domingo, 24 de mayo de 2020

El títere




En la historia de los EE.UU., a los seis primeros presidentes se les conoce como "los presidentes buenos".Washington, Jefferson, Madison y Monroe mandaron 8 años cada uno; John Adams y su hijo, 4. En total sumaron 40 años de "presidencia buena". ¿Por qué se les conoce así? Pues porque cuando llegaban al poder no quitaban a los que estaban de la administración anterior, seguían con ellos. Si, pongamos por caso, el secretario del Tesoro lo había hecho bien, continuaba. La cosa terminó cuando ganó Andrew Jackson, que destituyó a los que estaban y puso a sus amigos, conocidos y deudos, y en general a tropa de su cuerda. Y desde entonces.

En España, cuando ganó el PSOE en el 82 (con una mayoría arrolladora), politizaron todo lo público. Todo. Y cuando les criticaban, Alfonso Guerra decía que a los que estaban antes no los había elegido nadie, que a ellos sí les había elegido el Pueblo y que por lo tanto las personas que ellos (él) nombraban eran personas elegidas por el Pueblo. Y con ese argumento se cambió a personas muy válidas por personas muy fieles. Y, como en los EE.UU., desde entonces.

En la actualidad, aquella mayoría tan absoluta del PSOE no existe. Gobiernan, pero se han aliado con Podemos y ni aun así llegan a la mayoría. En cada votación que quieren ganar han de buscarse socios que les apoyen. Lo que suena muy bien y muy parlamentario, pero hablamos de España: los apoyos no se encuentran, se compran (y ya se sabe quién es el pagano). Es posible que esto no suene del todo mal, pero hay un detalle: el comprador está dispuesto a comprar a cualquiera y a cualquier precio. De esos polvos estos lodos, todos somos conscientes que en periodos de debilidad del Gobierno se aprobaron leyes y se autorizaron cosas que todos lamentamos pero que fueron el precio a pagar.

Aun así, nunca pensamos que se llegaría a los niveles actuales.

En primer lugar, quien está al timón. Pedro Sánchez. Por él todos los que opinamos (y fuimos legión) que Figatélix iba a ser el peor presidente que jamás veríamos nos hemos tenido que tragar nuestras palabras, asustados ante lo que puede llegar a ser. Sánchez sólo tiene una idea en la cabeza: ser presidente. Y no le importa el precio que tengamos que pagar. Sólo quiere volar en Falcon, el tratamiento, el serlo. Para él es un fin que justifica cualquier medio, y quiero decir cualquiera. A partir de ahí, el Parlamento se divide en dos bloques: los que a semejante personaje no se le puede dar ni agua, y los que se frotan las manos. Y como los que se frotan las manos, sumados a los del PSOE llegan justito a la mayoría y por lo tanto son necesarios todos, se las frotan hasta los muñones. Porque como son necesarios, Sánchez está dispuesto a pagar cualquier precio. Cualquiera.

En segundo lugar tenemos a Iglesias. La sola llegada de Iglesias al gobierno desveló a todos los españoles la verdadera catadura de Sánchez. Sánchez no tiene palabra porque no le da ningún valor: si cumplir lo dicho le impide llegar a ser presidente entonces cumplir lo dicho es un obstáculo y entonces lo que hay que hacer es no cumplir lo dicho. Fácil.

Con todo, muchos pensaron que Sánchez controlaría a Iglesias y que Iglesias cambiaría, no sería el Iglesias que parecía. La realidad es que Sánchez, que es un indigente intelectual porque sólo tiene una idea en la cabeza, es un títere en manos de Iglesias. Además los temores eran fundados: Iglesias es tan demócrata como Stalin. Además lo que Iglesias busca (aparte de disfrutar de las prebendas del cargo) es una república confederal de corte totalitario con una economía colectivizada de planificación centralizada; supongo que porque es la situación en la que los mandamases optimizan las prebendas de su cargo.

Esta semana tenemos un ejemplo de todo lo que se nos viene encima.

En primer lugar, el estado de alarma. El estado de alarma lo pidieron por dos semanas y otorgaba facultades extraordinarias al gobienro. Se concedió, sin sospechar que el gobierno en vez de la mano iba a coger el brazo, con eso de las facultades extraordinarias. El caso es que al acabar las dos semanas, pidieron otras dos. Y luego otras dos. Y luego otras dos. Al final, el cabreo de los partidos era enorme: no iban a aceptar. Impasible el ademán, Sánchez dio orden de comprar los apoyos. El mercado persa se ponía en marcha y caían las prórrogas.

