Hace un rato, viendo otra vez cierta película, se me ocurrió que, indudablemente, esa película debía figurar en cualquier lista de las mejores películas. Incluso de las películas que salvaría yo en caso de hecatombe. Con lo que me pregunté qué más películas salvaría, y ¿por qué no? cogí un lápiz y un papel y me puse a listarlas. Claro, todos salvaríamos al menos cien películas, pero este tipo de listas ha de ser, por definición, cortas. Diez, de hecho, es el estandar de nuestra raza, por lo que limité la lista a diez. Y héla aquí.
Bueno, en realidad no la habrá aquí en su totalidad: en esta entrada sólo glosaré la primera mitad, y la segunda mitad aparecerá en la entrada siguiente. Sea como sea, vamos con la primera mitad.
De nuevo, he de interrumpirme para explicar mis criterios. No es una lista al uso. Ningún purista, ningún pedante, ninguno que se las quiera dar de entendido o de crítico elegiría las que yo voy a elegir. Entre otras razones, porque el criterio artístico no va a ser el principal. El nacimiento de una nación, de D.W. Griffith, por ejemplo, aportó un avance radical sobre el cine de su tiempo. Movió la cámara. Sí, como suena. Movió la cámara, la levantó, filmó desde arriba. Hasta entonces, la cámara estaba fija y los actores actuaban; la cámara veía la representación como lo haría un espectador, y a Griffith se le ocurrió lo que a nadie se le había ocurrido antes. Ya ven. O, por ejemplo, El ángel azul. De Von Stenberg, con Marlene Dietrich como estrella. La ví en un cine, en alemán, y gracias a eso pude advertir que se notaba que era de 1930 porque los actores prácticamente actuaban como si fuera cine mudo: hablaban lo mínimo. La película narra el derrumbe ético y psicológico de un rectísimo catedrático que cae bajo el embrujo de una cabaretera, pero dudo que nadie la haya visto; sin embargo, el fotograma con las piernas (¡y los muslos!) de la Dietrich... ya saben de cuál les hablo, ¿verdad?
Pues ni estas películas, ni Ciudadano Kane, por ejemplo, van a estar en la lista. No, porque yo concibo el cine como una forma de entretenimiento. Que sirva para aprender, denunciar, explorar nuevas formas de expresión o como forma de belleza, vale, pero lo primordial para mí es que la película entretenga. Y con ese criterio, las mejores películas son aquellas que nos pegan a todos (¡a todos!) a la butaca desde el título hasta el THE END. Si luego enseñan o denuncian, tanto mejor. Pero, sobre todo, han de ser películas que queramos ver de cabo a rabo y sin que nadie nos moleste.
La lista, ya digo, la he dividido en dos partes, con cinco películas en cada una. En esta primera parte, las películas serán en blanco y negro. Si usted siempre ha visto el cine en color, no se espante: las películas que voy a citar me atrevo a decir que superan a todas las películas en color, incluso a las de la segunda parte de la lista, y no verlas debería estar penado por la ley con ejecución en plaza pública.. Si no me cree, haga la prueba. Empiece a ver una, aguante cinco minutos e intente renunciar: no lo hará.
Un última advertencia. Como no es práctico enunciar los títulos mezclando las palabras, necesariamente se enumeran de una en una. Eso no significa que una sea mejor que otra, pues de hecho todas están en la lista.
Y ya está. Si alguna no la ha visto, inténtelo. No se arrepentirá. Y si ya la ha visto, véala de nuevo, ¡qué caramba!
1) Doce hombres sin piedad. Insuperable. Doce actores, en una sala, hablando. No pasa nada, no salen de la habitación (no cuento el lavabo anexo). Sólo hablan. Los doce. Y, sin embargo, la tensión le clava a uno contra la butaca hasta que salen de la habitación. Pedazo de película. La mejor película de juicios, y creo que no se ha vuelto a enfocar una película de juicios con este ángulo. ¿Para qué? Es insuperable.
2) De aquí a la eternidad. Sin duda, usted conoce la famosa escena de Burt Lancaster y Deborah Kerr besándose apasionadamente en la playa, una ola que llega y los baña,... ¿Conocía la escena pero no los actores? ¿Conocía la escena y los actores pero no qué película era? ¿Y Frank Sinatra? ¿Le tenía usted como un viejo que canta o un bailarín de películas? ¿No se le ocurrió que en su juventud era un actor excelente que actuaba? Montgomery Cliff es un hombre atormentado, no hay duda. ¿Sigue sin saber de qué va la película? Veamos, ¿cree usted, estulto panoli, que la "Pearl Harbor" de 2001 con Ben Affleck es la película definitiva sobre el ataque japonés a Pearl Harbor? No tiene usted ni idea. Vea De aquí a la eternidad. Es una película bélica, es una película de romance, es una película de actores, es... la película definitiva. Y además, nunca verá a nadie como Burt Lancaster. Impresionante.
