Ganar el campeonato de la NBA es muy difícil. Sólo uno lo consigue cada año, y si miramos con una perspectiva de décadas vemos que apenas un puñado de equipos gana campeonatos. Por ejemplo, los Hawks lo ganaron ¡el 58!, y los famosos Knicks de Nueva York ganaron 2, uno en 1970 y el otro en 1973. Hace casi 50 años. Portland, Milwakee o Washington también remontan su título a los años 70. Los Sixers de Filadelfia ganaron el último en 1983. Abundan también los equipos que nunca lo han ganado. Phoenix, por ejemplo, con más de 50 años en la competición, o los equipos de Utah, Denver o Indiana.
Nada de esto, sin embargo, importa a la mayoría de los aficionados de estas ciudades. Para ellos, el simple hecho de tener equipo en la élite, que haya partidos, que vengan los Lakers o los Celtics a jugar a sus ciudades, es más que suficiente. Si además el equipo tiene una buena temporada y se juegan buenos partidos en los playoffs, genial. Pero es un extra, no una frustración el no pasar de ahí.
Pero no todos los aficionados piensan igual. En todas las ciudades hay seguidores que piensan que sus equipos han de ganar el campeonato. Que lo exigen, y que se enfadan cuando no lo consiguen. Esto es comprensible cuando el seguidor lo es de ciertos jugadores: de los últimos 40 campeonatos, 24 los han ganado Magic Johnson, Michael Jordan, Tim Duncan, Kobe Bryant y Lebron James (que aún podría ganar más), 16 el resto. Esos 5 jugadores se han llevado el 60% de los títulos, así que sí, es comprensible que el seguidor de su equipo dé por sentado que al menos ese año van a llegar a la final. Lo curioso es cuando el seguidor frustrado lo es de uno de esos equipos que todos sabemos que no van a ganar. Por ejemplo, los Utah Jazz.
Habitualmente, los Jazz son un equipazo. Consiguen muchas victorias, y es normal que jueguen los playoff. Pero no ganan. Hace 20 años llegaron dos veces seguidas a la final, y nunca hubo duda sobre el resultado. Y sin embargo abundan los aficionados que exigen al equipo que gane el campeonato. Y, claro, cuando ven que no se lamentan. La excusa más habitual es que ellos son un mercado pequeño.
Esta misma excusa se utiliza en casi todas las ciudades. Incluso en las que tienen varios títulos en las vitrinas. Hasta en San Antonio se lamentan de que ellos son "un mercado pequeño". San Antonio es la 7ª ciudad de los EE.UU. por población. En Phoenix ocurre otro tanto. Son un mercado pequeño: la 5ª ciudad de los EE.UU. Sólo por detrás de Nueva York, Los Ángeles, Chicago y Houston. A pesar de todo, la idea cala y se acepta. Aunque Nueva York es el primer mercado, y no gana desde el 73. Los de Brooklyn no han ganado nunca. Filadelfia (6ª ciudad), ya he dicho que desde el 83, y Chicago sólo ganó con Michael Jordan. No ganan desde el 98. Por redundar en la idea, desde su último título los Knicks han jugado 2 finales, Brooklyn otras dos y los Sixers una. Chicago, ni ha vuelto ni se les espera.
Es decir, ser un mercado grande ni siquiera facilita llegar a la final.
En realidad, lo que se quiere decir con eso de ser un mercado pequeño es que la ciudad no es atractiva para las estrellas de este deporte. Y ahí sí tienen razón. No en el eufemismo empleado para no reconocer que viven en una ciudad fea de narices, sino en que ésa es la razón.
Claro que ¿qué esperaban? Si usted tiene 25 años y el dinero le sale por las orejas, ¿dónde preferiría vivir, en Salt Lake City con los mormones o en Los Ángeles o Miami? ¿Qué se le ha perdido a nadie en Oklahoma City o en Indianápolis? Pues eso.
Y esto sí es verdad. Llevo un rato intentando recordar qué estrellas han elegido ir a uno de esos "mercados pequeños" en las últimas décadas, y salvo un bicho raro como Pau Gasol y algún otro, es muy infrecuente. Algún caso hay (Nowitzki, por ejemplo) en que la estrella acepta renovar con el pequeño mercado, pero es mucho más habitual que ésta salga por patas en que pueda. Lo cierto es que casi todos los equipos forman sus plantillas con jugadores que no pueden elegir, por contrato, o con jugadores descartados por otros equipos.
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