el Ejército. Lo de la Fiscalía clama al cielo y todos los días en todos los periódicos continúa escribiendo alguien que es intolerable. Van a por el Rey, caza mayor, y también clama la prensa por la labor de mina que están haciendo contra la institución; estoy convencido de que Leonor no reinará, y ya veremos cuánto le queda a Felipe. ¿Qué más hay? Los jueces; a por ellos entonces. Ahí no está la clara la cosa porque la UE ha puesto pie en pared y ha dicho que de eso nada: tiempo le ha faltado a Sánchez para decir que se le ha malinterpretado, pero de momento su propuesta de reforma queda aparcada.

Lo malo es que, supongo que en venganza por el bofetón de la UE, ha conseguido que el Parlamento le dé ¡seis meses de dictadura!

Primero anunció que quería seis meses, y que quería el apoyo de los partidos. El PP dijo que no, que como mucho 2. La respuesta del PSOE: que no es negociable. Que ha de apoyarse a Sánchez, y punto. Y al final ha conseguido los apoyos parlamentarios (no entro ahora en el escándalo de que se apoye en precisamente los que le apoyan).

Seis meses en los que gobernará sin control del Parlamento. No hará leyes, sólo decretos. Que han de cumplirse, y punto. Como botón de muestra, la sesión en la que se planteó la petición de los seis meses. Sánchez ni siquiera tomó la palabra, fue uno de sus ministros en su nombre, y al acabar de hablar su ministro, Sánchez se levantó y se fue. ¿Para qué quedarse?, debió pensar. Total, lo que digan ahí dentro a él le da igual. 

Así que ahora vienen seis meses en los que harán lo que quieran. Cambiarán las leyes que quieran. Cambiarán los procesos judiciales que quieran - no es baladí dado que están hasta el cuello, hasta el punto de que sería creíble que todo esto lo están montando para manipular la Justicia con el Covid como excusa. No quiero ni imaginarme lo que van a hacer. De entrada, lo primero ha sido subir los impuestos y limitar los precios de los alquileres. E instaurar un Ministerio de la Verdad (encubierto, claro está).

Mi única esperanza es la Unión Europea. Que hagan como en Italia hace unos años, que lo destituyan y nombren a un nuevo presidente del gobierno. Poca esperanza tengo, pero es lo único que me queda.

¿Y en España no confío? No, porque como también claman al cielo muchos opinadores, este país está dormido. Somos un país de champiñones, nos dejamos pisar por cualquiera. Tragamos con todo. Y como resultado, Sánchez e Iglesias tienen el campo libre.

No sé en qué parará esto. Si lo parará la UE, si lo parará el país con un estallido de violencia que derroque a los tiranos, si no lo parará nadie y nos convertiremos en otra Venezuela, o si no es para tanto y a finales de 2023 vuelve a haber elecciones.

Pero es asombroso. Sánchez, Iglesias, han oído ya los cantos de las sirenas y, abducidos, han cogido las riendas de la nave y la llevan derechita a los arrecifes. Y no es que nosotros hayamos soltado las amarras con las que hasta ahora teníamos atados a nuestros capitanes, es que hemos visto cómo ellos cortaban sus ligaduras y les hemos dejado hacer. Así de pánfilos somos.

Que nos sea leve.




Sharon Jones - This land is your land

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