Un día Sánchez, supongo que cansado del mercadeo, anunció que la nueva prórroga (como todas, vendida como "la última") sería de 1 mes, no de dos semanas. Curiosamente, antes había conseguido el apoyo de Ciudadanos. Ciudadanos es un partido que empezó muy bien, con cabezas bien amuebladas, que a medida que se fue involucrando en la política las cabezas bien amuebladas fueron dejando el paso a gentes de la política (quiero decir, a gentes dispuestas a dedicarse a la política), estas medianías fueron haciendose con el control del partido y las cabezas bien amuebladas fueron abandonándolo. Hoy, Ciudadanos es un partido que disfruta de su última función antes de ser devuelto a los toriles, y que desesperado porque nadie le compraba nada se ofreció a Sánchez gratis total. Sánchez aceptó encantado porque así regatearía con los otros, y se sintió fuerte: de ahí su bravuconada de 1 mes. Claro, Ciudadanos vio la ocasión y dijo que nones, que ellos sólo tragarían quince días. No problemo, Sánchez obtuvo sus quince días.

Ahora bien, Ciudadanos nació para combatir a los nacionalistas. Los partidos nacionalistas y Ciudadanos no pueden ni verse. Podemos quiere destruir a España, así que apoya siempre a los nacionalistas, y por lo tanto Podemos y Ciudadanos son enemigos acérrimos. El pacto con Sánchez era también un pacto con Iglesias, y aquello no tenía ni pies ni cabeza. Salvo que Iglesias no hubiera sabido lo del pacto, lo más probable, y que Ciudadanos creyera que se iba a romper el pacto Sánchez-Iglesias.

La respuesta de Iglesias fue inmediata. Pactó con Bildu. Bildu es lo peor. No solo es el partido más odiado por Ciudadanos, es que es el partido más odiado por todos los ciudadanos de bien. Son los apestados de la política, y sólo se tratan con ERC porque "los enemigos de mis enemigos son mis amigos".

Lo que Iglesias obtuvo de Bildu, en teoría, fue que Bildu se abstendría en la votación de la prórroga. Es decir, nada: teniendo el apoyo de Ciudadanos para la ampliación, los votos de Bildu no tenían ninguna importancia.

Una condición más impuesta a Bildu: que el acuerdo se mantendría en secreto hasta después de la votación.

Esto es justo lo contrario de lo que defendía Iglesias cuando no tenía cargos, pero ése no es ahora el tema.

¿Qué obtuvo Bildu? La anulación integral de la reforma laboral de 2012.

Alucinante.

Más. ¿Quiénes estaban al tanto de este acuerdo, además de Bildu? La cúpula de Podemos, la cúpula del grupo parlamentario del PSOE y, por descontado, Sánchez que fue quien lo aprobó. ¿Lo sabían los diputados del PSOE o los miembros de su comité federal? No, y están que trinan (en privado, claro). ¿Lo sabían los ministros? Ni la de Economía, ni la Trabajo, ni el de Seguridad Social. No lo sabían los sindicatos, no lo sabían las asociaciones empresariales, no lo sabían los demás partidos,... Nadie sabía ni que se estaba pactando con Bildu, ni que se estaba negociando la anulación  de la reforma laboral.

Como es lógico, todos los que no son del PSOE han puesto el grito en el cielo, y ya veremos en qué para todo esto.

Lo más impresentable, con todo, es lo que ha dicho Iglesias ante las críticas recibidas: ha dicho que lo que opinen los demás (los representantes empresariales y de los sindicatos)no importa, porque la soberanía la tiene el Pueblo y los diputados son los representantes de esa soberanía. Los diputados de Podemos son el 10% del hemiciclo, yo no diría precisamente que ellos son la mayoría; pero aunque lo fueran, lo importante es el argumento. También Stalin representaba al pueblo soviético y fue elegido en todos los congresos del PCUS que hubo.

El precio oculto que se le pidió a Bildu no hace falta decirlo: cuando no eres el comprador eres el producto, y en este caso el producto era Bildu. Al apoyarse en Bildu y además darle a Bildu una concesión tan importante, Ciudadanos está obligado (porque ese partido no tiene la moral de Sánchez) a separase de Sánchez: Iglesias vuelve a estar a salvo.

Sí, ya sé que la catadura moral de Sánchez es tal que le permite ser un títere manejado por Iglesias mientras éste le mantenga como presidente del gobierno. Que es todo lo que pide. Pero me parece indignante.

Me pregunto dónde está el límite. En qué punto los españoles están dispuestos a no aceptar cualquier cosa porque sea de "uno de los nuestros".



P.S.: dos pensamientos más. El presidente del gobierno, Sánchez, ha acusado al PP de tener la culpa de que el PSOE pactara con Bildu, ya que el PP no ha apoyado al PSOE. El PSOE, ante esa falta de apoyo, no tuvo otra opción, ergo es culpa del PP.

El mensaje verdadero es: estamos dispuestos a todo para salirnos con la nuestra. Nos da igual, lo que sea, siempre que ganemos.

La segunda idea: el gobierno, para ganar dos semanas más de estado de alarma, ha ofrecido la reforma laboral. Y está contento. Es curiosa la valoración que hacen de las cosas.

Lo que está claro es que Sánchez sólo quiere seguir en el machito. Y que pagará lo que sea, lo que sea, por un día más.




J. J. Cale - Call me the breeze

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