3) Casablanca. Ja, ja, ja. ¿Creia que no iba a incluir Casablanca? Huelga cualquier comentario, y si no me entiende usted es idota y no ha visto la película. Por favor, cúrese. Y véala ya, hombre.
4) Crimen perfecto. No hace falta decir que se trata de la versión de 1954 de Hitchcock, con Ray Milland y Grace Kelly. Para los críticos, una película menor. Para todo el que la haya empezado a ver, cine en estado puro. La esencia del cine, el objetivo del cine. El granuja que convierten en asesino, el asesinato, y la investigación de la policía. Sea usted quien sea, tenga usted la edad que tenga y no importa que sepa quién es el malo (se sabe desde el principio, y saberlo no quita un ápice de interés) o cómo lo pillan, da igual, la película atrapa. Crimen perfecto es la película perfecta, ésa es la realidad.
5) La tentación vive arriba. La película más famosa de Marilyn Monroe es Con faldas y a lo loco, pero es porque salen Tony Curtis y Jack Lemmon, con Billy Wilder, etc, etc, y el fotograma más famoso de M. M., el de la falda volada, es de La tentación vive arriba, y el lego poco más sabe. Tom Ewell no tiene el mismo cartel que Curtis, y el humor de la película no es tan fácil, pero... es mucho mejor película. Lo que pasa es que se saborea mucho más si uno ha estado casado al menos siete años (el título original es "La comezón de los siete años", y alude al "hastío" que aparece en cualquier matrimonio a los siete años). Por cierto: hace poco leí no sé dónde que en La tentación vive arriba, al final no pasaba nada. Y se equivocan, sólo que la censura no permitía mostrarlo tan claramente. Para entender todo el final se necesita un poco de inteligencia. Pero uno se ríe a mandíbula batiente.
Accésit) La diligencia. Je, je, no he sido del todo franco. La lista es de cinco películas que gustarán a todos los públicos, pero si es usted un varón heterosexual, no importa su edad, también querrá ver La diligencia. John Ford, John Wayne en su primera película como estrella. La diligencia, el sheriff, el fuera de la ley (Wayne), los soldados, el jugador de ventaja, el banquero, la esposa del capitán, la mujer "sin honra", el ataque de los indios a la diligencia, la trompeta de la caballería y el duelo a la salida del saloon. Todo, en 96 minutos de 1939. Y si usted es niño, saltará de alegría cuando suene la trompeta y se tapará la cara cuando Wayne camine en su duelo con los hermanos Plummer. Para mí, cuando la diligencia empieza su camino, se oye un disparo y un "¡alto!" y aparece John Wayne, de pie, volteando su fusil... en ese momento te has convencido que estás ante la mejor pelicula del oeste jamás rodada.
Y mención especial: King Kong. Lo siento, tengo debilidad por esta película de 1933. Corta, intensa y genial, si no la he puesto en la lista es porque, no quiero engañarles, se ha de ver en el cine. La lucha del gorila contra los monstruos, el tamtam de los nativos, la claustrofobia de Fay Wray atada al tronco sin saber qué va a pasar,... sólo se aprecia a tope, actualmente, en la oscuridad del cine, sólo pantalla y sensorround. De todas formas, la escena de la lucha en lo alto del Empire State está tan, tan imbricada en nuestra cultura, que no tiene perdón de Dios no haber visto al menos una vez la película. Por cierto, Fay Wray, primera rubia rubísima... era rubia de bote.
Y por hoy, las películas en blanco y negro. Echará en falta a James Stewart, Cary Grant, Gary Cooper, Spencer Tracy, Clark Gable o Gregory Peck, a Ava Gardner, Katherine Hepburn, Claudette Colbert, Bárbara Stanwick o Lauren Bacall, o a tantos otros. Pero, oiga, le doy peliculas de Henry Fonda (por cierto que que es el mejor papel de un arquitecto que jamás se haya interpretado), Frank Sinatra, Montgomery Cliff, Burt Lancaster, Ray Milland, Tome Ewell, Humphrey Bogart, John Wayne, Ingrid Bergman, Marylin Monroe, Grace Kelly, Deborah Kerr o Fay Wray, además de un sinfín de enormes secundarios. Hay una de vaqueros, una bélica, una comedia, una de juicios, una de suspense, una de aventuras y Casablanca. Y no está El crepúsculo de los dioses, fíjese. Hasta yo creo que faltan películas. Pero tenían que ser sólo cinco.
Mañana, las cinco en color.
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