miércoles, 24 de septiembre de 2014

Licenciados en paro



Leo en el correo del lector de un periódico el lamento de un hombre de 39 años: "En mi caso soy un licenciado de 39 años, sin prestación por desempleo, en la rama de Historia, doctorado en Historia Contemporánea y con un sinfín de cursos. Pero lamentablemente con todo este currículum me encuentro en paro y con pocas perspectivas de encontrar empleo en este país". Ha enviado su C.V. a colegios, grandes empresas (cita Mercadona, entre otras), y bancos, y no le han respondido o le han dicho que los puestos que tienen no se ajustan a su perfil. Y se asombra: "Es difícil de comprender que un licenciado y doctorado de cualquier especialidad no se ajuste a ningún perfil de lo que buscan estas empresas o instituciones".

Por la dirección que adjunta, vive en un pueblo de la provincia de Córdoba, del cual la wikipedia nos informa sobre su demografía, geografía, historia, gobierno local, patrimonio artístico y monumental, cultura (con sus epígrafes de museos, gastronomía, fiestas y acontecimientos culturales, y Semana Santa), paisajes naturales, personajes ilustres, heráldica, centro de salud, educación y ciudades hermanadas. No dice nada de la economía del pueblo, por lo que no sé a qué se dedican allí o si tienen alguna industria local de relieve; colijo entonces que tiene las ocupaciones básicas de los pueblos de entre 10 y 15.000 habitantes. El museo, por cierto, es del vino y de la vid.

He aquí, pues, el drama.

Tenemos a un doctor en Historia de 39 años que no encuentra trabajo como historiador. Tampoco lo encuentra como profesor, entiendo que porque las plazas existentes ya están ocupadas, y que finalmente ha debido buscar empleo, supongo que como administrativo, en cuanta empresa tiene noticia. Pero estas empresas han debido de pensar, quizá, que todo un doctor en Historia se frustraría trabajando de administrativo, con toda la amargura que tal frustración conlleva, y que prefieren no tener un empleado frustrado y amargado. O quizás han sido los 39 años los que le han cerrado la puerta; puede también que tenga una familia (es de esperar, y como en su carta no se queja de no tenerla, digo yo que la tendrá y que la mujer sí trabajará), y que no esté dispuesto a buscar trabajo lejos de su pueblo.

Ante esta situación, todos los ingenieros nos preguntamos: ¿por qué estudió Historia? ¿Y por qué, al acabar, porfió en el tema y cursó el doctorado? Quiero decir, ¿qué pretendía? Seguramente empezó Historia hace 21 años, cuando él tenía 18. En 1996. En aquel año había una crisis espantosa, en Andalucía y en toda España. Era raro que un camarero no tuviera dos carreras y un máster y que un barrendero no dominara tres idiomas, no sé si me entienden. Y el mozo se metió a Historia. Con un par. Estudió lo que quería estudiar, está claro. Lo que ya no queda claro es si en ese momento le daba igual no trabajar en el futuro, si creía que iba a ser tan bueno que se lo rifarían o si creía que los licenciados (¡y doctores!) en Historia iban a estar buscadísimos. Pensara lo que pensara, la realidad es la que es y ahora el hombre tiene un problemón... que en parte se ha buscado él.

Abriendo un poco el objetivo, la historia de este señor es un ejemplo perfecto de una acusación que lleva ya años encima de la mesa: las universidades son fábricas de parados. Precisando más aún, las facultades de Humanidades de las universidades son fábricas de parados.¿Por qué, entonces, tenemos facultades de Humanidades? Bien, ya expliqué en otro artículo de hace años mi postura al respecto; en síntesis, pienso que deben existir, pero no tantas: la producción de, por ejemplo, historiadores, debe ajustarse a la demanda que de ellos hace la sociedad más la demanda de personas que quieren serlo únicamente por ocio, por afán de conocimiento. Es evidente que actualmente se licencian un número excesivo de historiadores (por seguir con el ejemplo), y esto, además de generar frustración en ellos, es un gasto económico que seguramente no nos podemos permitir. Y además, como pensaría un ingeniero, es una ineficiencia del sistema: destinamos a muchas personas de gran capacidad a, en el mejor de los casos, su infrautilización cuando no, como en el caso del señor de 39 años, su rendimiento nulo.

Aprovecho esta última conclusión para abrir más aún el objetivo. Un doctor universitario es una persona con una formación muy por encima de la media. Es, necesariamente, una persona tenaz, organizada, sacrificada, acostumbrada a pensar y a buscarse por sí misma las respuestas sin esperar a que otros se las den... Es una persona de gran valía. ¿Cómo es que no tiene aprovechamiento en la deprimida Andalucía? La verdad es que decimos "deprimida Andalucía" porque allí, mirándolo fríamente, hay más gente que trabajo. ¿Acaso los emprendedores son pocos y notan que la mayoría está esperando que alguien les cree los puestos de trabajo para aprovecharlos ellos? El drama andaluz lo es desde que tengo uso de razón, así que la pregunta que yo me hago es: ¿tiene arreglo, Andalucía?

En fin, ya ven que divago y divago, y termino desbarrando. Pero no sé qué tenemos que hacer con tantos historiadores, geógrafos, especialistas en literatura francesa del siglo XVII, graduados en biblioteconomía, con tantos y tantos estudiantes que eligen carreras con pocas salidas, poca demanda.

Por cierto, una última idea, aunque admito que no viene a cuento: En mi opinión, la enseñanza preuniversitaria debería estar plenamente enfocada a las humanidades; las ciencias, una primera aproximación es suficiente. ¿Necesitan todas las personas sólidos conocimientos de trigonometría, saber sacar derivadas e integrar o la regla de Cramer para resolver sistemas de tres ecuaciones, por citar sólo unos ejemplos?  Nuestro sistema educativo machaca a los niños malenseñándoles Matemáticas (porque las enseñan mal), Fïsica o Química, y se olvida de instruirles de verdad en Arte, Literatura o Historia. Porque es mucho más importante que todos sepamos (¡y amemos!) "Humanidades", más que el que todos sepamos (de hecho, la gran mayoría olvida y acaba detestando) "Ciencias".

El caso es que hay muchos licenciados en Historia que están trabajando en lo que les ha salido, nada que ver con lo que creían que trabajarían. O que no están trabajando, simplemente. Y esto es real. Y es algo sobre lo que hay que reflexionar.



Simon & Garkunkel - Bridge over troubled waters

1 comentario:

  1. Estamos en un mundo tecnológico. El que no es científico o ingeniero es un analfabeto tecnológico que maneja cosas como si fuera un mono amaestrado. Es más fácil que un ingeniero, químico o físico sea experto en Historia que al revés. Yo soy Ingeniero Naval y aparte experto en Cristóbal Colón, por ejemplo.

    El 90% de los políticos son de letras porque es esfuerzo mental para estudiar carreras de letras en mucho menor que para estudiar carreras de ciencias. Es verdad que Patxi López o Roldán, del PSOE, eran ingenieros, pero era mentira.

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