viernes, 10 de abril de 2020

Vermont





X (no recuerdo el nombre) estuvo de intercambio de estudiantes en Vermont.

Es una maldición, lo sé, pero las personas como yo no podemos evitarlo aunque nos odiemos por eso. Apenas mi hija, hablando sobre lo que fuera, dijo aquello, tuve que soltarlo.

La capital de Vermont es Montpelier. Como el nombre del estado y de la capiltal indican, es de origen francés. Pero lo más interesante de Vermont es que fue un país independiente antes que los Estados Unidos. Resulta que las famosas 13 colonias no fueron 13 sino 14. Y se alzaron las 14, solo que Vermont, con un carácter propio, siguió un camino diferente, y de hecho fue independiente durante 14 años. Desde 1777. En 1791, con los States ya definidos, su constitución y derechos, Washington al mando y todo eso, fue cuando a Vermont le gustó lo que vieron y se adhirió.

A veces odio ser tan pedante.

Pero es que Vermont es precioso:

Esta foto la incluyo con licencia de Creative Commons Attribution-Share Alike 3.0 Unported.

De hecho, en Vermont están prohibidos los carteles de anuncios en las carreteras. Afean el paisaje, dicen, y el turismo es una fuente muy importante de sus ingresos, así que no deben maltratarlo afeándoles las vistas, dicen.

Esta foto la incluyo con licencia de Creative Commons Attribution-Share Alike 3.0 Unported.
 
Y es que en Vermont todo es... no sé, pongamos "diferente a Los Ángeles". ¿Se imaginan la ciudad californiana? Pues la capital del Estado de Vermont, Montpelier, no tiene 8.000 habitantes. Por no tener, es que no tiene ni un McDonalds. Y hasta hace 25 años no había un Wal-Mart en todo el estado. Y el edificio más alto del estado es de 11 plantas, mide 37 m de alto.

Por decirlo en pocas palabras: el señor  John Deere era de Vermont. Ese John Deere.

Jajá, recuerdo que le dije a mi hija que su amigo o amiga seguramente no habría visto negros en Vermont (que conste que fui políticamente correcto y dije "personas de color"). Y no me faltaba razón, ya que en Vermont sólo el 0,8% de la población es negra. Seguro que hay más negros en Zaragoza.

Y ya que estamos con Vermont, algunas cosas curiosas:
  • En Vermont está prohibido silbar bajo el agua. Yo aplaudiría al tipo que lo hiciera, pero allí le caería una buena. Supongo que por poner a todos los demás en ridículo.
  • En tiempo de guerra está prohibido pintar paisajes. Aunque me atrevería a decir que sí se permite hacer fotografías
  • Es ilegal negar la existencia de Dios.
  • Los repartidores deben caminar hacia atrás en los caminos de acceso de las casas que valgan más de 500.000 dólares.
  • Si un restaurante cocina un plato con margarina y no con mantequilla, debe explicarlo en el menú. Y las letras de aviso deben tener al menos 5 cm de altura. Sí, ya sé que es mucha altura.
  • En la población de Barre, es obligatorio bañarse los sábados por la noche. La ley les obliga a hacerlo a cada residente. Y aunque hoy en día me parece una norma obsoleta, creo que imagino su origen.
  • Durante un tiempo estuvo prohibido en Vermont atar a las jirafas a un poste telefónico. No sé por qué se prohibió, pero me pregunto qué llevó a los legisladores del estado a decidir que no, que aquello tenía que ser legal. O mejor, por qué decidieron que tenía que ser legal pero pintar paisajes en tiempo de guerra no.
Y también: J.J. Rchardson era de Vermont. Como ingeniero, debía decirlo: inventó la llave de tubo.

Y ya que estamos en año electoral en los EE.UU., una última reflexión. Vermont es un estado muy pequeño. Sólo manda 3 electores al colegio electoral que elige al presidente de los EE.UU. Florida, el gran estado que se disputan en todas las elecciones como estado clave, vale por 27 electores: 9 veces más. Sin embargo, la población de Florida es casi 35 veces la de Vermont, con lo que el voto de uno de Vermont vale 3,8 veces más. Con Tejas la comparación es aún peor: 4,1 veces más. En España pasa algo parecido con Soria y Teruel, y no obstante en ambos países los políticos se dedican a los grandes y desprecian a los pequeños. La razón está clara, al estar en sitios muy poblados el coste de llevar el mensaje es mucho menor que en las poblaciones dispersas, y el beneficio del esfuerzo también es mayor. Lo curioso del tema es que los de las zonas pobladas se quejan de que sus votos valen muy poco, comparados con el voto del habitante de Soria o Vermont; habría que responderle a tal persona (yo mismo, en ocasiones) de que esa afirmación es sólo estadística, y como tal es en realidad falsa. El voto del habitante de Florida o Madrid es mucho más valioso para el político que el de Vermont o Soria. Por estos últimos no está dispuesto a mover un dedo. De hecho, raro es que el voto del soriano o vermontiano valga en realidad para algo, a diferencia del de Florida o Madrid. El político no hace sino ponerle valor a la realidad.

Vermont es uno de esos lugares que a nadie le importan un pito.




Bob Dylan - Don't think twice, it's alright (versión de The other favorites)

No hay comentarios:

Publicar un comentario