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Últimamente se publican una gran cantidad de artículos que versan sobre el enfrentamiento entre jóvenes y viejos (a los jóvenes los llaman unos creo que milenials, otros generación Z, otros jóvenes a secas,... y la gran mayoría llama, a los viejos, boomers). No es que haya un enfrentamiento, sino que por lo visto los viejos viven muy bien y con grandes pensiones, y los jóvenes muy mal, sin poder tener casa ni familia propia.
Todos los articulistas que he leído, en mi opinión, dan una visión incorrecta del asunto. Diría que ninguno de ellos es viejo, lo que lo explicaría: sólo conocen la vida de unos, no la de los otros.
Se quejan los jóvenes de que los viejos viven muy bien y que, como no se mueren, les quitan las oportunidades. Se quejan de que tienen casa y además pagada, sin hipoteca. Se quejan de que muchos tienen una segunda residencia, buen coche, una pensión envidiable, y que ellos tienen que deslomarse para pagar los impuestos que permitan pagar esas pensiones. Sin poder acceder a una vivienda, porque no se la pueden permitir. Sin poder formar una familia porque no tienen vivienda. Y temiendo, además, que en el futuro ellos no recibirán las pensiones por las que están cotizando ahora.
Todo lo cual es cierto.
Los viejos, en cambio, acusan a los jóvenes de no ser como ellos, de tener vidas muy diferentes: no se desloman de sol a sol como hicieron los mayores, sino que a las cinco paran ya, que han de conciliar. Que tienen unas bajas maternales y paternales que para ellos las quisieran, y que viven como pachás a costa de esos mismos mayores que denuestan.
Todo lo cual tal vez sea cierto. Hay jóvenes muy trabajadores y que aún no se han cogido ninguna baja. Y no todos viven como pachás.
Lo que pasa es que es un debate que se plantea mal. Sobre todo por parte de los jóvenes.
Antes de plantear, como plantean los jóvenes, si la culpa de los males de los jóvenes la tienen los viejos, lo que hay que hacer es establecer qué es comparable. Porque comparar lo que no se puede comparar es mala praxis. Y si se quiere saber si la vida de los jóvenes de ahora es mejor o peor que la de los viejos de ahora hay que precisar: ¿es mejor la vida de los jóvenes de ahora que la de los viejos de ahora cuando éstos eran jóvenes? Porque ya les adelanto que cuando yo era joven mis mayores vivían mejor que yo. Que yo cuando era joven, claro está. Y es que si cuando eres mayor no vives mejor que cuando eras joven, en la vida te ha ido mal.
De lo que no hay ninguna duda es que si se ofreciera a un joven de ahora la oportunidad de revivir la vida de un mayor de ahora cuando era joven ninguno aceptaría. Ninguno. La vida actual ofrece a los jóvenes comodidades y "derechos" que antaño eran impensables. Sí, toda la retahíla de diferencias que los mayores recitan a los jóvenes, como si fuera culpa de los jóvenes que ahora se pueda viajar un fin de semana a Copenhage por cuatro perras y ellos lo aprovechen. No recitan en cambio, esos mismos mayores, lo que tuvieron que aguantar de jóvenes y que los jóvenes de ahora no aceptarían, y mi tentación ahora es dar una lista pero no lo voy a hacer.
Hay que ser conscientes de que en los más o menos 30 años (diría) que separan a una generación de otra ha habido multitud de cambios tecnológicos, sí, pero también sociales y morales.
La gran diferencia entre los jóvenes de ahora y las generaciones anteriores es un principio que rigió la educación de antes, que los mayores de antes odiaron cuando eran chicos, y que decidieron que ellos no transmitirían a sus propios hijos:
«El que algo quiere, algo le cuesta».
Los mayores decidieron que sus hijos tendrían las cosas sin tener que pagarlas, sin que tuvieran que sufrir lo que les costó a ellos conseguirlas. Pero no por no enseñar ese principio deja de ser cierto. Y los jóvenes de ahora están descubriendo el precio a pagar por todas sus ventajas. Sí, su vida es fácil y cómoda... pero no tienen acceso a casa. Y si no hay casa, no hay familia, no hay futuro.
Los jóvenes tienen ventajas y recursos que en buena lid sólo deberían haber tenido de viejos: están viviendo ahora lo que debería ser su futuro. Tal vez por eso su futuro parezca ser el vivir de mayores como deberían haber vivido de jóvenes. Es decir, peor que cuando eran jóvenes, que viven como si fueran mayores.
Unas pocas notas más:
1) Me llama la atención la edad de esos jóvenes que claman desesperanzados. Sí, algunos son de veintipocos, que es lo que a mí me parecería normal, correcto. Estos han de tener esperanza, no rendirse: lo conseguirán. Otros son de veintimuchos. Buf, siempre ha habido jóvenes que se han independizado más tarde, pero con, pongamos, 28 años, deberían tener su vida enfocada. Ahora, el drama es cuando esos jóvenes son de treintaitantos. Que los hay, y muchos. Aquí sí que no: aquí hace al menos 10 ó 15 años que su vida la manejan ellos, por lo que cabe pedirles responsabilidades: ¿no tendrán parte de culpa, ellos, en lo que han hecho desde que salieron del colegio y tomaron ellos sus propias decisiones?
2) Lo de la vivienda, la falta de viviendas, es realmente dramático. Pero España es un país socialista, y aquí se hace lo que decide el Estado, que por cierto es, desde hace ya suficientes años, Pedro Sánchez (el que en actos varios prometió en torno a 700.000 viviendas en los entonces "próximos años", sin que ninguna promesa se intentara cumplir). Hay demasiadas trabas para construir, pero además hay demasiados problemas, que se vienen arrastrando desde hace años. Sí, hace años que se viene advirtiendo que faltan jóvenes en el sector de la construcción, que muchos oficios claves los desempeñan personas que se van a jubilar, que nos e encuentra personal capacitado. Se lleva años diciendo, y ya entonces se pintaba un futuro poco halagüeño si no se afrontaba el problema. Bien, no se afrontó y ahora tenemos ese futuro. En mi opinión, el Gobierno debería dejarse de zarandajas, cambiar la legislación en todo lo que sea necesario y dedicarse a promover la construcción de viviendas como si nos fuera la vida en ello. Porque nos va.
3) Ciertamente, la falta de viviendas es un problema insalvable. En las generaciones mayores, el ritmo de un joven era acabar con los estudios, conseguir ser L.S.M., encontrar pareja, encontrar trabajo y con todo ello encontrar casa. Encontrar casa puede casarse, que el casado casa quiere. Y una vez con casa y casado, el futuro es el a partir de entonces. Pero si no hay viviendas no se va a crear una familia. Y la sensación de que es un problema que el joven no puede superar es desmoralizador.
Al final, también los viejos pagaremos por el error de no haber construido viviendas: perderemos a los hijos, porque no teniendo viviendas cerca nuestra se irán allá donde éstas estén.
José Antonio Labordeta - Ya ves